estudiantes internos de una escuela de educación básica llamado "FM Libre" que, además de emitirse dentro de la unidad penitenciaria, tiene un alcance de 9 km en la región. Por desgracia, la comunidad sólo puede escuchar la programación de la radio, pero no tiene forma (todavía) de interactuar con los reclusos. A través de experiencias como ésta es posible ver cómo los muros de la cárcel se derrumban y dejan de representar la segregación de una parte de la sociedad socialmente excluida. Con todas las limitaciones reales, las prisiones están dejando de ser "instituciones totales" y están exigiendo a la sociedad su responsabilidad sobre esta institución social que clama por humanidad.
Noticias de investigación 7 Hoy he tenido la oportunidad de visitar dos unidades penitenciarias en Olivarria, en el interior de Argentina. Cada visita representaba un torbellino de emociones. Se pudieron conocer las experiencias de educación básica en la Provincia de Buenos Aires y de educación superior en la Universidad Nacional del Interior de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN). En la unidad femenina, nos recibieron algunas estudiantes universitarias detenidas en una pequeña aula de la universidad donde se desarrollan las actividades académicas. Para la realidad de una universidad extramuros, ¡es increíble lo que se hace dentro de una cárcel en un espacio tan reducido! Muy receptivos, nos hablaron de su vida cotidiana como estudiantes en la enseñanza superior y de sus retos y expectativas en relación con la vida académica. Los estudiantes de la universidad extramuros se sorprenderían de los discursos, sobre todo ante una realidad tan desfavorable. ¡En este espacio, para sobrevivir y seguir creyendo en la vida, es fundamental ser resiliente! No es diferente de los problemas que se experimentan en cualquier prisión de mujeres que haya visitado, lo que me sorprendió fue poder dejar mi dirección de correo electrónico para que me enviaran información sobre el Centro Universitario y sobre el colectivo de estudiantes que están construyendo. Para mi sorpresa, cuando llegué al hotel por la noche y pude acceder a mis correos electrónicos, ¡había un 183