La isla del Toltén Era un hermoso día de fines de verano y una familia mapuche de antaño, se reunía en la Isla que el río Toltén establece junto al poblado de Pitrufquén. Era un prístino lugar con floresta nativa como robles, mañios, lleuques, cipreces, laureles y boldos. En el estrato bajo, había pradera que servía de soporte a pequeñas plantas leñosas y diversas flores. El jefe de familia se llamaba Nahueleo (Tigre del río); era un hombre ya anciano de pelo cano y arrugas surcaban su rostro, aunque mantenía una viveza innata y cierto vigor de la lejana juventud. Le acompañaba su mujer, que viviendo unidos, habían pasado la meta de los cincuenta años. Algunos hijos compartían la estadía, bajo un toldo cubierto de ramas, dando protección y una agradable sombra. Afuera había un fuego encendido que proporcionaba abundante humo, saturando con ello a muchos pescadores, extendidos y salados, colgando de varios coligues. Mujeres jóvenes y niñas, recogían ünü (muerta comestible) y choldil (frutilla amarilla) dulce y aromática, propia de los campos de Pitrufquén. Los niños menores, con gran algarabía, totalmente pioncos (desnudos), 24