editorial
S
pensar un pais con justicia social
Oktubre
in lugar a dudas tuvimos un mes agitado en términos políticos. Con la mira puesta en las Elecciones Generales del 27, celebradas el mismo día en que hace tres años fallecía nuestro entrañable Néstor Kirchner, nos enterábamos que Cristina debía permanecer en reposo; la preocupación nos invadió. Este octubre celebramos otro 17, esa fecha tan cara para los peronistas, pero también concluyó el mes con la satisfacción por el fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaró constitucional la Ley de Medios tras cuatro años de espera. El sábado 5, tras un chequeo, los médicos le indicaron reposo a la presidenta: le diagnosticaron una “colección subdural crónica”. El martes 8 se decide su intervención quirúrgica para evacuarle el hematoma del cráneo. Más allá de la centralidad del liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner –que a todas luces por estos días quedó manifiestono era posible poner en cuestión la institucionalidad ni menos hablar de acefalía, como lo hicieron otra vez, y con una irresponsabilidad preocupante, los medios hegemónicos y la dirigencia opositora (en ese orden). La Constitución Nacional es clara: asume interinamente la conducción del Ejecutivo el vicepresidente, en este caso Amado Boudou. Nada se cayó en este país; por el contrario, se ratificó la fortaleza del sistema y la solidez de la fuerza política en el gobierno. Pero la posibilidad de horadar la figura presidencial no sería desaprovechada. “La Presidenta inició su reposo; dudas por asunción de Boudou”. Ése fue el título del diario del Grupo Clarín en Córdoba, La Voz del Interior, el lunes 7. Ya estaba en marcha a nivel nacional la operación política de los medios concentrados. Se comenzó a hablar de debilidad política del gobierno, de crisis de gobernabilidad. Una construcción mediática apresurada pretendió convertir en otra cosa, rayana con la desestabilización, la dolencia de Cristina. El artículo 88 de la Constitución es claro: “En caso de enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del Presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por el vicepresidente de la Nación”. “No creo que la sociedad lo permita”, afirmó un ignoto consultor (operador de la oposición, claro) en el programa de la estrella mediática Jorge Lanata, y sugirió movilizarse a Plaza de Mayo (?). Habría que explicarle a muchos que no todo pasa por enunciar catástrofes y que el pueblo hoy procesa mejor los mensajes apocalípticos. Y llegó el 27, el día en que elegimos la renovación parcial del Congreso. Otra elección de medio término con sus particularidades. Seríamos necios no reconocer el traspié del Frente para la Victoria en los mayores distritos (provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Mendoza); tal vez se pueda arriesgar que se trata de conglomerados urbanos donde los medios de comunicación hegemónicos tienen mayor poder de penetración. Pero es una realidad con la que el peronismo tuvo que lidiar históricamente.Aunque de ahí a proclamar -otra vezapresuradamente “el fin de ciclo” de este proyecto es solo una expresión de deseos.
Los necios son otros: el 27 de octubre quedó ratificado que el FpV, la fuerza política en el poder desde hace diez años, es la única con presencia en todos los distritos, la que exhibe mayor cohesión y fortaleza. El oficialismo obtuvo seis puntos más que en las PASO, consolidándose como primera minoría y con una buena ventaja sobre la fuerza que le sigue. Con el 32,50 % de los votos a nivel nacional, conserva con sus aliados la mayoría parlamentaria. Le siguió el conjunto de fuerzas, considerando a la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista y otros aliados (que en no todos los distritos participaron en alianza), con el 22,31 % de los votos nacionales. El resultado en la provincia de Buenos Aires, que los medios presentaron como “la dura derrota del kirchnerismo”, si bien no puede desdeñarse, merece algún análisis. Sergio Massa, recogiendo votos de un amplio y heterogéneo espectro social fundamentalmente opositor al gobierno de Cristina, alcanzó el 43.92 %, contra el 32.18 % del Frente para la Victoria con Martín Insaurralde a la cabeza. El FpV obtuvo algo más que el “piso histórico” del peronismo bonaerense; es decir, lo que algunos eluden en sus análisis, es esto: el voto duro peronista lo conservó el oficialismo. Tal vez lo del Frente Renovador sea un fenómeno efímero, tal vez. ¿Dónde está De Narváez, que en 2009 se impuso a la lista encabezada por el propio Néstor Kirchner, presentándose como el sucesor de un poder en declive? Pero volvamos a Córdoba y la excelente elección del Frente para la Victoria en este esquivo distrito. No es un dato menor que con el 15.25 % logrado, Carolina Scotto y Martín Gill accederán a la Cámara de Diputados. Se ponía en juego un escaño, se obtuvieron dos. La Lista 501 mejoró en casi 50 % el desempeño de las PASO. Quien resultó primero, Unión por Córdoba (el oficialismo en la provincia), cosechó casi cinco puntos menos que en agosto y la UCR, la segunda fuerza en la provincia, apenas pudo repetir los resultados de las PASO. Es para festejar, pero también para pensar en un futuro no tan lejano. Este piso habilita a trabajar con el mayor ahínco para consolidar esta fuerza de cara al 2015, buscando ampliar la base electoral, interpelando al pueblo peronista y disputando el sentido de este gran movimiento a quienes hoy detentan su propiedad en Córdoba, colonizados por concepciones neoliberales tan lejos del sueño de Justicia Social que nos legaron Perón y Evita. Finalmente, el 29 la Corte Suprema emitió el ansiado fallo sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, declarando la constitucionalidad de la norma. Una buena noticia cuando nos aprestamos a celebrar treinta años ininterrumpidos de democracia en Argentina, aunque deberá resaltarse que pasaron cuatro años desde la aprobación de esta ley en el Congreso. Un paso importante hacia la democratización de la comunicación. Un fallo que sentará precedentes para otras luchas que se vienen. Poner en cuestión el grave problema de los monopolios y la cartelización, nos llevará a debatir el papel que cumplen otros grupos concentrados en la economía, más allá de los medios de comunicación, y el peligro que acarrea para la democracia su propiedad concentrada. MIGUEL APONTES – URIEL QUINTEROS – CRISTIAN SANSALONE