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CÓMO FUMAR MARIHUANA Y TENER UN BUEN VIAJE. UNA MIRADA SOCIOLÓGICA Howard Becker es un sociólogo estadounidense nacido en 1928, pertenece a la “segunda escuela de Chicago” y, entre sus obras más destacadas, se encuentra Cómo fumar mariguana y tener un buen viaje. Obra que fue publicada en 1953, en el contexto de una sociedad estadounidense no abierta a discutir la legalización. A pesar de que el propio autor pide un uso responsable del término “contexto” para no caer en la generalización simplista de que los consumidores de marihuana incurren en esa práctica debido a “contextos” problemáticos, resulta imperante reconocer a la sociedad que recibió esta obra. En los años cincuenta, la sociedad estadunidense se preocupaba por el
Humberto Orígenes Romero Porras Egresado de la Licenciatura en Historia por la Universidad de Guadalajara. Ex Atleta paralímpico (2006-2017). Interesado en la relación entre la literatura y la historia. Apasionado de la literatura futbolística. Partidario de las causas justas.
“delito, la enfermedad mental, las pandillas: cosas como estas eran problemas sociales. Pero relativamente pocas personas consumían marihuana y no causaban demasiados trastornos, de modo que, pese a los esfuerzos de algunas autoridades, ningún sector de la opinión pública pedía a gritos que lo libraran de esa práctica.” Para los años sesenta el consumo de marihuana se extendió entre universitarios de clase media. Entre ellos, algunos emprendedores agrícolas decidieron experimentar con el cultivo de hierba, al más puro estilo de Salvajes, la película dirigida en 2012 por Oliver Stone. Es fácil imaginar a unos jóvenes californianos tratando de emprender y divertirse. En el contexto histórico de Becker ya existía el consumo de opiáceos, que dieron origen a la palabra Yonqui, que, dicho sea de paso, es el nombre de una novela de William S. Burroughs, autor enmarcado en la generación del Beat, tema que por ahora rebasa este artículo. El uso de estas sustancias fue estudiado unos años antes de la publicación del estudio de Becker sobre la mariguana por un colega suyo del Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago, Alfred Lindesmith, quien escribió Opiate Addiction (1947), libro que “atribuía la adicción a los opiáceos al hecho de que el consumidor se hacía a la idea de que debía tomar la droga para evitar síntomas físicos intensamente displacenteros.” Howard Becker tuvo claro que la marihuana no producía estos síntomas, por lo que decidió pensarla como no adictiva. Entrevistó a varios estudiantes universitarios y descubrió que “un buen viaje” depende de la interpretación del viajero, de tal suerte que, una misma experiencia interpretada de manera distinta, conduce a sensaciones diferentes. Becker parte de la conceptualización de lo que llama “estudios de la desviación”, para presentar al consumidor de marihuana como alguien que no vive con una
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