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LOS PACIENTES TIENEN L A R A ZÓN Thor Nissen
INVESTIGACIÓN
Médico, licenciado en Farmacología Clínica y MBA en Administración de Calidad. Ha logrado colaborar para el desarrollo de medicamentos en compañías farmacéuticas líderes mundiales tanto en asuntos médicos como en investigación clínica en nuevos departamentos de medicamentos, regulación, marketing y ventas.
Las buenas prácticas clínicas surgieron para poner la seguridad de los pacientes por encima de cualquier otro objetivo en la investigación clínica. Sin embargo, hasta hace poco, los pacientes no formaban parte de los responsables de la toma de decisiones en el diseño de los programas de desarrollo clínico, tradicionalmente mirados a través de la lente de los científicos, centrados principalmente en un mecanismo de acción. Cualquiera que trabaje en la investigación clínica puede reconocer que los pacientes siempre expresaron sus sentimientos sobre la forma en que los protocolos y las opciones de tratamiento probadas se acomodaban a sus necesidades o no. Pero sus voces eran como gritar en una cámara de eco. Los patrocinadores, los equipos clínicos, el personal del centro y otros profesionales han escuchado cientos de conversaciones de los “sujetos” de los ensayos, pero apenas han incorporado sus aportaciones en la presentación de los estudios de casos y las percepciones para decidir las verdaderas medidas de acción. Es necesario y ventajoso reconocer a los participantes en los ensayos como personas, con una enfermedad o afección que se está explorando, deseosos de contribuir e involucrarse en las corrientes de trabajo. “Para diseñar mejor nuestros ensayos, los pacientes deben priorizar las preguntas de investigación y los resultados estudiados. Para reclutar, retener y finalmente entregar los ensayos clínicos de manera más eficiente, debemos entender la perspectiva del paciente”.1 Necesitamos las percepciones de los pacientes no sólo para
diseñar mejor los ensayos, sino también para estar mejor preparados para caracterizar y apoyar los nuevos fármacos para las autoridades sanitarias y los pagadores. El viaje de la centralidad del paciente comenzó al final del camino. Se hizo evidente que los medicamentos y dispositivos registrados que no se ajustaban a las necesidades de los pacientes o que imponían cargas insoportables estaban condenados al fracaso. La atención centrada en el paciente llevó el juicio del paciente a la cima del proceso de toma de decisiones. Conocer la razón principal de la visita de los pacientes, sus preocupaciones y la necesidad de información se convirtió en algo vital. Los signos y síntomas de la enfermedad se dan en pacientes particulares con necesidades emocionales individuales y problemas en la vida. El cumplimiento del tratamiento mejora cuando el manejo se acuerda mutuamente. Y la relación entre el paciente y el médico se mejora.2