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La encíclica de fraternidad y el amor social / La Pascua del Hno. Jorge Teasdale, MSC

La encíclica sobre la fraternidad y el amor social

Una encíclica que apunte a la fraternidad y al amor social como cuestiones esenciales de la fe y urgencias para nuestro mundo, no puede usar el lenguaje ambiguo o acomodaticio, no puede transar con el poder ni esconder la dura realidad, aunque resulte polémica y difícil de digerir. La nueva encíclica del papa Francisco mira los males del mundo y, sin condenar ni asumir un tono apocalíptico, nos hace volver sobre la calidad de nuestras relaciones, nuestros estilos de vida, las contradicciones de nuestra organización social o el desequilibrio que impone la lógica del libre mercado.

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Ante la gravedad de los males presentes, muchos acentuados por la pandemia, nos alerta de tantos comportamientos en el plano personal y social que no favorecen el esfuerzo por construir y habitar un proyecto de fraternidad y amor social. El papa Francisco coloca en primer lugar las vidas de las personas, tal como Jesús se acercó a las vidas reales, en situaciones concretas. No elude los temas cruciales que nadie se anima a tocar. Su toque de alerta nos invita a reconocer los desafíos de hoy, como son la solidaridad, el individualismo, la libertad religiosa, los inmigrantes o los peligros de la política.

Su tono es ciertamente evangélico, en continuidad con Jesús, quien empezó por establecer la verdad de los hechos sin ocultar nada. Y se fue acercando y dejándose tocar por aquellos considerados insignificantes. De esta manera, lo que la práctica religiosa ocultaba con una enfática devoción, quedó al descubierto por sus palabras y sus gestos de vida. Consecuencia de este modo de actuar, su propuesta fue malentendida y rechazada por muchos. Asimismo, la misión de la Iglesia para este tiempo de crisis, supone aceptar el conflicto y vivirlo con esperanza, porque Dios nos está convocando a pasar de un cristianismo de costumbres a uno de testigos.

Nos compromete a interpretar la realidad con un gran sentido de ternura, de empatía y de conciencia. No es posible ya dar la espalda a los hechos y no tomar partido. Como la encíclica, hemos de cuestionar sin paliativos todos esos “ismos”, comenzando por el propio populismo, el fanatismo, el nacionalismo, el neoliberalismo, el individualismo, el relativismo y el consumismo. Desde la fe, es un entrenamiento exigente, en la búsqueda de hacer posible la fraternidad, de manifestar el amor social que no discrimina ni condena. Y con Francisco hagámonos “eco de tantos caminos de esperanza. Porque Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien”.

IN MEMORIAM

La Pascua del Hno. Jorge Teasdale, MSC

El Hno. Jorge Teasdale falleció el jueves 22 de octubre, en la tarde. Nació en el año 1928 en Ste-Cleothilde, Canadá y había celebrado más de 70 años de profesión religiosa (31 de mayo de 1948), con una trayectoria de vida fecunda.

El hermano Jorge llegó a nuestro país el 30 de abril de 1957. Trabajó en el Seminario Misionero de San José de las Matas desde 1957 hasta 1963.

Se integró al equipo de la Imprenta Amigo del Hogar desde 1963 hasta 1981. También sirvió en el Monte de Oración de 1981-1987 coordinando su construcción, y regresó en 1987 a ser encargado de producción de la Imprenta Amigo de Hogar y desde 1989 permaneció en la residencia MSC de Los Prados.

Su testimonio personal, su entrega generosa, su sencillez, su sentido comunitario marcaron, entre otros rasgos, una trayectoria que nos deja entristecidos pero también agradecidos al despedirlo de esta vida mortal y confiarlo al que lo amó primero y lo llamó a consagrarse para los demás, como Misionero del Sagrado Corazón. Agradecemos la vida y testimonio del Hno. Jorge.

La fi delidad de la vida, fuente de la esperanza

Rosa Ramos de Amerindia

Pondré el acento en la maravilla de la esperanza, en tanto confi ada respuesta a una fi delidad que nos es regalada una y otra vez por la vida misma.

La vida es fi el con sus ciclos, en su

dinamismo. Los embarazos, las estaciones, el ciclo de las semillas que permiten plantar y esperar su fruto, como dice la parábola exclusiva de Marcos: “El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga.” (Mc. 4, 26-28)

No afi rmo un eterno retorno, no se trata de una mera repetición, pues

siempre hay novedad, sorpresa, que atiza la espera confi ada en la fi delidad tanto como en la pro-

digalidad de la vida, que como el trigo llega abundante en la espiga. Podemos preguntarnos ¿cómo será este año la cosecha?, aunque sí sabemos en qué época se dará, que los granos estarán en la espiga y no en la raíz, en el caso del trigo; así como buscaremos las papas o las zanahorias en la tierra, debajo de las hojas.

En tiempos de pandemia la incertidumbre es mayor, incluso angustiante para tantos y tantas hermanas, no sólo por el temor al contagio, a la enfermedad, a su cura o no, a las vacunas en proceso de testeo. Para muchos la incertidumbre es el trabajo y hasta el plato de comida del día siguiente. Además aparecen otros nubarrones amenazantes a otros niveles.

Ante tanta incertidumbre y angustia, la tentación de la parálisis puede aumentar la zozobra. No obstante, nos levantamos cada día, nos estimulamos unos a otros procurando “que ninguno se pierda” compartiendo lecturas, videos, pues nos sabemos comprometidos unos con otros:

“ánimo nos daremos a cada paso, compartiendo la sed y el vaso”.

En medio de las crisis y dudas, en

nuestro auxilio llega esa vida porfi ada de muchos modos, como promesa, como arras de una fi de-

lidad mayor y nos hace sonreír, entibia, perfuma el alma… entonces nos levanta y moviliza para responder a su altura.

Hace un tiempo, aún antes de empezar la primavera, escribía “Y sin embargo fl orecen”. Y sí, fl orecieron en avanzada los ciruelos, hoy los lapachos nos embriagan con tanto color, los plátanos se han revestido de nuevas y brillantes hojas verdes y sus siluetas se han ensanchado embelleciendo nuestras ciudades del sur. Aún en pandemia la primave-

ra no se detiene.

Bienvenida la vida de cada niño que nos invita a confi ar que “la vida puede más” y anima a apostar a los valores más nobles

¡¿Y qué decir de los embarazos y

nacimientos?! Cada niño que ha nacido en estos largos meses y cada embarazada que tenemos en la familia, entre los amigos, incluso una desconocida que vemos en las calles, nos grita “la vida sigue”, “la vida es fi el”, alienta nuestra esperanza y nos desafía a la fi delidad en muchos frentes.

Una vieja canción decía “corre lagarto, pon otra cama en el cuarto y en agosto de parto”, hoy tomé este tema de la cantante brasileña Flavia Wenceslau https://youtu.be/ nrivvazGZng que nos habla de la espera entusiasta y activa de una madre que le habla a su niño o niña en su vientre y le dice “ya tengo historias para contarte y lugares para llevarte”. Le anticipa que es bienvenido/a y que “hay tanta gen-

te esperando solo para quererte”

y que cualquier cosa que haga esa criatura perfumará sus vidas de un modo maravilloso.

Cada embarazo renueva la esperanza de una nueva humanidad.

Recurro a otra canción “aunque

nazcas pobre te traigo también, se necesitan niños para amane-

cer”, y me recuerda a las mujeres judías esclavas en Egipto que no cesaban de tener hijos, su misma fecundidad asustaba a sus opresores. Esa vida porfiadamente fiel

en medio de las penurias generaba esperanza de futura libertad, de amanecer, de tierra generosa.

De algún modo iban gestando esa posibilidad al punto de provocar la solidaridad de otras mujeres, las parteras egipcias, que incumplían las órdenes de matar a esos niños que parían las judías.

No desconozco que también existe en el extremo opuesto la cruel práctica de robar niños recién nacidos y quitarles la identidad. Pero prefiero –porfiadamente- apostar a las respuestas fieles y generosas, como la de Irena Sandler, la enfermera polaca que durante el nazismo, arriesgando su vida en Varsovia, salvó dos mil quinientos niños judíos,

cuidando además de preservar su identidad. Irena, la polaca católica, en el siglo XX, repite sabiéndolo o no, aquel gesto a favor de la vida de las parteras egipcias.

Bienvenida la vida de cada niño que nos invita a confiar que “la vi-

da puede más” y anima a apostar a los valores más nobles, en tanto nos abuena. Lo hace desde la ternura que nos provoca y desde la práctica del cuidado de ese pequeño frágil.

Un Emmanuel, un Dios con nosotros repitiéndose en el milagro de cada nueva vida.

No todas las historias de embarazos son maravillosas, los hay no deseados, otros con patologías, muchos en medio de carencias, sin embargo, muchos de esos llegan portando un tesoro escondido en su fragilidad. Hace un mes en una unidad carcelaria, una mujer bautizó a sus pequeños mellizos. Fue una fiesta para los privados y privadas de libertad, celebrada junto con los policías, los agentes de pastoral y el obispo del lugar que bautizó a las criaturas. ¿Qué significó para cada uno ese signo? Seguramente ha sido vivido e interpretado de modos diferentes por todos, pero ¡cuántas esperanzas de algo

Irena Sandler

nuevo y mejor para los niños, para la mamá, para los demás reclusos! ¡Y para una Iglesia servidora!

La vida misma, o Dios, regalándonos un niño, una niña, que crece en nuestras entrañas y/o en nuestro corazón, nos hace un don mayor -si cabe- al ofrecernos confianza: somos dignos, responsables de amar y cuidar esa vida.

Podemos renovar la esperanza de mundo mejor y animarnos a trabajar por él, gracias a la presencia de esa criatura.

Flavia Wenceslau canta también

“Mi corazón late al latido (también sueño) de tocar tu mano y la naturaleza más pura (y simple) no

tiene explicación.” Claro, porque es puro don.

La vida es fiel, sigue confiando en nosotros, así nos mueve a la esperanza y al amor con cada vida nue-

va. La vida crece desde abajo, desde lo pequeño, como las semillas que ponemos en la tierra. La vida con su fidelidad nos enamora, re-encanta la esperanza y nos compromete.

Rosa Ramos. Uruguay. Laica y educadora formada en filosofía y teología, con más de 30 años de docencia. Publica en su Blog Espíritu y Libertad | www.amerindia.org.

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