REDES & seafood 229

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der el concepto, nada mejor que la opinión de los consumidores: en un relevamiento de la española OCU (Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 53% de los encuestados consideró que el alegato de las etiquetas en favor del producto, es una „estrategia de marketing‰. O, en otras palabras, un „lavado verde‰ para atrapar ingenuos. Auditor de etiquetas El desconcierto de los consumidores es comprensible, y sus sospechas, en más de un caso, fundadas. La inquietud viene de lejos, y para buscar garantías fue que apareció la Iniciativa Global para los Productos Pesqueros Sostenibles. Conocida en inglés como GSSI y con respaldo de FAO y WWF, debutó en Conxemar 2015 para „aportar claridad a la certificación de productos pesqueros y asegurar la confianza del consumidor en los productos certificados‰ (R&S #201). Para eso se aplicó a auditar etiquetas, y el parámetro, su compatibilidad con tres documentos de FAO: el Código de Conducta para la Pesca Responsable (CCPR), las Directrices para el Ecoetiquetado de Pescado de Captura, y las Directrices Técnicas para la Certificación en Acuicultura. Siete años más tarde, nueve libretos de manejo pasaron el examen GSSI (ver El aporte de la FAO), una potencial referencia para habilitar importaciones. Pero aunque el bacalao islandés, por ejemplo, llegue mostrando su sello IRFM, no podrá prescindir del MSC si quiere asegurarse fluido acceso a los circuitos de retail y foodservice. Y a las plantas de la industria. Este año, por ejemplo la costera del bacalao noruego perdió la certificación por exceso de by-catch, y Espersen anunció que la excluye

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El norte europeo es inexpugnable “En el norte europeo, y por las continuas demoras en el proceso MSC, muchos clientes del retail abandonaron la opción del langostino argentino y se volcaron al vannamei ASC”, dice Ralph Sanders. Una opinión autorizada, porque es responsable de CRS en el grupo Shore, que con nombres como Morubel y Ristic, tiene sólida posición en góndolas de Bélgica, Holanda y Alemania. “Morubel –agrega Sanders-, estuvo entre las primeras que le prestaron apoyo al FIP (fishery improvment project) del Pleoticus muelleri, pero la experiencia ha sido poco gratificante”. Los archivos de R&S documentan esa participación, reiterada en sucesivas exposiciones de Bruselas y con viajes a la Argentina apoyando jornadas de difusión (R&S#211). A juicio de Sanders, ya no queda espacio para moverse sin un respaldo de sustentabilidad. “Es una exigencia en casi todas las grandes superficies, y es consigna de proveedores como Shore, que tiene a la sustentabilidad como una de las principales garantías de su oferta”, agrega el ejecutivo. Sanders, conocedor del negocio, entiende las dificultades de certificar captura salvaje respecto al cultivo y competir con etiquetas como Aquaculture Stewarship Council (ASC) o Best Aquacultures Practices (BAP), populares en la oferta acuícola. “Pero mandan las góndolas – insiste-y allí la certificación es imprescindible”. Considera, no obstante, que la condición salvaje del langostino argentino es un punto a favor, “pero sólo se puede capitalizar certificando la sustentabilidad” agrega. Y lo respaldan las estadísticas: el año pasado, y sobre 100.183 toneladas de langostino que importó Benelux, Argentina apenas si llegó al 1% en un ranking encabezado por India (27%), Vietnam (14%), Ecuador (12%) y Bangladesh (11%).

Benelux + Alemania Importaciones 2021 (116.362 Tons.)

Otros 30%

Argentina 1% Ecuador 12%


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