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En el Maratón del Cuento: un ministro que habla de literatura “Una democracia no es digna de tal nombre si no logra proporcionar a todos el acceso a la lectura de literatura”
Ana María Machado Escritora brasileña, Premio Andersen 2000
Por Leonor Bravo Velásquez
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ientos de caras sonreídas siguen atentas la lectura del cuento. Y todos, niños y adultos se instalan en ese espacio de la infancia que les permite entrar en los mundos de fantasía, creer que son posibles los sueños y acercarse a ese fugaz estado llamado felicidad. Eso y más: exposición de ilustraciones, feria del libro infantil, miles de personas leyendo y hablando de libros, es el Maratón del cuento que, año tras año, desde hace ocho, organiza Girándula, IBBY Ecuador, para que Quito se vista de palabras, de libros y de colores. Pero más allá de lo placentero que resulta escuchar la lectura de un cuento, pues como dice Borges: “La lectura debe ser una de las formas de la felicidad”, y de los miles de personas que asisten a este evento a disfrutar de un fin de semana en familia con libros y literatura, el Maratón del Cuento “Ecuador, un país que lee”, que se ha desarrollado también en Cuenca, Guayaquil, Azogues y Loja, es un acto político que busca mostrar a la sociedad, a la empresa privada y al Estado la importancia que tiene la lectura en el desarrollo del país. Porque leer es un acto político que transforma a las personas en ciudadanos críticos, participativos y constructores de su
sociedad; que garantiza un mayor grado de equidad social, de conocimiento académico, de apertura al mundo y al acceso de oportunidades que deriven en el mejoramiento de su calidad de vida. Porque un pueblo que no lee, lee poco o no entiende lo que lee, hipotecará su futuro en manos de profesionales mediocres, repetidores de fórmulas y de clichés. Este 8º Maratón del Cuento, que se realizó en Quito hace pocos días, fue inaugurado por el flamante Ministro de Cultura Paco Velasco, quien sorprendió a muchos de los que estábamos ahí por su discurso. Sin repetir las gastadas fórmulas de felicitar y desear suerte al evento y a los organizadores, sea cual fuere éste, habló de literatura, de los libros que leen sus hijas, de lo que sienten sus hijas con esas lecturas y, apoyándose en Umberto Eco, hizo un análisis de la relación existente entre el libro y el lector: la literatura como transformadora de quien lee y el rol del lector en la apropiación de la obra. Recordamos entonces, que él conducía un programa de literatura en Radio La Luna en el que, con un tono muy personal, comentaba textos literarios haciendo partícipe al público de las emociones y reflexiones que le habían suscitado sus lecturas. 15