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Héctor López Gutiérrez
Una perspectiva regional: el potencial de las zonas costeras
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HÉCTOR LÓPEZ GUTIÉRREZ Con más de 59 años de trayectoria en el sector de la ingeniería marítima, costera y portuaria. Destaca su responsabilidad como encargado de la planeación del sistema portuario nacional de 1981 a 1996. Fue responsable de elaborar el Programa de Desarrollo de la Infraestructura Marítimo Portuaria en 2003 y el Programa Nacional de Desarrollo de los Litorales Nacionales 2005-2030.
En general, la planeación de la infraestructura del país se ha hecho en forma sectorizada, sin una visión regional integradora. De acuerdo con la Ley de Planeación, la Secretaría de Hacienda es la responsable de formular el Plan Nacional de Desarrollo, y surgen las siguientes interrogantes: ¿la Ley de Planeación realmente se aplica? ¿La Secretaría de Hacienda tiene capacidad para cumplir con las funciones que le son asignadas en la Ley de Planeación, en particular en el artículo 14? ¿En el ámbito nacional hay congruencia en proyectos nacionales, regionales y estatales? ¿Quién define las prioridades y su programación: las dependencias, los interesados o la Secretaría de Hacienda?
Sabemos que muchas veces los proyectos se ven acotados por la disponibilidad de recursos, lo que significa que a final de cuentas pareciera que es la Secretaría de Hacienda la que limita el alcance de los distintos presupuestos y proyectos. ¿Hay planeación de corto, mediano y largo plazo? Mientras no exista un organismo independiente de los intereses partidistas y de las gestiones sexenales, será difícil contar con planeación para el mediano y menos para el largo plazo. Nuestros proyectos de largo plazo, si bien nos va, son en su mayoría sexenales, pero no podemos hablar de largo plazo si no tenemos un organismo que no dependa de la coyuntura.
Por otra parte, la planeación de la infraestructura en México se ha hecho priorizando las inversiones en el Altiplano. Tenemos una cultura terrestre, particularmente en tres grandes concentraciones económicas e industriales. La del norte que comprende principalmente los estados de Nuevo León y Coahuila, y en general los estados fronterizos por la vecindad con Estados Unidos; el centro-occidente incluye en especial el estado de Jalisco y los del Bajío; la zona central incluye el Estado de México, la Ciudad de México y los estados de San Luis Potosí, Tlaxcala, Puebla y Morelos.
Esta situación produce un desequilibrio en el desarrollo integral del país, especialmente de los estados costeros y en particular de la región Sur-Sureste que comprende los estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Campeche, consecuencia de lo cual el PIB se da en un 76% en el Altiplano y en un 24% en los estados costeros.
Sobre este particular quiero destacar que, en estos procesos de planeación, muchas de las regiones de este país –por la gran cantidad de población originalmente indígena– responde al principio de usos y costumbres para desarrollar sus actividades, y esto ha frenado muchos proyectos en el pasado y lo sigue haciendo en el presente; el mejor ejemplo de esto es la región del Istmo: desde hace más de 50 años, con el gobierno del presidente Echeverría se creó la Coordinación Integral para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, pero los usos y costumbres han impedido esos procesos de desarrollo. Lo vemos también en la suspensión de la construcción de grandes presas y caminos, situaciones que generan grandes conflictos sociales.
En síntesis, hay una planeación nacional sectorizada, sin vinculación; no hay planeación para el ámbito nacional, pues
se basa en una organización territorial orientada a fortalecer el Altiplano en desmedro de las amplias regiones costeras.
Ante esa estrategia de planeación nacional, se puede plantear el desafío de continuar con una visión a futuro con el criterio de supervivencia o con el de sustentabilidad.
En los próximos 15 años, cerca de 25 millones de habitantes residirán a más de 1,000 metros sobre el nivel del mar, lo cual implica que la dotación de agua potable a la CDMX será tres veces la que se hace actualmente, y la construcción de 200 mil unidades unifamiliares por año o 550 por día durante 15 años, eso sin tomar en cuenta los rezagos existentes.
En el año 2030, para atender a la población estimada en 132 millones de habitantes se requerirá duplicar la disponibilidad de granos básicos oleaginosos, duplicar la capacidad de generación eléctrica para la industria y áreas urbanas, desarrollar zonas urbanas ubicadas en las vecindades de los centros productores para alojar a 25 millones de habitantes.
Para atender este reto de manera efectiva y eficaz, debemos incorporar las zonas costeras tomando en cuenta un hecho irrefutable: el 80% del comercio mundial se hace por vía marítima. Nuestro país está ubicado en una posición estratégica inmejorable respecto de las grandes rutas del comercio marítimo.
Un segundo gran factor asociado con las planicies costeras es la necesidad de hacer un cabal aprovechamiento del agua dulce que escurre por esas planicies –prácticamente un 80% sin aplicación después de haber dejado las partes altas–, las aguas salobres y el agua salada misma, todas aguas nacionales. No podemos hacer una Ley de Aguas Nacionales ignorando este conjunto de aguas. Por lo anterior, y considerando el potencial de las planicies costeras, para hacer una planeación nacional según un principio de sustentabilidad se propone lo siguiente: • Incorporar de manera prioritaria la posición cos-tera del petróleo nacional para lograr el desarrollo sustentable del país en el siglo XXI. • Utilizar las planicies costeras, ríos, lagunas adyacentes, lagunas litorales y porción litoral para producción de alimentos. • Organizar sistemas regionales costeros intermodales. • Lograr la integración del sistema de transporte mediante la formación de cadenas logísticas, especialmente entre el autotransporte y el trans-porte marítimo, con modalidades de navegación de corta distancia. • Implementar el sistema de centros de recepción y distribución de combustibles y prevenir el deterioro de playas y manglares.
Los resultados estimados en materia de manejo de aguas en la parte media y baja de las cuencas de los ríos y lagunas costeras serían: • Desarrollo de distritos de temporal tecnificado con riego suplementario proveniente principalmente de laguas de regulación, de avenidas de almacenamiento adyacentes a los ríos como parte de la planicie costera; se pueden identificar 725 mil hectáreas posibles de aprovechar. Esto significaría que podría haber una producción potencial de 5 millones de toneladas anuales de granos básicos y oleaginosas. • 130 lagunas costeras equivalentes a un millón y medio de cuerpos de agua costeros, con una capacidad productiva media de 150 kilogramos por hectárea por año de producción pesquera natural, susceptible de incrementarse con prácticas de acuacultura, lo que resulta en alta generación de mano de obra. • La protección potencial natural sería aproximadamente de un millón de toneladas anuales, equivalentes al 57% de
Comercio mundial 39,341 miles de millones de dólares (mmd) la producción anual total actual de pescados y mariscos.
En materia de desarrollo industrial y transporte marítimo: • Se propone organizar, en las regiones costeras vecinas a los puertos, sistemas regionales costeros intermodales, compuestos por parques industriales regionales con plantas energéticas, generalmente de energías limpias e integradas a los puertos por corredores fiscales. • Sistemas modernos de comunicación satelital.
Asia $13,668 35% Norteamérica $6,124 16%
Centro Sudamérica $1,280 3%
Resto del mundo $4,005 10%
Más del 90% del valor del comercio mundial se realiza vía marítima
Figura 1. Esquema de la sustentabilidad. Europa $14,262 36%