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MASTICANDO EL ALBA Cuando desperté el alba bañaba con sus cálidas aguas las piedras implosivas de las calles, los ríos humanos. Los caminos desmontaban el mundo en oleadas dulces y amargas la luz, en algunos momentos, era, y todo contaba y palpitaba la presencia. Mi vista acaudalada de somnoliento iris repasaba una y otra vez el paso de la luz me imaginaba como un hombre nuevo descubriendo la tierra, y me hubiera gustado nombrar al viento cicatriz palpitante a las piedras corazones de acero sin embargo un olor a licor añejo reposaba en mis fauces un sudor suave descansaba en mi piel la sensación de haber amado eternamente yacía en mis huesos. Estoy masticando el alba signifique los caminos que deba tomar olas de sonido compuestas de un todo dulce empezaron a tomarme y el alba entra por las montañas de mi boca.
Marco Antonio Gabriel Guadalajara, Jalisco, México, 1977. Estudió la Lic. en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara, autor del poemario Tornasol y Fuego por Editorial Paraíso perdido. Ha sido publicado en las antologías Poesía viva de Jalisco y en 101 poetas 101 pintores. Becario Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico, 2008-2009. Es director de Ediciones el viaje.