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Javier Laureano - Ensayo Contexto histórico y cartografía queer del Puerto Rico de Manuel Ramos Otero

Contexto histórico y cartografía queer

del Puerto Rico de Manuel Ramos Otero1

Javier Laureano

Ensayo

Contexto histórico

En 1968, el personaje trans de Manuel Ramos Otero Loca la de la Locura degolló a su amante, el bugarrón terrible, el Bugarrón del Caribe, el bugarrón “de navajitas yen”, Nene Lindo, que tenía entonces 25 años. Loca la de la Locura, Vda. de Nene Lindo, termina presa en la extinta penitenciaría Oso Blanco, desde donde cuenta el relato de su relación con Nene Lindo, quien venía del barrio Buen Consejo y rondaba por Cantera y Capetillo. Otros puntos geográficos que forman parte del universo geoespacial de Loca la de la Locura incluyen el Hotel Roxy, Trastalleres en Santurce y algunas barras, como el Club Medianoche y el cuartito del Finale, donde Nene le agarró las nalgas y le dio chino a Loca.1 El 1968 es también angular para entender el momento histórico en el que vivió Ramos Otero en tránsito entre Nueva York y San Juan, al igual que para cartografiar la ciudad queer que conoció y que sirvió de brújula para su escritura. Es, precisamente, en la edición de julio de 1968 de la revista mensual Ángela Luisa: Revista gráfica de Puerto Rico que la periodista Ángela Luisa Torregrosa

1 Manuel Ramos Otero. Cuentos de buena tinta. San Juan, PR: Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1992

decide hacer un volumen especial dedicado al Viejo San Juan y donde —literalmente— fotografía una ciudad en la que abundaban las personas queer. El ejemplar de la revista incluye la cobertura de eventos relacionados con Lucecita Benítez —de quien Ramos Otero era fanático y llegó a entrevistar—2, Lucy Boscana y Braulio Castillo, entre otros. Desde este lugar de poder de intervención en la esfera pública, la editora, muy consciente de su nombre, pontifica en el editorial de julio de 1968, “Ángela Luisa DICE…”, lo siguiente: ¿Qué han hecho En Mi Pobre San Juan…? . . .Las prostitutas, atómicos y homosexuales se han adueñado de mi Viejo San Juan y han hecho un San Juan depravado. Los homosexuales han hecho de su condición un arte… ¡Con llamarse transformistas…! Y tienen sus propios “Night Clubs”, que son atracción turística…Y así prostitutas, homosexuales y transformistas se confunden en una integración femenina….

Nada, que San Juan es una ciudad preciosa, pero hay que hacerle una limpieza … ¡Y ligero!

Porque si no, se va a convertir en un “Greenwich Village” del Caribe…y su hechizo y encanto sólo lo encontraremos en las inagotables estampas de los románticos escritores.3

Ese Viejo San Juan del que advierte Torregrosa se podría convertir en el Greenwich Village del Caribe es el de Manuel Ramos Otero y ese Greenwich es el del Nueva York del escritor. Casi exactamente un año después de la publicación del “Ángela Luisa DICE”, ocurrirá la revolución de Stonewall en el Village, para el mismo tiempo que Ramos Otero se mudaba a la ciudad. Torregrosa está escandalizada porque, en efecto, su Viejo San Juan exclusivamente heterosexual y normativo se está viniendo abajo. En el 1968, ha habido un desarrollo y

2 En su artículo para Claridad “La luna ultrajada”, Ramos Otero cuenta cómo su hermana le enviaba a Nueva York los álbumes de Lucecita y su asistencia puntual a los conciertos de Lucecita en el Teatro Puerto Rico de esta ciudad. También relata cómo la entrevistó en el 1973 para la revista Zona de Carga y Descarga junto a Rosario Ferré. Ver: Eugenio Ballou, editor. No tener miedo a las palabras. Manuel Ramos Otero. San Juan: Folium, 2020 3 Ver: “Ángela Luisa DICE… ¿Qué han hecho en mi Viejo San Juan?” en Ángela Luisa: Revista gráfica de Puerto Rico, julio, 1968: n.p. fortalecimiento sin igual de la ciudad gay sanjuanera y su edicto homófobo así lo documenta.4 La condensación de fenómenos que convierten a San Juan en una ciudad mucho más densamente poblada y compleja en los setenta abre paso a una circulación citadina anónima, no familiar, imprescindible para la puesta en marcha de un circuito gay urbano. La desmemoria de la circulación urbana, el caminar anónimo, es un factor fundamental del proceso de creación de un circuito urbano homosexual que llega a su cénit en el Viejo San Juan de finales de las décadas de 1960 y 1970. En el 1970, la población urbana de la isla sobrepasó en número la rural. Ese año marca también el momento en que más puertorriqueños viven en los Estados Unidos en la historia de la isla. Lawrence La Fountain-Stokes marca el final de los sesenta y el principio de los setenta como el momento en que ocurre una primera migración de personas que seleccionan el exilio explícitamente por motivos de orientación sexual. Los primeros casos paradigmáticos que señala son los de, por un lado, Manuel Ramos Otero, quien migra a Nueva York en el año 1968 y, por otro, Luz María Umpierre, quien se muda a Filadelfia en el 1974.5 En este tránsito entre Puerto Rico y los Estados Unidos está Nemir Matos, a quien Ramos Otero leía y sobre cuya poesía lésbica publicó en Claridad. 6 El trazo geográfico de la ciudad queer depende de un anonimato que posibilita y estimula la creación de una actividad comercial de barras y otros negocios para la población queer que, no distinta a una parte importante del resto de la isla, se encontraba en flujo y tránsito entre Puerto Rico y varias de las grandes ciudades de Estados Unidos, sobre todo Nueva York. Por otro lado, uno de los indicadores de la existencia, complejidad y desarrollo de una cultura homosexual urbana es la producción de discursos intelectuales. Desde el punto de vista de la historia LGBTQ urbana de San Juan, la articulación de esta cultura la mido a partir, sobre todo, de dos ejes centrales: la actividad editorial y el desarrollo de circuitos de personas que discuten la cultura homosexual. La primera acepción parte del libro en su sentido material. Se trata del libro como un producto recibido por un público interesado en mantener circulando un tipo de literatura, un tipo de producción intelectual, una letra impresa, un universo

4 Ver: “Contrastes del Viejo San Juan” en Ángela Luisa: Revista gráfica de Puerto Rico, julio, 1968 5 Ver los capítulos 2 y 3 de Lawrence La Fountain-Stokes. Queer Ricans: Cultures and Sexualities in the Diaspora. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2009 6 Eugenio Ballou, editor. No tener miedo a las palabras. Manuel Ramos Otero. San Juan: Folium, 2020, página 132

de lectores, y que mantiene viva la actividad editorial en la ciudad y en el país. Cada libro publicado por Ramos Otero a partir de Concierto de metal para un recuerdo y otras orgías de soledad en el 1971 constituye una indentación en la cultura gay urbana sanjuanera que atraviesa toda la década de 1970 y de 1980 con trabajos como La novelabingo en el 1976, El cuento de la mujer del mar en el 1979, El libro de la muerte en el 1985, Página en blanco y staccato en el 1987 y el libro póstumo Invitación al polvo, de 1991. En cuanto a la producción material del libro, Ramos Otero fundó la Editorial El Libro Viaje, con la que publicó La novelabingo. Casi todos los trabajos de Ramos Otero están agotados; sin embargo, por los pasados casi cincuenta años, han seguido generando discusión, trabajos de investigación, enseñanza y actividad intelectual. En el 1988, dos años antes de morir, Ramos Otero fijó la importancia de la isla en su escritura de la siguiente forma: “A pesar de los veinte años en Nueva York y de haber publicado todos mis libros viviendo en esta ciudad, Puerto Rico sigue alimentando fundamentalmente mi escritura y sigo escribiendo en la lengua que aprendí allí para desentrañarlo y desentrañarme a mí mismo”.7 Si bien esta década fue testigo de la condensación de eventos que dieron luz a una cultura gay urbana que conectó la isla con los circuitos homosexuales del planeta, los años setenta también fueron años de gran represión. Comienza la década con el asesinato a manos de la Fuerza de Choque de la estudiante de la Universidad de Puerto Rico Antonia Martínez Lagares, el 4 de marzo de 1970, junto a más de cien heridos y arrestos masivos y culmina con la matanza del cerro Maravilla. Además, esos años estuvieron marcados por la práctica del “carpeteo”, por medio de la cual el Estado mantenía expedientes de miles de personas consideradas “subversivas” por sus ideales políticos. A esto se suma un evento que se convierte en el elemento detonador del activismo gay en Puerto Rico: la aprobación, bajo la administración del primer término del gobernador Rafael Hernández Colón (PPD), del Artículo 103 en el Código Penal del 22 de julio de 1974, que penaliza las expresiones sexuales entre parejas del mismo sexo de la siguiente forma: Toda persona que sostuviere relaciones sexuales con una persona de su mismo

7 Ibid, página 146 sexo o cometiere el crimen contra natura con un ser humano será sancionada con pena de reclusión por un término fijo de diez (10) años.8

El Artículo 103 duplica la pena de cárcel establecida anteriormente por el Código Penal de 1902 en su Artículo 278.9 Luego de décadas de lucha en Puerto Rico y Estados Unidos, el artículo fue derogado por el Código Penal del 18 de junio de 2004, gracias a la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos del 26 de junio de 2003 que deroga las leyes estatales antisodomía consensual. En medio de este clima, la revista Avance, en un giro de verdadera avanzada para el momento, decide usar como artículo de portada en el 1973 el ensayo de Magali García Ramis titulado “Ser homosexual en Puerto Rico”. García Ramis parte de su indignación ante la mala acogida en la opinión pública que tuvo la noticia sobre la creación de un grupo de estudiantes varones homosexuales y mujeres lesbianas en la Universidad de Puerto Rico. También, como parte del debate en torno al Artículo 103 del Código Penal del 1974, la revista publicó una segunda edición con la homosexualidad en la primera plana, bajo el titular “Soy homosexual y qué”.10 Entrevistan entonces a la activista Grozny Román, quien se identifica como lesbiana desde la primera línea del artículo, y a Rafael Cruet, ambos miembros de la recién creada Comunidad de Orgullo Gay (COG), sobre las estrategias de la COG para combatir las nuevas sanciones a la comunidad gay. La edición también incluyó una entrevista a un psiquiatra, el Dr. Fernández Marina, en la que se da a conocer que la Asociación de Psiquiatras Americanos había eliminado la homosexualidad de su catálogo de enfermedades mentales, un momento coyuntural de los años setenta en la historia queer.11 En su próximo número, la revista continuó la discusión del tema de la homosexualidad a la luz del nuevo Código Penal y esta vez entrevistó, entre otras personas, a Manuel Ramos Otero.12 El escritor

8 Código Penal de Puerto Rico de 1974, Artículo 103, Ley No. 115 del 22 de julio de 1974, según enmendada hasta marzo de 1999 9 Código Penal de Puerto Rico del 1 de marzo de 1902, Artículo 278 10 “Soy homosexual y qué” en Avance del 2 de septiembre de 1974 11 Ver la entrevista al Dr. Fernández Marina en Avance del 2 de septiembre de 1974

criticó los movimientos políticos gay porque entendía que funcionaban más como clubes sociales que como verdaderos agentes de cambio estructural. Atacó también las políticas conservadoras, como el Artículo 103, que forman parte de un sistema represivo que margina y limita tanto a homosexuales como a heterosexuales y favoreció una lucha unida contra la represión en lugar de grupos divididos por causas muy específicas. De la misma forma que participó en Avance, Ramos Otero se mantuvo, desde Nueva York, y en tránsito entre esta ciudad y Puerto Rico, muy activo en el mundo del periodismo cultural, incluidas publicaciones como Zona de Carga y Descarga y Claridad. Por último, en el campo de la política partidista, el Partido Popular Democrático (PPD) pierde su hegemonía absoluta de veinte años con la gobernación de Luis A. Ferré, de 1969 a 1972, y de Carlos Romero Barceló, de 1977 a 1984, ambos del Partido Nuevo Progresista (PNP). La década tuvo una sola victoria electoral para el PPD, la de Rafael Hernández Colón —quien fuera simpatizante confeso del Opus Dei y de su fundador, Josemaría Escrivá—, y quien se convirtió en el gobernador más joven de la historia electoral de la isla, de 1973 a 1976.13 Este mundo del PPD dislocado, Loca la de la Locura lo registra al decir: “Yo que por nacimiento siempre fui Popular Demócrata, nacida y criada para servir el Kotex rasgado de la Pava, me vi acusada por un independentista de alcantarilla como si fuera la bola negra del 8 en una partida de billar clandestino”.14 En una de sus columnas en Claridad, Ramos Otero apuntó lo siguiente sobre el fundador del PPD: “Muñoz Marín ya no es el dios de un falso jibarismo cuya foto ponían muchas abuelas a la cabecera de sus camas, junto al retrato del difunto esposo y la lámina de Cristo rodeado de ovejas: agónica trilogía de un patriarcalismo que ya no tiene razón de ser”.15

Cartografía del Viejo San Juan gay de Ramos Otero

Uno de los ejes principales de la cultura queer urbana de Puerto Rico, pero de ninguna forma el único, fue el Viejo San Juan. Desde finales de la década de 1960 y hasta principios de los años ochenta, el Viejo San Juan que conoció y recorrió Ramos Otero estaba atravesado de este a oeste y de norte a sur por saunas, barras y otros comercios tanto exclusivamente homosexuales como mixtos y heterosexuales. Antonio Pantojas, quien logró por primera vez en la historia de Puerto Rico popularizar la cultura gay para públicos más amplios, comentó lo siguiente de la ciudad en los setenta: En los setenta San Juan era divino. Esto ahora está muerto, parece un pueblo de la isla desde los noventa. En los setenta en San Juan había muchos clubes de prostitución, estaba El Prado, de prostitutas, el All City Club, por allá arriba, muchos travestis, mujeres, hombres, muchos hospedajes. En todas las calles había un negocio donde había prostitución o travestismo. La liberación llegó aquí, al Viejo San Juan.16

Este cuadro no estuvo exento de intervenciones policíacas; de hecho, los primeros días de la década comienzan con la noticia de una redada de la policía en

co” en Avance del 9 de septiembre de 1974 13 Para un catálogo cronológico y detallado de la historia de las elecciones y los partidos políticos de la isla, ver el trabajo de Fernando Bayron Toro. Historia de las elecciones y los partidos políticos de Puerto Rico. San Juan, PR: Editorial Isla, 2000 14 Manuel Ramos Otero. Cuentos de buena tinta. San Juan, PR: Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1992, página 235 15 Eugenio Ballou, editor. Op.Cit., página 140 16 Javier Laureano. “Antonio Pantojas se abre el traje para que escuchemos el mar: una historia de vida transformista”. CENTRO Journal. Vol. XIX. Número 1. Primavera 2007. Página 345

el área y que se da a conocer en la prensa el 10 de enero de 1970 con el titular “Arrestan 40 mujeres, 22 hombres en San Juan”. Los puntos de arresto incluyeron al hotel El Prado, mencionado por Pantojas. Según el parte de prensa, entre los arrestados había un marino mercante de nacionalidad polaca.17 A pocas semanas de publicada esta noticia, el director ejecutivo de la extinta Corporación para la Renovación Urbana y Vivienda (CRUV), Miguel Santiago Meléndez, anunció un plan de renovación del Viejo San Juan y Puerta de Tierra.18 En el mismo 1970, cuando la población urbana sobrepasa a la rural por primera vez en la isla, se fundó en el Viejo San Juan una de las barras más grandes, exitosas y atrevidas de la cultura gay urbana: The Lion’s Den.19 Algunos años más tarde surgió The Lion of St. Mark’s, una sauna gay al estilo de las ciudades norteamericanas y europeas, en la calle Tanca. El dúo de The Lion’s Den y The Lion of St. Mark’s reconceptualizaron lo público y lo privado en el circuito urbano. Ambos negocios construyen un espacio sexualizado dentro de un edificio protegido de la ciudad, en comercios con políticas de admisión y ciertas reglas de juego que permiten, a su vez, el contacto sexual de forma abierta, explícita y pública. Como un dardo dirigido al centro mismo del poder, a pocas cuadras y a veces en la misma cuadra donde se encuentra la residencia del gobernador de la isla, el despacho del alcalde de San Juan, del secretario de Estado y del mismo cardenal, ocurre una explosión sexual gay nunca antes vista en la historia de la isla.

The Lion’s Den, en el edificio 205 de la calle Luna del Viejo San Juan, sirve como termómetro para medir la efervescencia del circuito homosexual del casco

17 El Mundo del 10 de enero de 1970, página 4-C 18 The San Juan Star del 2 de febrero de 1970, primera plana. En otra noticia relacionada, el oficial de relaciones públicas de la CRUV informó que se estaban revisando los planes para lograr el desarrollo de la totalidad de La Puntilla. El diseño incluiría el uso de los terrenos que en ese momento tenía la Guardia Costanera y tomarían en cuenta “la armonía de los edificios a construirse con el ambiente histórico y la belleza arquitectónica del Viejo San Juan”. (Expresiones publicadas en El Mundo el 1 de enero de 1970, página 5-B). 19 La fecha de la fundación de la barra se deduce de un anuncio pautado en la publicación Pa’Fuera (Vol. 1, Núm. 4, diciembre de 1974, página 5). El anuncio celebra el 11 de diciembre de 1974 los cuatro años del negocio. antiguo de la ciudad. La inauguración de esta barra marca el despunte de un circuito más articulado y estable de la cultura gay urbana que el de la década precedente (1960). En el mismo edificio donde ubicaba The Lion’s Den, en el 205 de la calle Luna, sobrevivieron intermitentemente por casi cuarenta años diferentes negocios dirigidos a la población gay masculina de la isla y de los turistas. El cierre de la sauna Steamworks a principios del siglo XXI, en esa misma dirección, significó la clausura del último negocio gay vivo en el Viejo San Juan en la primera década del nuevo siglo. La localización de The Lion’s Den, que se mercadeaba como “El bar más grande del Caribe”20 y se presentaba como “el único paraíso para ‘swingers’”, fue uno de los espacios más cargados sexualmente en la historia urbana gay de la isla. Según Antonio Pantojas: “El Lion’s Den era la barra gay. . . que entrabas y tenían películas pornográficas. Era la era pre-condón, veías la película y había un cuarto oscuro donde tú te metías y hacías lo que te daba la gana”.21 En cuanto a la clientela, había muchos turistas de Estados Unidos, Canadá y Europa que llegaban en cruceros al Viejo San Juan. El negocio anunciaba su internacionalidad de la siguiente forma: “The Lion’s Den es conocido internacionalmente, y visitarlo es el deseo de los turistas de todo el mundo”.22 Junto con su promoción como un bar internacional, aseguraban, por otro lado, que todo el personal era puertorriqueño.23 Según algunos relatos, el asesino en serie Ángel Colón Maldonado, conocido como “El Ángel de los Solteros”, frecuentaba The Lion’s Den.24 Colón Maldonado fue arrestado en el 1987 y hoy día cumple tres cadenas perpetuas; se sospecha que asesinó a veintisiete varones gay, uno de ellos el modelo y empresario Iván Frontera, en el 1985. Por último, resulta interesante que

20 Ver anuncio en Pa’Fuera, Vol. 1, Núm. 4, diciembre de 1974, página 5 21 Laureano, Javier E. Entrevista a Antonio Pantojas. 23 de mayo de 2003. 5:30 p.m. Viejo San Juan 22 Ver anuncio en Pa’Fuera, Vol. 2, Núm. 3, publicado en abril de 1975 (página 7) 23 Pa’Fuera, Vol. 1, Núm. 4, publicado en diciembre de 1974 (página 5) 24 Información obtenida en: “Rastros y Rostros: Historial del Movimiento LGBTT en Puerto Rico”, conferencia organizada por el Colectivo Literario Homerótica y ofrecida el 23 de julio de 2011 en el Ateneo de Puerto Rico a partir de las 7:00 p.m.

en los anuncios de The Lion’s Den aparecen mensajes políticos dirigidos a unirse a causas promovidas por la Comunidad de Orgullo Gay (COG). Cerca de The Lion’s Den estaba localizada la sauna The Lion of St. Mark’s, al lado del legendario Cine Rialto en la calle Tanca número 152, frente a donde hoy ubica la Universidad Carlos Albizu. Era el último local que hace esquina con la calle Luna, mirando hacia el norte de la restaurada Plaza de la Barandilla. La sauna/ baño público, promocionado como un “club de salud” de la calle Tanca seguía los protocolos de las saunas gay de otras ciudades. El nombre de la sauna del Viejo San Juan tiene como referencia obligada The Lion of St. Mark’s Baths en la ciudad de Nueva York, que estaba ubicado en 6 St. Mark’s Place, en Manhattan. El local se consideraba una de las saunas más grandes de Nueva York. Tenía un sótano, cuatro pisos y una azotea y estuvo operando continuamente desde el 1913, cuando abre como un baño turco, hasta el 6 de diciembre de 1985, cuando el gobierno de la ciudad lo cierra como parte de sus estrategias para limitar la epidemia del SIDA. La calle del Viejo San Juan más poblada de barras y establecimientos comerciales gay era la San José, vía que colinda y da acceso a la parte trasera de la Catedral de San Juan, pasa frente a la entrada principal del Departamento de Estado y constituye, por su proximidad con otras calles del Viejo San Juan, una de las vías más expeditas para acercarse al Palacio de Santa Catalina o La Fortaleza (casa del gobernador). En la intersección de las calles San José y Tetuán, a sólo pasos de los puertos propiedad de la Marina de Guerra de los Estados Unidos y de los cruceros, la ciudad tenía tres establecimientos: Main St. Bar, barra con pista de baile; La Vista, una hospedería, y Finocchio, barra y restaurante.25 La hospedería La Vista quedaba en el tercer piso de un edificio en la intersección entre ambas calles, tenía una barra y cuartos de hotel. Existe evidencia

25 Ver anuncios en la “Guía GAY Guide” de Pa’Fuera Vol. 2, Núm. 5 (junio-julio de 1975), página 3

anecdótica de varias personas, que prefieren permanecer anónimas, sobre un cuarto sadomasoquista que el dueño alemán de La Vista tenía en la hospedería. Esto no es de extrañar si tomamos como parte de la historia de la cultura gay de Puerto Rico la publicación de uno de los cuentos más crudamente sadomasoquistas que tenemos en la isla, incluso hoy, escrito por Ramos Otero: “Vida ejemplar del esclavo y el señor”.26 En el cuento, Ramos Otero describe con gran lujo de detalles muchas prácticas que forman parte del repertorio del sadomasoquismo, como el “fisting” y las lluvias doradas. Sobre La Vista estaba localizado el bar y restaurante Finocchio, que estaba abierto las 24 horas.27 Al igual que el caso de The Lion of St. Mark’s, seguramente el nombre de la barra es en honor a la que fue una de las instituciones gay más antiguas de Estados Unidos, localizada en San Francisco, California, y que operó durante setenta años. De esta forma, la cultura gay, desde sus comienzos, parece impulsada por una mirada global, incluso globalizada. Cuando no se puede pertenecer a la comunidad que le correspondería al sujeto en su barrio, por ejemplo, por ser demasiado diferente, ser global termina convirtiéndose en la coartada perfecta.

26 Manuel Ramos Otero. Cuentos de buena tinta. San Juan, PR: Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1992 27 Pa’Fuera Vol. 2, Núm. 4 (mayo 1975), página 5 En el 161 de la calle San José, a pasos de la Plaza de Armas y del Departamento de Estado, se encontraba Ray’s, una barra con pista de baile que se caracterizaba por tocar tanto música salsa como éxitos de música estadounidense.28 Es de las pocas barras que anuncia un cargo de entrada, a $1.50 por persona.29 Su nombre viene de Ray Milan, gerente del establecimiento.30 The Small World estuvo en el 250 de la calle San José; era una barra y pista de baile que hacía intersección con la calle Fortaleza (calle que, como hemos visto, desemboca, de la mansión ejecutiva del gobernador de Puerto Rico).31 A pocos pasos estaba Cabaret, en el 253 de la misma calle y contaba con barra y pista de baile, con una población mixta (gay y heterosexual).32 La publicidad de la barra era en el estilo Art Nouveau con mujeres que muestran delicadamente sus manos a ambos lados del anuncio. Allí promovieron para el 31 de octubre de 1974 una fiesta de disfraces a partir de las 10:00 p.m. en la que se otorgarían premios.33 Por el tipo de anuncios de la barra, parece evidente que se trataba de un negocio que ofrecía espectáculos transformistas.34 The Hilltop era la barra más al norte de la calle San José; hacía intersección con la calle San Sebastián y aparece en la “Guía-Gay-Guide” de la publicación Pa’Fuera como una barra de público mixto y con pista de baile.35 La base de clientes de esta barra, su nicho, giraba en torno a personas que no podían quedarse hasta muy tarde en la ciudad por diferentes razones.36 Si se caminaba desde las barras más al sur de la calle San José (como Finocchio), hasta The Hilltop, da la impresión, como dice su nombre, de estar subiendo hacia el tope de una colina por la topografía que caracteriza al Viejo San Juan, ciudad que tiene el punto más alto hacia el océano Atlántico y va

28 Pa’Fuera Vol. 1, Núm. 3 (noviembre 1974), página 12 29 Pa’Fuera Vol. 2, Núm. 2 (marzo 1975), página 8 30 Pa’Fuera Vol. 1, Núm. 1 (septiembre 1974), página 6 31 Pa’Fuera Vol. 1, Núm. 2 (octubre de 1974), página 15 32 Pa’Fuera Vol. 1, Núm. 1 (septiembre 1974), página 7 33 Pa’Fuera Vol. 1, Núm. 2 (octubre 1974), página 4 34 Algunos de ellos eran “Steambath: A Comedy” y “Cabaret Review”. Los horarios se presentaban bajo “Satire Showtimes” a las 11:30 p.m. y a la 1:00 a.m. Ver: Pa’Fuera Vol. 1, Núm. 4 (diciembre 1974), página 13. 35 Pa’Fuera Vol. 2, Núm. 5 (junio-julio 1975), página 3 36 Datos obtenidos como parte de la conferencia del activista Pedro Peters en “Rastros y Rostros: Historial del Movimiento LGBTT en Puerto Rico”, ofrecida el 23 de julio de 2011 en el Ateneo de Puerto Rico a partir de las 7:00 p.m.

en descenso hasta llegar a la zona portuaria y militar de la bahía de San Juan. Por otra parte, la calle San Francisco también contó con lugares clave en el Viejo San Juan Gay. Esta calle nace en la plaza Colón, da acceso a la iglesia del siglo XVIII que da nombre a la calle, al Ayuntamiento de San Juan y a la plaza de Armas, pasa entre dos edificios del Departamento de Estado y desemboca en la parte lateral de la mansión ejecutiva. En el número 263 de esta vía principal del casco viejo de la ciudad se encontraba el San Francisco Inn, una barra, hospedería y restaurante. Se promocionaba como uno de los lugares más antiguos que servía a la comunidad gay del país y, luego de un tiempo, se une a otro establecimiento, el Main Street. En el 409 de la calle San Francisco, frente a la plaza Colón ubicaba The Bookstore, librería que pautaba anuncios en el boletín Pa’Fuera. También en la plaza Colón con San Francisco se encontraba Plaza Patio, una barra y restaurante que recibía público gay de la misma forma que lo hacía La Buena Mesa, en la esquina de la calle Tetuán 365 con la Plaza Colón, un restaurante con barra que atendía, según sus anuncios, a un público mixto. La calle San Justo atraviesa de norte a sur el Viejo San Juan y allí, en los setenta, hubo en el 254 tres establecimientos gay. El edificio está localizado a sólo dos cuadras del área portuaria militar de la Bahía, al sur de la ciudad. Uno de los negocios listados en el edificio, Dick’s Bar, exhibía películas, tenía pista de baile y una mesa de billar. El segundo, Tommy’s, tenía barra, pista de baile y bailarines go-go. Se anunciaba con la imagen de un muchacho sin camisa y contaba con billar. Clientes de la época afirman que, del tercer piso hacia arriba, el edificio, donde antes se ubicaron las oficinas de El Puerto Rico Ilustrado, era una ruina transformada en cuarto oscuro improvisado por algunos de los clientes. La mayoría de los go-go boys eran expresidiarios de la cárcel La Princesa, la cual podía verse —e incluso conversar con los presos— desde un pequeño parque localizado al final de la calle Cristo. La cárcel se encontraba en la zona portuaria militar y ubicaba en los terrenos y estructura de lo que hoy es la Compañía de Turismo. Por último, Kañanga’s era una barra y discoteca localizada en el mismo edificio de Tommy’s. La relación entre Kañanga’s y Tommy’s, Antonio Pantojas la recuerda de la siguiente forma: “Aquí había una discoteca, Kañanga y un sitio al frente, que se llamaba…, no recuerdo, el nombre, pero era de muchachos que bailaban desnudos”.37 En la siguiente cuadra de la calle San Justo, hacia el norte y cerca del restaurante que llevaba en operación continua desde el

37 Javier Laureano. Op.Cit., página 345

La calle del Viejo San Juan más poblada de barras y establecimientos comerciales gay era la San José, vía que colinda y da acceso a la parte trasera de la Catedral de San Juan, pasa frente a la entrada principal del Departamento de Estado y constituye, por su proximidad con otras calles del Viejo San Juan, una de las vías más expeditas para acercarse al Palacio de Santa Catalina o La Fortaleza (casa del gobernador).

siglo XIX, La Mallorquina (al menos hasta hace varios años), se encontraba Top of the Aquarium, en el número 257 de esa misma calle en el corazón del Viejo San Juan.38 La calle Cristo de la ciudad nace en la Iglesia San José, pasa frente a la Catedral de San Juan Bautista y desemboca en la Capilla del Cristo. Esta vía, enraizada en la más antigua tradición católica de la Américas, contaba con varios negocios. Uno de ellos jugaba con el recién acuñado término de gay en tanto afirmación como política identitaria, el salón de belleza Thommy’s Beauty Room, que se anunciaba de la siguiente manera: “Where we make you feel ‘gay and beautiful’. 250 Cristo Viejo San Juan”.39 Por otro lado, había una boutique exclusiva para varones, Willy’s Boutique: “Dedicados al arte de vestir al hombre, 211 Calle Cristo, Viejo San Juan”.40 En la intersección de las calles Cristo y Fortaleza se encontraba El Saloon, una barra que atendía un público mixto. La calle Cristo parecía contar con una circulación tan alta de personas gay que uno de los negocios con esa dirección anunciaba como natural el que estuviese localizado allí: “Stop 204-Drop in at the ‘Exclusive Stop 204’ at 204 (naturally) Cristo St. Old San Juan”.41 La primera discoteca gay al estilo de las ciudades norteamericanas y europeas fue The Abbey en la calle Cruz número 251, donde luego comenzó operaciones el Club Lazer. Abría sus puertas a las diez de la noche y

38 Pa’fuera Vol. 1, Número 2 (octubre 1974), página 7 39 Pa’fuera Vol. 1, Número 2 (octubre 1974), página 9 40 Pa’fuera Vol. 1, Número 1 (septiembre 1974), página 6 41 Ibid, página 5

atendía a un público de jóvenes profesionales (yuppies) y más joven que las demás barras y discotecas. Las fiestas de Halloween en The Abbey eran legendarias por la inventiva e imaginación en el diseño de los disfraces de sus clientes. Se hacían concursos de disfraces y una de las estrellas indiscutibles era Luisito Cristal. Uno de sus disfraces más aclamados fue el de pavo real, que ostentaba una cola enorme que abría en forma de abanico, hecha de pedrería y de luces de navidad que se encendían con un cable enchufado a la pared.42 Según mencionaba Pantojas, prácticamente todas las calles de la ciudad contaban con barras, hospederías y otros negocios gay. Entre otros, se encontraban la hospedería El Morro Guest House en el 103 de la calle San Sebastián y Fanny Ann’s en el 204 de la calle Luna, que atendían a un público mixto. En abril de 1970, La Tea abre sus puertas en la calle Sol y durante catorce años dominó la escena del caféteatro de los setenta. El lugar fue fundado por Abelardo Ceide y se enfocaba en obras de teatro, música, parodias y trabajos culturales de izquierda y contestatarios. Fue la cuna de grupos como Haciendo Punto en Otro Son, además de servir de escenario al trabajo político de Los Rayos Gamma y proyectos de Teófilo Torres, Esther Sandoval y muchos otros, incluido el teatro de vanguardia de El Tajo del Alacrán. Contaba con un escenario pequeño y un salón. Luego de su cierre y de estar abandonada esa estructura por muchos años, abrió operaciones en su lugar el restaurante El Jibarito, que ubica en el 280 de la calle Sol.43 Un lado menos conocido de La Tea es que apoyó la gestión de artistas gay al ofrecer espacio al trabajo de profesionales como Antonio Pantojas y Junito Betancourt. También colaboraba con la Comunidad de Orgullo Gay mediante la pauta de anuncios en su boletín informativo.44 Pantojas recordaba su trabajo en La Tea desde 1973 como

42 Información obtenida en “Rastros y Rostros: Historial del Movimiento LGBTT en Puerto Rico”, conferencia organizada por el Colectivo Literario Homoerótica y ofrecida el 23 de julio de 2011 en el Ateneo de Puerto Rico a partir de las 7:00 p.m. 43 Ver reportaje “La Tea fue cuna de grandes artistas” en: Primera Hora, 25 de junio de 2011 (versión electrónica). 44 Pa’Fuera Vol. 2, Núm. 3 (abril 1975), página 13 una época productiva en la que desarrolló personajes que el escenario de este café-teatro le permitía elaborar. Diferente al trabajo de transformista en barras de clientela mayormente gay, donde representaba a grandes divas de la cultura popular, en La Tea puede crear otro tipo de representaciones.45 Tanto Ramos Otero en el campo de la literatura y el periodismo cultural como Pantojas en la actuación, comenzaron el proceso de “crossover” de los circuitos exclusivamente queer en los setenta para alcanzar una audiencia y lectoría más amplia en Puerto Rico, el Caribe y Estados Unidos. En el momento más alto de la consolidación de una cultura urbana gay sanjuanera, de la que la obra literaria de Manuel Ramos Otero formaba una parte crucial, y del proceso de articulación de un lugar de enunciación e identidad homosexual en Puerto Rico, llega el SIDA. El Center for Disease Control (CDC) emitió el 5 de junio de 1981 un funesto aviso en el Morbidity and Mortality Weekly Report sobre cinco jóvenes gay, previamente saludables, que padecían misteriosamente de la pulmonía Pneumocystis carinii, y de los cuales dos habían muerto. Casi de inmediato, varios médicos de San Francisco, Nueva York y otras ciudades le comunicaron al CDC que tenían pacientes que se encontraban en condiciones parecidas. La reacción de las autoridades estatales, eclesiásticas y científicas fue la de señalar, violentar y dar una estocada mortal a la floreciente cultura urbana gay. Durante los primeros años de la epidemia, el hombre homosexual tuvo presencia en la esfera pública como nunca antes en la historia de Puerto Rico, pero esta vez identificado como el portador de una “plaga”, de una amenaza a la “población general”, parte de un “grupo de riesgo” que amenaza la salud y estabilidad de la gran familia puertorriqueña heterosexual. Manuel Ramos Otero murió debido a complicaciones relacionadas con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida el 7 de octubre de 1990.

45 Javier Laureano, Op.Cit., página 343

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