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Pregón del Jueves Lardero

Pregón de Cuaresma - Jueves Lardero de 1.999 A cargo de nuestros hermanos de la Corporación: Emilio Manuel y Juan Fernando García Arroyo.

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Sr. Arcipreste de Puente Genil, Ilmo. Sr. Alcalde de la Villa, Sr. Presidente de la Agrupación de Cofradías y Corporaciones Bíblicas, Cofrades Mayores, Presidentes de las Corporaciones Bíblicas, Hermanos todos. Buenas noches. En primer lugar agradecer a nuestro hermano y amigo Lorenzo, como representante de nuestra Corporación Bíblica La Historia de Tobías - El Pez -, sus palabras de elogio hacia nosotros, que son más fruto de la amistad y la hermandad que nos une, que de merecimientos propios. Por lo que permitirnos, que estas breves palabras que van a servir de apertura de la Cuaresma de 1999 se las dediquemos a nuestros hermanos de cuartel, por que han sido, son y serán la fuente en donde obtenemos los conocimientos y educación manantera. Gracias Hermanos. Y en segundo lugar, quisiéramos agradecer a la Agrupación de Cofradías y más directamente a su presidente, D. Manuel Bueno García, su confianza al depositar en nosotros la responsabilidad de abrir y ensalzar en este Jueves Lardero la Cuaresma de nuestro pueblo. Muchas Gracias, intentaremos hacerlo lo más dignamente posible, siempre con la mirada y el sentimiento puesto en las tradiciones de la Semana Santa de Puente Genil. ******************* Perdidos los olores de los típicos manjares de la Navidad y lejanos los ecos de los villancicos y canciones populares, entonadas como muestra de alegría al recién nacido, nos encontramos con que el niño Jesús ha crecido y se ha convertido en hombre, y a partir del miércoles próximo, Miércoles de Ceniza, comenzará a dar los pasos para que otro miércoles, el Miércoles Santo, le prendan los romanos y le acusen de presentarse como un Mesías y de loco peligroso para el imperio. De pronto, oye voces, algarabía en su cara se estrella un beso es Judas con la Chusma que había, Jesús queda al momento preso. Una cuerda envuelve el cuello otra abraza sus dos manos, Pedro se inquieta por ello cortando la oreja de un romano. Ya está el reo "encarcelao" le fustiga y escupe la soldada, y en la columna con sorna discuten si es orate, Mesías o no es nada. Pero todos sabemos de cierto ¡que a la Puente no la engañan! que es Jesús el Hijo Divino, el que enseña la esperanza, dando al corazón templanza y abriendo el nuevo camino... Cierto, que a La Puente no la engañan, y sabe muy bien que era el Mesías el que hace casi 2000 años murió en la cruz. Y sabe que tiene que rememorar con el mayor de los respetos todos y cada uno de los momentos que le llevaron a esa cruz. Y para ello, se basa en un cúmulo de tradiciones que se vienen repitiendo una y otra vez cada año desde hace ya varios siglos, y que de alguna manera empiezan hoy, esta noche del Jueves Lardero, de nuevo a deshilvanarse, comenzando la serpenteada HISTORIA DE TOBÍAS

senda de la cuaresma con sus siete curvas para terminar en la empinada y difícil cuesta del Calvario. Hoy es Jueves Lardero o Jueves Gordo, jueves que abre la semana en la cual Don Carnal será el rey, y brillará con luz propia hasta el Miércoles de Ceniza, cuando Doña Cuaresma tomara las riendas y nos impondrá el ayuno y la abstinencia hasta el Domingo de Resurrección. Jueves de cohetes y rabanillas, tal y como inventara la Judea, y que se ha generalizado casi en todas las corporaciones. Jueves de puesta a punto de cuarteles, figuras y pasos. Jueves en el que mi hermano y yo tenemos el honor y el orgullo de ser los que manifestemos que Puente Genil está en Cuaresma y que a partir de este mismo momento empiezan a transcurrir las horas intensas que caracterizan cada uno de los instantes que nos esperan por vivir. Jueves en el que la sincronía de una Cuaresma, que comienza una semana antes que en cualquier sitio y que convive durante siete días con el carnaval, muestra en la calle su poder de convocatoria para todos los pontanos que de una manera intrínseca tienen dentro de sí, el ser y el sentir de las tradiciones de nuestro pueblo. Convocatoria que se realiza con la mejor de las citaciones, con la llamada más querida y conocida de los pontanos, con el sonido mejor inculcado que desde chicos hemos reconocido sin ninguna duda, la Campanita. Esa pequeña campana que con su ágil badajo emite el característico tañer, haciéndonos cuando menos, asomarnos a su paso. Campanita símbolo de los comienzos, de los inicios, como figura primera que colgando del brazo del muñidor nos dice que prestemos atención, que volquemos nuestros sentidos en lo que proclama, al igual que este Jueves Lardero que hoy celebramos, que nos anuncia y pregona que un año más comenzamos los cincuenta días que nos esperan por vivir hasta el Viernes Santo. Campanita que suena en los lejanos rincones de cada uno de los lugares donde habita un manantero, los tan mal llamados ausentes porque en verdad siempre están presentes en nuestras mentes y recuerdos. Campanita que emite sonidos imperceptibles para otros, pero para el que la espera y conoce, la oye nítida y alta, recibiendo su melodía repetitiva como música celestial que le convoca y conmueve, que le cita a la llamada anual a la que debe acudir. Desde lejos, muy lejos, los destellos de mi pueblo llegan a mi retina. Los dorados membrillares dejan sus reflejos impresos en mis pupilas. LA PECERA Nº 3

Desde lejos, muy lejos, siento más cerca que nunca el aliento de mi pueblo. Y junto a la vieja campanita siento como palpita mi corazón y mis recuerdos. Jueves Lardero o Gordo, llamado así porque se comía carne y grasa con desenfreno. Pero nosotros hoy, quisiéramos aportar un nuevo significado al Jueves Gordo en Puente Genil. Jueves en el que la "carne", en sentido metafórico, que tomamos con desenfreno, es la relación con los hermanos que comparten con nosotros nuestra misma ilusión y devoción. Ingerimos a borbotones abrazos y muestras de aprecio fraternal que nos van acercando y preparando, a partir de este día, para recibir con el corazón abierto, la llegada del Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, donde estallan el cúmulo de vivencias y sentimientos que se han ido almacenando. Sentimientos basados en la fe que nos reconfortan en la presencia de Jesús, siguiendo su pasión que desemboca en el alegre desenlace de la resurrección. Jueves, donde la hermandad entre los pontanos se ve reflejada en compartir un sentir único, ese vivir para entregarse al fin común, siendo esta unanimidad de sentimientos lo que hace que nuestro Jueves Lardero y Cuaresma, sean diferentes en sus particularidades y a la vez universal en su celebración, pues en Puente Genil, abrimos de par en par las puertas de nuestras casas, cuarteles y hermandades, pues queremos y sabemos compartir aquello que tanto amamos, aquello que representa para nosotros una forma de vida, y que tan generosamente ofrecemos a todas aquellas personas que se acercan a compartir nuestras vivencias quedando prendados por tan grandiosa generosidad. Puente Genil: vega, pendiente y llano pueblo de gente abierta donde se llaman hermanos. Son algo distintos, son raros. Tienen en el corazón una raíz muy pequeña que en llegando la cuaresma brota dando una flor. Flor morada, flor nazarena que sin tapujos ni penas muestran sin ningún pudor. Flor cargada de olor, de aromas mananteros, que invita a dar un abrazo al hermano forastero. Flor de la tradición

que de sus pétalos brotan lágrimas de pasión, derramadas con enojo siendo de Jesús antojo morir por nuestro perdón. Jueves, en definitiva, que sirve de banderazo para que se ponga en marcha toda esa amalgama sentimental, religiosa y popular, que hacen posible que dentro de cuarenta días encontremos nuestro pueblo en su máxima manifestación de alegría. Sí ALEGRIA, porque Jesús sufre, padece y muere para resucitar y resucitarnos, para hacer posible que tengamos la oportunidad de volver a la vida y degustar de su luz. Posibilidad que los Mananteros celebramos con verdadera pasión, poniendo todo el énfasis necesario en recorrer cada año los pasos que Jesús dio para llegar al domingo de la buena nueva, Domingo de Resurrección, Domingo de Pascua. Época de Pascua, palabra cuyo significado es "paso a., entrada a otra parte, transito". Época que aprovechamos para de alguna manera cambiar. Al igual que el Miércoles de Ceniza nos imponen "el polvo eres y en polvo te convertirás", que nos abre una etapa de renovación que culmina con el Domingo en el que Resucita el hijo de Dios, recordándonos que nosotros sí somos perecederos pero no nuestra alma. Truenos y lluvia de varillas inundan nuestro cielo, melodía descompasada que convoca a todo un pueblo, a Misas, Triduos y Quinarios, besapiés, ofrendas y plegarias derrochando los pontanos amor con inmensa luminaria. Son días de oración sincera de penitencia y fervor, y delante del altar frente a frente al Señor, se reúne tanto el creyente como el gentil con devoción, ante la imagen presente que preside omnipotente la tan sublime función. Puente Genil a partir de estos días se congrega y se reúne ante los altares de todas y cada una de las iglesias que se levantan en nuestro pueblo. Acude con devoción ante su titular, se postra ante Él y pide por todo aquello que siente necesidad, por todo aquello que siente verdadera ansia, de que tanto Jesús o María en cada una de sus advocaciones, medien para que alivien sus tribulaciones, para agradecer tal o cual favor, y en definitiva, para que como con un gran amigo, compartir unos instantes gozando de su compañía. Sentado frente a tu imagen humilde noto como mi cuerpo se calma, siento el frío que provoca lo sublime al acariciar tu mirada mi alma. Ven mis ojos en los tuyos la paz que mi mente reclama, y oigo el leve murmullo de tu voz que con amor me llama. Y yo, hundiendo mi tez entre mis manos acudo sin reparo a tu ayuda, pidiendo para mi y mis hermanos salud con horizonte lejano y después, unir nuestra vida a la tuya. Una vez nuestra alma reconfortada por el redentor y aliviada de sus pesares, el cuerpo se regocija en el calor de las tradiciones tanto en la calle como en los cuarteles, estancias donde por antonomasia se expresan y comparten los momentos más memorables y donde Doña Cuaresma anda a sus anchas desde que el Miércoles de Ceniza se impuso a Don Carnal. Ya se abren los cuarteles templo de la hermandad sincera, casa de la cordialidad cuna de la cuartelera. Son sus cuatro paredes un amigo a quien contar las penas, las alegrías, la vida llana y normal, del Pontano o forastero que se acercan a probar, de la amistad y el cariño, que Puente Genil da a raudal Sí, hoy ya se abren los Cuarteles. Estancias que nos reúnen entorno a nuestra memoria, dispersa y salpicada por las fotografías que llenan los cuadros de las paredes. Memoria atemporal donde cada año se repiten una y otra vez todos y cada uno de los actos y celebraciones con la misma cadencia y dedicación, actos que calan y marcan cada año de manera distinta, pues el Cuartel no son sus cuatro paredes, sino el calor que brota de los que lo forman, la cuartelera furtiva, el sonido sordo del tambor, las bellas y sentidas palabras dedicadas con fervor, la oración espontánea, la poesía convertida en plegaria y la música que vuelca nuestro corazón y eriza nuestra piel provocando el llanto interior que a veces, irrefrenable, deja salir una lágrima cargada de profunda emoción. Cuartel donde guardamos nuestras alegrías y donde la dedicación y el trabajo en pro de nuestras tradiciones tiene su premio. Honores de mananteros, cosecha del tiempo invertido, fascinante tesoro son las pequeñas patas de la Vieja Cuaresmera, que tiene la misión de irse desprendiendo cada sábado de cuaresma de uno de sus apoyos donde descansa, para

ir dándoselo al hermano que lo merece y necesita para apoyarse en ella y seguir sin descanso su cometido. Un trocito de madera con significado propio, que con su forma de pierna colgadas de la Cuaresma, se quitan poquito a poco. Una Pata: la primera, para un hermano lejano. Otra Pata: la segunda para el orgullo Pontano. Y así sucesivamente hasta la ultima, Ramos, que descalza deja la Vieja, e inmóvil su caminar, acabándose la Cuaresma de este pueblo singular. La cuaresma no sólo se caracteriza por sus vivencias en el cuartel, sino por las horas de sacrificio que hay que invertir para que nuestra cercana Semana Santa sea todo lo bella y espléndida que deseamos. Siempre nos ha impresionado ver por las calles de nuestro pueblo, cuando los demás están descansando, ese nutrido ramillete de jóvenes que prefieren disfrutar de su tiempo libre bajo el bastón o el costal de un paso en sus ensayos. Siempre nos ha llamado la atención la dedicación del coro en Cultos y Funciones Cuaresmales, haciendo lo imposible para estar en todos y cada uno de los lugares donde se les requiere. Siempre nos asombraremos, y es de justicia mencionarlo, de todo aquello que vemos como cotidiano y fácil, siendo verdaderamente extraordinario, difícil y valioso, y que hace posible que nuestras tradiciones sigan adelante. Los Sábados de Cuaresma, en la calle, las manifestaciones externas son las que marcan nuestra idiosincrasia que caracteriza a nuestro Jueves Lardero y Cuaresma. Una vez en los cuarteles, salimos a la calle arropados por nuestros hermanos de corporación o hermandad y nos disponemos a encontrar el sentido que verdaderamente tiene todo esto, subir a la Plaza del Calvario y bajo el pórtico de la ermita orar un rato y sentir cerca a nuestro Padre Jesús de Nazareno. Pero antes nos deleitaremos con el rumor de tambores que llegan lejanos del fondo de la calle, nos arrebujamos junto a la acera para ver la luz de la bengala, que según se va acercando cambia de color: rojo, verde, amarillo,.. y sentimos en nuestras gargantas el espeso humo que desprende, y percibimos en nuestra nariz el tufillo típico del azufre al consumirse, ambas sensaciones podrían ser incómodas en cualquier sitio menos en Puente Genil, para nosotros, los pontanos y mananteros, nos dice a voces que estamos en cuaresma, reconocemos estas sensaciones como nuestras, nos sensibilizan, nos motivan y nos deleitan. Luces de bengala que presiden la estampa pontana más significativa de las subidas a la ermita. Y detrás, siguiendo a la bengala, la bandera del Imperio Romano. Bandera que encabeza la formación que desfila al paso que les marca la música, que de manera primorosa toca su genuina banda. Los hermanos ataviados con las típicas túnicas de colores y marchando al unísono al son de los pasodobles, invitan al pueblo a seguirlos con la alegría que les caracteriza. La calle se convierte en un sinfín de puntos donde mirar, el ambiente que se respira estimula de manera especial a los pontanos que disfrutan con estas tradiciones. Las corporaciones siguen cada cual con su forma peculiar de hacer la subida. Los saludos y “hasta luego” son interminables entre el devenir de gente que hacen casi imposible transitar la calle. Agustín Rodríguez en un retazo de sus versos nos lo relataría magistralmente. Las más bellas estampas y las múltiples facetas que nuestra Semana Santa tan pródiga nos presenta, acaso la más alegre y la más típica sea al acercarse fragantes los aires de primavera, cuando suben los Romanos los Sábados de Cuaresma. Es un alegre bullicio el pueblo, que se congrega y se apretuja en las calles o en las plazas recoletas, y con ansia contenida y con ilusión espera, el momento deseado, la hora que tanto anhela a que suban los Romanos los Sábados de Cuaresma. Y unidos a ellos, en masa, como en revuelta colmena, ascender hasta la cumbre la Cima bendita y bella que corona nuestras ansias y tanto amor nos despierta. Se escucha un rumor lejano que se agranda y se acrecienta y el murmullo anunciador del cortejo, que al fin llega, y mil voces exclamando: ¡Ya están ahí, ya se acercan, ya la luz de las bengalas al aire chisporrotean! Las corporaciones agolpadas en la recoleta y entrañable plazuela apenas nos deja ver el multicolor desfile que deprisa se aleja dejando el ambiente 45

embriagado de notas, que nos hacen sentir la nostalgia de la tan próxima Semana Santa.

Inmediatamente cuando todavía queda resto de la nubecilla de color que va dejando la bengala, vemos como aparece de entre el gentío el gallardo y simbólico gallo de Los Ataos, las serias y bien formadas filas de sus hermanos y, como no, la tan nutrida y afinada banda que nos hace vibrar con sus melodías Pontanas. Al momento nos ponemos en camino hacia la calle Amargura donde en su esquinita nos paramos para tomar el último respiro antes de emprender la pronunciada subida a la Ermita de Jesús, punto de destino de todos los Pontanos. "Cuestecita de Jesús qué difícil de subirla si no me acompañas Tú " (Joaquín González Estrada) El Pórtico, estructura que impresiona, no sólo por su arquitectura, sino por todo lo que significa para Puente Genil, se deja ver cada vez más cerca, llenísimo de gente, abarrotado de ilusiones, sus bóvedas rebosan promesas y oraciones hechas en forma de cuartelera, saeta, cánticos y misereres. Formado el corro, se escancia el vino que de forma generosa nos anima y nos hace que tengamos el ánimo más abierto al abrazo y a la generosidad manantera, y como una golondrina revoloteando de teja en teja buscando su nido, las cuarteleras saltan de garganta en garganta dejando en nosotros esa tranquilidad interior como quien conversa con un amigo después de largo tiempo sin verle. Sale el sol sale la luna para ver El Nazareno como quitan sus espinas unas cuantas golondrinas que raudas bajaron del cielo. Quieren mitigar el dolor de su blanquecina frente, quieren paliar el calor con el ligero frescor de sus alas batientes. Y asustadas por el grito del saetero de la Puente, vuelven a sus altivos nidos por las tejas protegidos entre pajas muy calientes. Saetas que quiebran el aire saetas que rompen el día, frases que no son de nadie rezos del alma mía. Deja que rompa saetero el requiebro en tu garganta, deja que escuche muy quedo palabras de la mananta. Dime saetero del pueblo ¿Por qué al Terrible le cantas?, explícame buen manantero como haces de su madero una alfombra de seda blanca. Háblame saetero cantando que quiero escuchar tu verso. Dile a Jesús entonando que siempre lo vea yo andando por ese monte de brezo. Que aquí no faltará un verso ni una bonita saeta, que siempre escuchará un rezo y habrá un corazón preso en su ojos de mirada quieta. Dile saetero al Terrible, que no hay garganta más seca que la de mi alma apacible. Decirle saeteros que no hay saeta que diga tanto como la que se canta con llanto y el corazón del revés, porque revientan las venas de sentir tanta pena al ver martirio tan cruel. Dile saetero hermano, que no pienso cantar ni quiero con este cante sincero más que a mi Patrón Pontano. A Ti, mi Jesús de Nazareno a ti, mi hermano justo y bueno a quien uno mi garganta y a quien tiendo mi mano. Deja que cante en silencio detrás de tu puerta cerrada, te has ido de nuevo a tu templo la calle queda callada. Pero volveré con más fuerza si cabe a cantarte mi oración, Terrible. El sábado próximo tú oirás saeta que brota incontenible, y frente a tu rostro verás, como en silencio me inclino y dejo cumplir mi sino rompiendo mi corazón a llorar. ¡Subir a Jesús! ¡Subir acompañado de todos mis HERMANOS! Subir pensando en saludarle con un fuerte abrazo realizado por medio de mis cánticos, de mis cuarteleras, de mis oraciones, de mis miradas furtivas; por medio del abrazo más sentido y sincero que se le puede dar a otro HERMANO, convirtiéndose en el abrazo material que le damos a Jesús. "Despertó la gris paloma del altivo campanario ahogada por el rojo humo de la grácil bengala, y mirando fijamente desde el nido solitario observó sin inmutarse a la gente en el Calvario sabiendo que eran rezos a Jesús lo que cantaban."

Por eso, por ese abrazo que nos sale del alma y lo hacemos con los ojos brillosos, emocionados, acongojados, no podemos faltar ni una sola vez a ese encuentro, a esa cita con el Terrible, el Nazareno; por eso tenemos que sentir la necesidad imperiosa de verlo en la noche de los Sábados de Cuaresma, tenemos que tener la intranquilidad de sentirnos próximos a Él y todavía no verlo en la subida hacia el Calvario, y sobre todo tenemos que sentirnos reconfortados al estar delante de Él un sábado más, una vez más, un año más. Es el momento culmen del Sábado de Cuaresma, es la presentación de la Corporación como grupo y la de cada cual al Patrón, es la razón de nuestra presencia allí, es nuestro fin y causa de la existencia de todo el amor que proclamamos en la Semana Santa de Puente Genil. Así cuando con un Batido, Alondra u otro cántico cualquiera, convertida en oración, manifestamos nuestro saludo, nos sentimos contestados con un, ¿Que hay?, que sentimos en nuestro interior y que nos hace decirle hasta luego, para el sábado siguiente volver a sentir de nuevo ese profundo palpitar. Felipe Ayala oraría así a Jesús. Señor, dijiste, mi yugo es suave y mi carga leve y ligera, cuida de la Puente, es tu nave, que por el mundo navega velera, que la malicia en el alma se socave, y que nuestra impiedad sea pasajera". Por eso HERMANOS tengamos presente todos y cada uno de nosotros que estos días son para vivirlos en HERMANDAD, juntos en Corporación y Cofradía, tenemos que hacer un verdadero esfuerzo para que a ser posible estemos TODOS presentes bajo el arco en las subidas al Calvario, unidos, entrelazados con nuestros brazos entonando los cánticos al Terrible como siempre, tal y como hemos visto y aprendido a lo largo de los años. Así lograremos que en nuestro pueblo, su manifestación externa de la celebración de la cuaresma, sea como todos queremos, un compendio de sensaciones y sentimientos aglutinados y hermanados, que nos lleve a encontrar entre sus rincones tradicionales, como puede ser la plaza del calvario, un cuartel, la organización de una cofradía, etc., un sitio donde se palpe la espiritualidad de nuestras tradiciones, la fe, la convivencia, el ánimo abierto y distendido que nos caracteriza, siempre refrescado por la uvita sincera que compartimos. Y sobre todo momentos de reflexión que hagan que nuestra alma se sienta sobrecogida por el significado de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Todas estas circunstancias no se crean solas, las motivamos nosotros con nuestra presencia y participación en misas, cultos, triduos y quinarios, así como en celebraciones de Almuerzos de Hermandad y comidas de cuartel. De esta manera, crearemos un ambiente en el que se respirará durante los días venideros Verdadera Hermandad, llegando al reencuentro con esos valores cotidianos que en estas fechas se expresan de manera más tangible: La Hermandad por Amistad, llegar a realizar un mismo ideal con el compromiso común y sobre todo compartir horas, esfuerzos y emociones juntos. Y como no, echar de menos a todos aquellos que desde muy lejos están con nosotros en espíritu, y que en su mente, desde este Jueves Lardero que hoy vivimos, sólo ronda la idea fija de ver a Jesús y volver a su pueblo. ¡No quiero seguir recordando! ¡no quiero pensar en ello!, quiero sentir en mis carnes de nuevo aquellos recuerdos. Mañana sin falta voy mañana estoy en mi pueblo, mañana seré de nuevo un Pontano Manantero. Quiero dejar atrás la causa de mis desvelos, la ausencia de la tierra de mi sangre, la ausencia del cielo de mis abuelos, y sentir como vosotros el chillar de los vencejos, cuando giran y giran sin parar junto a las torres de nuestro pueblo marcándonos el lugar, donde poder encontrar a nuestro Padre Jesús Nazareno. Después de estar en la plaza del Calvario, nos sentimos relajados, tranquilos, alegres, pero la impaciencia comienza pronto por desear volver a vivir el próximo sábado las mismas sensaciones en el pórtico. Para que pronto notemos esa necesidad, tenemos que empezar hoy, esta noche, comenzando por saludar a nuestras figuras de la Plaza de la Mananta que representan a los irremplazables alpatanas y a la pregonera campanita colgada del brazo del incansable muñidor. Tenemos que degustar como es tradición de los embutidos de nuestro pueblo y del vino de nuestra tierra, que tan generosamente nos ofrecen, y como no, sentirnos sobrecogidos por los compases de la música que emociona nuestro corazón y agradece nuestra mente. Sin más, HERMANOS, desear que este Jueves Lardero que celebramos hoy, y esta Cuaresma que se nos avecina, sea un tiempo para la reflexión interior y para que en nuestro entorno manifestemos lo que desde dentro de nosotros emana de la manera más noble y sincera: un incondicional amor a nuestro Pueblo de Puente Genil y a sus tradiciones. Partamos y comencemos a vivir este Jueves Lardero y Cuaresma del año 1999.

¡FELIZ CUARESMA, HERMANOS!

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