Dioses de Lambayeque
los ojos sobre las mejillas de diversos personajes míticos de la iconografía lambayecana. Estos símbolos expresan –que duda cabe- simbolismos propios de la religiosidad prehispánica. Del mismo modo, las secreciones de la nariz en forma de mucosidad es capaz de generar productos tan básicos como la sal en la mítica andina y amazónica. El aliento, la saliva, la palabra, el canto, el grito que emana de la boca ha sido motivo de diversas historias fantásticas relacionadas con lo mejor de los dioses, pues generalmente mediante el aliento o la palabra ellos crean o destruyen a hombres y animales (Narváez, 2003).Todos estos aspectos hicieron que estos órganos sensoriales sean adornados de diversa forma, incluyendo objetos fabricados en metales o piedras preciosos, con aplicaciones de concha Spondylus, en los cuales se plasmaron símbolos de la mayor importancia religiosa. En la tumba moche de Sipán, el personaje tuvo ojos, nariz y boca postizos de oro (Alva, s/f), que garantizaban su supervivencia en el mundo de los muertos. EL MUNDO DE ABAJO Y LA DEIDAD SERPIENTE Se corresponde con la gran serpiente y su entorno inmediato, incluyendo las burbujas que se adosan a su inmenso cuerpo. Esta madre de las serpientes o deidad serpiente debió ser una de las deidades de mayor importancia para las sociedades costeras, en especial la lambayecana (Fig. 233). Esta deidad serpiente tiene un alter ego en su interior, que ha sido representado por una serpiente más pequeña que comparte la misma cabeza que genera una gran cara máscara que la identifica (Fig. 234). Esta serpiente interior tiene apéndices en forma de ola que sobresalen de su cuerpo de manera alterna y en cuyo interior se reproducen peces. De la misma forma, la serpiente mayor reproduce a ambos lados de su cuerpo estos apéndices en la forma de grandes burbujas. Cada una de estas burbujas se relacionan con mujeres y actos de procreación de vida acuática: peces de agua dulce, peces de mar, crustáceos y hombres. De alguna forma, una serpiente que es dos al mismo tiempo, puede estar haciendo referencia a una serpiente bicéfala, ícono tan común en las sociedades andinas en general, pero de modo especial en las sociedades costeras. Efectivamente, la serpiente no es un elemento ajeno a la iconografía lambayeque, de hecho forma parte de un conjunto de representaciones complejas como el mural de Huaca Las Ventanas en donde aparece como un gran arco bicéfalo, flanqueada por dos “felinos” y cobijando a un degollador mítico, que coge una cabeza trofeo con la mano izquierda. Esta serpiente bicéfala, como sabemos, ocupó siempre un lugar de importancia religiosa que sobrevive aun hoy en los mitos que se trasmiten entre nuestras comunidades andinas. La relación de la serpiente con el agua ha sido una constante en los mitos andinos y amazónicos, en los cuales la yacumama hace referencia no solamente a la serpiente, sino su representación en el curso serpenteante de los ríos. Esta serpiente sagrada no hace referencia a las serpientes venenosas, se refiere a la anaconda, una boa constrictora que tiene su equivalente también en la costa norte, en la especie conocida como Macanche(Boa constrictor ortonii), serpiente constrictora que alcanza 2.7 m de largo, es de color gris con manchas y anillos ovalados de color marrón oscuro. Tiene la cabeza triangular y cuerpo grueso. Se alimenta de mamíferos pequeños y aves. Es actualmente una especie amenazada.
Fig. 233
Sin querer redundar en este tema, podemos agregar como hipótesis, la íntima relación que debió existir en las sociedades costeras, entre esta deidad ancestral con el extraordinario sistema de irrigación que convirtió a este territorio en el más extenso sistema de valles interconectado con 186