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Ron y las tormentas bajo la isla

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Mi mejor paseo

Mi mejor paseo

Entonces llego el verano y el anochecer de un viernes estrellado relajaba a los dos amigos que se quedaron hablando hasta que no se escuchaba nada al alrededor o eso pensaron ellos porque si habían personas, personas que no tenían las mejores intenciones como dos señores que se acercaron a ellos, los señores saludaron y preguntaron si les podían prestar un encendedor para sus cigarros, ron decidió encender los cigarros de los caballeros muy calmado y seguro pero Julieta no se encontraba tranquila, sus manos temblaban y él lo noto rápidamente, los nervios de ella aumentaron cuando ambos extraños se sentaron y les ofrecieron una botella medio vacía de vino que rechazaron varias veces, el señor grande de barba gigante toco la pierna de Julieta la cual quedo congelada mientras el otro miraba fijamente a ron como preguntándole a sus ojos que iba a hacer, ¿pero que podía hacer?, de pronto una mirada muy distinta a la del día en que se conocieron de Julieta convenció a ron para actuar, rápidamente tomo la botella de vino y la reventó en la cabeza calva del señor y pateo la entrepierna del corpulento de barbas largas que amenazaba a su amiga a la cual tomo del brazo muy fuerte para salir corriendo lo más rápido que pudieron pero no se los sacaron de encima, la isla oscura y fría parecía infinita para ellos y casi

como si se tratara de una mala película de terror cayeron al suelo para quedar frente a frente de los dos extraños pero Ron pensó que quizá solo miraban a Julieta así que le grito que corriera mientras el detenía como podía a los robustos señores, Julieta corrió sin mirar atrás llorando como si estuviera en un funeral.

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Julieta llego a su casa y su padre dormía en el en el suelo, quito las cervezas del sillón y lo acostó en el tapándolo con una frazada, no durmió demasiado esa noche, ni las próximas dos noches, ron no contestaba el teléfono, le daba miedo ir a buscarlo a su casa, no sabía por qué pero no podía, una fuerza la mantenía acostada sin ganas de nada, el lunes ron no estaba en la sala, Julieta decidió ir a la isla a buscarlo, después de todo siempre estaba allí, siempre con ella pero no, ron ese día no estaba así que volvió a su casa y encendió la televisión, se preparó un café y miro por la ventana, un niño con bata de hospital corría desesperadamente acercándose a su casa, se parecía a ron, Julieta pensó dejar las pastillas pero no era ninguna alucinación, ron golpeo su puerta muy fuerte, los autos de los carabineros hacían se escuchaban a lo lejos y ella no entendía nada, ron le dijo que tomara algo de dinero porque se tenían que ir lo más lejos posible, tomaron el

auto del padre de Julieta y manejaron a la isla, ron explico cómo podía lo que paso esa noche y como termino con una condena por asesinato pero tenía un plan, escapar en el viejo bote tirado a la orilla del rio, estaban cerca, muy cerca, tan cerca como los autos de los carabineros retumbando al lado de los oídos de ron, quizá eso lo desconcentro o quizá fueron los ojos nerviosos de Julieta, sea lo que sea terminaron chocando con un árbol y el plan se suicidó, Julieta le dijo que siguieran caminando pero este no quiso, la tomo de las manos y le pidió perdón por todo lo que la hiso pasar, le dijo que se fuera pero Julieta no quería, Julieta pensó que morir dando su primer beso a la primera persona con la que sentía afecto seria como un final de novela mexicana hermoso así que lo miro a la cara, le dijo que era un idiota y lo beso mientras los gritos de los carabineros ordenándoles tirarse al suelo rompían sus oídos pero nada de eso importaba, como termino esta historia, la verdad no sé, Julieta no era mayor de edad todavía, mi abuelo si por lo que es obvio lo que paso, mis padres no son buenos con los finales y yo ya tenía que dormir para ir a clases y quizá conocer a Julieta.

DIEGO CASTILLO

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