ASPECTOS DEL CONSTRUCTIVISMO RADICAL Ernst von Glasersfeld* **
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A DIFERENCIA PRINCIPAL ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN, nos dijeron en la escuela, es que la religión se basa en un dogma que es absoluto e inmutable porque surge de la revelación divina, mientras que la ciencia es provisional porque desarrolla teorías que están siempre abiertas a la refutación debido a nuevos hallazgos o experimentos. Se espera, entonces, que los científicos sean de mente abierta y den la bienvenida a la resolución de problemas difíciles, aun si las nuevas soluciones conllevan un cambio en el pensamiento o el abandono de conceptos que parecían bien establecidos en el pasado. Una rápida revisión de la historia de las ideas científicas muestra que los científicos no siempre se mantienen fieles a esta apertura mental ideal. Los conceptos y métodos con los que crecieron parecen ser frecuentemente tan inconmovibles como cualquier cuestión de fe y los innovadores tienden a ser tratados como herejes. Esto le ocurrió a Darwin y su teoría de la evolución, a Einstein, cuando publicó por primera vez la teoría de la relatividad, y le ocurrió a Alfred Wegener, cuando sugirió la idea de la deriva continental. En estas instancias espectaculares, la ruptura con la tradición propuesta por la nueva teoría era inequívoca y, por consiguiente, desencadenaba una violenta indignación por parte de aquellos que estaban ansiosos por mantener el dogma familiar establecido. Las nuevas teorías triunfaron al final porque permitían a los científicos hacer cosas que no habían podido hacer con anterioridad y cubrir un área mayor de la experiencia con un número menor de supuestos. En filosofía, el patrón ha sido diferente, especialmente respecto de los problemas de la epistemología, esto es, aquellos que se ocupan del conocimiento, su origen y su “verdad”. Estos problemas permanecieron inmodificados e irresolutos, y han problematizado a la filosofía occidental durante más de 2.500 años. Es un hecho histórico que algunos de los presocráticos, los filósofos que escribieron antes de los informes que Platón hiciera de los diálogos socráticos, ya habían advertido el quid epistemológico básico. Su fuente puede hallarse en dos presupuestos que siempre han parecido naturales e inevitables: a) que un mundo completamente estructurado existe independientemente de cualquier ser humano cognoscente que lo experimente; b) que el ser humano tiene la tarea de descubrir cómo es ese mundo “real” y su •
Tomado de PAKMAN Marcelo (comp.) Construcciones de la experiencia humana. Vol I. Gedisa. 1996. Barcelona. Traducido por José Ángel Álvarez. ** Este texto contiene segmentos revisados de tres publicaciones anteriores: Cognition, construction of knowledge, and teaching, 1989, Synthese, 80, 12 1-140; The reluctance to change a way of thinking, 1988, The Irish Journal of Psychology, 9,83-90; Environment and communication, en L. P. Steffe y T. Wood (comps.), Transforming children’s mathematics education, 30-38, Hillsdale, N.J., Lawrence Erlbaum, 1990.
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