gremiales El juramento hipocrático y su implementación profesional Dr. Miguel A. Suazo Médico bioeticista
Con suma frecuencia se apela al Juramento Hipocrático para exigir determinados cumplimientos a los médicos, sobre todo aquellos vinculados con la responsabilidad de tratar. Hoy sabemos que el Juramento es aplicable a todos, no solo a los médicos, así dice Diego Gracia: “en este sentido, puede afirmarse que el Juramento Hipocrático no solo es el paradigma de la ética, sino de la ética médica, de la ética profesional en tanto que tal”(1998, p.136) Estas razones nos justifican a escribir este artículo dirigido al sector farmacéutico, ya que las indicaciones y obligaciones morales del Juramento son válidas también para su quehacer, les exige y les responde desde su fundamentación. El Juramento no exige desde la literalidad del texto ni que se repitan sus ejemplos, sino más bien están referidos a los principios y valores éticos que lo estructuran. El lenguaje utilizado está ubicado en la época y el contexto griego, no en la interpretación de sus letras visto con lentes de hoy. Revisemos un ejemplo del Juramento cuando en uno de sus párrafos plantea: “Haré uso del régimen dietético para ayuda del enfermo, según mi capacidad y recto entender: del daño y la injusticia le preservaré” (Sánchez-Salvatierra
y Taype Rondón, 2018) en otras traducciones dice “del daño y la injusticia le preservaré” y de inmediato los intérpretes de la cotidianidad exigen a los médicos ser justos en la atención, el cobro, la cortesía, etc. Un análisis objetivo deberá recordarnos que la exigencia es válida para todos los servidores, no importa su profesión o dedicación y, más aun, la palabra “justicia” tiene otra acepción y se refiere a “ajustar”, hacer ajustes en base a un referente, por eso la tarea era ajustar la diaitia. ¿Qué podría ser más justo que actuar de acuerdo a las normas que exigen actuar en base al bien y lo correcto? El médico tenía que tratar y curar ajustándole la dieta, la diaitia le llamaban que incluían los medicamentos, los ejercicios, las recomendaciones a sus pacientes para mantener o recobrar la salud perdida o prevenir la enfermedad. El médico que sabiendo lo que tiene que hacer no hace el ajuste a sus pacientes vulnera la moralidad de su responsabilidad en la relación médico paciente. Incumple con las tareas definidas por su profesión. A cada grupo profesional le corresponde interpretar sus tareas de hacer ajustes o cumplir comparando el acto con la norma, la regla, la ley o los compromisos contractuales del
servicio. Así, vemos que el Juramento no es un código de acción, pues los ejemplos no se aplican siempre a la realidad de cada persona o grupo, pero los principios que lo sustentan sí. En el área de farmacia hay que clarificar sus códigos, sus normas, sus obligaciones y, correspondientemente el Juramento les exige adaptar sus acciones a sus mandatos morales, ajustarse a su norma será la exigencia ética del Juramento. Es decir, apegarse a las máximas que subyacen en sus mandatos. Uno clásico y recordado por todos es “ante todo no hacer daño” y es válido para cualquier profesión u oficio en que nos desenvolvamos. La tarea básica es poder identificar cada cual en su ámbito que es lo correcto y lo bueno, lo bien hecho. Eso se logra ajustando el acto a esa norma, que es lo que le daría la característica de ser ético a ese comportamiento. Un nuevo ejemplo nos ayudaría a aclarar más, revisemos estos otros acápites del Juramento: “Lo que en el tratamiento o, incluso fuera de él, viere u oyere en relación con la vida de los hombres, aquello que jamás deba trascender, lo callaré teniéndolo por secreto” (Sánchez-Salvatierra y Taype Rondón, 2018). Esto nos refiere a la discrecionalidad y secreto del que hablamos ya en
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