OCIO LGTB+ /// MÚSICA
Los musicales: Fantasías en forma de canciones para escapar de la realidad
El aire de libertad que el mundo comenzó a respirar en la década de los ochenta llegó también a la música y… ¡contagió al cine y al teatro!
El musical es uno de los géneros cinematográficos que más sensaciones generan en el espectador. Es un tipo de cine de todo o nada: o lo amas o lo odias. No hay término medio. La mezcla de la realidad con los deseos, las ensoñaciones y los anhelos (amorosos o de otra índole) es la base principal de este tipo de películas y obras de teatro con la música como protagonista. Y tras clásicos como El Mago de Oz (1939), Siete novias para siete hermanos (1954), West Side Story (1961), My Fair Lady (1964) o Sonrisas y lágrimas (1965), desde mediados de los años 70 del siglo pasado los musicales se atrevieron a tratar temas más actuales y a ser mucho más diversos. Prueba de ello son obras como The Rocky Horror Picture Show (1975) o ¿Víctor o Victoria? (1982) en las que el travestismo es un elemento que juega un papel principal en la trama.
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Pero más allá de estas obras pioneras, el aire de libertad de la música de los 70 y 80 fue también la inspiración de diversos productores y guionistas para llenar los teatros y las salas de cine. Un fenómeno que no pasa de moda y que a día de hoy sigue cosechando éxitos de público y crítica. Un paseo por el neoyorkino Broadway, la Gran Vía de Madrid o el West End en Londres nos puede evocar a esos años dorados donde los sueños y la libertad eran más que patentes. Hablamos, por ejemplo, de musicales como Mamma Mia!, estrenado en Londres en 1999 y que fue llevado al cine en 2008 con Meryl Streep y Amanda Seifrield como protagonistas. Un musical donde las canciones del mítico grupo ABBA nos hablan de la felicidad, el amor y la libertad de poder ser quienes somos. Y es que ¿quién no ha bailado nunca al ritmo de Dancing Queen o Gimme! Gimme! Gimme!?