Dioses de Lambayeque
épocas posteriores lambayeque y chimú (Fig. 346, ML020359). Estos últimos muestran recurrentemente al lobo de mar en una vasija de doble cuerpo, una que recibe el líquido y la otra con la escultura del personaje que sirve para vaciarla, en la forma de una vasija silbato. Estas vasijas incluyen, como sabemos a varias especies de animales, e inclusive a algunos personajes de rasgos humanos. En el caso de los lobos de mar, este mecanismo es colocado en el interior de la cabeza, pues en general, el silbato se ubica en el exterior, en el punto de unión del asa puente con el cuerpo del personaje. Estamos de acuerdo con Rebeca Carrión (Carrión, 1945) quien propuso la tesis que relaciona a este tipo de vasijas como pacchas, un objeto ritual dedicado a ofrecer líquidos a la madere tierra o espacios religiosos diversos, incluyendo fuentes de agua, lagunas, campos de cultivo, edificaciones, etc., como parte de complejas ceremonias. En el caso del lobo marino, el personaje casi siempre se encuentra con la cabeza hacia arriba manteniéndola en posición vertical. En la cerámica lambayecana, el personaje está además rodeado de una iconografía con motivos acuáticos: olas contínuas y redes, cuando son parte de una vasija tricolor. También es usual encontrarlo en vasijas negras monócramas. Su importancia fue tan grande que inclusive se elaboraron recipientes muy preciados, de plata, para el uso de lo más alto de la elite. Los pueblos de pescadores prehispánicos tenían diversas creencias relacionadas con el rol de los lobos marinos, pues los consideraban como portadores del espíritu de los muertos, que son llevados sobre sus lomos hacia las islas vecinas al litoral que se constituyen en el territorio habitado por el espíritu de los difuntos (Calancha 1974: III, 859). Efectivamente, en la cerámica moche, es común observar escenas en las que un personaje navega sobre una balsa dentro de la cual se aprecian prisioneros desnudos y diversos personajes marinos, aves, peces raya y los lobos de mar son los acompañantes naturales. De otro lado, se ha indicado que los lobos marinos, al igual que otros animales sagrados como el venado o los camélidos, generan dentro de su aparato gástrico unos cálculos en la forma de piedras redondeadas que tenían gran importancia simbólica y atributos mágicos (Donnan, 1989), una de las razones posiblemente para que estos animales sean cazados mediante el uso de mazos o porras. Sin embargo, nos ha llamado poderosamente la atención que en algunos casos, estas escenas incluyen un elemento adicional, pues los cazadores van además con escudos (Fig. 347). Este hecho debe ser considerado seriamente pues no es normal ir de caza con elementos defensivos. Esto nos ubica en la posibilidad de considerar a los lobos marinos con cierto potencial de ataque frente a sus adversarios, por lo tanto podemos cabe plantear la hipótesis de un enfrentamiento simbólico, más que una cacería propiamente dicha. Si esto fuera así, podríamos decir que los Fig. 347 lobos marinos pueden haber sido considerados también como hombres que por alguna razón fueron convertidos en lobos y condenados a transportar por 2 de los difuntos hacia las islas del litoral. Como hemos podido ver a lo largo de siempre el espíritu este capítulo, son varios los casos de animales que son parte de este modelo, probado etnográfica o etnohistóricamente.
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