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lA rEngA En Cosquín

En un rincón dE las siErras ardiEron las EstrEllas

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por MArinA Miguel

una bandera gigante se desplegaba en el puente del río Cosquín con la frase “Cuando ya no exista el lugar en donde estés, yo te encontraré”. El escenario se repetía en muchos de los “trapos” que los fanáticos llevan consigo a cualquier lugar del país para celebrar el ritual rockero que se genera. Desde temprano miles de pibes se instalan en algún rincón, esta vez de las sierras, para compartir junto a sus amigos, conocidos o desconocidos el mismo sentimiento: ver a su banda preferida. Son literalmente miles, según la organización 18mil.

Todos llevan su identificación personal con la banda: tatuajes, remeras, banderas, gorritas, llaveritos y todo lo que el merchandising pueda ofrecer -críticas aparte- y se comprende, la música genera pasiones impulsivas que necesariamente son materializadas con ese símbolo que los identifica para luego tener ese sello como una elección de vida.

Y aguantan horas y horas que no son para nada desagradables en compañía de un asado popular y el rock. Así como con el Indio, a La Renga le son fieles pibes que viajan horas y horas por todo el país para verlos, incluso pasando fronteras. Como la historia de Víctor, un pibe sureño que desde Comodoro Rivadavia viaja rutinariamente a todas partes, llegó hasta Perú y tuvo la oportunidad de estar con la banda en una sala de hotel compartiendo una charla. O la historia de Teka, que desde Tortuguitas llegó a Cosquín con un grupo de más de 120 personas en dos colectivos desde Buenos Aires con el mismo objetivo, y contaba que había estado en toda la gira que se hizo por la Patagonia, y que desde el 2004 no se perdió ningún show. Ambos costean sus viajes como artesanos, y están predispuestos a charlar y compartir una cerveza con todos “los mismos de siempre”, incluso entablando amistades con perfectos desconocidos que luego se convierten en amigos de fierro. Todo por una misma pasión; los mueve la misma razón porque “el corazón tiene razones que la razón nunca entenderá”.

“Los pibes de La Renga son re-humildes, el Chizzo por ahí es más tímido por el lugar que le toca de líder, pero el Tete juega al fútbol con nosotros en Mataderos, incluso un día nos esperó él a nosotros en la cancha, fue muy chistoso”, cuenta Teka, quien junto a Víctor subrayan todo el tiempo que su fanatismo tiene que ver con el reflejarse en la simplicidad de los músicos que “se bancan ser lo que son”, y reniegan de otro tipo de artistas líderes que se esconden de sus seguidores. Por ejemplo, van a ver al Indio, pero lo critican. Discuten el nivel de homogeneidad de su convocatoria, y prefieren elegir a La Renga un millón de veces justamente por eso de su simplicidad y de conservar el lema de que son “los mismos de siempre”. Y se nota que la igualdad es una razón de ser de muchos que a través de la música, maravillosamente, lo pueden encontrar.

pensar un pais con justicia social

Ahora que el Avión negro decidió hablar de cultura y música, revivimos el recital que dio la renga en Cosquín el 12 de octubre, el fanatismo que mueve a una masa de jóvenes con una misma pasión y el simbolismo que queda marcado en muchas generaciones que levantan la bandera de esta banda en todos los lugares del país. la pasión musical y una elección de vida.

En el río, cerca de la hora del recital, ya no quedaba más nadie, todos comenzaban a acercarse al “lugar de los hechos”. El nombre de la banda invadía Cosquín, a los que todavía estaban en la costanera le llegaban mensajes de que era la hora de acercarse al centro. Los cánticos típicos empezaban a generar vibraciones que penetraban el cuerpo, y la hora del encuentro comenzaba a concretarse.

En la marea de remeras negras que se dirige a la plaza Próspero Molina hay gente de todas las provincias, y cuando escuchan que alguien dice “hay pibes de todos lados”, se meten en la conversación y con orgullo cuentan que son de “Paraná”. Los músicos lo saben, y las condiciones están dadas para recibir a esa masa popular y que todos puedan disfrutar sin ningún tipo de peligro, viviendo un día en el que la energía positiva es prioridad.

Por el arte del escenario ya era sabido que había un mensaje importante por escuchar. El 12 de octubre ya no es más “el día de la raza” para disgusto de Susana Giménez, ya que el Gobierno Nacional decidió que lo que se venía reclamando hace décadas se efectivice cambiando esa nefasta etiqueta por el “Día de la Diversidad Cultural Americana”, gracias a la lucha insistente de los pueblos originarios que con justo reclamo rechazan celebrar la conquista española. La Renga pensó en todo. Tocó ese día en el mítico y tradicional escenario de la plaza Próspero Molina, invitó a cantar a Rubén Patagonia, conocido artista tehuelche respetado por muchos rockeros, y para reflexionar sobre los derechos de los pueblos originarios a Olga Curipan, perteneciente de la comunidad Ruka Kim Mapuche. Entonces, además de inyectar a los pibes de una dosis mágica de rock, se los invita a abrir sus cabezas, a pensar en el otro, casi como una “bajada de línea” en términos políticos, hecho que no cualquier banda se interesa en hacer. Importa resaltar esto desde un principio por todo lo que significa La Renga a nivel nacional para millones de pibes fanáticos que la eligen no solo por su masividad, sino por sus expresiones. Y como una tarea que es sin dudas militante, la responsabilidad social que tiene La Renga a la hora de transmitir mensajes que son de un alto contenido humano, compartiendo generosamente esa sabiduría con miles de pibes que se la devuelven con su fidelidad.

Una de las invitadas estelares fue Olga Curipan, perteneciente de la comunidad Ruka Kimun Mapuche, quien en sus palabras desde el escenario, ante la atención de 18 mil personas, dijo que el 12 de octubre “no es una fecha para festejar sino para reflexionar y para seguir trabajando sobre los derechos que nos asisten como pueblos indígenas”. La lucha actual de la comunidad es juntar firmas para la sanción de una Ley que declare a la Madre Tierra como sujeto de derecho, porque “hoy más que nunca la Madre Tierra está pidiendo por ella”. Además, aprovechan la masividad de Internet para difundir su mensaje y lograr apoyo a través de la Página Change.org (http://www.change.org/es-AR/peticiones/ sanci%C3%B3n-de-una-ley-que-declare-a-la-madre-tierra-comosujeto-de-derecho ), entendiendo que es la tierra la que sufre constantemente la salvaje y sistemática depredación del hombre, provocando desastres ambientales, sociales y humanos.

Para no perder los criterios de la cobertura de un evento musical, hay que contar también que acompañaron como soporte las bandas Viejo Motor y Huaykil desde San Juan, quienes cerraron cantando con Chizzo el tema propio “Huazihul”. Rubén, por su parte, tocó con su banda brevemente, y se sintió la esencia que lo acompaña desde siempre en “Amutuy”.

“La furia de la Bestia Rock” abrió el show de La Renga y el público respondió con un pogo impresionante que no aflojó hasta que terminó el show, con variaciones mínimas en canciones más tranquilas, y explosiones en los clásicos de siempre, desde la valla hasta la puerta de ingreso. Entre los temas que sonaron, se escuchó: La razón que te demora, El final es en donde partí, Al que ha sangrado, Arte infernal, Cuando vendrán, Lo frágil de la locura y Veneno, entre otros. También participaron más invitados de lujo, como Nacho Similari (Vox Dei, Billy Bond y la Pesada) y Edelmiro Molinari (Almendra, Color Humano), y sobre el final, Rubén Patagonia cantó junto al Chizo, como no podía ser de otra manera en ese día, “Lo frágil de la locura”. Como ritual religioso, el final fue con “Hablando de la Libertad”.

Esta Revista cumple mensualmente con su rol editorial de dejar un mensaje político en sus páginas. El objetivo de esta nota, que se dio en el marco de un recital de rock, es resaltar el mensaje social que lleva a su paso la magnitud que mueve La Renga en toda su dimensión. Es costumbre periodística que se hable de un recital contando detalles técnicos de sonido, los temas que se tocaron, los invitados, y lo que pasó en el escenario, pero es una muy buena oportunidad para dar otro mensaje en torno a lo que pasó ese día en Cosquín y lo que se repite mágicamente recital tras recital con La Renga y la lealtad de sus fans.

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