ar ácnidos
interpretar su sueño. Es indudable que cuando El Gorila está inmóvil alcanza la magnitud de un símbolo. Hay otros que lo suplantan durante ese tiempo, pero ninguno ha podido demostrar su eficacia. Es claro ver la relación que se vuelve frustrante entre los aspirantes y el símbolo, la que durante la siesta es un generador de energías oníricas, pasajes, que a largo o corto plazo se le convertirán en realidad. Los niños han perdido el don de identificar El Gorila, lo ven como otra cosa, quizás les parezca que están ante otro humano cualquiera, tal vez un poco más mezquino; ¡qué falta de fantasía la de estos infantes!, que no le saben dar su lugar a un esforzado y sensible gorila. Por cierto a El Gorila se le ha visto en algunas épocas cabizbajo, algo falta de entusiasmo, y todo esto parece tener relación con dificultades que ha confrontado La Estrella en su constelación, el negro mate de su cuerpo siempre regresa al horror tras la ausencia prolongada de La Estrella. Lo cierto es que esta ha sido amonestada, al detectarse en la vía láctea su relación con El Gorila. Allá no entienden ese tipo de vínculo, algunos han opinado trasladarla a otra constelación. Otros astros han llegado más lejos queriendo someterla a una humillante condición de «agujero negro», confiscándole su luminosidad por atentar contra la armonía de las constelaciones.
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