Las rosas del recuerdo Autor: Fabián N. Martínez Santiago Escuela de procedencia: CIMATEC Grado: 9no.
Categoría: 9no. a 10mo. 1er. lugar
Era hace unos años que una niña llamada Ángela y su hermano Reinold jugaban cerca de un precipicio llamado la muerte aullante. Se le decía así porque unos viajeros de tierras lejanas habían escuchado aullidos como si un lobo rondara en sus adentros. Los visitantes eran alpinistas y fueron en busca del lobo que a su pensar se había caído. Después de unas horas, solo uno logró subir y dijo que había una bestia de las sombras que eso no era un lobo, eso era una bestia del más allá, una bestia del infierno -afirmó el viajero. Por años, nadie había vuelto a escuchar a esa bestia aullante del precipicio, pero un día como otro cualquiera Ángela y su hermano empezaron a jugar al borde del precipicio. Ángela empezó a escuchar unos aullidos muy similares a un lobo. Ella se asomó al precipicio y al momento de acercarse… el suelo empezó a deformarse como si se convirtiera todo en polvo y Ángela se desplomó como una pluma y nada ni nadie lo pudo evitar. Al momento de Ángela haber tocado el suelo, se desmayó. Reinold corrió a donde su padre Stewart. Él se encargó de mover a todo el pueblo de Venefalls para buscar a su hija. Tiempo más tarde, Ángela empezaba a abrir sus ojos, al ella despertar por completo observó a su alrededor y vio una bestia de gran altura y pensó que estaba muerta. Sin embargo, la bestia se apartó de ella y desapareció en las sombras. Ángela no desaprovechó el momento e intent escapar, escalando por una ladera de precipicio, pero no lograba subir más de dos pies sin caer al instante. Horas más tarde, ya el sol había bajado y Ángela logró escuchar gritos desde lo más alto del precipicio. La persona que gritaba era su padre que fue a rescatarla. Le decía: “Ángela tranquila, todo va a salir bien voy a bajar por ti y los dos podremos subir”. Entonces comenzó su descenso junto a otros dos hombres que le habían enseñado el arte del alpinismo. Es ahí cuando la criatura hizo su aparición y tomó a Ángela tapándole la boca para que no pudiera gritar
Segunda Antología por estudiantes y maestros
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