Dioses de Lambayeque
y esferas, fueron registrados en la famosa tumba de Sipán, cuyo personaje central tenía en sus manos, un “lingote” de oro en la mano derecha y otro igual de plata en su mano izquierda. En realidad, estos objetos son semiesferas de base aplanada y superficie convexa que responden al concepto que estamos discutiendo. De esta forma, el personaje expresa un rol de equilibro entre dos elementos celestes, siendo él mismo el fiel de la balanza. Efectivamente, a diferencia de las demás tumbas de élite de Sipán, la persistencia de elementos de dualidad en este contexto específico, con collares de maní divididos en oro y plata entre otros objetos de gran importancia simbólica, atribuyen al personaje un rol relacionado con la deidad de las esferas que estamos comentando, siendo de este modo, su representación en este mundo. Este contexto abona en favor de una muy cercana relación cultural entre la tradición moche y lambayeque, con la que finalmente se encontraron incas y españoles a fines del siglo XV. La deidad escorpión Si bien los personajes relacionados con las plantas y el de las esferas son más comprensibles en el marco mítico, resulta poco documentada la identidad de una deidad escorpión, que de modo reiterado, en las imágenes de los vasos Ay B de Denver, aparece relacionado con camélidos. Los antecedentes más importantes sobre tan oscuro tema, los podemos encontrar en la iconografía moche, en donde las imágenes de alacranes tampoco son muy comunes. Golte hace una referencia a un pequeño grupo de vasijas moche que muestran una asociación iconográfica entre escorpiones y diversas escenas míticas relacionadas con la “divinidad F” (Golte, 2009: 360-362), sin embargo, no hace ninguna explicación respecto del significado o rol del escorpión. Tal vez una de las representaciones moche más significativas sea la que está plasmada en la parte medular del mural complejo de los recintos esquineros tanto en Huaca de La Luna como en Huaca Cao. En estos murales, el escorpión ocupa un lugar prominente y central de la fachada del recinto. Está rodeado de escenas y personajes notables, Fig. 133 como una forma ovoide antropogénica, serpientes, redes, estrellas, la luna creciente, embarcaciones de totora y el personaje protegido por una cúpula desde donde sostiene un objeto circular con animales en su interior. Su contexto pareciera ser el mundo celeste, estelar. Este último tema ha sido también registrado y descrito en el vaso B de Denver, al exterior del cuerpo de la deidad serpiente. Este personaje mantiene su vigencia por lo menos hasta los momentos finales de la expansión chimú en Lambayeque. Kroeber a principios del siglo XX, en los albores del conocimiento de esta región, documenta un total de 22 piezas de cerámica que hoy se encuentran en el Fiel Museum de Chicago, dentro de las cuales aparece la deidad escorpión sobre el cuerpo globular de una vasija con asa estribo de sección cuadrada, de color negro y superficie pulida (Kroeber, 1930, lámina XXI, N°2). Esta misma forma de vasija ha sido también recuperada como parte de las ofrendas de un entierro femenino, en posición sentada y flexionada ubicado en el sector suroeste de Túcume (Fig. 133). Este personaje recibió como ofrendas, varias vasijas sencillas de tipo utilitario, pero los instrumentos más relevantes fueron un conjunto de agujas, husos y piruros pequeños de metal, arcilla y concha, colocados como cuentas de una pulsera colocada en la mano derecha de la mujer tejedora enterrada. Hasta donde sabemos, es el primer caso en que la deidad escorpión es encontrada en un contexto registrado científicamente. ¿Acaso este contexto muestra una relación íntima entre el camélido como proveedor de lana, el arte textil y la presencia expresa de la deidad escorpión como un protector de importancia para una tejedora que va al otro mundo?
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