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Diversidad

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Vivir, Vivir

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Foto: El Faro de Vigo

¿Cómo contrarrestar el discurso de odio hacia el colectivo LGTB+?

El discurso de odio precede a las acciones de odio. En España ha ocurrido esto: se ha pasado de darle espacio y voz a personas que predican odio al diferente a permitir manifestaciones neonazis en barrios LGTB+. Y no solo eso, sino que ya hay una persona asesinada al grito de “maricón” en nuestro país.

Se trata de un problema que hay que eliminar de raíz, pero que nos costará mucho trabajo, ya que la aceptación y la visibilidad del colectivo están siendo mermadas a pasos agigantados. ¿Qué podemos

hacer nosotrxs como personas del colectivo LGTB+ para poner solución a este problema?

La visibilidad es la clave para que seamos incluidxs en la sociedad de la misma forma que lo son las personas cishetero. Si no nos ven, no existimos. Aunque para nosotrxs, conseguir un ápice de visibilidad supone un esfuerzo titánico que puede ser derrumbado con facilidad, ya que no existe una aceptación forjada hacia las personas LGTB+.

El discurso de odio, por desgracia, es demasiado potente en pequeñas dosis, mientras que nuestra visibilidad va dando sus frutos poco a poco. Actualmente, la ventana que nos ofrecen internet y las redes sociales son un gran potencial para hacernos visibles, sobre todo en las generaciones más nuevas. Visibilizarnos en redes sociales es una forma muy eficaz de mostrar nuestra existencia y que no somos “una minoría muy pequeña”, y de este modo, cuanto más visibles seamos, el resto de la sociedad tendrá más interiorizado el que las personas LGTB+ somos igual de “normales” que ellxs.

El discurso de odio no solo se revierte mediante la visibilidad. Como colectivo LGTB+, estamos hartxs de escuchar frases con un trasfondo de rechazo, en las que ese rechazo se intenta camuflar:

“No os quejéis tanto, que aquí casi no tenéis problemas”, “Nadie os mata en España. En Arabia Saudí os querría ver yo”, “No entiendo por qué no puedo hacer chistes de gays, si no van

con malas intenciones”. Con este tipo de frases, la gente trata de quitarle hierro al asunto y hacernos creer que no tenemos motivos por los cuales luchar y pelear.

Estas frases deben ser corregidas, porque si no, lo único que se consigue es perpetuar los argumentos para discriminar al colectivo y que sigamos estando a la sombra del resto de la sociedad.

Además, a estas pequeñas muestras del cuestionamiento al que estamos constantemente sometidxs, se le une la idea de que las personas del colectivo tenemos que ser “seres de luz” y 100% perfectxs como moneda de cambio para ganarnos la aceptación de la gente. Esto no deja de ser otra forma de cuestionar nuestra realidad y excusar el odio que recibimos. Por ejemplo, una persona LGTB+ que cometa cualquier error en la vida o al relacionarse con otras personas, automáticamente será cuestionada y se reforzará en la sociedad la idea de que las personas que conformamos nuestro colectivo somos malas personas, o en su variante, que somos así solo por ser LGTB+.

Esta conducta hacia nosotrxs es muy peligrosa, ya que es una de las bases de la LGTBfobia que sufrimos hoy en día. Revertirlo es nuestro deber, y como colectivo, debemos dejar claro que somos personas humanas, con nuestras luces y nuestras sombras. Que ningunx de nosotrxs es perfectx y que no por ello dejamos de merecer el respeto que se le debe tener a cualquier otro ser humano.

La lucha por revertir este discurso de odio no puede frenarse, y menos aún cuando el odio avanza, como hemos dicho antes, a pasos agigantados y con el apoyo de muchos sectores de poder.

Por desgracia, esta oleada de odio no hace más que aumentar. Hace tres meses escasos asesinaban

a Samuel en A Coruña al grito de “maricón”.

Hace un par de semanas, en el barrio madrileño de Chueca, se paseaban grupos neonazis gritando consignas como “fuera maricas de nuestros barrios” o “fuera sidosos de Madrid”.

Mientras tanto, las manifestaciones en Madrid que condenaban el asesinato de Samuel fueron reprimidas a la fuerza por la policía. En resumen, el discurso de odio pasa a ser acción de odio y se acaban legitimando ambas cosas y reprimiendo y silenciando a las víctimas del odio.

Si esto se ha permitido, ¿qué podrá ocurrir en los próximos meses si no actuamos ya? Es de extrema

urgencia hacer frente al discurso de odio, porque si se acaba el discurso, se acabarán las acciones de odio. Estamos solxs y en nuestras manos está la solución.

Javier Rosauro Barreiro

Periodista

Foto: El País

Foto: José Luis Roca. El Periódico de Aragón

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