COVID-19: deporte y ejercicio Introducción
Pedro E. Rodríguez Ortiz, MD, MPH Residente, Programa Año Transicional Hospital Municipal de San Juan Odrick Rosas-Virella, MD Fellow, Medicina Deportiva Escuela de Medicina, Universidad de Puerto Rico William Micheo, MD Catedrático y Director Director Programa de Medicina Deportiva Departamento de Medicina Física, Rehabilitación y Salud Deportiva Escuela de Medicina, Universidad de Puerto Rico
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La enfermedad COVID-19 es causada por el Severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2) inicialmente identificado en Wuhan, China. El virus se propaga principalmente de persona a persona a través de gotas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose o estornuda. Estas gotas pueden entrar en contacto con la boca o la nariz de las personas que están cerca. La transmisión es más probable cuando las personas están en contacto cercano entre sí (dentro de 6 pies), ya que estas gotas generalmente caen al piso o se evaporan antes de pasar esa distancia.1 Sin embargo, gotitas más pequeñas (aerosol) pueden mantenerse viables e infecciosas en el aire por mayor tiempo.2 A pesar de que no es la forma principal en que se propaga el virus, también es posible que una persona pueda contraer COVID-19 tocando una superficie u objeto que tiene el virus (fómites) y luego tocando su propia boca, nariz u ojos. El virus es más contagioso cuando los síntomas están presentes, pero es posible que una persona asintomática transmita el virus.1 La pandemia del COVID-19 ha afectado drásticamente a la población mundial en general y su estilo de vida. Grupos específicos como los atletas y los eventos deportivos en los que éstos participan no han sido la excepción. Desde que comenzó la pandemia en diciembre de 2019, muchos eventos deportivos se han pospuesto o cancelado, incluyendo los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Al momento de reanudar los eventos deportivos, se debe tomar en consideración el riesgo de contagio durante la participación.3