Opina que algo queda
Ismael Noé V. / Periodista independiente
«La era Post Covid-19 y el mundo que vendrá»
«Cuando el destino nos alcance» es el título de una película norteamericana de 1973 que narra la historia de un mundo sumergido en el caos, donde predomina la enfermedad, la escasez de alimentos, la pobreza y el hampa desatada. La sociedad que describe la obra se divide en una élite dominante que vive en casas de gran lujo y tiene acceso a alimentos de primera calidad, y una masa empobrecida que hace colas en las calles en espera del reparto. Una verdadera distopia. La película se desarrolla en un imaginario año 2022 y, al igual que diversas obras de la literatura universal, presenta una realidad posible, pero inimaginable para para el individuo en cada época. Según cinéfilos, la película constituye un llamado a la reflexión para preservar el planeta antes de que sea demasiado tarde. Y un recordatorio de que las cosas más aterradoras y tenebrosas simplemente pueden ocurrir si no hacemos lo que hay que hacer para impedirlas.
La pandemia como punto de inflexión La pandemia llegó sin avisar y se instaló en un mundo desprevenido y desorbitado, ocupado en guerras comerciales, sanciones y bloqueos económicos, golpes de Estado, alzas y bajas en la Bolsa de valores y contención de migraciones, con pocos resquicios para el espíritu. Ante la sobrevenida crisis mundial, originada por el Covid-19 o coronavirus, la humanidad entera entró en estado de shock, por lo cual numerosos analistas coinciden en señalar que la pandemia ha creado un verdadero punto de inflexión para la humanidad. Dicha crisis ha puesto al desnudo crudas realidades, sobre todo en el mundo occidental capitalista, donde los pueblos observan la indiferencia y desidia de los Estados nacionales, la violación del derecho internacional, la falta de solidaridad e improvisación sanitaria, el darwinismo social, entre otros deleznables comportamientos. No resultará nada fácil calibrar el negativo impacto socio antropológico, económico y cultural de la catástrofe y sus derivaciones para la sociedad del futuro inmediato. En este contexto, el cambio de conductas debería ser la lección aprendida por todos los tripulantes de nuestra “frágil y única nave espacial” (Walter Martínez dixit).
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