Palabras que tocan el corazón Autor: Eduardo Alonzo Adriano Heredia Escuela de procedencia: Colegio Radians Grado: 9no.
Categoría: 9no. a 10mo. 2do lugar
Érase una vez un niño que era feliz porque tenía una madre a la que amaba y quería. Ella trabajaba como enfermera en un hospital hasta muy tarde por lo cual el niño se quedaba en su pequeño apartamento esperando su regreso. Antes de salir, la madre siempre le decía a su hijo: “No salgas a la calle, bajo ninguna circunstancia” luego él daba un beso en la mejilla y se marchaba. El niño la veía salir a la calle y de inmediato cerraba la puerta con seguro. Cada día la esperaba de vuelta y mientras tanto agarraba su viejo, arrugado cuaderno que le había dado su padre la última vez que lo había visto y en él escribía cuentos, poemas o cualquier otra cosa que se le viniera a la mente. Para el niño, las palabras de su madre eran tan ciertas como el azul del cielo, por eso nunca salía a la calle, sin importar cuanta curiosidad y deseo sintiera por hacerlo. Un día la madre se preparaba para salir del apartamento. El niño, como siempre, cerró la puerta en cuanto vio a la mamá salir y se disponía a escribir cuando se dio cuenta que su madre había olvidado su tarjeta de identificación. Ante esta encrucijada, el niño comenzó a pensar. Debería obedecer las palabras de su madre y quedarse en el apartamento, aún sabiendo que no llevar la identificación le ocasionaría problemas en el trabajo? ¿o debería romper las reglas y llevarle a su madre la identificación? Él la había acompañado en otras ocasiones al trabajo y sabía que para llegar a él tendría que usar el metro, podría alcanzarla antes de que se subiera en él. El tiempo estaba pasando, mientras más tarda decidiendo, más problable era que su madre se subiera en el metro y entonces ya no podría alcanzarla. Finalmente optó por agarrar su chaqueta y salir dsiparado en busca de su madre. Mientras llegaba a la estación se dio cuenta de que había traído su cuaderno consigo sin darse cuenta. Al llegar, miró alrededor en busca de su madre, logró ver su silueta
Segunda Antología por estudiantes y maestros
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