PARA VIVIR MEJOR sea importante ofrecer una definición que permita establecer con claridad el camino a explorar, más allá del sentimentalismo que la trivializa o de las banderas que la defienden. De acuerdo a Hawkley y Cacioppo (2010), la soledad se define como un sentimiento angustioso que acompaña la percepción de que las necesidades sociales de una persona no están siendo satisfechas por la cantidad o, especialmente, la calidad de sus relaciones sociales.
La soledad compartida Dra. Miguelina Justo miguelinajusto@gmail.com
L
a soledad ha sido protagonista de múltiples textos, canciones, poemas, incluso, tratados filosóficos. Canciones populares muestran a la soledad como una reacción ante la pérdida de quien se ha querido. Un ejemplo de esto es la pieza “Sola con mi soledad”, escrita por el argentino Aníbal Pastor, popularizada por Marisela. Las letras comunican la profunda tristeza por el abandono sufrido, la persona se encuentra pérdida sin la compañía del amado. De su lado, el poeta español Ramón Campoamor, habla de la sensación de estar solo, esa que parece empeorar cuando se experimenta en la presencia de otro ser humano. Para Campoamor esta será mucho peor que el mero hecho de encontrarse solo, así lo indican estos versos de su AMIGO DEL HOGAR / 3466
poema La tres rosas: “Sin el amor que encanta,/ la soledad de un ermitaño espanta./ Pero es más espantosa todavía/ la soledad de dos en compañía.” Campoamor invita a contemplar la soledad como realidad subjetiva, como estado interior, donde el dolor parece hacerse presente también. La soledad, en cambio, es apreciada por algunos filósofos como un estado fecundo, tal es el caso de Arthur Schopenhauer. Este gran filósofo alemán del siglo XIX, presenta la soledad como una conquista, como un requisito para la verdadera libertad y la sabiduría, como un espacio para crecer. Así escribe: “Las grandes mentes son como las águilas, que construyen su nido en alguna elevada soledad.” El encuentro con el otro se hace desde el reconocimiento de la abundancia personal, no desde la carencia. Al analizar estas ideas, fácil es comprender que la palabra soledad tiene connotaciones tan distintas, que parecen contradictorias. De ahí que
Investigaciones han demostrado que la soledad puede afectar tanto la salud física como mental de las personas. Xia y Li, 2018, afirman que la soledad es un factor de riesgo para la hipertensión y la arteriosclerosis, y puede ser tan mortal como la obesidad y el fumar. La soledad puede ser factor de riesgo importante para la demencia, también, de acuerdo a Sutin, Stephan, Luchetti y Terracciano, 2020. La relación entre la soledad, la depresión y el insomnio es multidireccional. La soledad puede empeorar la depresión, y esta puede profundizar el insomnio, lo que, a su vez, favorece a la sensación de soledad, tal como establecen Simon y Walker, 2018. Por otro lado, la soledad puede incrementar el estrés percibido, el miedo, la ansiedad y la rabia, al tiempo de disminuir el optimismo (Hawkley y Cacioppo, 2010). El impacto de la soledad parece ser mayor en los hombres, lo cual tiene implicaciones para su prevención y abordaje (Rico-Uribe, Caballero, Martín-María, Cabello, Ayuso-Mateos, Miret, 2018). La conexión con otros es vital para el sano desarrollo de los seres humanos. De ahí que el aislamiento pueda ser considerada una de las formas más terribles de tortura o de