A g r a d e c e m o s a l o s a r q u e ó l o go s y
c o m u n i c a d o r e s s o c i a l e s q u e h a n a p o y a d o
d e n t r o d e l c o m i t é , r e s p e t a m o s l a d e c i s i ó n
d e m a n t e n e r e n a n o n i m a t o s u c o l a b o r a c i ó n
p o r d i f e r e n t e s m o t i v o s p e r s o n a l e s y p r o f e s i o n a l e s
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Las publicaciones que se realicen en la revista Arqueolizándonos no obedecen necesariamente a la línea de pensamiento e investigación de los autores ni a los proyectos, empresas o entidades educativas a las que pertenecen por lo que la responsabilidad de su contenido es exclusiva del autor Este espacio contribuye con la difusión y divulgación de la información, así como proporciona los datos necesarios para enlazar tanto con el autor como con su investigación o proyecto. Las entrevistas publicadas son editadas por redacción, sin embargo el contenido es netamente proporcionado por sus protagonistas.
El uso ilegal o indebido de su contenido es responsabilidad exclusiva de quien lo realice
Sumario
1 . L E G A D O G O Ñ I C U TA C
U n a p r o p u e s t a p a r a l a v a l o r a c i ó n y d i f u s i ó n d e l p a t r i m o n i o a r q u e o l ó g i c o L i c . N e l l y A n t o n e l l a R i v e r a Ta m e s
2 . U N E S PA C I O D E M A N E J O H I D R Á U L I C O Y A G R Í C O L A
E N E L VA L L E M E D I O D E L A M B AY E QU E - F E R R E Ñ A F E
P r i m e r a s e v i d en c i a s d e s d e E l C o m p l e j o A r q u e o l ó g i c o d e M a m a p e ( C A M ) ,
L i c . M a n u e l A n t o n i o R o q u e S o p l a p u c o.
3 . L E Y E N D O E L D E S I E RT O
3 . L E Y E N D O E L D E S I E RT O
E n t r e v i s t a c o n e l D r . J a i m e D e z a R i v a s p l a t a
4 . C H A C H A N I Y P I C H U P I C H U
E x p l o r a n d o l o s c a m i n o s r i t u a l e s d e l o s i n c a s
D r a . D a g m a r a S o c h a & D r a . D o m i n i k a S i e c z kow s k a - Ja c y n a
5 . C U E V A S S A G R A D A S
E l R e p o s o E t e r n o en e l A n t i g u o Pe r ú
L i c . R o ye r N. P u e l l e s A r i a s
Una propuesta para la valoración y difusión del patrimonio arqueológico
EL LEGADO DE GOÑICUTAC
El sitio arqueológico de Goñicutac, enclavado en la ladera del cerro Matagaga, sobre la quebrada Chaupiguaranga en la provincia de Yanahuanca, se erige como un valioso testimonio del pasado prehispánico de la región de Pasco. Este paraje, rodeado de afloramientos rocosos de origen volcánico, no solo destaca por la singularidad de su paisaje, sino por las historias que guardan sus estructuras, las cuales siguen susurrando los ecos de civilizaciones pasadas. La calidez del microclima que caracteriza la zona otorga una atmósfera única, perfecta para explorar los vestigios de aquellos que habitaron estas tierras. El sitio, que se encuentra a 3764 metros sobre el nivel del mar, en pleno corazón de la Sierra Central, tiene como coordenadas UTM (WGS 84) 18 L N: 8841227 E: 338178, una ubicación que, aunque remota, conserva en su interior un sinfín de secretos por descubrir. Goñicutac pertenece a la sociedad Yaro, un grupo que floreció durante el Período Intermedio Tardío (1000 – 1450 d.C.), una época de transformación en la que la diferenciación regional y el surgimiento de grupos étnicos locales marcaron el rumbo de la historia andina. En este período, la densidad poblacional aumentó y, a medida que las sociedades se expandían, se establecieron en ubicaciones estratégicas, como terrazas, cumbres y nacientes de valles. Esta distribución revela una notable comprensión de la geografía y una adaptación perfecta al entorno natural, características
que definieron el estilo de vida de las poblaciones prehispánicas. Una de las facetas más fascinantes de Goñicutac es su impresionante planificación urbana. Las edificaciones del sitio, compuestas por estructuras circulares y cuadrangulares, se adaptan de manera excepcional a la topografía del terreno. Utilizando terrazas como base y aprovechando los afloramientos rocosos, los habitantes de Goñicutac mostraron una notable destreza en la ingeniería y la
ce una ventana invaluable hacia la organización social y cultural de los Yaro. La disposición de sus edificaciones y la forma en que estas se integran con el paisaje revelan patrones de asentamiento y una
arquitectura. Los edificios circulares, dispuestos alrededor de patios, podrían haber albergado áreas de alta densidad poblacional, destinadas a actividades domésticas. Por otro lado, las estructuras cuadrangulares, más elaboradas y ubicadas en puntos elevados, podrían haber tenido una función funeraria o servido de viviendas para la élite, lo que sugiere una organización social compleja. El sitio no solo destaca por su arquitectura, sino que también ofre-
sofisticación en la planificación urbana que va más allá de lo esperado para su época. Goñicutac es, en este sentido, un testimonio tangible de las capacidades de las sociedades prehispánicas, que dejaron huellas
profundas en nuestra identidad. Hoy, la preservación y difusión de este patrimonio cultural son más que nunca esenciales. En un mundo cada vez más digital, el uso de plata formas en línea se ha convertido en una herramienta clave para acercar el conocimiento arqueológico a un público amplio. La creación de redes sociales dedicadas al sitio de Goñi cutac marca un paso crucial en este proceso de divulgación. A través de estos medios digitales, se pueden compartir investigaciones, infogra fías y contenidos interactivos que permiten a los interesados profun dizar en la historia de este fascinan te lugar, haciendo de Goñicutac una experiencia accesible para todos. La arqueología digital, que incluye recorridos virtuales, bases de datos accesibles y recursos multimedia, facilita el acceso al conocimiento y fomenta un aprendizaje colaborativo entre investigadores, estudiantes y la sociedad en general. Además, la digitalización de los patrimo nios arqueológicos contribuye a su protección, ya que la memo ria histórica se preserva de mane ra más eficaz en el ámbito digital. Involucrar a la comunidad en la protección y conservación de es tos sitios es fundamental. A través de actividades educativas y par ticipativas, se puede generar un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia el patrimonio cultural. La sensibilización, apoyada por las herramientas digitales, se convierte en una estrategia clave para fomentar el compromiso social con la preservación de sitios arqueológicos como Goñicutac. Mediante proyectos de difusión como este, buscamos asegurar que el legado cultural de Goñicutac llegue a un público cada vez más amplio, generando conciencia sobre su importancia y asegurando que estos conocimientos se transmitan a las nuevas generaciones. La arqueología no es solo el estudio
sitios arqueológicos. Con investigación continua, difusión y la colaboración activa de la comunidad, podemos garantizar que este patrimonio siga siendo una fuente de conocimiento y orgu-
arqueológica, no solo es un ejemplo sobresaliente de la riqueza de la Sierra Central, sino también un recordatorio de la necesidad de proteger y conservar nuestros
llo para todos. La arqueología, en su labor de salvaguardar la historia, nos invita a ser custodios de nuestro legado cultural para las generaciones venideras.
Referencias Bibliográficas
- Bueno Mendoza, A. (2005). El Cañón del Río Chaupihuaranga y las culturas Interandinas dePasco:GuarautambodeHuarautambo,YarushpampadeAstobamba,GoñicutacdeRocco, GorishdeVilcabamba(pp.15-16).EdicionesCauce.
-MatosMendieta,R.(1972).WakanyWamalli:EstudioArqueológicodedosAldeasRurales. En J. Murra (Ed.), Visita de la Provincia de León de Huánuco en 1562 (Vol. 2, pp. 370-372). Universidad Hermilio Valdizán.
-Parson,J.,&MatosMendieta,R.(1978).AsentamientosprehispánicosenelMantaro,Perú: Informe preliminar. En R. Matos (Ed.), Actas y Trabajos del III Congreso del Hombre y la Cultura Andina (Vol. II). Lima.
- Quilter, J. (2022). The Ancient Central Andes (2nd ed.). Routledge World Archaeology. New York.
-RiveraTames,N.(2022).Análisisarquitectónicodelasestructurasdeplantacuadrangulary circularenGoñicutac,unasentamientodelIntermedioTardíodelvalledelChaupiguaranga, Pasco. Universidad Nacional Federico Villarreal, Lima.
Primeras evidencias desde El Complejo Arqueológico de Mamape (CAM), Ferreñafe.
UN ESPACIO DE MANEJO HIDRÁULICO Y AGRÍCOLA EN EL VALLE MEDIO DE LAMBAYEQUE
Los sistemas de irrigación de Lambayeque implicaron un aprovechamiento del recurso hídrico brindado por los ríos que desembocaban de la vertiente occidental de la cordillera de los Andes, es por ellos que las sociedades prehispánicas lograron ampliar en mayor medida sus fronteras agrícolas, convirtiendo a los valles en espacios de mayor producción agrícola en la franja costera. Los primeros repostes sobre los sistema hidráulicos del territorio lambayecano se remonta al inicio de la Época Colonial que por primera vez los cronistas españoles Sebastián De la Gama y Pedro Cieza de León transitaron por estos territorios quedando asombrados de la fertilidad de los suelos, el ingenio de los pobladores para el transporte y distribución del agua, así como la elaboración de canales de riego, tanto primarios como secundarios para la producción de las actividades agrícolas (Espinoza 1975). Además, el cura Antonio Vásquez de Espinosa en el siglo XVII, indica que los antiguos pueblos lambayecanos es-
tán fundados a riberas de los ríos, En el transecto del valle más fértil para la producción agrícola y de abundante vegetación para el alimento de sus animales. (Ravines 1980). A principios del siglo XX, E. Brüning (1923) realiza un estudio exclusivo del canal Taymi, uno de los principales canales intervalle de la región Lambayeque, considerado por el autor como una de
las obras hidráulicas de mayor relevancia de la Costa Norte basado en documentación histórica del siglo XVI y XVII. Paul Kosok (1959,1965) a través de fotografías áreas y reconocimiento superficial informa detalladamente sobre la irrigación, el potencial agrícola y una distribución de asentamientos prehispánicos asociados a canales y rutas de comunicación interva-
lle. Siendo Mamape por primera vez registrados como un espacio asociado a la naturaleza del tema investigado. El CAM, se encuentra ubicado al sureste de la cuidad de Ferreñafe, tomando la trocha carrozable que lleva a la comunidad de la Antigua hacienda de Mamape (Fig.01). Este espacio arqueológico consta de tres pirámides
truncas de diferente volumetría siendo El Montículo 1 o M1 el elemento de mayor extensión y altura ubicado al centro del complejo, El Montículo 2 o M2, es el elemento de tamaño medio y ubicada al extremo Nor-Este del complejo, El Montículo 3 o M3, es el elemento de menos volumen y está ubicada al extremo Suroeste del complejo. además de un espacio llano ubicado entre el M1 y M3 que hemos denominado Plaza (Fig.02). En este proceso observamos varios pozos de huaqueo en diferentes sectores del complejo, Sobre todo en la parte baja o plaza del sitio. La particularidad fue hallar objetos utilizados en la actividad de brujería o chamanismo en algunos de los pozos de huaqueo. idea que fue referenciada por algunos pobladores cercanos al sitio confirmando la utilización del CAM para actividades esotéricas. Identificados los elementos arquitectónicos empezaron los trabajos topográficos con un equipo drone modelo avión: UX5, marca: TRIMBLE, con el objetivo de obtener un panorama más completo de espacio cultural. El uso de este equipo especializado fue realizado gracias al apoyo institucional de la Unidad Ejecutora 005 Naylamp – Lambayeque y el Museo Nacional de Sicán de Ferreñafe. Las evidencias arquitectónicas han confirmado presencia de “Pirámides Truncas con Lados Inclinados”, edificios muy característicos de la época Chimú. Gracias a algunos perfiles expuestos constatamos la técnica constructiva denominada en “Soga”, una forma de elaborar muros en el sentido de colocar adobe tras adobe consecutivamente con ayuda de montero de barro. Los adobes utilizados en su mayoría fueron de forma plano convexo y en estratos más profundos de forma planos rectangular. Esto correspondería a dos frases constructivas, en un primer momento se utilizaron planos rectangulares en parte de las edificaciones más anti-
guas o primer edificio, así mismo la segunda fase constructiva se caracterizó por utilizar adobes planos convexos con el que se ampliaron y definieron las formas existentes de los edificios en el
complejo. manteniéndose posiblemente hasta su última ocupación. El levantamiento topográfico en más de mil hectáreas indico un patrón de dispersión de 9 sitios arqueológicos en proporciones muy
pequeños y otros a escala mediana. El CAM resulta ser el espacio preponderante de mayor extensión además de ser el punto más alto en toda la franja derecha del valle de la leche. El canal “El Pueblo” ubicado hacia el lado Norte del sitio y el canal “Chuchicol” ubicado al Sur son los responsables de irrigar las tierras de cultivos en esta sección del valle. Ambos tienen su punto de origen en la parte baja del Cerro El Mirador por donde bordea el canal principal Taymi y donde actualmente se ubica el partido de aguas llamado “Tres Tomas” en relación a la distribuían del agua hacia las tierras bajas en el distrito de Manuel Antonio Mesones Muro (Fig.03). La ubicación estratégica del sitio se corroboro de forma que entre un canal y el otro existe 750 metros de distancia, estando el complejo arqueológico en el punto medio de separación de ambos causes. De similar forma se corroboró una visibilidad estratégica hacia los campos de cultivos dispersos hacia las 4 direcciones. De los sitios identificados, todos fueron prospectadas directamente. se tratan de espacios monumentales menores, se asocian de manera directa a las áreas de cultivos actuales y algunos han sido depredados por la extensión de campos de cultivos. Se reconocieron tipos cerámicos muy frecuentes de los registrados en el CAM por lo que es muy seguro su asocian a la época del Intermedio Tardío (1100 – 1470 d.C). Debido a la erosión por humedad fue muy difícil su aproximación hacia alguna forma arquitectónica específica, sin embargo, su procedencia prehispánica fue corroborada por los restos de cerámica. Debieron de existir espacios más amplios de los asentamientos tanto así que el mismo sitio principal de Mamape y aledaños pudieron gozar de mayor extensión y complejidad. Por último, se ubicaros unos muros altos o paredones ubicados hacia el noreste del complejo,
se trata de dos muros de base ancha y de forma trapezoidal dispuesto en “L” conformando una esquina. Fueron elaborados gracias a adobes planos convexos y mortero de barro con inclusiones de material malacológico y fragmentos muy pequeños de cerámica. En este sentido El CAM fue un asentamiento implementado y desarrollado por parte de un ente o elite gobernante. Así la administración de recurso, remodelaciones e implementación de nuevas áreas, la limpieza y conservación fueron funciones que las elites debieron subsidiar con aras de mantener la importancia del sitio. Las edificaciones y el estado del complejo es el reflejo de las últimas ocupaciones en donde el sitio obtuve un mayor crecimiento volumétrico. en este proceso, el complejo posiblemente se originó alrededor de la época del Sicán o Lambayeque Tardío (1100 - 1350 d.C) fue el momento propicio para el desarrollo e implementación de nuevos asentamientos planificados orientados hacia el control de canales menores. La intrusión Chimú en el Valle Me-
dio marco un antecedente claro en la hegemonía territorial. Tschauner (2014) expresa que la ubicación de los centros Chimúes del valle de Lambayeque, como Cerro Pátapo, Cerro Luya y Cerro Tres Tomas, hace pensar que tanto el canal Taymi era en parte el interés. En esencia, tanto la administración y control hídrico fue el objetivo más importante que indicaría el enorme manejo de recursos agrícolas y excedente que el valle de La Leche tenía por ofrecer. En respuesta a esta propuesta, hemos identificado una intensa ocupación caracterizada por objetos de clara tradición cultural Chimú en nuestra área de investigación, al tratarse de Cerro Tres Tomas un punto importante en la división de aguas para las tierras bajas. Así mismo, los canales secundarios, la construcción de estos elementos hidráulicos muy posiblemente se desarrolló de manera complementaria a la ejecución de gran canal Taymi, el ambicioso proyecto de traer aguas desde el valle de Lambayeque hacia el valle la leche contemplo un tremendo esfuerzo organizacio-
nal y laboral por parte de las elites dirigentes del núcleo cultural Sicán o Lambayeque. parte de este proyecto muy seguramente también fue implementar canales segundarios en puntos específicos del tramo de transición de un valle a otro. De esta forma los canales se configuran como el elemento fundamental en la ampliación de nuevas zonas agrícolas Los rezagos de algunos muros prehispánicos ubicados cerca de un espacio central monumental han permitido entender con mayor claridad los cánones de la arquitectura estatal Chimú. En Pampas de Chaparrí se identificaron varios campos de cultivos amurallados (Hayashida 2006, 2014). Otro espacio similar fue Paderones, un sitio bastante extenso ubicado en el lado Este del Cerro Mirador en Mesones muro. Este sitio se ubica en parte de una extensa planicie llamada “Pampas de Nuestro Amo”. Las características de este sistema consisten en implementar espacios cuadrangulares o rectangulares muy amplios, perimetritos por muros trapezoidales bastante altos de base ancha elaborados con adobes planos convexos (Fig. 04). Dichos “Paderones” se tratarían de las estructuras denominados “Campo de Cultivos Amurallados” que para aquel momento aún se encontrarían en uso por los nativos agricultores o campesinos (Fig. 05). Los muros identificados conformarían parte del sistema descritos, implementados de la misma forma en el valle medio de Lambayeque, donde seguramente la elite de Mamape ejecutaba actividades de control. En tal sentido las poblaciones asentadas en sitios cercanos conformarían la mano de obra necesaria en “la empresa agrícola estatal”. Finalmente, el espacio monumental definido como CAM y los sitios aledaños correspondería a una parcialidad territorial. Una estructura organizacional de corte local étnico seguido por una economía de subsistencia (Agrícola y Artesanal) una medida que caracteriza a organizaciones de menor escala tal como se conocen gracias al
registro en documentos coloniales del siglo XVI, XVII y XVIII de la Costa Norte y en particular en el área de Lambayeque (Bracamonte 2015; Espinoza 1975; León 1938; Netherly 1984; Ramírez 1981; Zevallos 1975).
AGRADECIMIENTOS:
A mis colegas, Juan Lizando Chavez Chcioma y Denis Armando Sanchez Neira por su consentimiento para hacer la publicación de a información. Al Dr. Carlos Gustavo Elera del Museo Nacional de Sicán (MNS) de Ferreñafe, A la Dra.
Ana Cecilia Mauricio Llontop de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) por sus comentarios y valiosas recomendaciones. Al área de geomática de la Unidad Ejecutora 005 Naylamp-Lambayeque en el desarrollo de los trabajos topográficos. Al señor Cupertino Guevara, Agricultor aledaño al sitio arqueológico quien nos ofreció valiosa información sobre los suscitado en el sitio por más de 40 años.
Autor: Lic. Manuel Antonio Roque Soplapuco.
Referencias Bibliográficas
- Bracamonte, E. (2015) Huaca Santa Rosa de Pucalá y la Organización territorial del valle de Lambayeque, Ministerio de Cultura del Perú, Unidad Ejecutora Naylamp,Chiclayo.
- Tschauner, H. (2014) Los Sicanes durante el dominio Chimú, en: I. Shimada (ed)yG.Cervantes(trad.),CulturaSicán:Esplendorpreincaicodelacostanorte, 337-356,CongresodelPerú,FondoEditorial,Lima.
- Zevallos, J. (1975) La visita del pueblo de Ferreñafe (Lambayeque) en 1568, HistoriayCultura,9,155-178.
LEYENDO EL DESIERTO
La arqueología nos permite desentrañar los misterios de las civilizaciones antiguas y comprender la evolución de nuestras sociedades. En esta ocasión, tuvimos el privilegio de conversar con el Dr. Jaime Deza Rivasplata, un destacado arqueólogo y antropólogo peruano cuya trayectoria académica y profesional ha dejado una huella indeleble en el estudio del patrimonio cultural de nuestro país.
El Dr. Deza Rivasplata ha dedicado más de cinco décadas a la investigación arqueológica y antropológica. Ha ejercido la docencia en prestigiosas universidades peruanas, como la Universidad Nacional de Trujillo, la Universidad Nacional del Centro del Perú, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Nacional Agraria La Molina. Además, se desempeñó como director de investigación en la Universidad Alas Peruanas, donde también dirigió la revista científica “Ciencia y Desarrollo”. Entre sus contribuciones más notables se encuentra el descubrimiento del “Hombre de Paiján” en 1969, evidenciando una cultura paleolítica en la costa peruana. También ha realizado estudios sobre los cambios climáticos a partir de restos arqueológicos y la desertificación, destacando su investigación sobre el lago en el desierto de Sechura. Su labor ha sido reconocida con distinciones como la de Miembro Vitalicio del Colegio Profesional de Arqueólogos del Perú. En esta entrevista, exploraremos su experiencia en el campo, sus investigaciones y su visión sobre la arqueología en el Perú.
ENTREVISTA AL DR. JAIME DEZA RIVASPLATA
1.¿Qué lo motivó a estudiar arqueología y antropología?
La investigación, el misterio. Conocer mis raíces. Recuerdo que, de niño, me sentaba a los pies de mi abuelo, para que me cuente pasajes históricos de la guerra con Chile en la que él participó. Nadie me motivó, al contrario.
2.¿Cómo fueron sus primeros años como investigador en el Perú? No existía la profesión de arqueología, era antropología social, en la que se hacía arqueología. Los “arqueólogos” eran aficionados a la colección de cerámica, que aportaban sus ideas y experiencias, amantes respetuosos del pasado; pero también había algunos negociantes de arte precolombino y colonial. Conocí en directo dos respuestas cuando se enteraban de que estudiaba arqueología: La negativa, “de qué vas a vivir” -[…] ¡Termina yaaa con ese huaquero!, ¿con qué te va a mantener? - Le dijo su madre a la chica con la que salía. Otros pensaron que era hijo de millonarios, porque consideraban ocupación de ricos; Rafael Larco Hoyle y el museo Chiclín era el referente […] -[…] Por otro lado, un grupo de jóvenes universitarios de distintas carreras, nos juntábamos para discutir teorías sociales, organizábamos partidas de exploración de campo, nos prestábamos los pocos libros de arqueología que había, es decir casi ninguno. No pensábamos de qué íbamos a vivir, éramos felices en lo nuestro, leíamos a Vere Gordon Childe y la revolución neolítica y abrazamos el existencialismo de Camus y Sartre […]
3.¿Hubo algún mentor o figura clave que influyó en su camino académico?
Soy de campo. Todas mis clases han sido prácticas básicamente y teóricas. Proponía que el estudiante
debe salir al campo desde el primer ciclo, para que defina su vacación. Descubrí que muchos se cambiaron, pero otros se integraron. En distintas universidades, la respuesta siempre ha sido tal, esa es mi mejor influencia. No busco modelos; la ciencia no tiene caudillos, menos aún la arqueología que se debate entre Hollywood, disciplina y ciencia. Entre arqueología descriptiva para catálogos de museo o ciencia social. ¿Mentores? Si, la honradez de mis maestros.
4.En 1969, descubrió el “Hombre de Paiján” en el Cerro Yugo. ¿Cómo fue ese hallazgo y qué impacto tuvo en la arqueología peruana? El paleolítico de la costa norte ya había sido descubierto en la Pampa de los Fósiles y publi-
cado por Rafael Larco en 1948. Para mi tesis me propuse buscar el lugar donde se fabricaron tales instrumentos señalados por don Rafael, sospechando de un estrato de riolita que se ve en el Cerro Yugo (Paiján) desde la carretera Panamericana. Resultó, atinamos. Además de tres canteras registramos ciento tres talleres, de cien a mil metros cuadrados de área, cada uno, como un petate rosado con millones de restos: lascas, raederas, cuchillas, bifaces, despellejadores, puntas de proyectil de hasta quince tipos, en las orillas de cinco ríos secos cuya cuenca se encuentra en el mismo lugar. Debo explicar que los vientos trasladan las dunas Oeste - Este y que el sitio había estado cubierto, tenemos fotografías. Nosotros encontramos los documentos limpios
con la laca del desierto, además de restos óseos de armadillo gigante y Equus. Nuevamente las arenas están cubriendo el lugar.
Tuvimos oportunidad de aprender de manera directa, en un escenario paleolítico que nos esperó diez mil años, cuando los museos, menos las universidades, no tenían restos paleolíticos a excepción de las veinte puntas de proyectil de Lauricocha dejadas por Augusto Cardich y que además fueron sustraídas del museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Pueblo Libre, Lima).
El escenario fue propicio para comprender que, para estudiar el proceso histórico social, debemos conocer las condiciones ambientales que coadyuvaron las contradicciones para ello. Propusimos
que las condiciones ambientales de la costa habían cambiado hace diez mil años. “Cuando los desiertos eran bosques” es uno de mis libros. Con los estudiantes de las cinco universidades donde hice docencia, nos dedicamos a buscar restos paleolíticos en las lagunas secas de la sierra y los ríos y fosas de la costa. Ríos que tienen cauce en temporadas cíclicas o eventos de lluvias fuertes.
5.Ha estudiado el impacto del cambio climático en las civilizaciones antiguas. ¿Cuáles han sido los hallazgos más sorprendentes en este campo? Demostrar que la costa ha sido bosque pleistocénico con cerca de 400 ríos de cuenca costeña cuyos indicadores sociales son la frecuencia de restos a sus orillas. Es importante por muchas razo-
nes, además del dato histórico, la prevención; porque estos ríos tienen ciclos de vida y constituyen peligros de inundaciones como las que observamos. Varias ciudades se han levantado a orillas de estos cauces, como Piura, Trujillo, Huarmey, Supe, Ilo, Moquegua, etc.
6.En 2003, descubrió el “lago La Niña” en el desierto de Sechura. ¿Cómo se llegó a este descubrimiento y qué implicancias tiene?
Lo descubrí sí, pero para la ciencia y fue mi doctorado durante diez años de estudios. Con las lluvias de marzo de 1998 toda la región desde Mórrope a Illescas se inundó. Diez meses después por las condiciones desérticas se filtró y evaporó. Tres años después el colchón hídrico afloró en la depresión Bayovar, que tiene 74 kilómetros de área y 34 metros de profundidad, que por la diferencia de niveles no se observa desde la Panamericana hacia Sechura. Necesitábamos más información para sustentar nuestra hipótesis de la costa como bosque pleistocénico; ahora sabemos que tiene un periodo cíclico, formado por los ríos secos Cascajal, Olmos, Mórrope con un área que oscila anualmente de 60 a 200 Km 2, y almacena en abril doscientos millones de metros cúbicos y que ha modificado el mapa del Perú cambiando el nombre del lugar de “Depresión Bayovar” al mal llamado “Lago de la Niña”. Todo nuestro informe de diez años de investigación con monitoreos de expansión reducción, agua, fauna lacustre, flora, etc. ha sido publicado y entregado al Instituto Geográfico Nacional, nunca nos agradecieron.
7.¿Cómo nació la idea de crear el Parque Paleolítico Paiján-Cupisnique?
La propuesta data de 1992 con una campaña del diario La Industria de Trujillo y la decisión po-
lítica del Gobierno Regional de esos años. Se redactó la norma oficial, se organizó la conferencia de prensa en el mismo lugar; pero el 5 de abril que se aprobaba, vino el golpe de Fujimori y se archivó.
Ahora con nuevos aportes y documentos se ha retomado contando ya con la declaración de bien de interés público por el actual Gobierno Regional considerando que:
Es una unidad cultural que se desarrolló hace diez mil años.
Es un desierto de 56 200 hectáreas en el que se registra cinco ecozonas de ocupación paleolítica que forman cinco ríos y tres lagunas actualmente secos.
Presenta en superficie los restos paleolíticos de mayor intensidad y extensión en América (¿en el mundo?).
Conserva los fósiles de flora y fauna pleistocena desaparecida.
Es un espacio de estudio de los cambios climáticos ocurridos en el país.
En síntesis, un laboratorio natural de investigación.
8.¿Qué objetivos persiguió este proyecto y cuál es su estado actual? El objetivo principal es el de identificar restos culturales y naturales asociados a poblaciones desaparecidas en los desiertos costeños, como indicadores de los cambios climáticos ocurridos desde fines del pleistoceno. Es un proyecto de arqueología ambiental que la realidad actual demanda. Su importancia felizmente la comprende el Gobierno Regional de La Libertad, que declara en Ordenanza Regional N° 00003-2024-GRLL-CR “(…) de Interés Regional la Creación del Parque Paleolítico Paiján/Cupisnique en la Región de La Libertad, como un Espacio Dedicado a la Preservación, Investigación, Difusión y Puesta en Valor del Patrimonio Cultural y Arqueológico Asociado al Paleolítico Paijanense (…) y ofrece su apoyo a los pazos de conservación apropiados
en áreas por demás eriazas de dunas fósiles; pero de máximo interés para la ciencia y para las actividades turísticas dentro de un plan de desarrollo como lo indica la experiencia en los más grandes parques pleistocénicos del mundo (…).
9.¿Qué importancia tiene Paiján-Cupisnique para entender el poblamiento antiguo del Perú? En realidad, más que entender la antigüedad del hombre andino, que a mi parecer sólo tiene relevancia intelectual; es por ser talvez esta área arqueológica paleolítica la más extensa del mundo El área de estudio es una unidad geográfica y cultural, como escenario de las actividades y presencia del hombre
paleolítico en la región ubicada entre el valle Jequetepeque por el norte, el río seco de Mocan, vecino del valle Chicama por el sur y las primeras estribaciones a 45 kilómetros Este del litoral, La Libertad, Perú. Espacio que fuera regado por nueve ríos que formaron diez microcuencas en cuyos abanicos aluviales registramos 36 asentamientos paleolíticos que van desde 600 m2 a ocho hectáreas. Indiscutiblemente, que la vegetación y las pampas son elementos geográficos que favorecieron el inicio y desarrollo propio de las economías de recolección y caza. Su importancia como laboratorio natural, es que puede ser extensivo a los desiertos coste-
ños del país, cuya interrogante central de investigación plantea: ¿La costa peruana siempre tuvo las características desérticas que tiene en la actualidad?
10.Mirando hacia atrás, ¿qué proyectos o investigaciones lo hacen sentir más orgulloso? Todos, porque tanto los de antropología de selva como los de arqueología, circunscritos a la comunidad primitiva en el contexto ambiental de su época, me ayudan a comprender el proceso y alcances de los primeros pobladores andinos, específicamente el Paijanense, que logra desarrollar arte y talla con una típica psicomotricidad fina.
11.¿Cómo ve el futuro de la arqueología en el Perú? Depende de la calidad de los profesionales. Nosotros comenzamos de cero, siendo de provincia y considerados por otros como pitucos. El futuro dependía de nosotros. No nos formamos para ser empleados públicos. Teníamos un objetivo común: Contribuir a desarrollar la identidad y orgullo nacional, como base para un desarrollo sostenible, era utopía, tal vez; pero seguimos creyéndolo. Al respecto teníamos grandes polémicas con los dirigentes de la Federación Universitaria, pero estábamos preparados, algunos con los años se han hecho arqueólogos. El Perú como pocos países es muy rico en historia, en Antropología, Arqueología y necesita ser estudiado y conservar sus bienes; pero dentro de un contexto de revolución educativa, que valore y prepare para un futuro que rescate a las generaciones, cuyos valores culturales están siendo destruidos de manera acelerada, que es el primer paso para su extinción como país. O no se dan cuenta, el arqueólogo también debe conocer geopolítica.
12.¿Qué consejo le daría a los jóvenes arqueólogos y antropólogos que empiezan su carrera? Que se preparen bien, se titulen con tesis de hipótesis, no con exámenes ni informes de prácticas. Hagan campo por iniciativa u oficial, cuestionen todo. Sean rebeldes, no depositen o dejen sus iniciativas para ser acólitos de otros (escucho algunos hablar con dejo de “gringo”) así no vamos a desarrollar ciencia. Finalmente, quién dijo que la arqueología es la disciplina que desentierra damas, como está de moda. Tenemos solo en sistemas de riego toda la costa llena de canales de 40, 100 y más kilómetros, cientos de monumentos que poner en valor, turismo aplicado empresarialmente, servicios, edi-
torial y mucho más, verán que en la práctica encuentran el camino.
13.Si tuviera que describir su legado en una frase, ¿cuál sería?
Es la respuesta más difícil, sino imposible…tal vez sería: Aprendió a leer los desiertos.
Como Grupo “Arqueolizándonos” felicitamos y agradece al Dr. Jaime Deza quién gustoso colaboró con nosotros, brindando su tiempo y disponibilidad para esta entrevista, le deseamos lo mejor en sus investigaciones y éxito en todos los aportes que nos ha brindado respecto a su campo de estudio. Si quieren más información sobre las investigaciones del Dr. Deza pueden encontrarlas online.
Explorando los caminos rituales de los incas
CHACHANI Y PICHU PICHU
Cuando pensamos en los incas, solemos imaginar Machu Picchu, Sacsayhuamán o sus impresionantes caminos que conectaban el imperio. Pero ¿qué hay de aquellos sitios que no están en el valle ni en la costa, sino en las alturas extremas de los Andes? En este número, nos adentramos en una investigación fascinante que busca entender cómo los incas organizaron el espacio y la movilidad en la alta montaña, específicamente en los volcanes Chachani y Pichu Pichu. Este proyecto arqueológico no solo estudia la arquitectura de antiguos tambos—esos puntos de descanso estratégicos en la red vial incaica—sino que también busca comprender su rol en los rituales de la capacocha, una de las ceremonias más impactantes del mundo andino. ¿Qué función tenían estos espacios? ¿Cómo influyeron la altitud y el paisaje en su distribución? ¿Qué pistas nos dan sobre la forma en que los incas estructuraban sus peregrinaciones y su relación con las montañas sagradas? Para responder a estas y muchas otras preguntas, conversamos con la directora del proyecto, la Dra. Dagmara Socha una reconocida bioarqueóloga especializada en momificación, arqueología de América del Sur, arqueología de la infancia y la Cultura Nazca. Des-
de el inicio de su formación académica, mostró un gran interés por la bioarqueología andina y las investigaciones sobre la organización social en el Perú precolombino. Es doctora por la Universidad de Varsovia, donde forma parte del Centro de Estudios Andinos. Ha trabajado en proyectos arqueológicos en Europa (Polonia y Ucrania) y Sudamérica (Perú y Bolivia), participando en importantes investigaciones como Condesuyos y Castillo de Huarmey en Perú. Dirigió el proyecto “Momias de Naz-
ca”, que analiza la estructura social y la salud de la costa sur del Perú, y participa en el proyecto “Nasca”, dirigido por Giuseppe Orefici. Actualmente, lidera el nuevo proyecto “Capacocha. Un estudio multidisciplinario de los rituales incas de alta montaña”, financiado por el Centro Nacional de Ciencias de Polonia, en colaboración con la Universidad Católica de Santa María Desde 2018, encabeza el estudio de momias de niños sacrificados durante el ritual de Capacocha en el Museo Santuarios An-
dinos – UCSM de Arequipa. Su enfoque interdisciplinario y su dedicación la convierten en una figura clave en el estudio de las prácticas mortuorias y sociales de las culturas andinas. La Dra. Dominika Sieczkowska-Jacyna, es una arqueóloga especializada en arqueología andina, arquitectura inca, culto al agua inca y etnohistoria andina. Ha participado en excavaciones arqueológicas en Polonia, Italia y Perú, destacándose su trabajo en Maucallacta (Arequipa) y el Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu. La Dra. Dominika Sieczkowska-Jacyna es una arqueóloga especializada en arqueología andina, arquitectura inca, culto al agua inca y etnohistoria andina. Ha participado en excavaciones arqueológicas en Polonia, Italia y Perú, destacándose su trabajo en Maucallacta (Arequipa), el Parque Arqueológico de Sacsayhuamán y, desde hace más de diez años, en el Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu. Es doctora por la Universidad de Varsovia, donde
forma parte del Centro de Estudios Andinos, y profesora en la Universidad Tecnológica de Silesia. Actualmente, su enfoque científico se centra en la cronología del Estado Inca, aplicando dataciones radiocarbónicas en sus investigaciones. Ambas nos llevan de la mano por los descubrimientos más recientes y los retos de investigar en estos impresionantes paisajes. ¡Acompáñanos en este recorrido por la arqueología de las alturas!
1.¿En qué consiste el artículo “ Análisis espacial de sitios en los volcanes Chachani y Pichu Pichu” y qué los motivó a iniciarlo? Nació de una pregunta clave: ¿cómo organizaban los incas los espacios rituales en la alta montaña? Sabemos que los volcanes Chachani y Pichu Pichu fueron escenarios de ceremonias de capacocha, una de las prácticas rituales más importantes del Tawantinsuyu, pero aún hay mucho por descubrir sobre la forma en que se estructuraban estos sitios. Es un análisis detallado de la arquitectura de dos tambos ubicados en estos volcanes. Estos tambos eran
considerados como puntos estratégicos en el camino de los peregrinos que participaban en la capacocha, y lo que queremos entender es cómo funcionaban estos espacios: su distribución, su relación con el paisaje sagrado y las posibles diferencias en su uso. La confirmación de entierros de capacocha en las cumbres de ambos volcanes fue un factor clave para elegir esta zona de estudio. Este estudio piloto marca el inicio de un gran proyecto, “Capacocha. Un estudio multidisciplinario de los rituales incas de alta montaña”. Queremos enfocarnos en otras montañas utilizando tecnología no invasiva como LiDAR, georadar y fotos satelitales. Nuestra primera temporada de campo se realizó en noviembre de 2024 y actualmente estamos trabajando en los resultados y preparándonos para la próxima temporada en Otoño de este 2025.
2.¿Cuáles son los principales objetivos de esta investigación arqueológica en los volcanes Chachani y Pichu Pichu? Nuestra investigación se centra en los tambos situados en las laderas
de los volcanes Chachani y Pichu Pichu, con el objetivo de entender su organización espacial y su relación con el paisaje sagrado. Buscamos determinar si los edificios estaban distribuidos según funciones específicas y cómo estos espacios se vinculaban al ritual de la capacocha. También analizamos el papel de este ritual en la consolidación del poder del Estado Incaico. Para ello, combinamos el estudio arquitectónico con análisis bioquímicos de artefactos, lo que nos permite rastrear el origen de los peregrinos y establecer una cronología de uso. Además, registramos otros sitios relacionados con la capacocha en la región para contextualizar mejor el sistema ritual incaico.
3.¿Qué tipos de sitios arqueológicos han identificado hasta ahora en estas zonas y qué características los definen? Hasta el momento, hemos identificado principalmente tambos en las laderas del Chachani y Pichu Pichu. Lo interesante es que estos tambos parecen seguir un patrón dual: En el Chachani, el tambo inferior cuenta con 14 edificios organizados en dos kanchas (conjuntos de casas alrededor de un patio) y una plaza ceremonial de 250 m². También hay dos estructuras ovaladas que recuerdan a los qollqas o graneros incas. Más arriba, encontramos un ambiente construido con el uso de un afloramiento rocoso, con una posible talla en la roca madre que posiblemente servía para dirigir el flujo de líquidos, además se han localizado varios pequeños refugios a lo largo del camino hacia la cumbre. En el Pichu Pichu, el tambo inferior cubre unas 0.15 hectáreas y tiene una plaza principal de 750 m² orientada hacia al valle. Hemos identificado ocho estruc-
turas, aunque la vegetación y la ceniza volcánica dificultan la visibilidad total. También encontramos una concentración de petroglifos en la zona. En el tambo superior, hay un edificio con tres habitaciones separadas, y justo frente a él, una roca con huellas de talla en forma de la cumbre del Pichu Pichu, lo que sugiere que pudo haber sido tallada intencionalmente.
4.¿Qué metodologías están utilizando para el análisis espacial y por qué son las más adecuadas para este contexto? Nos apoyamos principalmente en la fotogrametría para generar modelos 3D detallados de las estructuras clave y su relación con el paisaje sagrado. También usamos imágenes de drones, satelitales y cartografía digital para documentar los sitios con precisión, permitiéndonos obtener medidas exactas y estimaciones de capacidad. El análisis espacial de estos mode-
los nos ayuda a entender cómo se distribuían los edificios, si seguían patrones específicos de uso y cómo interactuaban con elementos naturales como rocas o la orientación de las cumbres. Estas herramientas son ideales para nuestro contexto porque nos permiten estudiar los sitios sin intervenir demasiado en ellos y obtener información detallada en un terreno difícil de explorar físicamente. Durante la temporada pasada, en noviembre de 2024, hemos utilizado LiDAR y Georadar. Fue la primera vez que se utilizó un Georadar a tal altitud (más de 5 mil metros sobre el nivel del mar). Nos ayudó a investigar las fases arquitectónicas en referencia a la ocupación del sitio. Gracias al LiDAR, pudimos detectar estructuras y trazos de los caminos desconocidos. Ahora contamos con una amplia documentación que podemos utilizar para realizar estudios más detallados, sin intervenir en la preservación de los sitios.
5.¿Cómo influyen la altitud y las condiciones geográficas de los volcanes en la conservación y distribución de los sitios?
La gran altitud y el clima extremo de los volcanes juegan un papel clave en la conservación de los sitios. El frío y la sequedad pueden ralentizar la descomposición de los materiales, pero al mismo tiempo ayudan a preservar estructuras y restos arqueológicos. Las capas gruesas de cenizas volcánicas también ayudan a la conservación de los artefactos. En cuanto a la distribución de los tambos, su ubicación no es casual: Los tambos superiores, al estar más cerca de las cumbres, eran las últimas paradas de los peregrinos de la capacocha antes de la ceremonia en la cumbre. Los tambos inferiores suelen
ubicarse en mesetas naturales que facilitan el asentamiento, como en el caso del Chachani. La geografía volcánica también influyó en la selección de sitios para rituales específicos. Un ejemplo interesante es la estructura en el Chachani con un área tallada en la roca que parece haber canalizado líquidos, lo que podría estar relacionado con rituales de adivinación vinculados al agua.
6.¿Han encontrado evidencias de ocupación humana continua en estas zonas o se trata de asentamientos de uso esporádico? Todo indica que los tambos de alta montaña fueron usados de forma esporádica, principalmente como puntos de descanso en la peregrinación de la capacocha. Algo similar se ha visto en el tambo
de Llullaillaco (Argentina), donde los restos sugieren una ocupación temporal ligada al tránsito ritual. En el caso del Chachani y el Pichu Pichu, los tambos superiores probablemente funcionaban como los últimos puntos de preparación antes de ascender a la cumbre para los sacrificios. Sin embargo, los tambos inferiores, con plazas más amplias, podrían haber tenido un uso más frecuente, sirviendo como puntos de reunión para grupos más grandes de peregrinos antes de la última etapa del recorrido.
7.¿Cómo se relacionan estos sitios con las redes de movilidad prehispánica y las dinámicas sociales más amplias de la región? Estos tambos formaban parte de la red de caminos reales incaicos (Qhapac Ñan), y varios de estos senderos llevaban directamente a las cumbres, lo que subraya la importancia de estos espacios en la esfera religiosa y política del imperio. Funcionaban como waystations (puntos de descanso) para los peregrinos que viajaban desde Cusco y otras provincias hacia los santuarios de montaña. Lo interesante es que la división en diferentes niveles sugiere que no todos los peregrinos tenían el mismo acceso a los espacios rituales. Esta posible segregación por rango social refleja la jerarquía del imperio incaico. Además, la capacocha no era solo un ritual, sino un evento que involucraba a diversas regiones y clases sociales: niños de familias de élite provinciales y acllas eran seleccionados para el sacrificio, lo que reforzaba la conexión entre Cusco y las provincias a través de la religión y el poder estatal.
8.¿Qué hipótesis manejan sobre la función de estos espacios en el pasado y qué indicios han encontrado para sustentarlas? Nuestras principales hipótesis so-
bre la función de los espacios vinculados a los tambos en los volcanes Chachani y Pichu Pichu apuntan a una diferenciación en el uso de estos recintos según su ubicación. Consideramos que los tambos situados en las zonas más bajas habrían funcionado como puntos de reunión y descanso para grandes grupos de peregrinos antes del ascenso final. La presencia de amplias plazas sugiere que estos espacios pudieron albergar ceremonias colectivas, visibles para todos los participantes, y marcaban una etapa clave en el recorrido ritual. En contraste, los tambos ubicados en zonas más elevadas parecen haber tenido un carácter más restringido y privado. Es probable que fueran utilizados por grupos reducidos, como sacerdotes y los niños destinados al sacrificio de capacocha. Un indicio relevante es la existencia, en el Chachani, de una roca con posibles marcas de flujo de líquidos, lo que podría estar vinculado a prácticas de adivinación con agua, un elemento fundamental en los rituales incaicos. Finalmente, recordemos que estos espacios también estaban asociados a la veneración de huacas. En el Pichu Pichu se identificó una roca cuya forma recuerda notablemente la cumbre del propio volcán, lo que sugiere una posible intervención intencional para representar simbólicamente a la montaña sagrada y reforzar su carácter sacro dentro del paisaje ritual.
9.¿Cómo contribuye este estudio al conocimiento general sobre la organización territorial y el uso del espacio en sociedades prehispánicas de los Andes? Nuestro estudio aporta información clave sobre cómo los incas organizaron su territorio y usaron el espacio en entornos de alta montaña. Al analizar los tambos, no solo estamos estudiando infraestructura vial,
sino también la forma en que se integraban los elementos arquitectónicos con la cosmovisión andina. Uno de los hallazgos más interesantes es que la distribución de los espacios dentro de los tambos parece reflejar la jerarquía social y las prácticas rituales del imperio. La presencia de kanchas, plazas ceremoniales y estructuras diferenciadas en función de la altitud sugiere una planificación meticulosa que combinaba logística, religión y poder. Además, nuestro estudio de estos santuarios de altura ayuda a entender mejor el papel de la peregrinación en la política incaica y en la construcción del paisaje sagrado.
10.¿Cuáles son los próximos pasos de la investigación y qué impacto esperan que tenga en la arqueología andina?
A corto plazo, vamos a enfocarnos en dos líneas principales de investigación: Análisis bioquímicos y fisicoquímico de artefactos: Queremos identificar el origen de los peregrinos y establecer una cronología más precisa de la ocupación de los tambos. Documentación de otros sitios asociados con la capacocha: Esto nos permitirá reconocer patrones arquitectónicos y entender mejor
la gestión ritual en estos espacios. como visibilizar la red de asentamientos asociados con el ritual. A nivel más amplio, esperamos que este estudio contribuya a una comprensión más detallada de cómo los incas diseñaron y usaron sus sitios rituales en la alta montaña. Al vincular la arquitectura con la movilidad y la estructura social del imperio, podemos ofrecer nuevas perspectivas sobre el papel de la capacocha en la consolidación del poder estatal. En última instancia, este tipo de investigaciones nos ayuda a reconstruir el paisaje sagrado incaico y a entender mejor la complejidad de sus rituales y su organización territorial. Si deseas ver el artículo original lo pueden encontrar en: https://www.cambridge.org/ core/journals/antiquity/article/ inca-human-sacrifice-and-sacred-pilgrimages-spatial-analysis-of-sites-on-the-chachani-and-pichu-pichu-volcanoes/7BD57BC30A69B7D75EB16701B1B9C24E
Grupo Arqueolizándonos agradece a la Dra. Dagmara y la Dra. Dominika por su tiempo y colaboración en esta entrevista, les deseamos más éxitos en el campo arqueológico y felicitamos su ardua labor.
El Reposo Eterno en el Antiguo Perú
“CUEVAS SAGRADAS”
Las antiguas sociedades prehispánicas en el Perú desarrollaron prácticas funerarias que no solo expresaban su ideología, sino que también estaban profundamente influenciadas por el entorno geográfico. Estas comunidades aprovecharon formaciones naturales, como cuevas y abrigos rocosos, no solo por sus características físicas, sino también por el valor simbólico que representaban.
El uso de cuevas y abrigos rocosos para fines funerarios fue una práctica recurrente entre las culturas andinas. Estas formaciones proporcionaban protección contra factores climatológicos y saqueos, además de facilitar la conservación de los cuerpos gracias a su ventilación natural. Según Puelles (2024), la disposición geográfica de estos espacios no fue una elección arbitraria, sino una manifestación de la ideología funeraria que integraba el respeto por el entorno y la creencia en la trascendencia del alma.
La importancia sagrada que las comunidades prehispánicas otorgaban a elementos del paisaje queda reflejada en los testimonios de cronistas de los siglos XVI y XVII. Por ejemplo, Bernabé Cobo (1653) documentó la adoración de montañas, nevados, fuentes y peñas, considerados entidades sagradas por su distintiva presencia en el paisaje. Este pensamiento no solo abarcaba el culto, sino también la elección de estos lugares para el descanso eterno de los difuntos.
Un claro ejemplo de esta práctica se observa en la región de Cusco, específicamente en la necrópolis de Hacca, Omacha, donde las estructuras funerarias se emplazan al interior de cuevas y abrigos rocosos. La dificultad de acceso y la elección intencionada de estos lugares sugieren una preferencia motivada tanto por la protección física como por la carga simbólica. Asimismo, en Checcapucara, en el cañón homónimo, se hallaron estructuras funerarias decoradas con pigmentos rojos y blancos, reafirmando el carácter ritual y simbólico del espacio.
Otro caso significativo es el de la provincia de Chumbivilcas, en el distrito de Livitaca, donde se iden-
tificaron complejos funerarios en áreas montañosas, a menudo asociados a estilos culturales irradiados desde zonas colindantes como las cuencas del Velille y Apurímac. En la cuenca del Vilcanota, las estructuras se adaptan al terreno escarpado de acantilados y zonas agrestes, reflejando la simbiosis entre lo funerario y lo geográfico. La elección de estos lugares estaba estrechamente relacionada con tres factores: el ideológico, el geográfico y el sociopolítico. El factor ideológico englobaba creencias abstractas como el culto a los muertos y el respeto al entorno natural. El geográfico condicionaba la forma de las estructuras, siendo diferentes en zonas planas y mon-
tañosas. Finalmente, el sociopolítico determinaba la propagación de estilos funerarios a través de influencias culturales y expansiones territoriales.
Estos elementos se entrelazan para comprender la complejidad de las prácticas funerarias prehispánicas en el Perú. La interrelación entre el entorno natural y las creencias espirituales no solo destaca la importancia de estos espacios, sino que también revela un profundo respeto hacia los difuntos y su memoria.