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EN SAYOS CL Í NI C OS VI RTUALE S Federico Lerner
Director de Operaciones en LatinaBA, una CRO regional; y Presidente de CAIC, Congreso Argentino de Investigación Clínica. El Dr. Lerner fue responsable de dirigir muchos equipos de investigación clínica diferentes por primera vez para realizar grandes ensayos de registro global, fue un ex jefe latinoamericano de cuatro importantes CRO globales.
Si bien no existe un consenso en el sector de la investigación, se les suele denominar “estudios clínicos virtuales” a los ensayos en los cuales los pacientes no tienen interacción cara a cara con el personal del centro; es decir, las visitas son realizadas virtualmente. Estos ensayos son distintos a los descentralizados, donde las visitas de estudio se realizan fuera del centro, o sea, cuando la investigación busca al paciente y lo contacta en forma remota. Esta virtualidad no necesariamente sucede en forma completa. Es más frecuente que ocurra una versión parcial, cuando solo se realizan algunas evaluaciones en forma virtual. Lo anterior parece una definición muy simple, pero implica un profundo cambio: tanto en nuestra manera de entender la investigación clínica, como en la forma en que se brinda la atención médica dentro de un contexto de investigación y, por último, en el modo en que nos relacionamos todos los que trabajamos en el área.
Aunque la investigación biomédica virtual comenzó hace unos pocos años, ya existen algunos (pocos, para ser honestos) ensayos clínicos completamente virtuales donde toda la información se recolectó sin que hubiera ninguna visita presencial. Los datos así obtenidos fueron usados para someter a registro el producto en investigación. La actual pandemia de SARS-COVID-19 está arrojando más luz sobre esta forma de realizar investigación debido a la imposibilidad de concurrir al centro, o a causa del riesgo incrementado de contagio para el paciente si visitara el centro. Dentro del universo de quienes pueden participar en protocolos de investigación, sabemos que son muy pocos los pacientes que lo hacen. Si bien las razones son varias, se conoce que una parte importante de
estos pacientes que no quieren participar argumentan que los centros están lejos de donde ellos viven. Acudir, pues, implica un cambio significativo en su rutina diaria. Entonces, ¿qué podemos hacer para facilitar la participación de los pacientes en un estudio clínico? Una de las posibles respuestas es la tecnología. La misma que hoy estamos usando para acceder al banco, ver una película, escuchar música, realizar compras, etcétera. En pocas palabras: recabar la información necesaria en forma automática, a través de sensores en la ropa, aplicaciones en su teléfono celular, algún asistente automatizado con consultas desde una computadora, o bien acercándole la investigación a su rutina diaria (llevándole la medicación de estudio a su domicilio, extrayendo sangre para un análisis de COLUMNA - ECONOMÍA