Mujer, Montaña y Ríos.

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Mujer, Montaña y Ríos

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© Mujer, Montaña y Ríos. 2021 Dirección e ilustración Lina María Benjumea Alzate Diseño y diagramación Juliana Alejandra Riaño Correa Edición Angélica María Chávez Becerra Editado en Pereira, Colombia ISBN: (En trámite) @Ellasuna_ www.ellasuna.com.co contacto@ellasuna.com.co ellasunacreativa@gmail.com Colaboran en este número: Mariana Piñeros Jiménez, Marta Ivone Sabogal Sabogal, Mayra Alejandra Mina Arboleda, Ana Maria Zuleta Garces, Mónica Viviana Bernal Soto, Dary Dixie Campo Arias, Zuly Cruz Ruíz Andrade, Alejandra Gotóo, Gloria Esperanza Cojo Rodríguez, Alejandra Liliana Chávez Becerra, Gloria Marcela Ospina Salamanca, Andrea Yohanna Hastamorir Vaquiro, Ana María Salazar Aguirre, Sandra Yaneth Rojas Guevara, Maria Susana López, Lina María Burbano Quiñones, Paula Mayo, Mónica Elizabeth Valenzuela Valles, Ana María Morillo, Juliana Alejandra Riaño Correa, Angélica María Chávez Becerra, Lina María Benjumea Alzate. Proyecto ganador de la convocatoria Jóvenes en Movimiento del Ministerio de Cultura. Todos los textos e imágenes presentados, son propiedad de sus respectivos autores, queda por tanto, prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de esta publicación, sin el consentimiento de los mismos. 2


El colectivo Ellasuna, con la intención de fomentar espacios de participación de las mujeres, y el propósito de compartir las miradas referentes a la naturaleza, propuso este proyecto a la convocatoria Jóvenes en Movimiento del Ministerio de Cultura de Colombia, dicha propuesta fue ganadora, permitiendo abrir una convocatoria para su desarrollo; así, gracias a la colaboración cultural y artística de más de 20 mujeres, se construyó el presente libro digital, llamado Mujer, Montaña y Ríos. La publicación Mujer, Montaña y Ríos es un diálogo con diversas mujeres, quienes con su arte comparten las perspectivas sobre las relaciones que tienen con su territorio. Un libro donde se unen las pinceladas y las letras para repensar nuestro papel en el mundo. Quienes intervienen representan sus visiones, pintan y relatan, describiendo su relación con la tierra, las semillas y la sabiduría de otras culturas que no han sido escuchadas; por otro lado, es un viaje artístico que enmarca a su vez discursos críticos, acerca de la relación de dominio de la humanidad sobre la naturaleza, develando entre otras cosas, el descontento frente a un mundo que concibe la naturaleza como un recurso. Patricia Noguera (2004) “Mientras la mirada a esas relaciones entre los ecosistemas y la cultura sea una mirada de dominio y los discursos del desarrollo aun del desarrollo sostenible, sigan imperando, seguiremos siendo una especie ingrata, y morando la tierra—ese mundo de la vida simbólico-biótico- del cual hacemos parte- como si fuera una bodega llena de recursos disponibles y para siempre.” (p.47) Por otra parte; las obras publicadas, narran desde múltiples representaciones el mundo mágico que habitamos; exaltando la vida y el verdor de las montañas, generando interrogantes acerca de nuestra manera de existir. Diana Uribe y Alejandra Espinoza (2020) “Por eso necesitamos revolucionar nuestra manera de existir en la tierra. Necesitamos romper con las hegemonías que han logrado que concibamos la naturaleza como algo separado de nosotros, como algo ajeno a la sociedad y a la cultura. El ser y el mundo natural, son parte de la misma realidad” (p.413). De este modo, compartiendo a través del arte, nos unimos en esta publicación, para leer nuestro mundo, cuestionar los paradigmas, deconstruir y crear. Por: Lina María Benjumea Alzate.

-Noguera, P (2014). El Reencantamiento del Mundo. Universidad Nacional de Colombia -Uribe, D. Espinoza, A. (2020). Revoluciones. Peguin Random House. Bogotá.

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Contenido Ana María Morillo La Maja Mina Lina María Burbano Quiñones Dary Dixie Campo Arias Zuly Cruz Ruíz Andrade Mariana Piñeros Jjiménez Marcela Ospina Salamanca Mónica Elizabeth Valenzuela Valles Ana María Salazar Aguirre María Susana López Paula Mayo Sandra Yaneth Rojas Guevara Andrea Yohanna Hastamorir Vaquiro Alejandra Chávez Becerra Gloria Esperanza Cojo Rodríguez. Alejandra Gotóo Mónica Viviana Bernal Soto Ana Zuleta Garcés Marta Ivone Sabogal Juliana Alejandra Riaño Correa Angélica Chavéz Becerra Lina María Benjumea Alzate

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Ana María Morillo "Mi trabajo artístico propone generar una mirada reflexiva sobre lo fundamental de las relaciones interpersonales; mantener viva la memoria, las tradiciones, reconocer el valor de la palabra, de nuestra identidad, de la herencia cultural y fomentar el cuidado del frágil equilibrio de los ecosistemas que nos rodean. Desarrollo procesos artísticos que involucran técnicas como, dibujo, óleo, acuarela, tintas, fotografía, collage, grabado, junto a saberes tradicionales en gastronomía, tejido, bordado y saberes formales en Química, Biología y Educación Ambiental".

"He participado en 8 exposiciones individuales y 20 colectivas en Colombia y el exterior, entre las cuales se destacan Nogal Hilos De Vida. Salón Bat y Segunda Piel. Alguien. Personas y Máscaras. Pequeños Habitantes del Caño 30-53. El Aroma De La Memoria. Bienal Sur. Tucumán Argentina. Bajo El Ala de tu Sombrero. Entre Tejidos; Cuaderno de TanatologíaMambo El Sombrero; “Cosmogonía Pasto” Legado Simbólico y Oral. Casa De La Cultura del Ecuador. Benjamín Carrión. Quito y Reconocimiento Pintora del año- Revista Correo del Sur”.

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Óleo sobre lienzo

Río Magdalena Pescador en lancha- La desolación ante la ausencia de alimento, por la pérdida de especies nativas en el Río Magdalena. El Río Magdalena es uno de los ríos más largos de Colombia. Fue navegable y recorre el país de norte a sur, muchos de los habitantes derivan su sustento de la rivera del río por la gran variedad de peces que en él habitaban.

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óleo sobre lienzo.

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Cebada

y

En las faldas del volcán nevado El Cumbal, compañero de sus habitantes y el asombro de mis amaneceres, están los campesinos, con sus manos tostadas por el sol, sus dedos ásperos y su sombrero, recolectando el fruto de su siembra. Elevan con toda su fuerza las espigas doradas, para liberar los granos de sus tallos y obtener los granos maduros de trigo o cebada, que luego se transformarán en alimento. Ahora miro con tristeza que los maravillosos cristales de su cima, ya no brillan como antes y aunque el frío se siente en la madrugada y el anochecer, se va perdiendo la magia, la que me atraía y llevaba mi mirada todos los días cuando iba al colegio de la mano de mi abuelo.

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Cumbal


Caño Cristales, Cascada La maravillosa sensación de estar en un paraíso, de oler, escuchar y tocar las suaves plantas que allí habitan es uno de los mejores regalos que recibí al visitar esta cascada, que nos llena de vitalidad al sentir su fuerza de la caída sobre nuestro cuerpo. Uno de los lugares más hermosos que tenemos en Colombia y que debemos proteger y cuidar.

Óleo sobre lienzo 9


Grabado impreso en papel acuarela fabriano

Contra el Muro ¿Qué pasará con las especies que habitan las fronteras? las plantas que sustentan estos ecosistemas que se truncan y se rompen? y quién escucha la voz de los animales que dependen de este equilibrio? ¿Cuántos seres desaparecerán sin ser conocidos? Si todos somos parte de este todo, ¿por qué no actuamos? 10

¿Por qué creamos fronteras? ¿Para qué sirven las fronteras, si no es para dividir y separar? ¿Por qué nos separamos? Son las preguntas que me hago, cada vez que escucho y veo los muros que todos ponemos para aislarnos de los demás, unos son físicos y otros sociales, mentales, culturales, económicos.


Convivencia en el Conflicto Convivencia en el Conflicto Esta pieza está inspirada en las mujeres de la zona Andina Colombiana, especialmente las que habitan al sur de Colombia, las que tienen que vivir entre el miedo y la supervivencia, entre sus cultivos de maíz, con las coloridas amapolas que nacen para alegrar sus tareas agrícolas, y los cultivos destinados a otros propósitos, que generan miedo y zozobra, el estar entre su vida sencilla y los conflictos armados generados por el dominio del territorio. Siempre llevan a sus pequeños durante todo el día, para brindarles afecto y protección durante su primer año de vida.

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La Maja Mina "Negra, poeta y otras hierbas aromáticas, comadre Menora, gestora Cultural del oriente

de Cali, tallerista en temas de género y raza, miembro de la asociación de Mujeres Afrocolombianas Amafrocol, del Comadreo por la vida y del Colectivo de mujeres poetas negras Cimarroneando el Verbo. Recientemente ha participado en la creación de tres libros de publicación colectiva Antología literaria "URDIMBRES" Mujeres del Pacífico narran su territorio, "Cucuruchando en la Memoria" Reconstrucción colectiva de la oralidad de mujeres negras del Pacífico y "Con los pelos de Punta" Historia sobre discriminación y racialización de mujeres y hombres negros".

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Somos semilla Somos la historia que se escribe con tinta roja sobre nuestras pieles de sal.

Algunas rotas, otras sonrientes, unas cuantas almas viajeras.

Los caminos de tierra, agua y monte que en otros tiempos trazaron las ancestras.

Tejedoras de redes que abrazan la vida y desafían los ritmos del tiempo.

Los sueños que se sueñan, las manos que acarician, la música que baila, los cantos de las abuelas. Somos los nombres olvidados, arrancados de los libros sagrados, las voces silenciadas que se elevan con él viento. Lo que incomoda, lo que irrumpe, lo que duele, lo que hace ruido y libera. Historias infinitas, envueltas en pieles diversas, cuerpos encadenados, aves que anidan la libertad, espíritus de otras tierras.

Históricas, transgresoras, errantes, diversas, mágicas, andariegas. Somos territorio propio e ingobernable, dadoras de vida, cuidadoras del universo. Hijas de otras madres Madres de otras hijas, hermanas del camino; las ñañas las manitas las mayoras, las menoras, las parceras. Somos la rabia que grita y el eco que responde. 13


El fuego que arde en las calles, cantando llantos y sanando dolores. La noche negra que nos cubre con su manto y nos cura los quebrantos. Somos los años andados sobre nuestros pasos, los miedos y los daños, la memoria que nos habita, la magia que nos alimenta, los saberes que se heredan. La tierra negra que nos siembra con ternura en todas partes; en el monte, en el río en el árbol de la vida, en el polvo de las estrellas. Raíces enredadas en los sueños caminantes de otras mujeres.

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Somos, fuimos y seremos la semilla que re-existe y se esparce poderosamente en el malungaje de nuestras existencias. Maja Mina. Cali, septiembre de 2021


“Soy mujer, montañera

Lina María Burbano Quiñones

y campesina del Macizo Colombiano, del municipio de Sucre en el departamento del Cauca, tengo 29 años. Estudié en la Universidad del Cauca Ciencias Políticas, una especialidad en Políticas Públicas y una Maestría con el mismo título que estoy por terminar. He participado solamente en Recitales poéticos pequeños en la ciudad de Popayán y en la Universidad del Cauca”.

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Luna de Marzo Hoy soy más tierra que nunca,

soy quien en la mezcla

me cobijo con su aroma,

llama a la compartencia,

me vuelvo a ella con agradecimiento

a la juntanza, a la raíz y a la flor.

por ser mujer insurrecta, rebelde

¡Salud!

y alegre como sus tiempos

Y que mandan decir quienes saben*,

Hoy soy árbol con profundas raíces,

que queremos un mundo

mis hojas están teñidas de diferentes naciones,

donde quepan todos los mundos;

de diferentes pueblos y culturas,

porque hay tantos pensamientos

mis ramas están llenas del mundo

como colores en la tierra,

que desde la palabra verdadera

y ya ven en la madre naturaleza todo tiene

se ha impregnado en mi savia.

su espacio, tiempo, forma y modo.

Mis flores están llenas de amor

*EZLN

para quien quiera recibirlo:

Corazóndefuego

planta, tierra, pájaro,

Montañas del Macizo, Cauca-Colombia

agua, animal, viento, mujer, hombre, niña, fuego, piedra, montaña y para recibirlo mis poros abiertos Soy mezcla y me enorgullece serlo,

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Memoria Tengo en mis manos memorias viejas, historias de otro tiempo, saberes venidos de lejos, Unos enraizados en el agua y las alturas de la cordillera central, Otros viajantes desde la verde y profunda selva Amazónica Vinieron a posarse en estás manos maciceñas, que fluyen como agua, suaves como la tierra negra, verdes hojas e incendiarias como la candela del fogón En ellas tengo recetas milenarias que sirven para criar el mundo, la tierra toda con ellas cuido gente, animales, plantas, vida y muerte Hay en estas líneas escritos secretos que espantan enfermedades, dolores y miedos En estas huellas están grabadas las fórmulas del amor, la caricia que cura, el roce que eriza, el golpe que defiende, la fuerza que protege, son llamadoras de la risa que se esconde en las cosquillas Mis manos, son las manos de mi madre, son las manos de mis abuelas, son herederas de fortalezas, quehaceres y también resabios y pesares Aquí, se quedaron los sabores, la medida precisa en las comidas, la calidez de la sopa, el amor del sancocho, la alegría del café, el querer que se siente en la lengua y el calorcito de la panza Son dulces como la panela, quitan la sed cuál chuya de maíz con hojita de naranjo, están llenas de cicatrices invisibles y se rehúsan a ser duras como la tierra del corral, aunque me llame María y tenga el corazón de fuego Estás manos son sembradoras de futuros, hierbas, ofrendas y conjuros Tienen el color de la tierra y la sensibilidad de la mantequilla al calor Aquí se escriben todos los amores, son las que disfrutan del correr del agua, del sabor de la tierra, de la libertad del viento, las que cantan al sol Son rebeldes estás manos que andan buscando aprendizajes, quereres, curiosidades y otras manos para juntas hacer otro mundo posible Corazóndefuego 17


"Santandereana. Hago parte de la sociedad de

Dary Dixie Campo Arias

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los “poetas borrachos”.(un chiste fundado en un taller de escritura creativa para no ser poetas). Desde el año 2011 soy fundadora de la empresa audiovisual Rojo.Cangura.Cinema.Anima en Bogotá. Participé en el taller de escrituras creativas en Ciudad Bolivar (2018) con el director de taller, Rodolfo Celis. Más conocido como Fito. Soy una <no escritora> o una guionista de palabras sin imágenes proyectadas que quiere hackear el sistema desde la filogenia".


La misma guerra / La misma paz Hemos identificado a quienes no piensan como nosotros. Nunca van a regresar... Nunca vamos a conocer porque se diferenciaban, atacan e incómodan. ¡Cuerpos dirigidos! La tierra dirigida no se abandona. Se funden las armas con inversiones de sábado por la noche, para una temporada de disparos eternos. Se clava la diferencia al salvamento, invasión eterna. Los héroes existen y creen en dios. Las balas disparadas por mujeres rezan, las balas disparadas por hombres se santifican. La bala instrumento de creación. Niñez muda... Instrumentalización sonora de un solo propósito. Sin culpa la vida sigue, convenciendo a la incertidumbre.

la línea imaginaria cada vez es más fuerte. La tierra se drena sobre la sangre, la política se limpia. No se distingue la muerte. En medio queda el fuego con ardor de sueños, metiendo cenizas en heridas muertas. No los perdones que si saben lo que hacen, y los que no saben lo que hacen ya están muertos. Los trozos podridos son dignidad. Sobre suelo fértil no se come, fetos involutivos. La historia es una condena, los héroes existen y creen en dios. La paz nunca va a llegar con fundamento, las balas taladran, así suena la paz eterna. Crecer con la vida terminada, aceptar ver la muerte. La destrucción se gestó en un embrión de hace diez mil años; más años para morir juntos.

Matar es un regalo que se reemplaza con una bendición, la línea se ha cruzado,

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Zuly Cruz Ruíz Andrade " Docente de Literatura y Lengua Castellana por vocación, tengo 28 años de edad, soy de Ipiales, Nariño. ".

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Paraíso terrenal Mujer artista, divina por naturaleza

La mujer no es ego, es espíritu Es territorio fértil, como la palabra de Dios Dios creo al hombre, como semilla de guanto La mujer lo reprodujo, como tierra fecunda La tierra nos acoge y nos da forma Nos pinta de colores… La voz de mi tierra es la voz de mi raza, arcoirizada Donde el cueche su tesoro guarda: Tengo nombre americano y apellido europeo El color de mi piel mestizo Llevo conmigo la sabia palabra de mis ancestros El color de mi voz es el viento Trenzo en el fogón el pensamiento nuestro El color de mi espíritu es verde Tejo el follaje de montañas, que pintan piel terrestre El color de mis ojos, es celeste andino Interpreto ciencia, el universo femenino La experiencia de mis manos, es palabra y espíritu el color de mis pasos sus raíces Tras el chucur, tras el curí, tras el telar…y el chapil cuando te espantas. 21


Mariana Piñeros Jiménez " Exploro la escritura como una forma de meditación y autoconocimiento. Desde hace más de 5 años dirijo talleres de escritura autobiográfica y contemplativa. Todos los días visito el bosque que rodea mi casa. Creo que en todos los lenguajes (humanos y no humanos) hay magia y verdad. He sido editora de revistas de literatura, profesora de artes mixtas y meditación, y creadora de contenido para seminarios de literatura infantil y juvenil".

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Santi y el perro me acompañaron a conocer el bosque que rodea mi casa: a traspasar los alambres de púas ¡todos! que lo cercan y a llegar a la quebrada que lo atraviesa: la quebrada La Dulcera. Bajamos, juntxs, por el camino que quedó del bosque que cortaron. Entre la tierra removida las raíces desnudas fortísimas interconectadas de los yarumos entre las guaduas fracturadas rodeadas de piel de jabalí llenas de río. Y al llegar al alambre de púas nos preguntamos: ¿Seguimos? Ni siquiera el perro quería pasar.

Tallos, tallos, tallos. Después de la reja no se sabe dónde está el suelo y qué es una balsa. Pero le pregunté al bosque y salió un rayo de sol y les dije: Sigamos. Pasamos la reja con cuidado saltando entre los tallos cortados por los hombres y bajamos por el cañón deslizándonos por su tierra roja inestable de temporada de lluvias de bosque húmedo-tropical. Primero llegamos a la selva. A la solo liana solo rastreras solo hojas gigantes antiguas pringamozas troncos de helechos Raíces Ciempiés

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flores silvestres que es el bosque. Y luego a la quebrada. A sus diques de contención y su agua café, verde, azul que recorre el camino que le trazan las piedras.

En sus curvas hay tubos y el agua los toca como si fueran marimbas. El agua

Vimos inmersos en ella los puentes hechos de troncos caídos.

¿Por qué es de ese color?

(En el bosque se cae un tronco y se hace un puente).

Su espíritu.

Vimos sus caminos tapas de cemento costales con arena hojas que son líquenes y hongos y sol suave perfecto.

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El interior de La Dulcera es sobre todo sonido de selva agua que corre pájaros hojas que caen.

Los edificios que la rodean los vecinos, carros y otros perros apenas se presienten desde su interior.

Su espíritu

Atravesamos la quebrada. El perro nadó. Nos sentamos en una piedra enorme tallada por ancestrxs y la luz se veía hermosa sobre las hojas verdísimas sobre el musgo y la tierra. Quise cantar la canción que ya cantaron otrxs sentadxs sobre esa piedra:


kk ktsh ktsh i_____-----un un uin.

que se hizo polvo en cuanto lo tocamos.

Así suena el río y creo que así sonaba su lengua.

Subimos juntxs los tres.

El perro cambió de color con la tierra y el agua. El corazón de Santi cambió de color con mi sonrisa. La Dulcera nos regaló un nuevo comienzo. Nos abrazamos. Nos devolvimos. Lo que antes bajamos deslizándonos tuvimos que subirlo trepando y sosteniéndonos. Un ciempiés gigante

Nos reímos. Nos ayudamos.

Descansamos al lado del yarumo y vimos el bosque anterior al bosque que cortaron. En su sombra supe que confiaba en la voluntad de su quebrada. Supe: Algún día nosotrxs recordaremos que también somos bosque como ella sabe que también es hombre pájaro sol.

un tronco espinoso de helecho un pedazo de madera de bosque húmedo-tropical

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Marcela Ospina Salamanca “Comunicadora Social palmireña, apasionada por la fotografía que retrate su país y de sus cotidianidades. El trabajo en la ruralidad, le han permitido adentrarse a paisajes con historias que laten en el corazón de las comunidades y que las expresa a través del lente”.

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Punturco El paisaje alrededor del cerro Punta Urco revela la ancestralidad de lo indígena y lo campesino. En la lejanía, rebosa de historias que se tejen en el diálogo intergeneracional de los macizeños. En la cotidianidad, el cerro es un predictor meteorológico: anuncia el sol y la lluvia, lo que ayuda a los habitantes a planear su siembras, cosechas y trabajos diarios. Más allá de todo, es la conexión con los antepasados, con las tradiciones que amenazan con desvanecerse en la bruma de lo superfluo y lo inmediato.

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Mónica Elizabeth Valenzuela Valles 28

Fotógrafa de Durango, México.

"El día de muertos es una de las

celebraciones que más me gustan de mi país, poder capturar con mi lente un poquito de la cultura me llena de alegría. El olor a cempasúchil, los colores vibrantes y lo que representa me encanta. Esta flor representa el sol y es utilizada para crear senderos, capaces de guiar a nuestros seres queridos a los altares. La flor de cempasúchil era considerada un símbolo de la vida y la muerte, se cree que su olor guía los muertos al banquete que los espera en la ofrenda del Día de Muertos".


Entre flores te espero Fotografía: Mónica Valenzuela Modelo: Enya García Maquillaje: Guillermo Ramírez Locación: Las isabeles, lerdo, durango. México 2021.

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Ana María Salazar Aguirre "Licenciada en Artes Visuales de la Universidad

Tecnológica de Pereira. Como artista mi proceso de creación ha sido indagar en la conexión hombre-naturaleza y territorio, como nuestra identidad se ve reflejada en ellos, y nuestros imaginarios son creados a partir de habitarlos. Este enlace creado desde el inicio de la existencia humana ha generado el sentido del vivir y explorar cada día la realidad a la cual nos enfrentamos. A partir de esta inspiración y por medio del arte desde sus diferentes técnicas y expresiones, ha sido 30

el mecanismo por el cual he explorado mi sentir y mi conexión personal además de la naturaleza, con otros temas como la violencia propia de nuestro país y la afección hacia las comunidades principalmente los campesinos, a partir de una simbología sentida que por medio de la representación artística emite un mensaje al mundo. Es entonces el diálogo experiencial a partir de técnicas mixtas, el mecanismo por el cual mi profesión como artista busca seguir indagando las realidades e imaginarios que suceden a mí alrededor”.


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Territorio y Naturaleza, Nuestra Identidad Esta obra hace parte de un proyecto que es el resultado de la residencia artística obtenida desde la convocatoria de Estímulos del Ministerio de Cultura realizada en Popayork (Popayán –Cauca), en él se muestra el proceso de un recorrido hecho en el municipio de Corinto específicamente en la vereda la Cristalina, con el fin de mostrar la diversidad en los paisajes de estos territorios, pero a su vez generando una reflexión por el cambio que han sufrido en los cultivos, los cuales tuvieron que reemplazar, lo cual generó una adaptación a una economía enfocada en la marihuana, y en la forma de vivir que ha tenido esta comunidad a través de los años debido al ingreso de estos y otros cultivos ilícitos y a su vez el conflicto generado por parte de grupos armados que se encuentran en sus alrededores, quienes generan zozobra e

inseguridad en los habitantes, los cuales deben seguir adelante y subsistir con las pocas oportunidades laborales que poseen. Sin embargo, es importante resaltar el trabajo arduo que han hecho las comunidades indígenas y campesinas pertenecientes a estos territorios, donde mujeres y hombres luchan continuamente por rescatar sus tierras que han sido arrebatadas durante todo este tiempo. Estas obras pretenden evidenciar las realidades de esta comunidad, permitiendo que el espectador reflexione sobre éstas y pueda conocerlas a través de una propuesta estética diversa, y de esta manera generar diferentes apreciaciones que enriquezcan el proceso tanto creativo para el artista como argumentativo y reflexivo para quien lo aprecia. 35


María Susana López "Nacida en Quilmes, Profesora de Ciencias Naturales y Enseñanza Primaria, artista plástica, ceramista, escritora amateur. Participó en varias muestras, exposiciones, concursos literarios y formó parte de varias Antologías y colaboración de Revistas nacionales e internacionales, tanto en escritura como en gráfica. Actualmente, continúa con la enseñanza y la expresión artística".

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Viaje al Sur.

Querido papi Te escribo desde aquella ciudad de nieve, que tanto te gustó. Acá estoy descansando y escribiéndote después de una intensa caminata. Estoy en el kilometro 24 de la ruta 77 Circuito Chico Bariloche. Esta vez cambié. Tomo una cerveza fresca. ¿Cómo me gustaría que estuvieras aquí compartiéndola conmigo?

El sol comenzó a hacer de las suyas, se siente el frío arañando la piel, pero aun así me tomo la cerveza. No como aquella vez con el helado bañado de chocolate, donde la nieve estaba y el chocolate comenzaba agrietarse y vos tratabas que solo se caiga dentro de mi boca. Las montañas todavía se ven grisáceas, amarronadas, verdoso sucio, como esos pantalones desteñidos que me pedías que tirara o cuando lavaba los pinceles que usaba y el agua se empezaba a enturbiar, mezcla de varios colores. Las puntas están blancas y compiten con las nubes para ver cual es más clara. En la caminata al circuito, el silencio del bosque se cortaba con mi respiración agitada. El chirriar del colchón de hojas tostadas hacía eco a mi paso. De repente pequeños toc toc repercutieron en mis oídos. Olí un aroma a pis mezclado con el pino fresco, y ahí lo divisé. Con pasos ligeros un zorro me seguía, parecía que me controlaba. Su cola dorada y negra acariciaba el tronco de los árboles. Como si los saludara. Su color se mimetizaba con los alerces. Pensé en cómo podían hacer sacos de piel, sacar estos zorros de su hábitat para que luzcan en el cuello de alguna mujer pretenciosa. Seguí caminando entre el frondoso bosque, la luz del sol penetraba como pidiendo permiso y derritió sutilmente algunos copos de nieves que descansaban entre las copas. Aproveché esos hilos de agua que caían para refrescar mis labios y mi cara, que a pesar del frio húmedo que penetraba en mi piel, mi cuerpo estaba caliente por la caminata o quizás por los recuerdos que me

surgían de aquel primer viaje que hicimos juntos. ¿te acordás? La guerra de nieve que iniciaste. La pasta de hielo que te pusiste en la boca, yo te imitaba, aun siento la lengua paralizaba. Los muñecos que armamos con el gorrito y bufanda rayada roja y azul que le sacamos a mamá. Las risas al tirarnos en culo patín. Todavía saboreo el chocolate caliente y espeso que nos sirvieron en una jarra de bronce con churros rellenos de dulce mientras nos secábamos las medias mojadas en el hogar a leña de esa casita de cuentos de Hansel y Gretel. Veo tu sonrisa y me río de los chistes que hacíamos juntos. Nunca te volví a ver tan feliz como aquel día, nunca más volvimos a reír como aquella vez. Papi vos me trajiste hasta aquí, y aquí encontré mi lugar. Acá puedo pintar los rojos de los arces y de la rosa mosqueta, los marrones de las lengas, las transparencias del Nahuel Huapi, el picor del agua helada y las piedras de colores que masajean mis pies. Dibujo el movimiento de un cachudito pico negro que transporta ramitas hacia la copa donde construye su nido. El viento me susurra junto al cultrún. El pueblo mapuche con quien vivo me saluda con la canción Mary Mary que significa libertad y reciprocidad entre artistas. Ahora que termine la cerveza me acerco a calentarme y escuchar el crispar de la madera en la fogata que se armó como en aquellos campamentos donde guitarreábamos y vos te lucias con Muchacha Ojos de Papel. La temperatura descendió de pronto. La punta de la nariz y las orejas me pican y se enrojecieron. El viento frío me hace lagrimear, aunque pensándolo bien estoy llorando. Sé que estás conmigo.

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Paula Mayo “Soy una artista multidisciplinar con más de 8 años de experiencia. Mi obra en general se enfoca en la fantasía, la melancolía y mundos distópicos”.

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La polinizadora En un mundo en el que la contaminación abunda, un mundo sin abejas y lepidópteros el ser humano se ve forzado a crear especies biomecánicas especializadas en la fertilización y polinización de la flora. La polinizadora es un híbrido entre humano y máquina, un ser de pequeña estatura con alas sintéticas de mariposa y polen en su interior. Técnica: Pan de oro y puntillismo

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Sa n d ra Yan eth Roj a s Gu eva ra Artista plástica de la Universidad de Antioquia con diez años de experiencia.

"Trabajo el tema de violencia de género

y mis obras generalmente son rostros de mujeres víctimas de violencia con aves a su alrededor como símbolo de libertad. Consejera Nacional de artes, representante de los Llanos orientales ante Mincultura". 41


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"El tema de la obra tiene que ver con la mujer dentro de su territorio y ella como parte importante en cuanto al ser madre y ser portadora de vida; así como los ríos, las montañas en la naturaleza son portadoras de vida, de crecimiento de vida de los árboles, de los frutos y también como fuente de alimento para los animales, la maravilla de la creación hecha mujer dentro del planeta y creadora en su vientre de un nuevo ser, convive con la naturaleza diariamente , se complementan y en esa integración se deben cuidar mutuamente como símbolo de vida con sus formas sus curvas similares a las montañas, similares a los ríos; en sus pechos lleva ríos de leche así como nuestro planeta hay ríos de agua viva que corren para darle vida a lo que forma parte de todo este globo terráqueo. En la obra esta mujer lleva por nombre Evita y tiene que ver con el cuidado del medio ambiente, cómo lo estamos descuidando cómo se está maltratando, cómo debemos Evitar la tala, la quema de árboles, la contaminación de los ríos, la contaminación de los mares, con todos los químicos y todas las cosas que el hombre como tal descuida y no se da cuenta del daño tan inmenso que está haciendo a complemento en la naturaleza".

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Andrea Yohanna Hastamorir Vaquiro

"Fotógrafa aficionada

Colombiana . Apasionada por la Naturaleza y sus detalles. Para mí la magia de este arte está en sentir y contagiar una emoción a partir de las imágenes capturadas. Busco contagiar y sentir emociones con cada fotografía".. 45


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Alejandra Chávez Becerra "Nació en Santuario Risaralda, Licenciada

en Música de la Universidad Tecnológica de Pereira, es docente y compositora".

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Arbolito de café es una composición de música infantil en ritmo de bambuco y un toque ritmo de caña en su inicio, la idea de la obra era tratar sobre temas del eje cafetero, sobre la naturaleza o costumbres de la región. De esta manera se abordó una historia donde una pequeña semilla de café se imagina siendo un arbolito y como llega a ser un producto tan importante en el consumo de nuestra región y del mundo. Por otro lado, también se resalta la música colombiana Andina.

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Gloria Esperanza Cojo Rodríguez. "Nació en Chía Cundinamarca, técnica en Administración contable y financiera, Escritora

en construcción, perteneciente al Resguardo Indígena de Chía, amante de la poesía y la literatura, estudiante de cuarto semestre en Escrituras Creativas y Literatura de la EFAC e integrante del taller de poesía Versería de la casa de la cultura del municipio. Creadora del proyecto Aprendamos juntas a desahogar el corazón y el poemario Hogar, finalista en el concurso Decir es mostrar de la casa de poesía silva con su poema Mujer en luna llena".

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Poesía Verde Identidad

Escencia

Fruto de luchas de amor por nuestra raza

Soy substrato de mi raza mezclada de antepasados

Chía testigo de todo alumbraba a Pachamama

en mis descalzos pies siento música creadora

pisaron espinos, frío aguantaron sus cuerpos

anegándome en su ser con paz y absoluta calma,

Protegiendo el legado asumieron sumisión.

mi boca tiene su dulce, mi piel silvestre perfume

Sincretismo ingenioso se coló abriendo senderos

empapado de eucalipto aroma de amaneceres

Perviviendo en la memoria el honor de los valientes

olores que traen recuerdos tatuados al corazón,

Que enseñaron a escribir en la piel de nuestra tierra

mi padre labrando tierra, mi madre con la semilla

Con ganas, un azadón, En la siembra, la cosecha,

hasta curtirse la piel con los besos del viento.

En la memoria del agua en los bosques azulados

En los dedos de mis manos hay vestigios familiares

En un círculo sagrado Compartiendo la palabra

manos moliendo maíz mientras golpeaban las piedras risas que como cascadas adornaban la mirada una mañana encendida con los ojazos de Zuhé, luego viene la cosecha y la gratitud abunda al ver latiendo la tierra lloviéndonos de su amor.

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Masacre

Plegaria Verde

Me temblaron las manos, la voz no sonó,

Creador de blancos, de indios, de todos

extraños y conocidos iniciaron la tortura

envía semillas para nuestro territorio

mientras tus brazos cortaban, esparcías tu perfume

fecunda las entrañas de montes y valles

la montaña ya sabía lo que allí se avecinaba.

enraíza árboles de troncos eternos entrelazados como abrazo de hermanos,

Aves desesperadas volaban alrededor

colorea superficies de verde sonoro

protegiendo del depredador pichones y huevecillos

llena de vida plumajes que se extinguen

mariposas apuradas su vuelo hicieron dolor,

que vuelva el canto del colibrí y el viento

tu savia se derramaba como pidiendo clemencia

el copeton con su cuento y se siembre ¡la esperanza!

pero era demencia el filo y la mente de aquella hacha cuando sin hogar dejaron a más de media montaña. luego de derrumbarte, un pretexto construcción. Ya no se oye melodía, no hay olor en la montaña su piel se funde con lágrimas rebelión hecha erosión llenando surcos completos llamados devastación

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Alejandra Gotóo "Alejandra Gotóo (Ciudad de México, 1991)

estudió Lengua y Literatura Inglesa en la FFyL, UNAM. Se graduó con la tesina, El efecto de la juventud: la ciencia y los placeres en “Dr.Heidegger’s Experiment”. Actualmente estudia la maestría en Antropología Social en la Universidad Iberoamericana, su tesis discute sobre la modernidad, el cuerpo y la mente de los sujetos biomédicos frente a la pandemia de COVID-19".

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Huellas sobre la Arena

Algunas noches camino por la playa buscándolas. No me consideraba para nada experta en la tarea, pero intentaba hacerlo bien. Mis compañeros eran biólogos marinos, expertos en biodiversidad o por lo menos veterinarios. Caminar sobre la arena o las rocas de la playa requería más atención de lo que originalmente pensé. Estaba cansada. Un poco por no dormir, un poco porque mis pies descalzos tenían un contacto particular con la tierra madre. Había hecho caminatas antes, más largas, pero nunca sin zapatos.

tras ella a esperar, estaba comenzando a cavar el nido. La locación era desafortunada, sabíamos que no podría cavar allí. Justo debajo de ella había un camino de madera para que las personas pudieran caminar con comodidad junto al mar. Esperamos. Dejó de cavar y caminó un poco para buscar otro lugar. Comenzó a acercarse demasiado a un restaurante. Otra locación desafortunada. Dejó de caminar y giró. Regresó al mar. Registramos un intento de nido y un caminar por la playa.

Ayer fue diferente. Había luna llena y yo buscaba entre las huellas las que se parecieran a las suyas. Era un grupo pequeño, tres personas, una bióloga, una editora y yo. Me sentí tranquila y libre. Caminar junto al mar me hace querer entrar en sus oscuras aguas. La primera tortuga que vimos nos asustó a las tres, pero Sara gritó. Vimos las huellas y al seguir el rastro nos encontramos con un animal grande y ocupado. Nos echamos y colocamos detrás de ella. El objetivo era asegurarnos que pudiera anidar segura, revisar si tenía marcaje para determinar qué tortuga era. Nos sentamos

La segunda tortuga carecía de un trozo de aleta. Debió de haber sido atacada en el mar. No parecía una herida hecha en tierra. Fue difícil para ella cavar. Esta vez fue Estella quien dejó escapar un pequeño grito. Registramos sus tags, WX1568, en la aleta derecha y WX1567 en la aleta izquierda. Un nido que parecía sería exitoso. Escribir la información y borrar las huellas. Dejamos muchas huellas humanas y borramos todas las huellas del reptil. Algunas personas todavía comen sus huevos y algunos saben exactamente dónde cavar. 57


La tercera tortuga de la noche había salido del mar y caminó sobre la playa que se acababa a menos de 5 m. Eso no la hizo detenerse y caminó hacía la calle. Escuchar sus bufidos agitados me hizo estremecer. Estaba bastante lejos de la entrada a la playa, había caminado hasta encontrar otra textura debajo de sí. Y continuó. Me pregunté qué estaría pensando. Los coches estaban detenidos pero tenían sus luces directo hacia ella. Estella les pidió apagar las luces y de ser posible esperar o buscar otro camino. No sería una tarea fácil cargar la tortuga para colocarla de nuevo en su playa. Primero medirla y escribir sus tags. WX2894 y WX2893. Parecía una hembra joven, pero tendríamos que esperar hasta revisar el registro en la base de datos para saber más de ella. Me acerqué a ella para cargarla. No estaba convencida de poder hacerlo, pero alguien debía hacerlo y nosotras éramos las voluntarias para la conservación de tortugas de carey esa noche. Era nuestra labor asegurarnos que no la atropellaran y que regresara segura al mar. El tráfico ya se había detenido y había una hilera de autos con luces apagadas esperando. Algunas personas bajaron y comenzaron a tomar fotos. “Por favor, no uses flash”, “Colócate detrás de ella”, “Si te ve puede asustarse aún más”, entre otras frases brotaban de la boca de Sara y Estella. Yo parecía estar muda. Veía a la tortuga y me preguntaba en qué momento pensé que sería una buena idea. Nunca había escuchado una respiración como esa. Era algo profundo y a la vez sublime. Con todas nuestras fuerzas la levantamos apenas unos centímetros. Caminamos con pasos cortos hacia la playa. Entre las tres parecía ser una tarea humanamente posible. Un grupo de hombres dijeron querer ayudar pero nosotras no confiamos en ellos y no soltamos la tortuga. Sentí el sudor recorrer nuestros cuerpos. La colocamos a la entrada de la playa y ella volvió a caminar hacia la calle. Las luces la atraían y sentí muchas ganas de lanzar una piedra para romper los focos. Algunos autos comenzaron a prender sus luces y a complicar la situación aún más. Volvimos a cargarla y esta vez, cuando mis manos tocaron su caparazón sentí energía recorrer mis huesos y músculos. Por unos instantes pensé en

soltarla. Estella me dijo: “no”. Creo que lo vio en mis ojos. Volvimos a colocarla en la playa, esta vez un poco más cerca del agua. Nos colocamos detrás de ella para bloquear con nuestros cuerpos la luz. Los autos se habían ido. Por lo menos solo nos quedaba la luz de los faroles y la luna. La vi caminar hacia el mar y pensé lo agradable que sería volver al hogar. Justo antes de tocar el agua volvió a girar y a caminar hacia la calle. Pareció correr puesto que alcanzó el asfalto antes de que nosotras pudiéramos bloquear su camino. Me sentí ansiosa y frustrada. Ahora no había autos detenidos y si no nos apresurábamos podría ser aplastada. Sara la alcanzó primero y la tocó sobre la cabeza, eso pareció calmarla. Estella y yo la tocamos para cargarla. Ella dijo: “no la sueltes”. Supe que no estaba sola. La dejamos casi en el agua. Pero no parecía avanzar. Caminé un poco más. Ellas estaban a nuestra espalda, bloqueando el camino y la luz. Yo puse mi mano sobre su cabeza como vi que Sara lo había hecho. La respiración seguía siendo agitada y fuerte. Comencé a respirar como ella, quería que la conexión fuera más fuerte. Parpadeó con sus ojos fríos. “Vamos”, le dije. No se movió. “Vamos”, le ordené. “Camina”. Comenzó a moverse y para asegurar que no volviera al camino decidí avanzar con ella. El agua era cálida, el mar del caribe es agradable de noche. La luna iluminaba el agua y ésta reflejaba la luz. Dejé de sentir la arena bajo mis pies descalzos. Nadé un poco más junto a ella. Cuando pensé que estaba suficientemente lejos la solté. Miré hacia atrás. No pude ver a Sara. Busqué con la mirada a Estella. Tampoco podía verla. Recorrí mi mirada por la playa, no veía a ninguna otra. Mi respiración seguía siendo su respiración agitada con bufidos. Cerré los ojos. “No la sueltes”, me había dicho Estella. Necesitaba dormir. Traté de respirar más profundo y calmada. Volví a buscarlas y seguí sin verlas.

Este cuento relata la experiencia de una narradora que es voluntaria en un proyecto de conservación de tortugas marinas en el Caribe

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Mónica Viviana Bernal Soto "Ha sido docente de inglés de diferentes instituciones educativas públicas y ha trabajado en variados proyectos educativos como investigadora y/o gestora. Apasionada por las artes, la tecnología, las humanidades y en especial la fotografía como lenguaje para contar historias y mostrar diferentes perspectivas de esta realidad. Magister en Comunicación educativa y licenciada en ingles de la Universidad Tecnológica de Pereira".

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Herbolaría y fitología humana. Estamos hechas de caminos, nos rigen los elementos, somos parte del todo y todo es parte de nosotras. Pasamos por transiciones, nos desintegramos en miles de partículas, y solas, nos volvemos a rearmar entre mitos, lágrimas, hierbas y bebidas… salimos del dolor, para encontrar la serenidad y transformarla en historias que contamos con nuestros ojos, nuestros pasos y nuestras benditas manos. Este es un proyecto que cuenta historias a través de la simpleza y magia que esconden las hierbas, los animales y nuestra piel. Algunas de estas fotografías están acompañadas por escritos que exorcizan el alma, un encuentro interno con el amor, con el odio, el dolor y la alegría de estar. 60


Ana Zuleta Garcés "Licenciada en Artes Visuales de la Universidad Tecnológica de Pereira, su formación ha estado comprendida en diferentes cursos, seminarios, laboratorios, talleres en temas relacionados con las Artes, el Teatro, audiovisual, cine, democracia, participación ciudadana y la educación. Es gestora cultural desde hace más de 7 años en el municipio de Santuario, pertenece a una ONG sin ánimo de lucro llamada CORPOCAM, en la cual desarrolla un trabajo social con la comunidad en general a partir de la cultura, el arte y el medio ambiente".

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Ecocortos

En un municipio llamado Santuario, una tierra que hace honor a su nombre por sus grandes riquezas de todo tipo: humanas, de fauna, flora, de historias, personajes y demás, nace Ecocortos en el 2015 como una idea dentro del Festival Cultural y Ambiental “A la sombra del Tatamá” queriendo guardar todas estar riquezas en un patrimonio audiovisual para compartir con el mundo un tejido del territorio contado en imágenes, pero a su vez queriendo ver y compartir el de otros. Ecocortos es un proyecto creado y dirigido por Ana Zuleta dentro de la corporación sin ánimo de lucro santuareña CORPOCAM, un espacio creado y pensado desde el compartir la perspectiva del territorio a través de los medios audiovisuales, creando un espacio de participación activa para aquellos productores y realizadores audiovisuales tanto profesionales como aficionados que tienen dentro de sus producciones los temas culturales y ambientales. Ecocortos es un espacio de resalte a la identidad, pero también una construcción de tejidos para el compartir, el debatir, el educar y el transmitir todo aquello que construye y compete a nuestra parte en la que vivimos y convivimos como sociedad, es un espacio para generar reflexión, conciencia, creatividad, comunicación, patrimonio con toda la comunidad. ¿Cómo lo hace? Inicialmente Ecocortos nace como un espacio de muestra en el municipio de Santuario, Rda, donde una pantalla gigante reunía a la comunidad en general en el parque municipal para ver cortometrajes de tipo cultural y ambiental, en su primer año y desde entonces Ecocortos cuenta con los productores como invitados a esos espacios para generar un acercamiento con la comunidad y poder compartir toda la historia de lo que ven en pantalla a través de quienes lo vivieron y lo hicieron, 62

además de esto, este espacio empieza a generar también un encuentro con invitados que van entorno al medio audiovisual, pero también entrono a la identidad del territorio que nos comparten charlas y talleres, formando a la comunidad y compartiendo sus saberes. Ecocortos lleva una trayectoria de 7 años continuos apoyados por CORPOCAM, donde la idea gestante de una muestra se ha convertido en una raíz fuerte para ramificar otros proyectos que nacen de el como los son: talleres, producción de vídeo, cartografías, apoyos en producciones externas, educación ambiental, cines al barrio, cines en la vereda, tanto a nivel local en el municipio como en otros como: Pereira, Santa Rosa de Cabal, Santa Barbara – Antioquia. Ecocortos es una venta abierta a las producciones con fines culturales, ambientales y educativos que ha generado enlaces a nivel regional, nacional e internacional, Ecocortos es una muestra ya que nuestro pensar es el compartir mas no el competir, por tal razón a quienes participan de nuestras muestras obsequiamos un pequeño detalle en agradecimiento al aporte de crear un Eco de conciencia en algún lugar al que vayamos. En estos momentos Ecocortos es referencia para un proyecto de Muestra en Antioquia que busca lo mismo que nosotros, resaltar la identidad del territorio, sus personas, paisajes, problemáticas, soluciones y demás, somos un proyecto caminante que busca llegar a todos los lugares posibles para llevar como dice Eco: mas que una imagen en movimiento, un reconocimiento a lo nuestro. Somos un espacio con miras a trascender a través del lenguaje audiovisual para poder crear y comunicar lo que somos.


Marta Ivone Sabogal "Estudia artes plásticas en la Casa de la Cultura Chía, participó en el 12°Salón de Arte Diversidad 2013 Bogotá, con la obra “Vista Aérea, ganó el primer premio Salón de Artistas 2013 de Chía, con su obra “Encuentro”, otorgándole una exposición en Wynwood Espitia Gallery Miami 2014, ha participado en el Salón de Artistas Chía Premio Bernardo Paramo consecutivamente desde el 2014 hasta 2019. Cota se viste de colores 2014, V Encuentro de Artistas Plásticos Nacional e Internacional Salón Alberto Urdaneta 2015, Exposición Individual Portal de la Calleja Bogotá 2016, entre otros".

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Ficha Técnica Titulo: Atardecer de ensueño Autor; Marta Ivone Sabogal Técnica: Oleo sobre lienzo-Tríptico Medicas: 40*90 Año: 2021

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Atardecer de ensueño

Se desarrolla aquí un sentido estético integral, de lo interno y externo, como parte de las amplias facultades de la mente y la realidad. Esta obra artística tríptico donde se plasma al óleo sobre lienzo, en la que a través de una hermosa llanura de árboles, se abre un horizonte de coloridos anaranjados y rojizos que se dispersan en todas las direcciones, sumados ahora a la invitación a contemplar y apreciar el atardecer de ensoñación propicia para desarrollar aquí un sentido estético en la que integra lo externo y lo interno, el ambiente atmosférico especial y la autorreflexión y recuerdo vital personal.


Juliana Alejandra Riaño Correa "Pereirana. Comunicadora Social - Periodista, apasionada por la fotografía, la historia y la naturaleza".

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Entre vinos y flores

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Al sur de nuestro país, entre las montañas Nariñenses, se encuentra El Encano, un corregimiento del municipio de Pasto. Allí está ubicada La Laguna de La cocha, un embalse con un paisaje de ensueño, lleno de historias y experiencias que van de generación en generación. Después de un recorrido en lancha, desembarcamos en una zona boscosa, y tras una caminata corta, entre los arbustos vislumbramos una cabaña pequeña, y de ella salió a nuestro recibimiento una mujer de aproximadamente 65 años, de un metro con cincuenta de estatura y cabellera negra trenzada cubierta por un sombrero negro ya desgastado por el sol y el oficio. En sus manos traía una botella de vino, con una gran sonrisa y el peculiar acento sureño nos invitó a pasar. Doña Reinelda tiene en su casa un espacio dedicado a la producción de vino, hace cuatro años tomó las riendas del negocio después de que su cuñado, en ese entonces el dueño, falleciera en extrañas circunstancias. Desde aquel suceso, ha dedicado sus días a los vinos. El vino motilón, se prepara, como su nombre lo indica, con jugo de motilón, agua y azúcar, y su proceso de fermentación tarda entre ocho meses y un año. Vinos de la Cruz es un negocio muy reconocido por los habitantes del Encano y los turistas que después de probarlo no dudan en volver. “El vino del amor y de la verdad”, el vino de la lucha y el empoderamiento, el vino que sostiene la esperanza de una familia y el desarrollo de un pueblo. Los ojos de doña Reinelda se ven cansados, sus manos tarjadas cuentan por si solas las luchas que ha tenido que enfrentar, sus botas relatan recorridos largos y difíciles, pero su corazón y su voluntad la mantienen de pie. 67


Fruta El Motilón

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Almacenamiento de Vinos de la Cruz


El Encano Nariño

Laguna de la Cocha

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Simona - Ojos de galaxia. 70


Un beso y una flor

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Angélica Chávez Becerra "Santuareña, estudiante de Licenciatura en Comunicación e Informática Educativa".

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Cosmos

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Lina María Benjumea Alzate Pereirana, Licenciada en Español y Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, fundadora y directora de la revista digital de mujeres Ellasuna. "He explorado la escritura creativa a través de relatos y versos libres, acompañada de la voz de mis abuelos, exaltando la tradición oral y el legado de sus generaciones"

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Blanca

Blanca llevó el monte a su patio, llevó la maleza con musgo y raíces, en su espalda cargaba un bosque que llevaba el olor de sus abuelos y palabras indecibles. De tierra en tierra, guardaba las semillas que germinaron en otros patios, no escribía en papel, pero dejaba su nombre en las caricias de las hojas verdes y los tallos, leía las nubes e interpretaba los susurros del agua, en ocasiones divagaba en el futuro de otros a través de las líneas de las manos. Evitó esa mala costumbre de casarse, para florecer con sus plantas y mirar las estrellas. Nació para cuidar, curar y hacer germinar. Si a alguno la pena o el dolor le embargaba, Blanca llegaba a su puerta con olor a tierra y un manojo de matas debajo del brazo, a veces entraba con aceites y oraciones, era ella, tan sabia, tan espiritual, tan hierbatera; que enmudecía las penas con los elementales de la tierra o llamaba a San Gregorio para que llegara en la noche y sanara a los otros mientras el velón estaba encendido. La magia de su casa a metros se sentía, al entrar por las chambranas y la esterilla, un miedo invadía a los visitantes, tal vez por lo oscuro o por la colección de extrañas muñecas que sentaba en las sillas de su sala y parecían mirar con desconcierto. Así, huyendo del terror que les producía el lugar, llegaban al espacio apacible en su patio atraídos por los olores de plantas y las arepas de mote que brindaba Blanca con sus manos sanadoras.

Cuando su cuerpo se cansaba y la enfermedad llegaba, ella prefería ir a su patio, recobrar las memorias de sus abuelos y buscar entre los seres verdes de tallos el componente de sanidad, confiaba más en las plantas que en los médicos de batas blancas. Y se veía ella tan vigorosa y obstinada contra la medicina tradicional, tan afable con las semillas y tan aduladora de santos, tan libre y tan encadenada a su camándula, tan hermosa, tan bruja y encantadora. La casa heredada de su padre, siempre fue un rincón con enigma, de ser un espacio acogedor a ser un sitio tenebroso, un día, las supuestas políticas de progreso, surcaron un proyecto para hacer una amplia carretera, obligando a Blanca y otros vecinos a vender su espacio encantado, salió de allí con harapos, santos y algunas matas, dejó un solar para la carretera fría en el país de las ideas de atrasos, donde impera el cemento sin consideración con la vida. En el despojo y el caer de la madera vieja, descubrieron que su casa estaba tendida en un cementerio, allí, todos adularon de la atmosfera de misterio que guardaba el espacio, al fin esa era la alegoría del desplazamiento y la muerte, antes unos habitantes con dioses de sol, asesinados, desplazados por una lengua y costumbres impuestas por invasores, con sus santos, dioses misóginos y de guerra, luego Blanca desplazada por decisiones políticas sin consideraciones humanas, en fin, el mismo ultraje en otros tiempo; para los funcionarios públicos, eran solo, historias sin relevancia, sueños de campesinos, huesos y ruinas de una vieja casa, nada importante para el logro de una buena carretera. 75


A cierta distancia Blanca se marchó con su hermano y sobrina, dejando espacio para algunas muñecas, plantas y santos, las arepas de mote cambiaron su sabor. Tras años, el cerebro descarriado trabó su lengua y nubló sus recuerdos. En una casa estrecha fui recordando su nombre, no hallé ni su mirada ni sus recuerdos, tampoco me recetó bebidas ni auscultó el futuro, era alguien con un cuerpo envejecido y un corazón palpitante, pero no era Blanca, no hallé a la bruja inspiradora.

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Relato inspirado en Blanca, la mujer de las plantas y la sabiduría, habitante de la vereda Alto Tablazo en Manizales, Caldas.


Óleo sobre madera.

Sobre las rocas.

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Las nubes y los Andes (Paramillo del Quindío)

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Perspectivas con óleo de una montaña que se cubría de nieve, dejando de llamarse nevado para convertirse en Paramillo hace unos años, una montaña de colores ocres, que tras el deshielo y la erosión deja entrever un lugar mágico en las alturas de los Andes colombianos.


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Guajiro.

Parque Natural Nacional de los Nevados. 80


Frío contraste.

Páramo de Letras - Manizales. 81


Velón de páramo.

Parque Natural de los Nevados. 82


Niebla.

Nevado del Tolima. 83


Agradecimientos a quienes participaron en esta publicación, compartiendo sus miradas e interpretaciones del mundo a través de palabras y colores para recordarnos que somos tierra.

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