Memorias de papel, Miriam Londoño

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“Si la memoria tuviera un color, yo diría que es gris y su forma, densa, llena de agujeros por donde aparecen y desaparecen los recuerdos”.1

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Foto: Ingrid Putker

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MEMORIAS DE PAPEL Miriam Londoño

Junio de 2021 Universidad EAFIT Cra 49 N.° 7 Sur - 50 www.eafit.edu.co

Rectora: Claudia Patricia Restrepo Montoya Coordinador de Extensión Cultural: Juan Antonio Agudelo Vásquez Edición, curaduría y textos: Sol Astrid Giraldo Escobar Diagramación: Andrés Vásquez Fotografías: Archivo personal de Miriam Londoño Montaje: Manuel Cataño Carolina Rozo Con el apoyo de Editorial EAFIT Imagen de portada: Refugiados, 2015 Dibujo con pulpa de papel 150 x 70 cm

Editado en Medellín, Colombia


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Contenido

1 //Las líneas del mundo............................................9 2 //Y el verbo se hizo papel.......................................15

3 //La tierra se mueve...............................................21 •Mapas heridos...................................................... •Pasos....................................................................... •Los sonidos y la furia................................................

4 //Palabra de mujer.................................................31 •Letras violentas........................................................ •Cartas susurradas..................................................... •Las invisibles........................................................... 5 //Línea negra.........................................................43 •Las ciudades............................................................ •El lenguaje de las rejas..........................................44 •Yacientes..............................................................50

6 //En primera persona............................................55 •El proceso de escribir con papel............................56 •CV........................................................................58 7


“El papel te da un universo”.

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Ellos, 2006 Escritura con pulpa de papel 85 x 70 x 5 cm


1 // L A S L Í N E A S D E L M U N D O

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“La línea es el esqueleto de las cosas”.1

1. Las citas de Miriam Londoño se extraen de una extensa entrevista con la artista realizada por la autora durante los meses de febrero, marzo y abril de 2021.

Memorias de papel Por Sol Astrid Giraldo E., curadora

Los Soportes

Miriam Londoño, esencialmente dibujante, tiene una disposición natural y un entrenamiento riguroso para traducir a líneas la diversidad de las percepciones. Así, bajo su mirada, los intensos y desordenados estímulos de la realidad devienen inevitablemente líneas, más o menos extendidas, individuales, complejas, simples, serenas, tumultuosas. Estructurales. La realidad y las líneas van de la mano para la artista: “El dibujo para mí siempre está latente, nunca dejo de dibujar en mi mente. Es como cuando hablas, no hay que pensar, simplemente fluyes. La realidad para mí está llena de líneas”. Autorretrato, 1977 Dibujo sobre papel 28 x 35 cm

Se ha dedicado entonces a seguirlas de todas las maneras: con la imaginación, un lápiz, un movimiento de la mano. Y las ha materializado de diversos modos: con el carboncillo, la tinta, la incisión del buril, la trama de los hilos.

En los inicios de su trabajo acudió al lienzo, a las telas y a la ropa vieja como superficie de sus líneas. Estaba buscando romper los formatos. Se interesaba por: los cuestionamientos sobre el concepto del cuadro y los soportes de la pintura que se estaban realizando desde el arte povera, los espacialistas y el grupo Soporte-Superficie. Estos pusieron en entredicho el formato tradicional del cuadro, sacaron las telas de los marcos, las desplegaron en el suelo, las perforaron, las arrugaron, la cosieron etc… La tela dejó de ser el lugar de la representación de un universo imaginario y pasó a ser el espacio donde se condensaron todo tipo de acciones y sentimientos. Claude Viallat, Daniel Dezeuze, Alberto Burri y Lucio Fontana tuvieron gran influencia en mi trabajo. Ellos luchaban contra la naturaleza cerrada del orden del cuadro y examinaban las relaciones de la obra con la pared y el suelo2.

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Tierra fría, 1986 Pintura al óleo sobre telas cosidas 123 x 98 cm

2. Londoño, Miriam (2015). Conferencia “Caligrafías”. Facultad de Artes, Universidad Tecnológica de Pereira. 2015. Documento sin publicar.


Entonces “cogía el lienzo, lo sacaba del marco, ya preparado, lo arrugaba y lo metía en baldes con pinturas, lo cosía”. Se trataba de piezas muy grandes, que rompía, tejía y pegaba. “Iba dibujando con la tela, me dejaba llevar por las formas, iba construyendo, rasgaba pedazos de papel para crear las líneas”. Con estas acciones quería salir del marco, desestructurarlo. En ese entonces no tenía una búsqueda muy clara, pero desde la perspectiva actual puede pensarse que era un momento retador, en el que había dejado el país y se encontraba frente a una nueva vida en Holanda, un medio desconocido y un idioma que la expulsaba. Dice: “Estaba muy fracturada. Me preguntaba quién era, dónde estaba, cuál era mi lenguaje. Hablaba desde la soledad”.

Paisaje Porteño I, 1994 Tinta de grabado sobre papel 47 x 66 cm

El mundo del papel

Como otros artistas contemporáneos latinoamericanos, el trabajo de Londoño está íntimamente ligado con una materia específica. Esta no se trata solo de un medio, sino que se instala en el centro de su obra. La materia de Londoño es el papel, con toda la carga cultural y metafórica que arrastra: “El interés –dice– por las posibilidades expresivas del soporte, el tejido y la superficie, me llevó a la fabricación del papel hecho a mano”. Ya no le bastaría con usarlo y apropiárselo. Aprendió a elaborarlo durante su estadía en Argentina en la década de los noventa. Siguió refinando este proceso en Polonia, donde se concentró en fabricarlo a partir de las fibras de distintas plantas. Posteriormente, en Tailandia, continuó en esta experimentación e involucró fotografías, óxidos, capas, texturas, periódicos y fuego, entre otros elementos. Esta búsqueda, en la que aún persiste, le ha permitido “entablar un diálogo con una superficie cargada de significados a través de los siglos: el papel portador de la memoria por excelencia antes del descubrimiento del Internet”3, afirma. La artista, más allá de explorar las posibilidades del papel como soporte, llegó a cambiar incluso su rol en el libreto tradicional del dibujo cuando transmutó al papel en tinta y comenzó a dibujar con él. Niña Tai, 2001 Fotografía sobre papel 45 x 35 cm

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Dibujar con pulpas

En su investigación descubrió que era posible fabricar una pulpa de papel fluida que se comportaba como una tinta a la hora de escribir y dibujar. De esta manera, “el soporte del papel se vuelve activo. Inicialmente se vuelve tinta, y luego el mismo se convierte en forma y en trazo”. El papel, la superficie más usada para el dibujo, se transformó en las manos de Londoño en una línea con la que ahora podría expresarse de nuevas maneras, en un proceso que ella ha llamado “el acto de hablar con el papel”. Sobre la nada

Pero si el papel, superficie tradicional del dibujo, se convierte en tinta, ¿cuál podría ser ahora su soporte? Este cuestionamiento iba un paso más allá de los de sus artistas referentes. En un gesto de iconoclastia absoluto no se conformó con zarandear, remover y alterar los soportes, como Burri o Fontana, sino que terminó por desaparecerlos. Así, surgió algo que, aunque siempre estuvo en la tras escena, precediéndolo todo, no había tenido protagonismo: el aire y el espacio. Su dibujo emprendió en adelante nuevas rutas. Abandonó la bidimensionalidad, saltó al vacío, forcejeó con la gravedad, se tensó entre el piso y el techo, invitó a la transparencia. Se expandió, descolgó, enrolló, estiró. Se volvió escultórico, sin renunciar a su esencia. Ahora se trataría de un dibujo instalado que requiere del espacio para existir. Un dibujoambiente, cruzado por luces y sombras. O más bien, productor de luces y sombras. Un dibujo épico, monumental, de grandes dimensiones, expandido… Pero al tiempo frágil y transparente, suspendido, misterioso. Un dibujo que hablaría tanto por su materialidad exacerbada, esa danza asertiva de la pulpa de papel expresándose de modos inéditos, como por la oquedad y el silencio que lo cruza y habita. Dos caras de la misma moneda.

Con esta poética del papel expandido, hecho línea y tinta, en diálogo con el vacío, Londoño ha deconstruido y reconstruido los cuerpos en sus victorias o caídas, las multitudes, los pasos de los desterrados, la piel de las ciudades. Es que, dice, donde hay líneas, hay trabajo. Y en todas partes las descubre. Una

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Atrapados, 2008 Escritura con pulpa de papel Dos piezas, 180 x 100 cm (c/u)

3. Londoño, Miriam (2015). Conferencia “Caligrafías”. Facultad de Artes, Universidad Tecnológica de Pereira. 2015. Documento sin publicar.


línea es una frase, una palabra, una letra, una fotografía, un mapa, una reja…, elementos que más que temas, se han vuelto improntas y estaciones habituales de su obra. El mundo como escritura… dibujada. Las líneas de la historia

Además de las exploraciones de la línea en su aspecto más formal, Londoño ha seguido otras de sus derivas. Trashumante, nómada, viajera, “habitante” de varios idiomas, lectora consumada, observadora de su tiempo, con su perspectiva cambiante le ha seguido la pista a otras líneas: las del plano político, geográfico, social. Con ellas bordea, sin clausurar, las identidades contemporáneas, los retos de las mujeres, la historia colectiva, los surcos de las memorias íntimas, las debacles sociales, las resistencias individuales.

La artista siempre asume sus obras como proyectos de larga duración. El detonante será algo que la motive emocionalmente: una imagen que la subyugue, una lectura, un poema, una frase, una narración, una noticia…, fragmentos del gran ruido universal que habita. Empieza estas búsquedas con tanta delicadeza como insistencia, con la modestia de la investigadora que se enfrenta a objetos inconmensurables a los que sabe que solo podrá hacerles aproximaciones y tanteos. Sus enunciados apenas plantearán una ruta que no busca metas finales, pero a la que invita a sumergirse a los espectadores.

Testimonios, 2012 Fotografía sobre papel 9 piezas, 21 x 30 (c/u)

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“Escribir es dibujar”.

Atrapados, 2008 Escritura con pulpa de papel (detalle)

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2 // Y E L V E R B O S E H I Z O PA P E L

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La letra y la imagen

En sus exploraciones con el papel-tinta, la artista cuestiona también aquella separación radical entre imagen y escritura sobre la que se funda la civilización occidental. Como recuerda José Manuel Springer 4, crítico que se ha ocupado de su obra, aprehendemos el mundo primero por las imágenes. La escritura jeroglífica, por ejemplo, permanece todavía en esta esfera de alta iconicidad. Sin embargo, posteriormente, el alfabeto fonético la convertirá en una secuencia de signos abstractos, intercambiables y separables.

Paisaje Porteño II, 1994 Tinta de grabado sobre papel 35 x 22 cm

Con la técnica de la escritura, Occidente profundiza la estructuración de un pensamiento racional. Este –a diferencia de la imagen que es esencialmente multidimensional, densa y ambigua– privilegiará la consecuencialidad lógica, la segregación, la jerarquización y la linealidad 5. Así, en la lectura fonética, las letras deben ser despojadas, operativas, transparentes, buscando en este adelgazamiento de su presencia una iconicidad mínima. Al respecto, señala Facundo Tomás 6: “solo se comienza verdaderamente a leer cuando se olvida lo que se está mirando y la inteligencia se concentra en el contenido de las letras, abandonando la percepción de su forma”. En este sentido, en Occidente se habría dado una cruzada feroz de “la escritura contra las imágenes”. Es sobre este campo de batalla cultural donde Londoño emprende un movimiento contrario, una anticruzada personal para lograr que la escritura se relacione y dialogue de otras maneras con la imagen. Su llegada a este punto fue una travesía larga. Quizás un primer destello sucedió durante su estadía en Argentina, en la década de los 90, cuando empezó a trabajar con el lenguaje y las letras de la publicidad, en unas obras interesadas por el diseño gráfico. Un germen que terminaría desarrollando posteriormente en sus cartas, libros y grafitis. Creo que se debió a una de esas felices conjunciones que a veces tenemos la suerte de vivir. Yo venía trabajando con papel, amaba los textiles, las superficies abiertas y sin marcos. Amaba garabatear y escribir, además buscaba una forma más simple de seguir adelante con mi labor de artista papelera que me permitiera simplificar el proceso de hacer papel y a la vez hacerme cargo de las labores domésticas. Fue un proceso de tratar, jugar, sin ninguna meta prefijada 7.

En este nuevo camino que emprende decididamente desde mediados del año 2000, sus letras –dibujos de papel, extremadamente matéricos– vuelven espeso y visible el significante, que ya no se sacrifica más en aras del significado. En lugar de aquella asepsia exigida al alfabeto fonético, el suyo se encarna y hace alarde de su textura física. Se insufla de personalidad, expresión, gestualidad,

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4. José Manuel Springer, La Haya, agosto, 2009. 5. Tomás, Facundo (1998). Escrito, pintado (Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento europeo). Madrid, Visor, pág. 18. 6. Tomás, Facundo (1998). Escrito, pintado (Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento europeo). Madrid, Visor, pág. 26. 7. Entrevista a Miriam Londoño realizada en 2018 por la Asociación de Calígrafos del Reino Unido (CLAS).


emoción, en una inédita fusión entre la imagen y la palabra. Sus letras no son ya más el vehículo neutro e invisible de un contenido que no se quiere alterar, sino que se vuelven ellas mismas el contenido.

Y, por supuesto, lo alteran. Dice la artista: “En lugar de transmitir una idea o significado preciso, me interesa el poder individual de la escritura para expresar emociones o sentimientos y su capacidad de generar una pluralidad de sentidos y de asociaciones de ideas8”. Es que estas letras son sobre todo dibujos y como tales tienen intensas posibilidades expresivas y narrativas. Las letras son como seres vivos, con su propia personalidad, autonomía, con su relato particular. “Escrituras visuales”, las llama Londoño. Si bien no se trata del mecanismo tradicional de la lectura, en la cual la materialidad de la letra desaparece en función de la claridad semántica, tampoco es una escritura asémica (como la propuesta por Mirta Dermisache, Leon Ferrari, Cy Twombly, Isidore Isou, entre otros artistas) donde lo único que se privilegia es la forma. Lo que intenta la artista, en cambio, es un nuevo equilibrio entre el significante y el significado, que se potencia en la ambigüedad entre aquella presencia física de la palabra y lo que significa: “Para mí –aclara– es muy importante lo que escribo. No me interesa hacer grafitos sin sentido. Al contrario, el contenido es el motor que determina la línea, el color, el formato”.

Historia sin fin, 2015 Escritura con pulpa de papel 800 x 10 cm

La lectura

Por este camino, Londoño desestabiliza el mecanismo de la lectura, la desprograma. Si, como señala Lyotard9, “no se ve lo que se lee”, en las obras de Londoño se trata de lo contrario: se ve lo que se lee. Sus letras no pretenden adelgazarse hasta desaparecer de la conciencia del lector, depurándose en lo posible de ruidos que puedan interferir en la transmisión del mensaje, sino que, al contrario, bucean a fondo en este mar contaminado. Allí, los ruidos precisamente son lo que importan: sus opacidades, resonancias, ecos y adherencias. Sin embargo, a pesar de su recuperada visualidad, el texto continúa siendo texto. Pese a su ilegibilidad, hay una provocación constante a ser leído, porque aquí y allá el espectador puede reconocer palabras y frases. La lectura que estas obras exigen tendrá que transformarse respecto a las maneras fonéticas tradicionales. El significado literal planeará todo el tiempo sobre las palabras dibujadas, pero también será constantemente dinamitado. Los libros se leen, las obras de arte no. Este es el punto abismal e incómodo al que nos llevan los trabajos caligráficos de Londoño. Ella –al igual que otros artistas contemporáneos que se han ocupado de las tensiones entre el texto y el arte, como Jenny Holzer, Barbara 8. Londoño, Miriam (2015). Conferencia “Caligrafías”. Facultad de Artes, Universidad Tecnológica de Pereira. 2015. Documento sin publicar. 9. Citado en Tomás, Facundo (1998). Escrito, pintado (Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento europeo). Madrid, Visor, pág. 26.

Grito, 2008 Escritura con pulpa de papel 110 x 80 cm

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Kruger o Antonio Caro, en Colombia– logra bordear esa zona de tránsito, definida por Gonzalo Arqueros10 como el lugar “donde el dominio y los derechos originarios de lo visual y lo escritural son constantemente negociados, transferidos, violados, usurpados”11. Lleno y vacío

El soporte vaciado, el aire donde cuelgan sus letras, es otro elemento importante en su trabajo caligráfico. Esta suspensión en la nada alude a los abismos del lenguaje, a lo que se calla cuando se habla. Como señala Elkin Restrepo, “letra, vacío y escritura posibilitan una riqueza de sentidos entre lo dicho y no dicho, entre el silencio y la palabra, como sólo es propio a la poesía11” . El espectador-lector se ve abocado a completar estos silencios y huecos con su propia sensibilidad y experiencia.

Escribiendo el vacío, 2006 Escritura con pulpa de papel 60 x 40 x 8 cm

Pero frente al abismo donde flotan estas frases fragmentadas hay otra fuerza igualmente potente de aglomeración y saturación. Las palabras que han perdido el soporte y levitan solo pueden sostenerse agolpándose entre ellas. A partir de este lleno y vacío, los textos de Londoño desestructuran su linealidad, consecuencialidad lógica, articulación, orden racional y estructura gramatical. A falta de esta armazón racional, sus palabras optan por estrategias de la imagen como el ritmo, la frecuencia, la yuxtaposición. Y terminan por producir “partituras visuales”, como las llama Springer, de cadencias, colores y texturas. De nudos y oquedades. Lost in translation

“Frágiles signos escritos en el aire, donde un caos aparente de letras y palabras, se convierten en metáfora de aquello que puede significar para el inmigrante la inmersión en una cultura e idioma totalmente diferente del materno, y la subsecuente pérdida de aquello que le es lo más propio, su idioma, como eje de su identidad personal”. Juan Alberto Gaviria12

Sus textos sobre la nada también están relacionados con la experiencia personal de Londoño, quien desde muy joven salió de su país para vivir en lugares como Italia, Holanda, Polonia y Tailandia, donde se ha enfrentado una y otra vez al destierro del idioma. Esta experiencia la comparte con el sujeto nómada de nuestros tiempos. Si la casa son las palabras, el destierro también sucede cuando ellas se pierden. Para ella, como para todo inmigrante, la palabra es su último soporte al borde del abismo, el cordón umbilical del exilio. En su obra, se tejen así gestos y palabras leves para recrear el mundo perdido como frágiles y protectores salvavidas en la diáspora contemporánea.

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Miriam Londoño en su taller

10. Arqueros, G (2010). “Prólogo”, en Honorato, Lange y Risco (Editoras). Notas Visuales. Fronteras entre imagen y escritura. Santiago de Chile, Metales Pesados – Pontificia Universidad Católica de Chile, pag 8. 11. Elkin Restrepo, Medellín, 2007. 12. Juan Alberto Gaviria, Medellín, 2007.


Escritura dibujada

Aunque Londoño no es escritora en un sentido ortodoxo, sí es una gran lectora. Y suelen ser textos concretos de autores reales los que originan su caligrafía (Santa Teresa de Jesús, Alejandra Pizarnik, Hélène Cixous, entre otros). El primer paso de su proceso creativo es seleccionar ciertos fragmentos que le han afectado emocionalmente. Luego viene una acción corporal que en sí es tan importante como la obra que va a producir. Solo la planea hasta cierto punto. La precede una juiciosa investigación en libros, archivos o documentos de Internet. Viene entonces la preparación de las pulpas y la definición de los colores, de acuerdo al tema que va a desarrollar: el negro para rodear un dolor, por ejemplo, o el azul para evocar la tinta o un paisaje. Memoriza enseguida el fragmento de texto que va a reproducir. Luego sigue una etapa intuitiva. Allí se deja llevar por algo inconsciente y se presta, dice, como médium de un flujo energético. Esta energía es canalizada por “una firmeza de pulso”, lograda a través de los años y la práctica, una intención, una claridad y una dirección. Escribir para ella es un acto meditativo, zástico, gestual.

“Mis libros están hechos de palabras, de recuerdo, de aire, de sombras y vacíos. Tratan de la memoria y la memoria es incierta”.

Los libros

“Una transformación ha sido decisiva para comprender el valor poético de su obra. Del texto flotando en el aire, pasó al texto objeto: el libro de artista, al que Miriam ha dedicado parte importante de su labor. La estructura de sus libros se nos presenta como una red de folios que disparan los significados flotantes en la mente. Vistos como un colador de ideas, los libros dejan de ser recopilaciones de páginas, para convertirse en manos de Miriam Londoño en frágiles redes que atrapan las metáforas esenciales del lenguaje”. José Manuel Springer13

Ellas, 2006 Escritura con pulpa de papel 85 x 70 x 5 cm

Los sonidos y la furia

Las letras de Londoño –en un principio íntimas, poéticas, literarias– de unos años para acá se han encontrado con las voces de la guerra colombiana. Así sucede en piezas como Atrapados (2008) y Para que siempre me recuerdes (2008), donde se centra en los nombres de secuestrados y desaparecidos. La última vulneración que se ejerce contra una persona después de desaparecerla es borrar su nombre, lo que equivale a pretender que no ha existido. Por esto, el mayor rescate que puede hacerse del ausente es recordar su nombre, pronunciarlo en voz alta, esgrimirlo en la plaza pública.

Afirmar que esa persona tiene nombre es reclamar que pertenece a un tejido familiar y social, en donde su ausencia ha dejado un vacío. Por esto, el nombre de alguien violentado es su último talismán. Nombre-reliquia, como los huesos que no se quemaron. Nombresemilla, donde se puede renacer, así sea simbólicamente. Londoño entonces los escribe-dibuja y les da una presencia contundente, llamativa, colorida. Son los gritos de los cuerpos aniquilados y los gritos silenciados. Lo mínimo, pero también lo esencial, cuando se ha perdido todo lo demás. 13. José Manuel Springer, La Haya, agosto, 2009.

Testimonios, 2012 Escritura con pulpa de papel Dimensiones variables

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Rutas Inciertas, 2017 Dibujo con pulpa de papel 300 x 105 cm


“Mis dibujos representan en su mayoría escenarios urbanos, mapas de ciudades, diásporas de turistas que parecen perseguir sus propias sombras, peregrinos, inmigrantes y desplazados recorriendo un camino hecho de sombras y vacíos”.

3 // L A T I E R R A S E M U E V E

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Imagen errante

Londoño, ella misma nómada y emigrante, se ha ocupado de la trashumancia de las multitudes contemporáneas. Lo ha hecho en series como Peregrinos (2009), Exodus (2015) y Vía dolorosa (2016), donde no solo reflexiona sobre los errantes, sino también acerca de la imagen que ha construido de ellos la fotografía periodística.

Pilgrims, 2009 Dibujo con pulpa de papel 102 x 78 cm

Las primeras masas que representó fueron las de las hordas de turistas, donde sujetos de la moda y el consumo caminaban con paso firme y leve por el mundo. Unos años después comenzó a ocuparse de otro tipo de nómadas menos glamurosos: los expulsados de las guerras de Siria, Irak, Afganistán. Estas multitudes posteriormente conectarían con las oleadas del desplazamiento interno de Colombia, como si al otro lado del mundo, unos y otros, se hermanaran en su desarraigo.

Estos caminantes no pueden llegar, pero tampoco devolverse. Deben permanecer en el limbo, un no-lugar que en sus dibujos toma la forma del vacío. Allí las figuras inestables y frágiles se enredan y suspenden. La única posibilidad de mantener el equilibrio es entrelazarse, fundirse unos con otros. Y… continuar moviéndose.

El tema aquí no son entonces las historias particulares, sino la masa humana y su movimiento. Los personajes no tienen rostro ni características particulares. Su cuerpo es coral; su identidad, la del grupo. El cuerpo es su último territorio. Sobre él se acumula lo poco que llevan: la ropa, los bultos, los colchones. Un cuerpo constreñido que, a diferencia del de los plácidos turistas, solo puede correr. Apenas le quedan los gestos de la supervivencia: los pies adelante, las manos aferradas, las espaldas encorvadas bajo el peso de la carga. Su tiempo es el de la urgencia. Condenados a la condición de fantasmas, estas nubes de desarraigados flotan sobre ciudades opulentas y ciegas. Los rostros sin boca recuerdan también su silencio porque no tienen el idioma ni la palabra. Invisibles y mudos. Sin embargo, no hay desespero, sino una absoluta dignidad, en esta imagen épica de la desterritorialización.

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Geografía herida

“En lugar de representar una ubicación geográfica específica con estos mapas, busqué explorar la realidad cambiante, confusa, oscura e incierta en la que la fuerza del deseo y el miedo humanos ejerce cambios constantes dentro de los territorios14”.

El tema de los emigrantes tendría un nuevo desarrollo en sus Mapas Vacíos, serie que la artista comienza a realizar en Holanda poco antes de regresar a Colombia. En estos buscaba reconstruir las redes de desplazamientos de aquellos refugiados que ya había dibujado: “¿de dónde venían?, ¿a dónde iban?”, se preguntaba. Al igual que su caligrafía alude siempre a textos concretos, Londoño se basa en este caso en mapas reales. Sin embargo, más que replicarlos literalmente, los manipula y deforma. Estrategia que le sirve para crear la metáfora de una geografía del miedo, el deseo, la codicia, la expulsión y la resiliencia. Los territorios no existen antes de que el hombre los cree. Y no dejan de hacerse y deshacerse constantemente, bajo múltiples tensiones políticas, culturales y sociales. Así, los emigrantes deben reconstruir incesantemente el mapa imaginario que se despliega entre el lugar que los expulsó y aquel territorio al que llegan, pero no los recibe. Por eso, estos mapas no podrán nunca coincidir estrictamente con los oficiales de los países que atraviesan. Sus límites son otros.

Cuando la artista regresa a Colombia, continúa esta serie, pero enfocándola ahora en las fracturas políticas de la geografía nacional. Si en sus caligrafías cuestionaba el orden racional de la gramática, en estos mapas inexactos y expresivos crítica la neutralidad de un discurso cartográfico que ignora los temblores debajo de sus líneas matemáticas. Así, en Torso (2017), donde mezcla el mapa del país con la anatomía de un cuerpo, alude al territorio como un ser vivo y con múltiples heridas. Los Mapas Calcinados (2018) muestran los quiebres de Medellín, una ciudad descompuesta por sus historias de violencia. En Rutas inciertas (2017) es América Latina la que aparece conectada por los caminos de la ilegalidad, mientras en Continente Perforado (2017) está agujereada por la economía extractivista. Mapas como cicatrices que marcan las huellas de la violencia, pero que también funcionan como una sutura que intenta recomponer simbólicamente los pedazos del territorio vulnerado. Mapas dramáticos, enredados, densos, agujereados, cosidos. Re – imaginados.

14. http://miriamlondono.com/maps/

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“Dejé un temblor, dejé una sacudida, un resplandor de fuegos no apagados, dejé mi sombra en los desesperados ojos sangrantes de la despedida”. Rafael Alberti

Refugiados, 2015 Dibujo con pulpa de papel 150 x 70 cm

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“La masa anónima en movimiento, a pie, es la pieza histórica por excelencia”.

Rob Smolders

Vía Dolorosa, 2016 Dibujo con pulpa de papel 65 x 55 cm, 2016

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Continente Perforado, 2017 Dibujo con pulpa de papel 160 x 255 cm

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Torso, 2017 Dibujo con pulpa de papel 70 x 120 x 10 cm

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Mapa Vacío, 2017 Dibujo con pulpa de papel 170 x 100 cm


Mapa Calcinado, 2018 Dibujo con pulpa de papel 105 x 70 cm

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¿Qué es ser hoy una mujer en Colombia?

Ausencias, 2018 Impresión sobre papel hecho a mano 21 x 29 cm (c/u)

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4 // PA L A B R A D E M U J E R

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Dos mujeres, 1977 Dibujo sobre papel 28 x 35 cm

Ariadna (1), 2005 Dibujo con pulpa de papel 80 x 40 cm

Monja Tai, 2001 Fotografía sobre papel 45 x 35 cm

¿Qué es hoy ser mujer?

“He querido escribir historias de otros, palabra por palabra, para ser lectora y escritora a la vez, y encarnar y comprender con mi trabajo, el significado profundo de sus voces”.

La obra de Londoño –además de instalarse en la ambigüedad entre la palabra y la imagen, lo presente y lo ausente, lo lleno y lo vacío– se tensa también entre una mirada intimista y otra más política. Tanto en un caso como en el otro ha ido llegando a un mismo puerto: el de la mujer. Un tema al que, en sus inicios, cuando dibujaba insistentemente retratos o cuerpos femeninos, o cuando retrató monjas budistas en Tailandia, solo se acercó tangencialmente y sin mucha conciencia, pero que cada vez toma más relevancia. Sus obras intimistas suelen ser relatadas con una voz, o habría que decir con una letra, discreta. No pretende en ellas exteriorizar anécdotas particulares, sino que son exploraciones acerca de su identidad. Las cartas a su hermana muerta o a su hija, de letra tupida y comprimida, no se tratan solo de su vida personal, sino que terminan hablando del mundo femenino contemporáneo.

Además de su género, otro factor que la ha marcado fuertemente es su posición de inmigrante. Esta la ha llevado a hacerse insistentemente preguntas, como “¿qué es vivir en una casa, en un país, en un idioma?”. O, en su defecto, ¿qué es no poder vivir en una casa, en un país, en un idioma? Cartas susurradas

Este desarraigo la motivó a desarrollar un particular género epistolar. “Mis trabajos con las escrituras emergieron del deseo de pensar mi experiencia como inmigrante, de conectar mi presente con el pasado y con mi lugar de origen. De ese núcleo vital nacieron las grandes cartas, un registro de historias y recuerdos personales escritos a familiares y amigos15”.

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15. Londoño, Miriam (2015). Conferencia “Caligrafías”. Facultad de Artes, Universidad Tecnológica de Pereira. 2015. Documento sin publicar.


Carta Azul, 2006 Escritura con pulpa de papel 125 x 160

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Carta Roja, 2006 Escritura con pulpa de papel 160 x 90 cm


Carta a mi hija, 2006 Escritura con pulpa de papel 90 x 160 cm

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Tiempos de silencio, 2019 Escritura con pulpa de papel Instalación, dimensiones variables

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Detalle


Letras violentas

En el otro extremo del péndulo de estos relatos íntimos, susurrados, Londoño se conecta cada vez más con la convulsa historia del país, en una ya extensa serie de obras políticas donde el tono de su voz es más alto. Aunque su interés general ha sido abordar los desastres de la guerra colombiana, aquí también se ha inclinado por escuchar, sobre todo, las voces de mujer, sean estas víctimas o victimarias. Así lo hizo en Testimonios (2012) o en Tiempos de silencio (2019).

Al traducir estas voces a caligrafías, firmas o cartas, da testimonio de las secuestradas, violadas, abusadas, a veces anónimas, a veces con nombre propio. La víctima Ingrid Betancourt con sus meditaciones sobre el secuestro en la selva (“un desperdicio lúgubre de tiempo”) y la victimaria Karina, la guerrillera (Corazón violento, 2008) aparecen indistintamente en su trabajo. No las juzga: las escucha. No muestra sus fotografías ni sus señas particulares, sino que imagina sus letras. Escribiéndolas, se pone en su lugar, se hace una con ellas, las comprende. No se trata solo de lo que ellas dicen, sino de cómo lo dicen. Y aquí empieza a ser muy significativo el tamaño, color, ritmo, cadencia, expansión o contención de las letras.

Por ejemplo, para las cartas personales usa “un tipo de escritura muy pequeña, tupida e introvertida” con la que protege su intimidad. En cambio, en los trabajos más políticos resalta palabras clave con un cambio de color y de tamaño. Lo que busca es que estas letras, con su sola forma, “puedan transpirar algo”, así no se entienda claramente lo que dicen. A través de sus líneas, tranquilas o exaltadas, de su cromatismo, de sus ascensos y caídas en el espacio, busca transmitir matices intangibles más allá de lo que evidentemente dicen: la tristeza, la frustración, la valentía, la tensión extrema, el dolor. Tanto sus trabajos intimistas como los de los protagonistas del conflicto se convierten en crónicas poéticas. También en retratos, más allá de los códigos del género. En ellos, en lugar de rostros y cuerpos, aparece la imagen de sus voces silenciadas, sus fracasos y resistencias, sus plenitudes y oscuridades. Así, cadenas de frases cuelgan del techo, se enredan, tocan el piso, vuelan, se expanden. Palabras “ignoradas, adoloridas”, que van en contravía de los interdictos sobre lo que debe ser una mujer en Colombia. Palabras que se sacan del silencio al darles una presencia escénica y al propiciarles literalmente un espacio. Susurros sobre la vorágine. Miradas subjetivas y sensibles acerca de una historia bárbara. 16. Londoño, Miriam (2015). Conferencia “Caligrafías”. Facultad de Artes, Universidad Tecnológica de Pereira. 2015. Documento sin publicar.

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Corazón violento, 2008 Escritura con pulpa de papel 4 piezas, 180 x 100 cm (c/u)


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“Es un conjunto de fotografías de mujeres indígenas de La Guajira, impresas en papel hecho a mano. Con una intensidad inusual, nos miran a través de los huecos del papel. Sus rostros transmiten el carácter y la fuerza con las que han resistido a múltiples adversidades. Este pueblo atraviesa una devastadora crisis humanitaria, pero sus mujeres son especialmente afectadas al tener que soportar una doble violencia, por su condición de género y étnica. Con este trabajo quise homenajearlas ”. 17

Las invisibles

Las invisibles. Las de la periferia. Las que visitan los antropólogos para sus tesis. Las que fotografían los reporteros en las catástrofes. Las que cortejan los políticos en las elecciones. Ante las que el país no responde. Surgen de los agujeros del papel y del desierto. Los traspasan. Emergen poderosas. En silencio. Las historias las tienen en la piel. Fulminan con su avasalladora presencia. Se toman la escena. El blanco y el negro las espiritualiza. Les quita el polvo y la atroz cotidianeidad. Solo les deja la fuerza. Reclaman seguras su derecho a la imagen en un sistema visual que expulsa a las pobres, a las racializadas, a las no bellas, a las no jóvenes, a las deserotizadas.

Nos arrojan su imagen a la cara. Las que no miramos… nos miran. ¿Qué ven?

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17. Londoño, Miriam (2015). Conferencia “Caligrafías”. Facultad de Artes, Universidad Tecnológica de Pereira. 2015. Documento sin publicar.

Ausencia 3 Impresión sobre papel hecho a mano 21x29 cm 2018


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"El miedo y la desconfianza en la ciudad es una realidad cotidiana".

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Casa Segura, 2019 Dibujo con pulpa de papel Instalación, dimensiones variables


5 // L Í N E A N E G R A

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“Sus líneas sinuosas y entrecortadas dan movimiento al paisaje. La ciudad es un organismo viviente, un cuerpo que alberga vida en sus venas rojas y grises”. José Manuel Springer

Trazos de ciudades

La experiencia urbana de Londoño se alimenta de muchas ciudades del mundo: Medellín, Florencia, Buenos Aires, Londres, Ámsterdam, entre otras. Todos estos lugares han creado en su obra y en su mente una megaciudad, de diferentes ritmos y texturas, que es en la que ella realmente habita y la que explora en diferentes trabajos. En los dibujos de las ciudades europeas resalta su calidad de organismo, “cuerpos que albergan vida en sus venas rojas y grises”, como dice Springer. Londoño representa con su austera línea de papel planos racionales o devela la estructura interna de edificios verticales y ascendentes, como los sólidos esqueletos de la historia. El lenguaje de las rejas

Leiden 1920 (detalle), 2007 Dibujo con pulpa de papel 100 x 70 cm

Otra ciudad de la que se ha ocupado es la natal, la de la infancia, los afectos y el recuerdo. Sin embargo, cuando regresa a Medellín, se impacta con su transformación. Ahora, la vida está suspendida y en entredicho. La sangre ya no corre por las venas, sino que se ha regado. Esta fuerte experiencia alimenta sus trabajos recientes, aunque no aborda la violencia desde una representación literal. Si en sus referencias a las urbes europeas destacaba torres, puertas, ventanas, escaleras, hoy la metáfora contenida de la reja es el elemento que le permite acercarse a su presente.

Este elemento de la arquitectura ha sido una constante en el trabajo de Londoño. Ya en Argentina había hecho su primera obra de papel inspirándose en rejas oxidadas que llamó Mandalas (1998). Las rejas le interesaban como recipientes del tiempo y de las historias urbanas, por su condición de límite y umbral, su calidad de tejido, su urdimbre de transparencias. Y, por supuesto, su acumulación de líneas. Al igual que las caligrafías, las rejas hablan con lo presente y lo ausente. Son un tejido de hierro y agujeros. Cuando regresa, dice: “No recordaba que mi ciudad estuviera tan enrejada”. Motivada por esta observación, Londoño comienza una investigación fotográfica de las rejas de Medellín. Desde entonces, después de varias décadas y ante la situación que encuentra en el país, la reja se resignifica en su trabajo.

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Catedrales (detalle), 2009 Dibujo con pulpa de papel 70 x 70 cm

Casa segura es la obra que surge a partir de estas fotografías. Es una exquisita y compleja trama, en la que el hierro se transmuta alquímicamente en papel. En ella recuerda que las rejas en Colombia se han convertido en la segunda piel de sus habitantes: para defenderse tanto de los miedos reales como de los imaginarios. Porque si bien las rejas podrían proteger al


habitante del peligro exterior, en muchas ocasiones también lo encarcelan e impiden el encuentro con el otro. Las rejas funcionan como resguardo privado, pero también como control social. La luz filtrada a través de sus filigranas recrea un ambiente impreciso, denso, como el presente del país. Además de estas rejas que intentan proteger de la violencia exterior, Londoño se ocupa de otras que cumplen un papel inverso. En sus exploraciones encuentra las de Montecasino, la casa en El Poblado de los hermanos Castaño. En la década de los noventa, bajo su protección, se hicieron allí reuniones paramilitares secretas y se planearon horrendos secuestros y crímenes. Estas rejas, más allá de su función, terminan convirtiéndose en el “símbolo de un poder ridículo”, dice Londoño. Su versión de Las puertas del infierno de Auguste Rodin en Medellín recuerda que el infierno también estuvo aquí, así los discursos oficiales de la ciudad innovadora quieran olvidarlo. Este hierro de papel es hoy su contundente testimonio.

Mandalas, 1998 Papel, pintura acrílica y tornillos

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«Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y al lugar donde sufre la raza condenada. Los que entráis aquí, abandonad toda esperanza». Inscripción en La Puerta del Infierno, “La Divina Comedia”, Dante Alighieri

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Casa Segura, 2019 Detalle Dibujo con pulpa de papel Instalación, dimensiones variables


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Dibujo en aislamiento, 2020 Dibujo con pulpa de papel Dimensiones variables


Caligrafías del miedo, 2021 Modelado sobre papel 125 x 108 cm

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Yacientes

Londoño ya había realizado con pulpa de papel figuras extraídas de imágenes de la prensa en series como la de los peregrinos y los refugiados. Estas Páginas negras (2015-2021) también surgen de fotografías, pero ahora la artista vuelve a la técnica tradicional: un lápiz austero sobre la hoja vacía. Nada más. El formato de las pequeñas libretas también se aleja de la monumentalidad de sus trabajos caligráficos o urbanos. No se trata tampoco de dibujos en tercera dimensión, expandidos por la sala. Al contrario, están comprimidos totalmente en el recuadro asfixiante del cuaderno.

Al eliminar el contexto visual y periodístico, disecciona las fotografías que de tanto ver hemos naturalizado en Colombia. Desecha el color, el fondo, los detalles, la anécdota, incluso la noticia y los nombres propios. Quedan en su foco solo estos cuerpos que han perdido la verticalidad, el movimiento. Los que no sobrevivieron. Figuras yacientes, logradas con una línea esencial, mínima, pero tremendamente expresiva. A pesar de la austeridad de la representación, son más que una silueta forense. El lenguaje de sus miembros, la ropa, las sogas que los atan insinúan pequeñas historias que nunca conoceremos. Su serialidad evoca otra serialidad: la de los asesinatos en Colombia.

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A diferencia de sus trabajos caligráficos, en los cuales el tema es el lenguaje verbal, aquí solo hay espacio para el corporal. Los signos del cuerpo abatido, vulnerado, la oscuridad del polvo de carbón, la violencia del blanco, lo dicen todo en este nuevo icono de la historia colombiana. Una coreografía de los últimos gestos de un cuerpo, una lírica del espasmo final. No hay salida en estos rincones. Es un dramático canto fúnebre el que entona Londoño en su crónica negra negra.


Páginas negras, 2015 - 2021 Dibujo sobre papel pigmentado con polvo de carbón 40 piezas, 15 x 21 cm (c/u)

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6 // E N P R I M E R A P E R S O N A

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El taller del papel

“Es un proceso que hasta el día de hoy sigo encontrando interesante y agradable de ejecutar. Consiste en una fina pulpa de fibras de algodón y de lino que muelo en mi estudio por un par de horas en un molino holandés. A fin de obtener color, firmeza, consistencia y durabilidad, le añado a la pulpa diferentes aditivos. Mis instrumentos son elementos domésticos como botellas de plástico con una tapa y orificio en la punta y bastidores con tela. Escribo sobre las telas y una vez el papel está seco lo retiro con una espátula.

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Este proceso lo desarrollé después de haber vivido por algunos años en Tailandia y de haber trabajado allí con artistas y productores de papel. Aprendí las técnicas orientales de la fabricación del papel, junto con las occidentales. De esta fusión nació la técnica de dibujo y escritura con papel”.


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Su trayectoria

Miriam Londoño estudió artes en la Universidad de Antioquia, en la Academia de Artes de Florencia (Italia) y en el taller de Mario Palagi (Lucca, Italia). Obtuvo una Maestría en Análisis de Arte Contemporáneo en la Universidad de Barcelona. Realizó cursos de técnicas artísticas de fabricación de papel en Argentina, Estados Unidos y Tailandia. Gracias a una investigación realizada durante más de dos décadas, ha desarrollado una innovadora técnica que le permite usar el papel líquido para escribir y crear dibujos transparentes y escultóricos. Su trabajo ha sido exhibido extensamente a nivel internacional, en exposiciones como la Bienal de Papel de Rijswijk en Holanda (2020/2006), Bienal Internacional de Arte en Papel (Shanghai, China), Bienal de Caligrafía de Sharjah (Emiratos Árabes Unidos, 2014), Bienal Internacional de Papel del Museo CODA de Apeldoorn (Holanda, 2017), Bienal Internacional de Papel en Haacht (Bélgica, 2018), entre otras muestras internacionales dedicadas al arte con papel, el dibujo y la caligrafía. PREMIOS

2019. Reconocimiento Nacional XVII Salones Regionales de Artistas, Región Occidente. 2018. Premio de Innovación, Amateras, Exhibición Internacional de Papel (Sofía, Bulgaria). 2008. Segundo Premio y Premio del Público en la Sexta Trienal de Papel (Charmey, Suiza). COLECCIONES

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Colección Museo del Barrio (Manizales), Colección SER (Sociaal Economishe RaadConsejo Económico Social) de La Haya (Holanda), Colección particular de la Casa Real (Riad, Arabia Saudita), Colección de Brunel University of London (Londres, Reino Unido), Colección de la Galería Burney (Australia) y otras colecciones particulares.



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