DISMINUYENDO LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA PARA CUIDAR NUESTRA ISLA. La protección de la biodiversidad no solo incluye a plantas y animales, sino que también al propio ser humano. ¿Has escuchado hablar del significado de “naturaleza”? Según la Real Academia, naturaleza es el conjunto de todo lo que existe, incluyendo a las personas. Es por eso que cuando hablamos de proteger la naturaleza también debemos pensar que eso nos incluye a nosotros. Proteger los ecosistemas, las especies, proteger el bosque, proteger el mar, las aves, las langostas, es proteger también a nuestro pueblo. Pero, ¿qué pasa cuando nuestra especie impacta a otra? ¿cómo nos afecta, por ejemplo, que las aves marinas se encandilen y mueran producto de la contaminación lumínica de nuestras ciudades? A simple vista puede que no pase nada, que no nos afecte lo que le pasa a otro ser vivo, que no nos afecte que se extingan especies que a penas conocemos. La gran pregunta que surge entonces es, ¿dónde está el umbral del cambio ambiental en que la naturaleza no resista más antes de desestabilizarse y hacer colapsar el planeta?
En la actualidad, este umbral global sigue sin conocerse y los científicos coinciden en que la humanidad sigue desestabilizando peligrosamente la vida en la Tierra. Sin embargo, son muchas las acciones que se están realizando para disminuir nuestros impactos a los ecosistemas y recuperar las distintas formas de vida del planeta. La disminución de la contaminación lumínica es una de las medidas para disminuir nuestros impactos al entorno y a las especies con las cuales co-habitamos. Recientemente, el Municipio de Juan Fernández junto al Ministerio de Obras Públicas, la empresa Aladdin Lighting, la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC) y la ONG Oikonos, buscaron soluciones para proteger a las aves marinas disminuyendo la intensidad de la luz artificial en el borde costero sur del poblado de San Juan Bautista en Robinson Crusoe. Gracias a esta colaboración público-privada, se
© Peter Hodum | Oikonos
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