ESTADO EMPRENDEDOR A lo largo de la historia las concepciones y roles del Estado han estado en constante cambio. En muchos países alrededor del mundo la actividad de innovación, desarrollo e investigación tecnológica es vista como una responsabilidad directa de la iniciativa privada o las empresas, por lo que el Estado asume un rol solamente regulatorio, a fin de enfrentar las fallas o distorsiones del mercado. Los Estados modernos emergieron en Europa occidental y en sus territorios coloniales en los siglos XVIII y XIX. Inicialmente se distinguían de otras formas anteriores de dominación política reclamando una simetría y una correspondencia distintiva entre soberanía, territorio y legitimidad. La explicación del concepto soberanía era crucial, pues incorporaba una pretensión espacial del legítimo derecho del poder político sobre un dominio circunscrito, es decir, un derecho a la dominación exclusiva en un territorio determinado. Los Estados modernos se desarrollaron como Estados-nación –cuerpos políticos separados tanto del gobernante como del gobernado, con suprema jurisdicción sobre un área territorial demarcada, respaldados por el derecho al monopolio del poder coercitivo, y con la legitimidad que les otorga la lealtad o el consentimiento de sus ciudadanos–. Las principales in-
novaciones del Estado-nación moderno – territorialidad que fija fronteras precisas, control monopolístico de la violencia, estructura interpersonal del poder político y reclamación de legitimidad sobre la base de la representación – marcaron sus propiedades definitorias. (Held & Mazzuca, 1997). El poder regulador de estos Estados se expandió durante todo el período moderno, creando sistemas de poder unificado en territorios delimitados, una administración centralizada, mecanismos concentrados de administración fiscal y distribución de recursos, nuevos tipos de legislación y de ejecución de la ley, ejércitos profesionales permanentes, una capacidad bélica concentrada y, de forma concomitante, complicadas relaciones formales entre Estados mediante el desarrollo de la diplomacia y de instituciones diplomáticas (Held & MacGrew, 2003).
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