Periódico oficial del Partido Verde Ecologista de México en el Estado de México.
Consejo Editorial:
José Alberto Couttolenc Buentello
Paulina González Cuadros
María Roxana García García
Irán Monserrath Peñaloza Cota
Jaqueline Arzave Cordova
Alejandra Paola Hernandez Perdomo
El Ecologista, año 8, número 24
Enero/Marzo 2025
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Te damos la bienvenida en un nuevo año por nuestras páginas estimado lector; agradecemos las veces que nos leíste durante el 2024 y con el compromiso que siempre nos distingue; seguimos poniendo a tu disposición temas novedosos, de gran impacto e importancia para que estés bien informado sobre ciertas situaciones que aquejan a la sociedad no solo mexiquense; sino mexicana.
La violencia en México tristemente cada vez escala más de nivel; con la pandemia por Covid19 y el encierro las cifras fueron en aumento y parece ser que no terminan de disminuir; algunas violencias que antes no eran tomadas en cuenta el día hoy ya tienen nombre para hacerlas visibles, es por ello que en esta ocasión ponemos a tu disposición en nuestra edición número 28 información de suma importancia sobre violencia acida, vicaria, patrimonial en contra de personas adultas mayores, gordofobia y violencia en el trabajo.
Debemos aclarar que hablar sobre dichos temas puede resultar controversial; ya que siempre habrá opiniones diversas sobre ello; y eso es lo fascinante de las comunicaciones interpersonales, así que independientemente de tu punto de vista, te invito a que leas la información que preparamos para ti, te informes y si te sientes identificad@ con alguno de los tipos de violencia que describimos, no te calles y alces la voz.
Si bien aún nos falta mucho por trabajar y hacer en pro de los derechos fundamentales de las personas, desde la bancada del Partido Verde en el Estado de México nos seguimos ocupando por poner sobre la mesa de debates estas situaciones con la finalidad de reducir el índice de víctimas de violencia con penas más severas y penas específicas para cada situación.
Sin más preámbulo, ponte cómodo y lee con mucha atención lo que a continuación te presentamos.
ÍNDICE
Cicatrices que dejan huella: Impacto social y jurídico de la violencia ácida
Violencia Vicaria, ¡Rompamos el circulo!
Abuso financiero y Patrimonial contra adultos mayores
El Trabajo como campo de batalla: Acoso laboral y Violencia Organizacional
El cuerpo como objetivo: Gordofobia y Discriminación
Sistemática
CICATRICES QUE DEJAN HUELLA:
Impacto social y jurídico de la violencia ácida
En los últimos años, lamentablemente hemos visto emerger nuevas modalidades de violencia en contra de las mujeres en razón de género que se perpetúan en heridas que dejan huella. Marcas que, si bien en determinados casos pueden ser invisibles porque implican daños psicológicos y emocionales, en otros son tan tangibles y visibles pues dañan de manera directa la salud y se muestran en cicatrices de víctimas atacadas con ácido u otras sustancias corrosivas con implicaciones permanentes.
Las víctimas de la denominada “violencia ácida”, se ven sujetas a una modalidad de violencia extrema, trágica y cruel, que les dejan huellas imborrables en la cara, cuerpo y en lo general, en su vida. Lo más grave es que, este tipo de violencia lejos de disminuir se ha extendido a distintos estados del país y cada vez son más las mujeres afectadas a mano de sus parejas o exparejas sentimentales.
La violencia ácida es una de las formas más extremas de agresión de género, causando no solo daños físicos irreparables sino también consecuencias psicológicas, económicas y sociales devastadoras para las víctimas. En este apartado, se analiza la violencia ácida desde un enfoque multidisciplinario, abordando su impacto en la vida de las mujeres afectadas, así como los retos jurídicos para su prevención, sanción y erradicación.
La violencia ácida es un crimen de odio que refleja el deseo de controlar, castigar y desfigurar a las mujeres, con el fin de someterlas a un sufrimiento permanente. Si bien este tipo de agresión es más frecuente en ciertas regiones del mundo, como el Asia meridional de acuerdo con las Naciones Unidas, su presencia en Latinoamérica y en países como México ha incrementado en los últimos años, lo que ha generado la necesidad de robustecer el marco jurídico para combatirla.
Este tipo de violencia ha sido definida por organizaciones y académicos como:
“El acto de arrojar ácido a una persona, generalmente en la cara, de forma premeditada, causando trauma psicológico, dolor agudo, desfiguración permanente, infecciones posteriores, ceguera“
―Centro virtual de conocimientos de la ONU para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas, 2012).
El ataque con ácido y otras sustancias químicas o corrosivas consiste en arrojar esta sustancia contra una persona, en su mayoría mujer o una niña. Representa uno de los actos más crueles de odio y de venganza machista, constituyendo una forma extrema de violencia con la intención de quemarla, mutilarla, torturarla y/o matarla. No se trata de un hecho aislado, esta agresión es parte de las distintas formas que adquiere la violencia de género en nuestras sociedades, con la particularidad de que utiliza como arma una sustancia química para causar un daño irreversible en el rostro y cuerpo de las sobrevivientes de la agresión (ONU Mujeres, 2011).
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) ha señalado que los ataques con ácidos y otras sustancias corrosivas, son agresiones con una altísima carga simbólica, mismas que pretenden marcar de por vida, al dejar en el rostro desfigurado y en el cuerpo de la víctima la estampa de su crimen, de sus celos, de su odio. Es decir, este ataque contiene elementos de género en su acción que buscan que la víctima se vea revictimizada cada vez que la miran, lo que lacera a quienes han sufrido de estos ataques de múltiples
maneras, pues no sólo debieron luchar por su vida en el momento del ataque, sino que las marcas son un recordatorio permanente de lo que han vivido y siguen sufriendo, toda vez que su salud se ve mermada y los procedimientos a los que se deben someter para la recuperación no sólo son dolorosos sino costosos y constantes.
En lo general, los ataques con ácido tienen una motivación de género, ya que buscan desfigurar y destruir la identidad de la víctima. En muchos casos, los agresores son parejas, exparejas o conocidos de la víctima, lo que refuerza el carácter de violencia feminicida de este delito. Las razones detrás de estos ataques suelen estar relacionadas con el rechazo sentimental, los celos o el deseo de venganza, lo que subraya su carácter de dominación y control sobre el cuerpo de las mujeres.
En nuestro país, la lucha por visibilizar este crimen de odio se remonta al testimonio y activismo de la saxofonista María Elena Ríos, quién sufriera un ataque con ácido perpetuado por 3 hombres quienes fueron los autores materiales del delito, contratados por Juan Antonio Vera Carrizal y su hijo Juan Antonio Vera Hernández, el primero es empresario y ex diputado por un partido polí-
tico; quienes fueron los autores intelectuales de tal crimen en 2019 en la casa de María Elena en Huajuapan de León, en el Estado de Oaxaca. Con tan solo 26 años, Malena sufrió en aproximadamente el 80% de su cuerpo quemaduras clasificadas como de segundo y tercer grado lo que le propició estar internada por lo menos 3 meses; comenzando de esta manera una lucha por justicia y por sentar un marco legal que castigue a los agresores que cometen estas conductas.
Otra víctima que impactó en nuestro país fue Carmen Sánchez, quien creó su fundación “Carmen Sánchez MX” y que, trabajando en conjunto con María Elena, han dotado a entidades como Puebla, seguido de Ciudad de México, Baja California, Quintana Roo, Nayarit y Guerrero de una ley conocida como “Ley Malena” a efecto de considerar la violencia ácida como una tentativa de feminicidio.
Así, estas entidades cuentan con un marco jurídico que permite reconocer y castigar a quienes realicen esta conducta típica y antijurídica, por lo que encontramos en los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres la descripción de la violencia ácida, tal es el caso de la Ley para el Acceso de las
Mujeres a una vida libre de violencia del Estado de Puebla, que establece
II.- Violencia ácida. - Es todo acto que causa daño no accidental, por medio del empleo de, ácido o sustancia corrosiva, cáustica, irritante, tóxica o inflamable o cualquier otra sustancia que, en determinadas condiciones, pueda provocar o no lesiones internas, externas, o ambas; (…)
O el tipo penal establecido en el Código Penal para el Distrito Federal, que establece una pena de 8 a 12 años de prisión en el caso de violencia por alguna sustancia química o incluso el aumento de penas cuando el ataque se perpetua en contra de una mujer en razón de género, como se evidencia a continuación:
ARTÍCULO 135 BIS.- A quien por sí o por interpósita persona cause a otra daño en la integridad física o en la salud, utilizando para ello cualquier tipo de gas, compuesto químicos, ácido, álcalis, sustancias químicas, corrosivas, cáusticas, irritantes, tóxicas, inflamables, explosivas, reactivas, líquidos a altas temperaturas o cualquier otra sustancia que por sí misma o en las condiciones utilizadas, provoque lesiones ya sean internas, externas o ambas, sin importar la temporalidad de estas, se le impondrá de 8 a 12 años de prisión y multa de trescientas a setecientas veces la unidad de medida y actualización vigente.
(…)
ARTÍCULO 135 TER. Cuando las lesiones por ataques con ácido o similares sean cometidos en contra de una mujer en razón de su género, la pena establecida en el artículo anterior aumentará hasta en una mitad.
(…)
No obstante, es necesario replantearnos cuestionamientos como los siguientes: ¿porque esta legislación no es federal? ¿por qué entidades como el Estado de México aún no cuentan con esta ley que es en favor de las víctimas? Y es que el fondo de los cuestionamientos es profundo, pues al carecer de un marco jurídico las penas para estas agresiones pueden ser menores y clasificadas únicamente como lesiones (dependiendo del grado) o como tentativas de homicidio, perpetuando las injusticias y desigualdades a las que las víctimas de estos ataques se enfrentan y que no abordan la reparación del daño causado
El daño que sufren las víctimas de ataques con ácido trasciende lo físico y se manifiesta en múltiples dimensiones. De acuerdo con la organización Acid Survivors Trust International los ataques con ácido y otras sustancias corrosivas causa un daño inmediato en el cuerpo de las mujeres, causándoles desfiguramiento, dolor y rehabilitación a largo plazo, no obstante, más allá de este dolor físico, las quemaduras que se configuran permanentes, generan traumas psicológicos severos.
En este sentido, cabe señalar que las quemaduras que provoca el ácido en la piel y en el tejido óseo suelen tardar años en sanar y las sobrevivientes necesitan decenas de intervenciones quirúrgicas, procedimientos estéticos y cuidados especiales para poder recuperase, al respecto, veamos lo inaccesible que se tornan los tratamientos a los que se deben someter quienes han sufrido de estos ataques:
La reconstrucción y reparación de la zona afectada es casi inaccesible para las víctimas: cuesta […] alrededor de un millón de pesos mexicanos (unos 50.000 euros), dependiendo de la complejidad de las heridas. […] Las afectadas necesitan injertos, terapias de láser, encimas o ácido hialurónico para recuperar la gesticulación y la simetría del rostro (Herrera y Soriano, 2023).
Las consecuencias que enfrentan las víctimas de este delito son múltiples, porque estriban más allá de lo físico –que ya de entrada estas afectaciones son de alto impacto– no obstante, podemos poner de manifiesto las siguientes:
1. Efectos psicológicos: Depresión, ansiedad, estrés postraumático y pérdida de autoestima son consecuencias comunes.
2. Aislamiento social: Muchas víctimas enfrentan rechazo y discriminación en su entorno, dificultando su reinserción en la sociedad.
3. Limitaciones económicas: La pérdida de oportunidades laborales y los altos costos médicos generan precarización y dependencia económica.
Bajo esta realidad y consecuencias dolorosas es necesario que el estado busque visibilizar cifras, construir políticas públicas preventivas y combatir con castigos ejemplares a quienes cometan este delito, para lo cual se debe legislar en favor de las víctimas.
Panorama Jurídico
A nivel internacional, países como India, Pakistán y Reino Unido han implementado leyes específicas para sancionar este tipo de violencia con penas ejemplares y medidas de reparación para las víctimas.
En el ámbito jurídico, la tipificación de la violencia ácida varía en cada país, lo que dificulta su adecuada sanción. México ha avanzado con iniciativas de reforma que buscan establecer penas más severas para estos ataques, sin embargo, persisten desafíos:
• Falta de tipificación uniforme: Aunque algunos estados han legislado sobre la violencia ácida, aún no existe una ley federal clara que la contemple.
• Acceso a la justicia: Muchas víctimas enfrentan barreras institucionales que impiden una denuncia efectiva y la reparación del daño.
• Protección y atención integral: La violencia ácida requiere políticas públicas que incluyan asistencia médica, psicológica y apoyo económico para las sobrevivientes.
Para garantizar una respuesta efectiva ante la violencia ácida, es fundamental:
Promover reformas legales a nivel federal que clasifiquen estos ataques como tentativa de feminicidio.
Implementar medidas de atención integral para la rehabilitación de las víctimas.
Crear campañas de sensibilización para prevenir estos ataques y cambiar las estructuras de violencia de género.
La violencia ácida no solo desfigura cuerpos, sino que también destruye vidas y perpetúa la desigualdad de género. Es necesario un enfoque integral que combine avances jurídicos, políticas públicas y cambios culturales para erradicar este crimen y garantizar justicia para las víctimas, solo así podremos transformar las cicatrices en símbolos de resistencia y lucha por un mundo más seguro para las mujeres.
Es fundamental que este tipo de delito se tipifique y que las leyes establezcan penas adecuadas para semejante vulneración de derechos humanos, pero sobre todo es esencial que la sociedad apoye a las víctimas, las reintegre en ella y condene a los agresores. Las leyes nunca serán suficientes si no se educa a la sociedad sobre la importancia de la igualdad de género y el respeto por los derechos humanos.
Trabajemos entonces para que las cicatrices de las víctimas no sean un recordatorio de la impunidad e injusticia, sino una señal de resistencia y lucha por un futuro libre de cualquier tipo de violencia.
¡ROMPAMOS EL CÍRCULO!
En la actualidad existen diferentes tipos de violencia que van dirigidas a dañar la integridad de la mujer, en estas encontramos la violencia física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, feminicida, obstétrica, política y actualmente la vicaria.
La violencia vicaria es una de las violencias más recientes, es hasta el año 2012 cuando la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro acuñó el término, después de más de cuarenta años como especialista en la prevención y atención de la violencia contra las mujeres. Según Sonia define a la violencia vicaria como una forma de violencia secundaria hacia la víctima principal, que es la mujer; se produce cuando se abusa de ella por medio de los descendientes.
En el Estado de México la ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia en su artículo 8 Ter establece que la violencia vicaria es la omisión que genera afectación o daño físico, psicológico, patrimonial o de cualquier otra índole a un descendiente, ascendiente o dependiente económico de la víctima.
Este tipo de violencia surge debido a incidentes de violencia familiar, cuando la mujer toma la decisión de separarse de su agresor y en ocasiones durante el tiempo de distanciamiento y separación se crea un circulo que puede llegar a otros tipos de conducta negativa, como la violencia vicaria; una de sus principales características es que el agresor ya no tiene acceso directo a la mujer, por lo tanto, reemplaza las conductas violentas para alguien importante para ella que este a su alcance, usualmente, son las hijas e hijos que tienen en común.
En el Estado de México, únicamente entre enero y febrero de 2023, se re-
gistraron 4 mil 440 supuestos delitos de violencia familiar. De acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hasta el 31 de agosto de 2023 se contabilizaron 19 mil 245 expedientes de investigación, en contraste con los 18 mil 421 reportados del año 2022; este tipo de delito en nuestro estado ha aumentado en un 53% desde 2015 hasta 2023. En aquel año se denunciaron 127 mil 424 casos y, hasta el 31 de agosto de 2023, la acumulación de este tipo de delitos asciende a 195 mil 130 casos.
En cuanto a violencia vicaria, según el colectivo Amorosas Madres contra la Violencia Vicaria, se han reportado más de 7 mil casos en el país, con el Estado de México y Ciudad de México a la cabeza, acumulando cada uno 1,200 casos. Este mismo colectivo señaló en 2022 que algunas madres llevaban entre 582 días y 2 mil 190 días sin ver a sus hijos, lo que constituye una forma de violencia vicaria ejercida en contra de ellas.
Esta nueva modalidad de violencia busca perjudicar a las mujeres con personas que son de gran importancia para ellas, haciéndoles un daño o bien las utilizan y manipulan para ponerlas en su contra; no se puede pasar desapercibido que para romper el círculo es necesario alzar la voz y dejar de tener miedo, no permitir el más mínimo acto de violencia en contra de ustedes y de sus familiares o personas que son importantes en sus vidas.
Para empezar a romper el círculo se debe de recordar que existen un gran número de apoyo y programas sociales para que toda mujer víctima de violencia vicaria pueda acudir a las instituciones correspondientes y solicitar el apoyo que estimen necesario.
La Secretaria de las Mujeres en el Estado de México es una de las instituciones que cuenta con Unidades de Atención a Mujeres en situación de Violencia y puede ser consultable el directorio a través de la página de internet https://semujeres.edomex. gob.mx/mujeres/programas/centros-atencion-integral-para-mujeres para que puedan localizar la Unidad que este a su alcance más próximo, dichas unidades te brindan acompañamiento jurídico, apoyo psicológico, asesoría jurídica, empoderamiento que promueve un estado de conciencia, autodeterminación y autonomía para el goce pleno de sus derechos y libertades.
Otra de las instituciones que te puede brindar ayuda es la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado de México, ya que cuenta con Unidades de Atención Inmediata y Primer Contacto con Personal Especializado en Género, el directorio puede ser visible a través de la página de internet https://ceavem.edomex.gob.mx/violencia-genero en las que te pueden orientar y asesorar.
Asimismo, existen asociaciones y colectivos que brindan ayuda a mujeres víctimas de violencia, lo importante es saber que no estás sola y que puedes romper el círculo, es una decisión que está en tus manos tomar.
Desde una perspectiva de gobernanza cabe señalar que dentro de las iniciativas que promueve el Partido Verde Ecologista de México, en la entidad mexiquense es establecer la violencia vicaria como un tipo de violencia que este regulado y tipificado en el Código Penal del Estado de México, asimismo en la Ley de los Derechos de niñas, niños y adolescentes del Estado de México.
Con este trabajo legislativo se busca salvaguardar la protección y bienestar de mujeres, niños y niñas, para que tengan acceso a una vida libre de violencia, trabajar en progreso que sus derechos, para que estén protegidos ya que merecen vivir una vida plena y feliz.
Mujeres, niñas, niños y adolescentes mexiquenses, ustedes son los seres más importantes en un entorno social es por ello que siempre se busca mejorar las condiciones de vida otorgándoles un ambiente de paz y armonía en donde desde cada trinchera se busca optimizar cada programa social o realizar trabajo legislativo a favor de ustedes, siempre a la vanguardia de ponderar sus derechos humanos, pero ante todo, tu mujer que eres la cabeza en un núcleo familiar te debes mostrar aguerrida, fuerte y feliz, está en ti romper el círculo y no permitir el más mínimo acto de violencia en ti y los tuyos. ¡No estás sola!
“Cuidar
de aquellos que nos han cuidado, más que un deber es un honor”
Abuso financiero y Patrimonial contra adultos mayores
El proceso biológico del ser humano contempla tres etapas, de entre las cuales la última es la senectud, cuyo proceso no solo alude a un tema numérico en cuanto a edad se refiere, sino a simple vista, éste consta del deterioro físico del ser humano, el cual permea en cada una de sus esferas, entre ellas, el aspecto financiero y patrimonial.
Y, es que hablar precisamente de estos dos elementos, trastoca intrínsecamente lo que se denomina violencia patrimonial y financiera, cuya vertiente o modalidad, en este caso, vulnera la estabilidad económica e incluso la salud del adulto mayor, pues la práctica de esta violencia los deja en estado de indefensión, siendo el aspecto emocional el principal factor que impide visibilizar la práctica de esta violencia, ya que tristemente –en la mayoría de los casos– es la propia familia quien la ejerce.
Esta problemática social, ha sido de muchas maneras minimizada, pues la desinformación o factores como el miedo, impiden que se tengan estadísticas reales de quienes viven este tipo de violencia; no obstante, lo casos no son tan aislados como se suponen, pues son más frecuentes de lo que parece.
Aun y cuando actualmente en la Ley de los Derechos de las Personas Adultas mayores se contemplan las prerrogativas que les permiten protegerse contra estos actos de violencia, la desinformación y poca sensibilización ante el tema dejan de lado la protección que les confiere esta ley.
Bajo este tenor, es importante reconocer este tipo de violencia, máxime que, de acuerdo con las estadísticas realizadas por el INEGI, las poblacio-
nes de adultos mayores han tenido un considerable crecimiento, pues tan solo en 2020, el número de personas de 60 años o más superó al de niños menores de cinco años.
Estas cifras advierten que la población –durante los años venideros– deberá prestar vital atención a estas conductas violentas, pues su incremento dejara a una población mayormente adulta, misma que hoy no se encuentra preparada para enfrentar este tipo de problemáticas, por lo que marcar una ruta y un antecedente, son imperantes para el futuro manejo de la resolución de esta violencia.
Hablado de violencia patrimonial y financiera, podemos decir que se presenta cuando por cualquier excusa, razón o circunstancia, quien apoya o tiene fácil acceso al patrimonio del adulto mayor, usa el mismo para beneficio propio, alterando y perjudicando las finanzas del titular; los ejemplos más comunes los encontramos en los siguientes casos:
1. Robo de dinero o bienes
Retirar dinero sin autorización, vender pertenencias sin permiso o quedarse con su pensión.
2. Fraude y estafas
Engañar a la persona mayor para que entregue dinero, bienes o firme documentos bajo falsos pretextos o coacción.
3. Manipulación para cambio de testamento o propiedades Presionar o engañar para que transfiera propiedades o modifique testamento.
4. Uso indebido de poderes notariales
Hacer mal uso de un poder legal para apropiarse de cuentas bancarias, propiedades u otros bienes.
5. Negación de acceso a sus recursos
Evitar que el adulto mayor maneje su propio dinero, limitando su autonomía.
Derivado de este abuso, y como principal señal de alerta para quienes conformamos parte de esta sociedad, se encuentran las siguientes:
• Disminución inexplicable en las cuentas bancarias del adulto mayor;
• Falta de acceso a su dinero o propiedades;
• Cambios inesperados en testamentos o documentos legales;
• Falta de pago en facturas a pesar de contar con recursos; y
• Aislamiento de familiares o amigos de confianza.
Es notorio que esta problemática y su erradicación depende mucho del círculo más cercano del adulto mayor, pues aun y cuando se han destacado algunas de las primeras señales de alarma, así como sus repercusiones en el aspecto financiero y patrimonial, lo cierto es también que, muchas ocasiones, el adulto mayor aun y cuando conozca los alcances de la práctica de esta violencia no denuncian, máxime cuando ese mismo círculo cercano son sus propios familiares, generando en ellos principalmente:
• Evasión ante la situación, al no aceptar que están siendo maltratados;
• Temor a represalias, pues quizá sea el único familiar con quien cuente;
• Normalizan este maltrato, donde al inicio creen que es temporal;
• No quieren que su familiar o cuidador valla a la cárcel;
• Desconocen a que autoridad dirigirse; y
• Su condición física o cognitiva no les permite realizar una denuncia.
En los dos últimos casos es vital que la expansión de información, acerca de las autoridades ante quienes pueden acudir tanto para solicitar información como asistencia legal, sean constantemente difundidos, pues quizá el aspecto patrimonial y financiero sean casos únicamente de índole monetario, pero que encuentran vinculación al momento de que el adulto mayor necesite utilizarlo para realizar sus actividades básicas diarias, sin olvidar que incluso, si no existe un control apropiado, estos actos llegan a repercutir en la salud del adulto mayor, dejándolo en absoluto estado de indefensión.
Cierro este apartado, con la intención de concientizar al lector, esperando propiciar y difundir esta problemática que aqueja a la sociedad, sin olvidar que en algún momento todos pasaremos por la misma etapa, por lo que conocer los derechos del adulto mayor es fundamental en nuestra formación como ciudadanos.
A continuación, los números de apoyo:
• Línea del adulto mayor: 800 82 38 580, abierta de 9:00 a 18:00 horas de lunes a viernes.
• Línea sin Violencia 800 10 84 053
• Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social CEMyBS:
Av. José María Morelos y Pavón poniente. 809 Col. La Merced. Código Postal 50080, Toluca Estado de México.
• Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, DIFEM Coordinación de Atención a Adultos Mayores
Prolongación Benito Juárez Núm. 415, Colonia Santa Bárbara, Código Postal 50050, Toluca Estado de México
Actualmente en México la situación laboral podría considerarse decepcionante para muchos, ya que hay un sinfín de prácticas que realizan los empleadores como la falta de prestaciones que por ley corresponden, aun cuando justamente es lo mínimo a lo que tiene derecho un trabajador de conformidad con lo dispuesto por el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) y la propia Ley Federal del Trabajo.
Entre las prácticas más comunes está la exigencia de laborar horas extra sin percibir una retribución económica por ellas; no proporcionar servicio de seguridad social y no dar acceso a un servicio de fondo para la vivienda; condicionar días de descanso o vacaciones; no hacer partícipes a los empleados del reparto de utilidades cuando corresponda; exigir la realización de tareas extra no acordes con las funciones de contratación; no firmar un contrato o hacerlos firmar hojas en blanco a las que posteriormente se les puede dar un mal uso; hacerlos laborar de manera presencial o vía remota en sus días de descanso y vacaciones; no proporcionar los elementos necesarios, útiles, uniformes, materiales o instrumentos al empleado para cumplir con sus funciones; no respetar licencias por maternidad o paternidad; discriminar a las mujeres por estar embarazadas, por tener hijos, o a las personas en general por su aspecto físico, creencias religiosas, corriente política, sexualidad; y otros muchos que los trabajadores pueden enumerar.
Además, una de las prácticas violentas que ejercen –y que tristemente está normalizada– es hostigar mediante mensajes de texto fuera del horario laboral a sus empleados pidiéndoles realicen un trabajo extra o preguntando por un trámite, un cliente, un proveedor o cualquier circunstancia relacionada a las funciones que desempeña;
ya que nada justifica la invasión a la privacidad de las personas por cuestiones laborables; y que tristemente; el uso de la tecnología ha afectado esa esfera de los trabajadores, pues antes salías de tu centro de trabajo y volvías a saber de tus pendientes o tu jefe hasta el día siguiente iniciando tu jornada laboral; ahora no.
Ello sin tomar en cuenta que no solo sigues sabiendo de tu trabajo fuera de tu trabajo; sino que haces uso de tus artículos personales para resolver cuestiones laborales y no te es considerado o recompensado; pues ¿a cuántos les ha pasado que se termina su saldo, tienen que contratar un plan con alguna compañía o pagar de más para poder tener los recursos suficientes para atender cuestiones del trabajo?; lo mismo pasa para las personas que prestan su vehículo y no se les repone la gasolina ni se les proporciona un extra para atender el desgaste natural de un coche por el uso.
A cuántos les ha pasado que usan comentarios como: “ponte la camiseta”, “¿qué no te gusta tu trabajo?”, “para eso te alquilaste”, “pues es lo que hay, si no te parece busca otro trabajo” como un medio de presión para exigirte dar de más en tu empleo sin recibir nada a cambio; o que recibes una remuneración económica mucho menor que tu superior jerárquico pero estás más capacitad@, tienes mayor conocimiento y en algunas ocasiones, hasta terminas resolviendo sus cosas o ayudándole a sacar sus deberes pero el nepotismo está a la orden del día.
No se descarta la idea de que muchas otras personas consideran su trabajo como una segunda casa; ya sea por el gran lapso de tiempo que pasan en su centro laboral, por la fra-
ternidad que han llegado a entablar con sus compañeros de trabajo o por el gusto a las labores que desempeñan día a día; pues no todos los jefes o los compañeros son malos o ejercen mal el mando; para ser un buen jefe también debes ser un buen líder, tener humildad, empatía, respeto y consideración; ya que las cosas buenas que hagas por tu equipo se verán reflejadas en su convivencia, los resultados y el apoyo cuando así se requiera. Sin embargo, y muy tristemente la situación no es igual para todos los 61.1 millones de mexicanos que se encuentran económicamente activos.
Lo que para unos pocos el ir a trabajar representa felicidad, confort, entusiasmo o satisfacción; para muchos otros puede ser un martirio, frustración, costumbre y miedo; pues hay otro tipo de circunstancias a las que –como trabajadores– te enfrentas en tu ámbito laboral.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT por sus siglas en inglés) define el acoso laboral como
“una forma de acoso psicológico que consiste en el hostigamiento a través de acciones vindicativas, crueles o maliciosas para humillar o desestabilizar a un individuo o a grupos de empleados”.
Cada vez es más común que se vea afectada la salud física y psicológica de las personas por la presión y violencia a la que son sometidos por sus compañeros de trabajo o sus jefes, así que es muy importante saber identificar qué, cómo y cuándo hemos sido víctimas o victimarios para evitar en lo subsecuente seguir haciendo o permitiendo esas prácticas.
Así que la violencia laboral se ejerce por las personas que tiene un vínculo laboral –independientemente de la relación jerárquica– que consiste en un acto u omisión de abuso de poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima; este puede ser de una sola ocasión o en una serie de eventos. Por otro lado, el acoso laboral se presenta cuando se busca intimidar, excluir, opacar, aplanar, amedrentar o consumir emocional o intelectualmente a la víctima causando daño físico, psicológico, económico y laboral-profesional.
Las formas en que se manifiesta la violencia pueden ser:
Vertical: Se genera entre personas con diferencia en la jerarquía organizacional; y ésta a su vez puede ser ascendiente o descendente; la primera es de una persona con jerarquía menor que acosa a una persona con jerarquía mayor; y la segunda la ejerce una persona jerárquicamente superior al hostigar a una persona en ubicación jerárquica subordinada.
Horizontal: Se manifiesta entre personas en igualdad de posición o equivalentes en la estructura organizacional.
• Mixta o Compleja. – Se identifica cuando una o varias personas violentan a su vez a una persona de su misma posición jerárquica (horizontal), pero que la persona a cargo de estas (superior jerárquico), teniendo conocimiento de lo ocurrido, adopta una posición omisa en la resolución del conflicto, participando como cómplice de quienes ejercen la agresión.
Otro tipo de violencia en el ámbito laboral que se ejerce es el hostigamiento y acoso sexual; es una problemática que aún está muy presente en los centros de trabajo y es una de las máximas expresiones de la desigualdad y discriminación que experimentan las mujeres que –aunque no son las únicas que lo sufren– sí son las que mayoritariamente lo experimentan.
El hostigamiento sexual es un acto premeditado, no impulsivo, que obedece al hecho de que la persona hostigadora cree que ejerce algún poder sobre la víctima, cuyo cuerpo considera como un objeto y se encuentra tipificado en el artículo 259 Bis del Código Penal Federal.
El acoso sexual opera en el trabajo de manera horizontal y mayormente de forma vertical mientras que, en diferentes espacios como escuelas, familia, transporte público, en la calle, entre otras, se ejerce en un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima.
Ambos podemos reconocerlos por sus manifestaciones verbales, como piropos, “cumplidos”, cometarios sobre el cuerpo o aspecto físico, burlas o chistes ofensivos con carácter sexual, invitaciones insistentes a salir, insinuaciones sexuales, entre otras; manifestaciones no verbales tales como silbidos o sonidos, mensajes con contenidos sexuales, imágenes, dibujos, calendarios, fotos ofensivas o denigrantes; y manifestaciones físicas, que pueden ir subiendo de tono, como roces corporales, abrazos o caricias mal intencionadas, besos, manoseo, apretones sin el consentimiento de la víctima y en los casos más extremos, agresión sexual o violación.
Las jornadas laborales en México son muy largas y extenuantes; ya que en promedio cada persona activa económicamente dedica 2,226 horas de su vida al trabajo, a diferencia de Alemania o Dinamarca con 1,341 y 1,372 horas respectivamente; lo que propicia en nuestro país un menor desempeño, pues es más común el cansancio, el hartazgo y la desmotivación entre los trabajadores; y si a ello añadimos los malos tratos y la violencia que ejerce el patrón, la violencia entre compañeros y el hostigamiento y acoso sexual; es casi imposible que un individuo acuda a su lugar de trabajo con interés o ganas de dar un plus.
Otra situación que muchas veces –sino es que siempre– pasa desapercibida por los empleadores es el tiempo que tardan los empleados en trasladarse de sus casas al centro de trabajo y viceversa; de acuerdo con el estudio “América Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030: avances y propuestas de aceleración” de la Cepal en 2023, los mexicanos en promedio pasan alrededor de 71
minutos diarios en el transporte público para ir y regresar del trabajo; lo que significa una jornada de 8 horas diarias durante 6 días más una hora 11 minutos extra de traslado en total –en el mejor de los casos– ya que cuántas personas conocemos provenientes del Estado de México que deben trasladarse diario a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades y es un mínimo de 4 horas ida y vuelta todos los días.
¿En qué momento pueden convivir con sus familias?; ¿En qué momento pueden dedicar tiempo para el estudio, el esparcimiento, comer, dormir y descansar?; muchos podrán pensar que para ello por cada 6 días laborados se podrá contar con un día de descanso, pero, ¿Realmente usamos nuestro “día de descanso” para eso? o lo usamos para hacer trámites pendientes, citas médicas, limpieza en el hogar y cuando menos nos damos cuenta, el día terminó, pero nuestros pendientes no.
Como sabemos, la reducción de la jornada laboral en México de 48 a 40 horas ya se puso sobre la mesa, pero aún no hay fecha para que la discusión sea aprobada, así que sigue siendo un sueño por el momento.
No omitimos recordarte que no estás sola o solo, y que todas las malas prácticas que se viven en tu centro de trabajo las puedes denunciar, acude a la Procuraduría del Trabajo de tu entidad para recibir asesoría y apoyo legal; conoce y exige tus derechos, pues no vinimos a esta vida únicamente a trabajar, también debemos disfrutar.
El cuerpo como objetivo: Gordofobia y Discriminación Sistemática.
El Instituto de Salud Mental (ITA) la define como aquella práctica, discurso y acciones que marginan, burlan, estereotipan, prejuzgan, rechazan e implican la obstaculización o vulneración de los derechos de las personas bajo el pretexto de la gordura. Por tanto, se establece que este tipo de discriminación es estructural y sistemática ya que atentan en contra del libre desarrollo de las personas.
Se habla de discriminación sistémica porque la encontramos en múltiples instituciones sociales efectuándose de forma automática al grado de normalizarla y aceptar discursos que promueven el odio y violentan a los demás.
Si bien la gordofobia afecta también a los hombres, es muchísimo más común que sean las mujeres a quienes se vulneran -sobre todo psicológicamente- por esta forma de discriminación, ya que históricamente es el género al que más estándares de belleza se le han impuesto y si no los cumple siempre habrá comentarios negativos sobre el aspecto físico; recordemos que incluso existen certámenes de belleza y jamás se ha visto que participe una mujer con tallas más grandes a las que desde siempre exponen.
Rol Familiar
El núcleo familiar es la primera institución con la que tenemos contacto, sin embargo, es aquí en donde podemos encontrar las primeras formas en las que se ejerce este tipo de discriminación, ya que son nuestros propios familiares los que en muchas ocasiones a partir de comentarios que son disfrazados como inofensivos resultan ser hirientes para las víctimas. Por ejemplo; “Estas muy llenito/a, ya no comas tanto” o “Cuando yo tenía tu edad, hacía mucho ejercicio y no estaba como tú” etc.
Hay un sinfín de ejemplos que se podrían enumerar, pero todos tienden a ejercer un tipo de presión psicológica que afectan directamente a la autoestima de la víctima provocándole inseguridades y problemas que los hacen sentir mal consigo mismos.
Impacto psicológico y social
La discriminación que se produce entorno a esta condición afecta aspectos psicológicos, los comentarios negativos sobre el peso ideal producen que la autoestima de las personas disminuya considerablemente y ello genere que exista un aislamiento interno que limite la interacción con la sociedad. Es decir, cuando una per-
sona sufre de este tipo de violencia a menudo considera que todas las personas tendrán una concepción negativa sobre los estándares con los debería de cumplir.
Causas y consecuencias
La imposición de estándares de belleza por parte de estructuras económicas, redes sociales y medios de comunicación han producido una falsa idea sobre los atributos que debería de tener un cuerpo para considerarse ideal. La industria de la moda se ha encargado de introducir estereotipos de belleza que constantemente son relacionados con características tipo: persona delgada, tez blanca, estatura alta y demás cuestiones que responden con un estándar eurocentrista.
El problema de esto es que muchas personas consideran que se debe cumplir con estos estándares para considerarse dignos, se han propagado ideas falsas sobre el físico que una persona tiene que cumplir para brindarle un mejor trato. Las acciones que se promueven en redes sociales y medios de comunicación a menudo atentan contra la autoestima de las personas al fijar falsos estereotipos a los que nos debemos someter para conseguir validez social.
Mitos y realidades
A menudo, se piensa que el peso de una persona está ligado con la calidad de salud que posee, a continuación, se desmienten algunas frases que solemos escuchar con frecuencia y que repercuten significativamente en las concepciones que tenemos sobre este problema.
“Tiene sobrepeso porque no tiene fuerza de voluntad”
Esta idea es falsa, los factores que determinan el peso de una persona son múltiples (metabolismo, genética, economía etc.) así que afirmar que una persona no es delgada por no tener control y disciplina es completamente erróneo.
“Las personas delgadas son las más saludables”
|Falso, pensar que una persona posee buena salud por ser delgada es una idea equivocada ya que en realidad pueden estar sufriendo trastornos alimenticios o enfermedades que afectan gravemente a su salud.
“Si estas en contra de la gordofobia, estas a favor de la obesidad”
Esta es una idea desproporcional y absurda ya que visibilizar la discriminación que sufren estas personas no significa que se busca promover una cultura del sedentarismo sino hacer énfasis en que estas conductas son erróneas ya que transgreden derechos y promueven la violencia y el odio.
Sensibilización e inclusión
La gordobia implica manifestaciones de discriminación que promueven el odio entre las personas y atentan contra las libertades de nuestros semejantes. Tenemos que ser conscientes que existen cuerpos diferentes y que los cánones de belleza que se nos han impuesto por parte de industrias y estructuras de poder son falsas.
La gordofobia es la singularidad de una sociedad que juzga y valora por su apariencia física, afecta la autoestima y la salud mental de quienes la sufren. Como sociedad, debemos fomentar el respeto y la diversidad, aceptar que cada cuerpo es distinto y merece ser
respetado en un entorno libre de discriminación.
Es un tema controversial y del que debemos tener mucho cuidado al hablar o expresarnos; pues muchas veces podemos hacer sentir mal a las personas que nos rodean; pero sobre todo porque existen tanta información respecto a formas “fáciles” para bajar de peso que comúnmente la gente adopta con la finalidad de ver resultados sin hacer ejercicio, sin cuidar su alimentación o simplemente porque vio que a otras personas les funcionó. Recordemos que cada cuerpo es diferente y no a todos nos queda lo mismo; así que la mejor recomendación sería que acudas con un médico o un especialista para que te hagan una valoración médica y sepas cuales son las causas y de qué manera puedes modificar tus hábitos si lo que deseas es mantenerte saludable; y eso no tiene nada que ver con bajar de peso por cuestiones de belleza.
No caigas en las practicas erróneas que te comentan para bajar de peso, como hacer dietas sin que un nutriólogo te valore, ayunos prolongados, consumir pastillas o sustancias, uso de cremas reductoras o quema grasa, laxantes o diuréticos etcétera.
Si tú te encuentras en una situación donde te han hecho sentir mal o te siguen discriminando por tu aspecto físico, podemos decirte que no importan los comentarios negativos que te hagan, tu eres hermos@, bell@, perfect@ y no necesitas la aprobación de nadie, porque la única aprobación que realmente importa es la tuya, cuídate, amate, respétate y acéptate tal como eres; la vida es corta y pasa muy rápido como para preocuparte todos los días de tu existencia por la aprobación de otros.
“La violencia no es solo matar a otro. Hay violencia cuando usamos una palabra denigrante, cuando hacemos gestos para despreciar a otra persona, cuando obedecemos porque hay miedo. La violencia es mucho más sutil, mucho más profunda."