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«El gas directo huele muy mal»

En aquel episodio trágico de la obra Hamlet de Shakespeare se originó la frase «algo huele mal en Dinamarca», con la que en la vida política se designan las cosas que no marchan bien en un país por causa de la corrupción. Todo comenzó cuando la fiebre del dólar aun no nos había arropado. El comandante Chávez, siempre visionario, emprendió la gasificación por tuberías o gas directo para las comunidades populares. En Valencia, sectores como 13 de Septiembre, Barrio Venezuela colindante con La Bocaína y la Fundación Mendoza, así como urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela, entre otros, fueron beneficiados con la acometida del gas directo. En ese entonces, grupos de cooperativas como la del recordado Jorge y Alexander Núñez (padre e hijo) jugaron un papel fundamental para la culminación de las obras que tanto beneficio trajeron a dichas zonas populares. La urbanización La Isabelica fue también incluida en el proyecto, urbanismo desarrollado por Raúl Leoni a través del Banco Obrero, que luego pasaría a ser INAVI, e inaugurada por Rafael Caldera.

Los trabajos en La Isabelica fueron repentinamente paralizados sin explicación alguna por parte de PDVSA Gas ni de ningún otro ente público o privado. Cientos de metros de tuberías ya instaladas y cajetines de conexión a las puertas de casas y edificios (bloques) fueron abandonados, muchos de los cuales sufrieron destrozos en las llamadas “guarimbas” del año 2014.

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No fue sino hasta fecha reciente del calendario pandémico cuando, no se sabe quién, ni cómo ni por qué, decide retomar la vital obra. Pero lo que si es seguro, es que esta vez se esgrime un argumento tajante al estilo del chileno Sebastián Piñera: “Nada es gratis en esta vida”, acompañado del consabido ritornello: “Papá Estado se acabó”. Así que vayan preparando sus dolarillos, lechugas, trumps, verdes o como los prefieran llamar.

¡Pareciera un mal chiste si la vaina no fuera tan seria!

La coartada luce perfecta, si quieren disfrutar del gas directo, abandonar la leña y la cocinita eléctrica y reinsertarse en el Siglo XXI, deben bajarse de la mula, por cada casa y por

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apartamento. A fin de cuentas “cada vecino tiene a un familiar en el exterior que le manda los verdes”, aseguran en coro los nuevos actores, como poseídos por una nueva religión. En este pandemónium en tiempos de pandemia, valga la redundancia, brillan por su ausencia los responsables del conflicto, los vecinos se dividen entre «dolarizados» y «no dolarizados». PDVSA Gas asegura no trabajar con voceros políticos sino con la comunidad, al tiempo que quienes se abrogan la representación de la comunidad son las llamadas “estructuras”, léase Clap, Ubché, jefes de calle, entre otras. El ciudadano gobernador y el alcalde encienden mechurios al tiempo que instruyen a viva voz que “nadie debe pagar”. Otro funcionario de alto rango a quien yo llamo de cariño «Wuaraira Repano» asegura que “la tercera edad está exonerada”, asi que “abuelito” quédate en casa y no andes formando líos, al tiempo que un cuarto burócrata grita “yo no fui”. Mientras tanto la “estructuras” continúan haciendo el trabajo sucio empleando el psicoterror en pleno año electoral. A fin de cuentas, para reunir los verdes puedes hacer rifas, verbenas, tortas o vender tu nevera o algún otro coroto (menos la cocina a gas claro está).

¿Por qué la “Rehabilitación integral de La Isabelica” iniciada por el Ejecutivo regional no incluyó la acometida del gas directo para casas y apartamentos? Misterios de la ciencia.

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Lo cierto del caso es que no existen vallas de obra que reflejen el monto de la misma, la contratista y el ingeniero responsable. No sabemos si se licitó como manda la ley, no existen estudios socio económicos previos que determinen quienes están en capacidad de pagar y a cuanto ascienden los montos, que dicho sea de paso hoy superan los 150 dólares por vivienda.

Ningún funcionario o “líder” de comunidad puede obligar a nadie a firmar una renuncia al disfrute de ningún servicio público en caso que no pueda pagar el costo de la instalación, sin que este despropósito signifique una clara exclusión y violación de los DD.HH. Estos mecanismos coercitivos contradicen la Constitución Nacional y las leyes de la República y son tema de interés para la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público. El gas doméstico además de oler muy mal es altamente explosivo, sobre todo a las puertas de unas megaelecciones. Dios nos agarre confesados.

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«Sin dólares no hay gas»

En medio de la guerra desatada entre Ucrania y Rusia, el presidente Vladimir Putin ha hablado con claridad meridiana: "Sin rublos no hay gas". Ha sido una respuesta muy concreta ante la feroz arremetida de Occidente en materia de embargos y sanciones, que conllevó aparejada la exclusión del sistema financiero Swift, lo cual confiere a la economía un papel antes asignado a la política: "la extensión de la guerra por otros medios". La razón abreviada de esta radical medida es de lógica tajante: Los rublos no pueden ser embargados. Así de sencillo y resumido. Esto nos motiva a reflexionar, validando la extrapolación, sobre la actual situación que confrontan los habitantes de la urbanización La Isabelica, aquí en Valencia (la de Venezuela), los cuales son conminados a pagar en dólares para acceder al disfrute del servicio de gas directo a sus hogares. Por supuesto que las razones para ello distan años luz del mandatario ruso.

Los colectivos organizados por la defensa del derecho a los servicios públicos han sido satanizados e ignorados por quienes detentan el poder regional y municipal

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Al parecer, las famosas "cooperativas" encargadas no se sabe por quién, de la instalación subterránea de las dolarizadas acometidas del suministro, cuentan entre sus miembros a ingenieros pertenecientes a la nómina de PDVSA Gas. Esto explicaría el excesivo cobro y la impunidad. A estas alturas, cuando las denuncias han recorrido todos los entes encargados de velar por el derecho humano de acceso a los servicios públicos esenciales para la vida, siendo públicas, notorias y comunicacionales, llegando además hasta el despacho presidencial en Miraflores, ninguna autoridad se ha pronunciado al respecto. Que gran daño se ocasiona a la revolución bolivariana cuando los entes reguladores y fiscalizadores garantes del fiel cumplimiento de la Constitución y las leyes de la república hacen de la vista gorda. Maxime cuando parecen conformar una sociedad de cómplices, al mejor estilo de la Cuarta república, criminalizando la protesta popular y tildando a los verdaderos líderes sociales y sectores afectados de la tercera edad de zagaletones.

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«El Neoliberalismo retorna a Ecuador»

Cuando en noviembre de 2017 el sacerdote y sociólogo François Houtart visitó Caracas, procedente de Ecuador invitado por Acción Ecuménica AECU para reflexionar sobre teología y pensamiento crítico y la crisis de la izquierda en Latinoamérica, mostró su preocupación por el retorno al Neoliberalismo tras el ascenso a la presidencia de la fórmula Lenin Moreno – Jorge Glass. En una de sus charlas y durante un receso para almorzar, el clérigo pecó de sincero y nos confesó: “No sabemos realmente quien va a gobernar”. Houtart, quien falleció días después en Ecuador, fue amigo y asesor del ex presidente Rafael Correa, fundador del Centro Tricontinental y mentor de Camilo Torres en la Universidad de Lovaina. La inquietud sobre la inconveniencia y riesgos de los pactos con la derecha, presente dentro y fuera del partido Alianza País, daban cuenta de la penetración a lo interno que había consumado la reacción ecuatoriana al proyecto político del país andino.

En el primer asomo de retorno al Neoliberalismo y oleada de arbitrariedades, Lenin Moreno emprendió contra Julian Assange, asilado en la embajada de Ecuador en Londres. Se llevó por delante al vicepresidente Jorge Glass, quien fuera defenestrado de su cargo tal como el cuco arroja de su nido colonizado al indefenso polluelo; al fiscal Carlos Baca y al

François Houtart, teólogo de la liberación, ideólogo del Bien Común de la Humanidad y El Buen Vivir.

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presidente del Consejo de la Judicatura, Gustavo Jalkh; lo que le permitió tener bajo su control el poder judicial para utilizarlo en contra de los líderes progresistas antineoliberales. De nuevo se implementó la judicializacion de la política. Tales desafueros recuerdan lo acontecido en Brasil con Michel Temer, ficha principal del Partido Movimiento Democrático Brasileño PMDB, y compañero de fórmula en la coalición que llevó a Dilma Rousseff a la primera magistratura, solo que en esa ocasión la defenestrada fue la presidenta misma de la república. En segunda oleada, Lenin Moreno, va por la cabeza del propio Rafael Correa a quien pretende extraditar y colocar tras las rejas. Eel ex mandatario posee amplias posibilidades de triunfo en las próximas elecciones presidenciales y su partido Alianza País en las elecciones para elegir prefectos, alcaldes y concejales en 2019. Y ahora solicita la devolución del edifico de la UNASUR.

Moreno sucumbe en su torpeza ante la presión interna de la derecha ecuatoriana y la externa de los EE.UU. escogiendo el camino de la traición que lo lleva a intentar restaurar el pasado neo liberal, desconociendo el inmenso prestigio y popularidad de Rafael Correa entre los movimientos sociales, campesinos e indígenas y en la población en general. Si lograra su objetivo, Ecuador no será más un país de bajos impuestos y amplio presupuesto destinado a la inversión social, será el retorno a la oscura noche del neoliberalismo. ¡El tiempo dio la razón al cura belga!.

Rafael Correa impulsó importantes cambios en su natal Ecuador mediante la llamada “Revolución Ciudadana”

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