CULTURA LGTB+ /// MICRO RELATOS
‘Lo que no se contó en la presentación del libro’ de Jesús Barrio Caamaño –Te sigues acordando de él, ¿verdad? –Gustavo, que aquel día iba de Gustavo y no de La Sussi, hizo una afirmación, más que una pregunta. –¿Es muy patético por mi parte? –A ver, Sebastián –Gustavo suspiró, y se puso más cómodo en el banco de Plaza de España en el que los dos estaban sentados–. Yo también estuve muy colgado de él, de sus aires de bohemio; poniendo siempre la música de Linda Mirada… Me hundí en la mierda cuando pasó de mí y se fue con otro. Podría haber acabado tirada en una cuneta, borracha, drogada y destruida, pero decidí pasar página. Es curioso, yo terminé viviendo aquí en Madrid, el lugar donde mejor lo pasé con él, y tú en París, donde más felices fuisteis.
–Qué tonto eres... –Mira, Sebastián, tienes que estar muy contento. Escuchándote hoy en la presentación lo he visto todo claro: tú debías escribir este libro y yo aparecer en él. Era tu misión contar esta historia, que es la de muchas y muchos, y yo necesitaba poner mi granito de arena en ella. Este libro tenía que ver la luz. –¿De verdad lo crees? –preguntó el escritor con ojos vidriosos. –Claro que lo creo –Gustavo apagó su cigarro en el suelo, y lo tiró a una papelera que había junto al banco. Luego, puso su mano sobre la de Sebastián–. Nadie nunca te podrá arrebatar los buenos momentos que viviste con Lander. Y han quedado inmortalizados en una novela. Todos hemos quedado inmortalizados gracias a ti. Pero ahora es momento de que vuelvas a París y de que empieces un libro nuevo, ya sin él. –Gracias, Gustavo –los dos se fundieron en un abrazo.
–Pero los dos sin él –dijo Sebastián.
–Lander se ha perdido a un chico cojonudo.
–Entiendo que para ti sea más difícil. Yo estuve enrollado con él solo unos meses, pero tú fuiste su novio durante un año –Gustavo dio una calada a su cigarro–. Sin embargo, sé que volverás a conocer a alguien especial. A mí me ha pasado.
–Lo mismo digo –añadió el escritor.
–¿Ah, sí? ¿Y quién es el afortunado? –La sin nombre.
–Anda, vamos a volver con las demás, que van a pensar que nos hemos fugado juntas… –dijo Gustavo. Se pusieron en pie y emprendieron el camino de regreso al bar, agarrados del brazo–. Oye, y ya podía haber venido hoy la Linda Mirada, ¿no? Con la publicidad que le hemos hecho, y con lo que nos gusta, ¡hay que ver!
–¿Estás de coña? –se sorprendió Sebastián. –Tú solamente le conoces de travesti, pero es el tío más guapo que he visto en mi vida. Aunque mejor que no le veas de chico, que es evidente que tú y yo tenemos gustos parecidos…
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Fragmento de la novela inédita “El bulevar de Sebastopol”, de Jesús Barrio Caamaño.
Jesús Barrio Caamaño jbc_and_thecity