Derecho y LITERATURA Mariana Moranchel Pocaterra
Históricamente, la literatura —en sus diversas manifestaciones— ha servido para ilustrar los valores y la cultura del Derecho, así como la visión que en determinadas épocas y lugares existe sobre la profesión y sus operadores. Mariana Moranchel Pocaterra respalda esta afirmación aproximándose a la poesía satírica de Décimo Junio Juvenal (67-127 d.C.).
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unque son escasas las fuentes clásicas que retrataron fielmente la vida de Décimo Junio Juvenal (67-127 d.C.), se sabe que fue uno de los poetas satíricos más relevantes de la época romana imperial y un importante representante de ese género literario. Gracias a su coetáneo Marcial, poeta hispanorromano y hombre ilustre que gozó de gran prestigio en Roma, se sabe también que fue hijo adoptivo de un liberto y nació en Aquino, una región al sur de Italia. En cuanto hace a su formación, tuvo una carrera militar que se truncó por sus ataques en contra del Imperio romano; específicamente en contra del reinado de Domiciano. Esta acción subversiva lo llevó al exilio en Egipto en el año 96, aunque más tarde volvería a la raíz de su infancia. A la muerte del emperador, Juvenal consiguió retomar su creación literaria, la cual fue prolífica y abarcó del 98 al 128 d.C., pues escribió unos 500 manuscritos que convertirían la sátira en un arma de defensa contra el imperio. Influido por Lucilio y Horacio, la producción literaria de Juvenal se convirtió en el reflejo de una sociedad en decadencia que denunciaba, entre otras cosas, la represión a la que se veían sometidos los poetas y la tiranía del poder. No obstante, esas no fueron las únicas cuestiones que Juvenal abordó con su pluma satírica. Los versos juvenalianos tienen una clara intención moralizadora y poética sin dejar atrás el humor fino e insinuante, característico de la sátira. Estos aspectos moralistas contienen un arsenal de temas controversiales, lo que provocó que Juvenal fuera perseguido como en su tiempo lo fue el Arcipreste de Hita. Sin embargo, a pesar de esta mirada ética, Juvenal fue claro en su pensamiento antiimperialista. Entre algunos temas que trabajó destacan la apariencia, el abuso de la aristocracia, la corrupción y los excesos. Y no es para menos, pues fue uno de los precursores de frases como: “Pan y circo” (panem et
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circenses) y “Mente sana en cuerpo sano” (orandum est ut sit mens sana in corpore sano), por mencionar algunas. Así pues, en la sátira vii se refiere a la condición triste y miserable de poetas, historiadores, abogados y profesores. Aquí nos interesa conocer a profundidad la figura del abogado, profesión que tuvo gran esplendor en la época romana y a la que Juvenal consideraba como una actividad alejada de la bondad del ser humano. Veremos también la ridiculización a Julio Crético, un abogado banal en la historia de Roma, pedante, a quien el poeta satírico le asignó la categoría de “leguleyo”. Sobre esa tesitura versa este trabajo. Se busca, tomando como punto de partida la intersección primaria Derecho en la literatura, reflexionar en torno de cómo esta última ha presentado aspectos de la cultura jurídica latina desde la dimensión humanista. Particularmente, reflexionaremos sobre la figura del abogado romano a partir de una lectura en clave jurídico-literaria del séptimo poema satírico de Juvenal en cuanto hace al apartado “Abogados y leguleyos”, además de realizar un repaso conceptual de lo que la sátira romana representó en una época de coyuntura histórica, política y social. Cuando se hace referencia a la literatura romana es ineludible referenciar también la producción literaria satírica de la época. La sátira, del latín satura, posee diversos significados; a saber: i) platillo que presenta ofrendas a los dioses, ii) sátira griega y iii) género literario escrito en prosa. Sin embargo, a diferencia de la tradición griega, la vocación literaria de los satíricos latinos muestra un desprendimiento poético cuyas formas estilísticas se distancian de la producción griega. Vemos así cómo para algunos oradores de la época éste será un ejercicio totalizador. Quintiliano refirió que toda la sátira pertenecía a los romanos (Satura quidem tota nostra est). Más en el fondo es una perspectiva histórica que consiste en presentar las realidades de una época. Como género literario se debe a la moralización y a la crítica. En el fin, su objeto coloca en ridículo a un ente, ya sea objeto, persona o sistema. En cierta manera apela a la risa y desdibuja a los personajes, a quienes se realiza la crítica para convertirlos en una forma caricaturesca que permita alcanzar su objetivo. La sátira adquiere un valor político e ideológico, pues surge como manifestación poética para denunciar tiranías e injusticias y ridiculizar a personajes que en aquella época representaban los intereses del pueblo, entre los que destacan los abogados. En el apartado que sigue se analiza la relevancia de esa profesión, la cual se desarrolló materialmente en la tradición romana, cuya actividad estaba consagrada a la vida pública y a la defensa de la justicia. La abogacía es una de las profesiones de mayor relevancia para el ejercicio y la aplicación del Derecho. Ulpiano señala que el abogado se dedica a la defensa de las causas judiciales, pero aclara que no lo es aquel que, no habiendo asistido a las causas con arreglo a lo tratado, suele cobrar. Específicamente, por abogar entiende exponer ante el magistrado jurisdiccional la pretensión propia o la de un amigo o rebatir la pretensión de otra persona.