En la Paz de Cristo
lizada a las necesidades de todos los miembros de su comunidad y especialmente de los que estaban en formación. Cuando Luis Carlos llegó a Santa Rosa, la Comunidad constaba de 9 sacerdotes, 12 hermanos coadjutores veteranos, 43 juniores, 38 novicios escolares y 23 novicios coadjutores, para un total de 135 miembros bajo la responsabilidad del Rector y del Maestro de Novicios. La misión del “Ministro” de juniores comprendía la atención directa e inmediata de casi todos los aspectos de la vida cotidiana: organización de la vida religiosa y comunitaria, distribución del tiempo dedicado a los estudios y al descanso, días de vacación, actividades deportivas y culturales, apostolados, vacaciones de fin de año, etc. En el ejercicio de su cargo, Luis Carlos se distinguió por su delicadeza en el trato, por su finura y discreción en su modo de proceder, y por el respeto y comprensión de las personas al ejercer su autoridad religiosa. Al mismo tiempo, como profesor se caracterizó por su amor al lenguaje y a la literatura, por su talante poético y a veces místico, que les imprimía a sus clases. Esto llevó a que algunos de sus discípulos lo recordaran posteriormente con la denominación de “el divino Herrera” … (divus). Para perfeccionar sus estudios literarios, a los que había sido muy aficionado desde su juventud, Luis Carlos fue enviado a Madrid (1966 -1967) en donde obtuvo un brillante doctorado en Literatura. A su regreso fue destinado nuevamente al Juniorado (1968), en donde ejerció su magis202
terio. Y al trasladarse el Juniorado de Santa Rosa a Bogotá, fue nombrado (1969) Superior religioso de un grupo de nueve jóvenes jesuitas que hacían sus estudios de Ciencias naturales en el Colegio Máximo de la Compañía. En los dos años siguientes (1970-1971) estuvo encargado del acompañamiento espiritual de los estudiantes jesuitas de filosofía. Durante este tiempo comenzó a ejercer su profesorado en el Departamento de Literatura de la Universidad Javeriana. El profesor y “Maestro” universitario La labor desarrollada por Luis Carlos en el departamento de Literatura y en la Universidad Javeriana (1963-1984) fue tanto administrativa como académica. Durante estos años, además de su profesorado desempeñó varios cargos: fue Director del departamento de Literatura, Codirector y Jefe de redacción de la Revista Javeriana, Decano del Medio Universitario y Secretario de la Facultad de Comunicación Social (1974–1977), Asesor de Medios de Comunicación Social (MCS) en América Latina DECOS- del CELAM. Pero además de profesor, Luis Carlos fue un “Maestro” en la formación de varias generaciones de literatos. Quien mejor puede dar testimonio de esta labor es el profesor Cristo Rafael Figueroa, hoy Profesor titular emérito del Departamento de Literatura. Según su valioso testimonio, “el padre Herrera, fue uno de mis formadores en mi carrera de Filosofía y Letras y luego mi Maestro-colega que asesoró varios proyec-