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El norte europeo es inexpugnable

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Por la buena senda

Por la buena senda

der el concepto, nada mejor que la opinión de los consumidores: en un relevamiento de la española OCU (Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 53% de los encuestados consideró que el alegato de las etiquetas en favor del producto, es una „estrategia de marketing‰. O, en otras palabras, un „lavado verde‰ para atrapar ingenuos.

Auditor de etiquetas

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El desconcierto de los consumidores es comprensible, y sus sospechas, en más de un caso, fundadas. La inquietud viene de lejos, y para buscar garantías fue que apareció la Iniciativa Global para los Productos Pesqueros Sostenibles. Conocida en inglés como GSSI y con respaldo de FAO y WWF, debutó en Conxemar 2015 para „aportar claridad a la certificación de productos pesqueros y asegurar la confianza del consumidor en los productos certificados‰ (R&S #201). Para eso se aplicó a auditar etiquetas, y el parámetro, su compatibilidad con tres documentos de FAO: el Código de Conducta para la Pesca Responsable (CCPR), las Directrices para el Ecoetiquetado de Pescado de Captura, y las Directrices Técnicas para la Certificación en Acuicultura. Siete años más tarde, nueve libretos de manejo pasaron el examen GSSI (ver El aporte de la FAO), una potencial referencia para habilitar importaciones. Pero aunque el bacalao islandés, por ejemplo, llegue mostrando su sello IRFM, no podrá prescindir del MSC si quiere asegurarse fluido acceso a los circuitos de retail y foodservice. Y a las plantas de la industria. Este año, por ejemplo la costera del bacalao noruego perdió la certificación por exceso de by-catch, y Espersen anunció que la excluye

“En el norte europeo, y por las continuas demoras en el proceso MSC, muchos clientes del retail abandonaron la opción del langostino argentino y se volcaron al vannamei ASC”, dice Ralph Sanders. Una opinión autorizada, porque es responsable de CRS en el grupo Shore, que con nombres como Morubel y Ristic, tiene sólida posición en góndolas de Bélgica, Holanda y Alemania. “Morubel –agrega Sanders-, estuvo entre las primeras que le prestaron apoyo al FIP (fishery improvment project) del Pleoticus muelleri, pero la experiencia ha sido poco gratificante”. Los archivos de R&S documentan esa participación, reiterada en sucesivas exposiciones de Bruselas y con viajes a la Argentina apoyando jornadas de difusión (R&S#211). A juicio de Sanders, ya no queda espacio para moverse sin un respaldo de sustentabilidad. “Es una exigencia en casi todas las grandes superficies, y es consigna de proveedores como Shore, que tiene a la sustentabilidad como una de las principales garantías de su oferta”, agrega el ejecutivo. Sanders, conocedor del negocio, entiende las dificultades de certificar captura salvaje respecto al cultivo y competir con etiquetas como Aquaculture Stewarship Council (ASC) o Best Aquacultures Practices (BAP), populares en la oferta acuícola. “Pero mandan las góndolas –insiste-y allí la certificación es imprescindible”. Considera, no obstante, que la condición salvaje del langostino argentino es un punto a favor, “pero sólo se puede capitalizar certificando la sustentabilidad” agrega. Y lo respaldan las estadísticas: el año pasado, y sobre 100.183 toneladas de langostino que importó Benelux, Argentina apenas si llegó al 1% en un ranking encabezado por India (27%), Vietnam (14%), Ecuador (12%) y Bangladesh (11%).

Benelux + Alemania

Importaciones 2021 (116.362 Tons.)

Otros 30%

Argentina 1% Ecuador 12%

de sus compras; para preocuparse, porque la compañía danesa, con plantas en Dinamarca, Lituania, Polonia, Rusia y Vietnam, es el mayor comprador europeo de la especie.

Mediterráneo y EE.UU

Así las cosas, el horizonte luce complejo sin sostenibilidad certificada. Es cierto que el Mediterráneo europeo, con España a la cabeza, no discrimina demasiado y lo prueba el año excepcional que acaba de tener el langostino argentino. Pero las cosas están cambiando. Durante 2020, en plena pandemia, su demanda de seafood MSC creció 31% y superó la media europea (26%) según un webinar del CBI, la agencia de Países Bajos que promueve la importación de los países en desarrollo. Fue en febrero pasado, y en la exposición que hizo Mariska Bottema, de Seafood Tip, Italia apareció con un impresionante 49% frente al 25% que le atribuyó a España; no menos impactante fue el dato acuícola, con un salto del 49% para los productos con certificación ASC, y con Francia liderando la demanda. Parte de la explicación es la ausencia del canal horeca, mucho menos exigente con la certificación y casi desaparecido en 2020, pero su regreso encuentra un consumidor más sensible. Y al retail, más interesado en esa sintonía y en pleno idilio con el sello MSC. La filial española, en su última edición de Mares para Siempre, distinguió a Lidl como

La primera imagen, arriba, se repite en todas las pescaderías de la cadena Whole Foods, en Estados Unidos, que muestran en sus exhibidores el sello MSC. La secuencia continúa con distintos productos del retail español y que tienen el sello azul impreso en sus envases. Tres de ellos promocionan merluza sustentable en filetes naturales de Maheso, en varitas rebozadas de Findus, y en una receta de merluza al huevo de la gallega Congalsa, y un cuarto destaca esa condición en el atún de las empanadillas La Cocinera, también de Findus. „supermercado líder en pesca sostenible MSC‰, a El Corte Inglés por su „Trayectoria en pesca sostenible MSC‰, el galardón en „Pescaderías Certificadas MSC‰ fue para Grupo Eroski y la categoría „Marca propia MSC‰ se la llevó Aldi España, con 50 referencias. Sucedió en febrero pasado, y anticipa que góndolas y etiquetas seguirán estrechando filas.

Si el dron se muda a Estados Unidos, verá un panorama aún más riguroso. „Tener certificación de sostenibilidad es imperativo‰, respondió David Lancaster, CEO de Stavis Seafood, a la consulta de R&S (ver aparte). Y de visita en Boston, el cronista pudo consultar, con la aplicación de la feria, cuáles eran los expositores que tenían BAP, BSP, BRC, Dolphin Safe Label, Fair Trade USA, Friend of the Sea, GFSI, Global GAP, Label Rouge, Non-GMO Project, o RFVS. Se podría seguir la crónica sumando ejemplos que alimentan la misma conclusión: la certificación llegó para quedarse y el examen prioritario es el de sostenibilidad. Argentina ya tiene sello MSC en varias pesquerías, pero en las relevantes es tarea pendiente y demanda cerrar filas entre administración y empresas.

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