Planeación de infraestructura sostenible en el marco del 31 Congreso Nacional de Ingeniería Civil
Para analizar la planeación de infraestructura para energía será necesario repetir algunos de los conceptos ya planteados. En aras de ser breve, lo enfocaré desde otro punto de vista, no sólo del de la organización para la energía, sino también para sentar ciertas bases de planeación como no lo hemos hecho muy bien en el pasado. El objetivo principal de este ejercicio es identificar los procesos y los hitos que conduzcan a optimizar los recursos deseados de infraestructura física para asegurar un progreso integral y sostenible. Me congratulo por que el CICM se apreste a favorecer la creación del organismo nacional que se dedique a tomar en serio este proceso de planeación de manera congruente con el resto del mundo, a través de la Organización de las Naciones Unidas. En el caso de la energía en particular, antes de empezar el proceso de planeación es preciso revisar cuáles son los resultados a los que queremos llegar. Se han citado los Objetivos del Desarrollo Sostenible o la Agenda de Desarrollo para el año 2030, porque ciento noventa y tantos países firmaron en el año 2015 su compromiso de caminar en esa dirección. Se ha hecho un trabajo extraordinario de síntesis para poder concretar la planeación en estos 17 objetivos, pero la interpretación que se ha hecho en México de este proceso no es, en mi opinión, totalmente satisfactoria. Una de las cosas que más adorna las presentaciones cuando hablamos de energía es el color verde. Se ha cambiado un poco la idea de cómo presentar gráficamente los propósitos, pero no ha cambiado mucho el proceso de planeación porque la idea internacional del mapa de ruta que se construye con base en el objetivo del año 2030 pareciera tener los hitos y los procesos bien identificados para poder llegar a la limitación de la emisión de gases de efecto invernadero y a la reducción en el impacto a los recursos naturales, de modo que para 2030 o 2035 el impacto que se tenga sea mucho menor que el que se tiene ahora. Ese objetivo no aparece en nuestro panorama de planeación. Creo que lo que hemos logrado en el caso de la energía es hacer simpática la participación de las fuentes renovables, las fuentes no contaminantes, aunque no acabamos de entender que una de las más importantes es la nuclear. Yo propongo cuatro ideas para atender la pregunta que me formulo de cómo estamos progresando: • Nuestro progreso es insatisfactorio • En algunos campos (como la generación distribuida), el progreso es marginal • Los parámetros de medición del éxito varían de político a político • En general, podemos dudar de que al final tendremos éxito Nuestro progreso no es satisfactorio, porque estamos diciendo que continuaremos reduciendo el impacto ambiental los próximos años; tenemos una meta de a dónde tenemos
que reducir, pero no hay una idea de que vayamos a caminar en la dirección adecuada, ni nosotros, ni casi ningún otro país del mundo. En segundo lugar, en el caso de México, tenemos la Ley de Planeación, así que de alguna manera en nuestra visión democrática elegimos a los candidatos a diferentes cargos de elección popular con base en un programa de trabajo. En el pasado eran promesas de campaña las que luego se incorporaban en los planes nacionales de desarrollo, y por lo tanto de infraestructura. Eso no es satisfactorio: no debemos apegarnos a los planes de campaña, sino a una planeación de corte mundial, de la mejor clase internacional. El tercer elemento que es preciso tomar en cuenta es que no son populares los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como para que la gente vote por ellos. La gente vota por cuestiones de muy corto plazo y no tiene claridad del compromiso que debemos establecer a largo plazo, de modo que termino diciendo que la instauración de un organismo nacional para la planeación estratégica es muy bienvenida.
Retos de expansión y conservación de la red carretera ALFREDO BONNIN ARRIETA
Ingeniero civil especialista en vías terrestres. Perito en vías terrestres. Con amplia trayectoria en el sector público; fue director general de la Coordinación de Centros de SCT. Es miembro consejero de la CFE, socio de número del CICM y socio fundador de la Asociación Mexicana de Ingeniería de Vías Terrestres. En México, los caminos existentes antes del siglo XX –se podría decir desde antes de 1925– servían para transporte de carga que se realizaba con recuas de mulas y con carretas, y el transporte de personas se hacía con diligencias, carretas y a lomo de semovientes. La era de los ferrocarriles inicia en forma trascendente en 1873, con la inauguración de la vía México-Veracruz de 470 km de longitud. Durante las gestiones del presidente Porfirio Díaz se construye y pone en operación una importante red ferroviaria que alcanzó en la primera decena del siglo XX cerca de 20,000 km; esta importante red se construyó por necesidades sentidas de exportación a Estados Unidos de minerales y productos agrícolas, así como ganado en pie, y solamente el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec fue cuidadosamente planeado. En la época de la revolución, la red ferroviaria, además del servicio que ya prestaba, se utilizó intensamente para el movimiento de tropas y pertrechos de los ejércitos federal –en su momento–, constitucionalista y convencionista; en esa época,
Colegio de Ingenieros Civiles de México, A. C.
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