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LOS GENES DE UNA ROCKSTAR: MIRA AROYO

2003. En la voz y los sintetizadores de Ladytron estaba Mira Aroyo. Detrás de un microscopio fluorescente de alta gama en un laboratorio de la Universidad de Oxford, también estaba Mira Aroyo, estudiante de un doctorado en genética. Tez blanca, cabello negro y voz con efectos sonoros, ella —que abandonó sus estudios a un año de terminar el impresionante posgrado— es, al día de hoy, uno de los iconos más reconocidos del electroclash.

Mira Aroyo nació en 1977, en Sofía, Bulgaria. De pequeña le gustaba tocar la guitarra y el acordeón; también le interesaba la ciencia. Años después, su familia cambió de residencia a Israel y luego al Reino Unido, donde comenzó su colección de sintetizadores vintage y su labor como DJ. Fue ahí donde conoció a otros músicos dispuestos a romper los estereotipos sonoros del britpop —de moda en los años noventa y principios de la década del 2000 —: Helen Marnie, Daniel Hunt y Reuben Wu. Bajo el nombre de Ladytron y entre los años que van de 2001 a 2013, vendieron millones de discos. Cifras a las que se sumarían las ventas de su material homónimo, cuando regresaron a la escena en 2019.

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“Naturalmente, al principio mis padres estaban un poco asustados y escépticos, pero sabían que Ladytron nos hacía felices y que lo estábamos tomando en serio”, explicó Aroyo en una entrevista. Mientras grababan Light & Magic en 2002 —quizás su mejor disco—, la segunda voz de esta banda que mezcló magistralmente el pop, el rock y los ritmos electrónicos con una mirada glamurosa y a veces oscura, trabajaba también en el campo de la ciencia y bajo la supervisión de dos leyendas de la bioquímica: François Xavier Barre y David J. Sherraff, como parte de su investigación titulada “The Role of the C-terminus of FtsK in Xer Recombination”,

respecto a un producto proteico truncado y su relación con el ADN: “De cómo las bacterias saben cuándo dividirse, que es algo que hacen para replicarse, y asegurarse de que tengan el tipo correcto de genes en cada nueva célula”, tradujo al reportero Peter Quincy Ng para una revista sueca.

“Me di cuenta de que el trabajo en el laboratorio no era para mí. Estábamos haciendo Ladytron al mismo tiempo y lo estaba disfrutando más. Era más fácil y más divertido”, explicó Mira Aroyo a un diario sobre su abrupta salida del doctorado, a escasamente un año antes de graduarse. “Durante un tiempo estuve equilibrando ambos, y luego se hizo imposible. No es el tipo de cosas que haces un poco de trabajo independiente, te consume totalmente; trabajas siete días a la semana: las personas trabajan 70 horas a la semana con la cabeza en la tierra. No es algo de lo que puedas entrar y salir... y el campo se mueve tan rápido que incluso cuando estaba trabajando, hasta ahora, solo hay años luz por delante, ha avanzado mucho. Es fácil leer Scientific American o algo así, pero es difícil mantenerse en contacto exactamente con lo que está sucediendo”, dijo al periodista Thomas Matich.

Mira Aroyo reside en Londres y todavía es maestra de los sintetizadores. Actualmente colabora con varias bandas independientes y es una fervorosa defensora de los derechos de los animales. Por supuesto, ella afirma que se sigue viendo a sí misma como una científica.

Por: Farahnoise y Dolores Garnica

Ensayista y periodista. Ha trabajado como promotora, gerente y comunicadora. Es columnista de la revista Magis de ITESO y colaboradora habitual de Luvina, una revista de la Universidad de Guadalajara. Su primer libro de ensayos, “Un gris, casi verde”, de Editorial Paraíso Perdido, se presentó en 2017.

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