Tradiciones perdidas CULTURA Y TRADICIONES
LA BENDICIÓN DEL AGUA: El sábado de Gloria por la mañana se celebraba el acto de bendición del agua. Era costumbre que los niños llevasen
una jarrita con flores a la Iglesia y, después de la bendición del agua, el sacerdote la llenaba con ella. Los niños volvían a sus casa con el agua bendecida y rociaban todos los lugares de ésta, utilizando las flores, que habían llevado, como escobilla. Algunas personas conservaban el agua durante un tiempo y se santiguaban con ella antes de acostarse. DÍA DE SAN BLAS: Se celebraba esta fiesta el 3 de febrero. En ella los chiquillos llevaban a la Iglesia un ramo de romero. Lo colocaban junto al altar, sobre el suelo, y el sacerdote lo bendecía. Algunas personas lo guardaban en sus casas y lo utilizaban como protección contra las tormentas y males hogareños. Otros lo esparcían en las sementeras para protegerlas de tormentas, granizo y plagas agrícolas. VÍSPERA DE SAN JUAN: En la tarde, víspera de San Juan, (fiesta de la brujería por excelencia) los jóvenes, armados con enormes cencerros, daban una cencerrada en el pueblo y llevaban esos cencerros a la Huerta del Caño y al río, en una tradición que recibía el nombre de “Dar agua a los Cencerros”. Desconozco el motivo y el origen. Esa noche las muchachas y mujeres mayores preparaban inocentes hechizos y brujerías (Agua de rosas y manzanas para el cutis, oraciones para curar o echar el “maldeojo”, para atraer a alguien o para castigarle…). ROSARIO DE LA AURORA: Otra tradición religiosa que como tantas otras pasó a mejor vida en nuestro pueblo es esta, que recodaré aquí sólo con el deseo de conservarla, aunque sea en la memoria. Como su nombre indica, se trataba de celebrar un rosario a través de algunas calles. Se realizaba todos los domingos de octubre, antes de la llamada “Misa de Alba” y gozaba de gran simpatía entre la gente joven. Eran muchas las personas que cantando Ave Marías y con una vela en la mano, recorrían algunas calles que cada domingo señalaba el párroco para tal fin. También se entonaban canciones propias de este acto y difundidas, posiblemente por los misioneros que, a menudo, solían venir a dar algunos ejercicios espirituales en los días de Semana Santa.
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Piletas domésticas para el agua bendita. Foto M. Cabello
LOS COLOQUIOS: Como todos sabemos, en El Viso, durante la Epifanía del Señor, cada siete años, se representa el “Misterio de los Santos Reyes Magos”, obra teatral versificada que se tras-
mitió oralmente hasta que fue impresa en 1868. No es privativo de El Viso tal representación, ya que, al menos también se representa en Sabiote (Jaén) en la actualidad; y menos lo fue en tiempos pasados, pues en nuestro pueblo también se representaba el nacimiento de Jesús con el nombre de “Coloquios” Esta representación, posiblemente, fue tomada de la obra de Gaspar Fernández y Ávila, párroco de Colmenar (Málaga) “Infancia de Jesús, poema dramático, dividido en doce coloquios”, del que no se conoce la fecha de su primera edición, aunque bien puede darse el siglo XVI. En El Viso sólo se representan dos partes o coloquios: El Nacimiento y La Adoración de los Magos. En nuestro pueblo no sé qué coloquios eran los escenificados, pero, al menos, El Nacimiento sí, porque mi madre decía haber conocido a un señor de apellido Castejón y de profesión guardia municipal, que había sido ventero en una de esas representaciones y que ella, aunque no las conoció, tenía noticia de ello por mi abuela. La tradición se perdería a finales del siglo XIX o principios del XX. Se conservaba un “libro” impreso de estas representaciones, con el nombre de “Coloquios” en casa de Eladia Estrada, pero al evacuar los vecinos el pueblo ante el avance de las tropas franquistas en agosto de 1936, con sólo lo puesto, se puede decir, se perdió como tantas otras cosas. Quede constancia de esta tradición religiosa perdida totalmente y también olvidada en todos sus aspectos (número de coloquios, frecuencia de las representaciones, personajes, fines de las representaciones, etc)
DÍA DE LA ASCENSIÓN: Esta tradición hace bastante tiempo que desapareció y la conocemos en el recuerdo de los mayores. Antes de la Guerra Civil, era costumbre en este día de la Ascensión del Señor, entre las doce y las trece horas, que los vecinos salieran al campo a recoger plantas medicinales con las que curar y aliviar sus enfermedades durante todo el año. Mientras esto ocurría, las campanas de la Iglesia estaban repicando.
CULTURA Y TRADICIONES
DAR LA MAJESTAD: Recibía el nombre de “Dar la Majestad” el acto de llevar el viático a un enfermo. Las gentes, una vez escuchadas las campanadas de rigor, (nueve campanadas con la campana “Stella Matutina”) marchaban hacia la Iglesia. Allí, reunidas, iniciaban una procesión, acompañando al sacerdote, con grandes y pesados faroles, hacia la casa del enfermo; mientras el monaguillo tocaba incesantemente una campanilla para que la gente se arrodillase al paso de la comitiva y encendiese velas o mariposas en las ventanas de las casas por las que pasaban. Una vez en casa del enfermo, entraban al interior: el sacerdote, el acólito y los portadores de los faroles. Se celebraba el acto, durante el cual la campanilla cesaba en su constante latir, que iniciaba, de nuevo, una vez terminado el sacramento. Posteriormente volvía la procesión a la Iglesia en donde el sacerdote leía una serie de indulgencias, otorgadas a los acompañantes por su caritativo acto.
BODA DE VIUDA O VIUDO: Cuando se celebraba el matrimonio de un viudo (varón o hembra) ya fuese con soltera o soltero, ya fuesen viudos ambos, las gentes del pueblo les daban la “cencerrada” Consistía en tocar grandes cencerros o cacerolas durante toda la ceremonia y después de ella. Durante toda la noche se prolongaba la fiesta y, en algunas ocasiones, varios días. Esta tradición, desaparecida, tuvo un rebrote hace algunos años y con el beneplácito de los protagonistas, pero desde entonces no se ha dado. BAUTIZOS: En la actualidad se siguen celebrando bautizos, pero ha desaparecido una tradición que tenía lugar al finalizar el sacramento y los asistentes abandonaban la Iglesia. Los niños esperaban en la puerta para, al salir, gritar con grandes voces “padrino pelón” el padrino del neófito les arrojaba monedas que la chiquillería agradecía. Antonio Giménez Azcona. Cronista Oficial de Espiel.
”Padrino Pelón”. Foto cedida por Rafael Corral y Carmen Peña.
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