DERECHO Alí Einar Alejandro H. Terrazas
Soy un cerebro, Watson. El resto de mí es un mero apéndice.
Arthur Conan Doyle, La piedra de Mazarino
En los últimos años, el desarrollo de la neurociencia ha tenido importantes implicaciones en el entendimiento del ser humano y de la forma en la que las personas se interrelacionan cuando viven en sociedad. En este sentido, los descubrimientos han tenido un impacto considerable en diversas disciplinas del conocimiento que se nutren de la neurociencia. Alí Einar Alejandro H. Terrazas expone el vínculo transdisciplinario que esta ciencia ha generado con el Derecho.
E
l cerebro y los procesos que se llevan a cabo en él son algo fascinante que no debe pasar inadvertido para los profesionales del Derecho, ya que en ellos encontramos el origen de todo lo que podemos llamar naturaleza humana y conciencia. Ambos conceptos son de gran importancia para la materia jurídica, sobre todo si consideramos que nuestro campo de acción profesional se orienta al individuo, así como a sus interacciones en una colectividad. Como antecedente principal de la materia se suele mencionar el artículo de 1991, “Neuropsychologists and Neurolawyers”, de J. Sherrod Taylor, escrito que desencadena el estudio para comprender de mejor manera la relación que pudiera existir entre las neurociencias y el Derecho. Del texto mencionado también se extrae el término neurolaw, el cual, a su vez, bautiza a su homólogo en español como “neuroderecho”, de una traducción casi literal del término anglosajón original.
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