EL PRINCIPIO DEL AHORRO. Benjamín Franklin solía decir: Un centavo ahorrado es un centavo ganad. Esa es una gran verdad: una de las formas más efectivas de darnos un aumento de salario es reduciendo nuestros gastos. Es por eso que al final de este libro ocuparé un buen número de páginas dando consejos prácticos para ahorrar en los gastos de todos los días. El problema con nuestra capacidad de ahorrar tiene que ver, muchas veces, con la forma en la que nos vemos a nosotros mismos. Algunas personas se verán a ellas mismas como ahorradoras. Tratan de guardar y de ahorrar cuanto centavito encuentren. Otros, por su lado, se ven como «inversores». Este tipo de gente es la que regularmente habla de «invertir» en una computadora, en un auto nuevo, en un televisor, o un equipo de sonido para el hogar. Sin embargo, aquí hay una idea muy importante para compartir con estos inversores nunca podemos ahorrar gastando. Pareciera ridículo tener que decirlo, pero muchos «inversores» creen sinceramente en las campañas publicitarias que dicen «Compre y ahorre» o «Compre ahora y ahorre después». Cuesta tener que explicar que estos términos son contradictorios y opuestos. Uno no puede gastar y ahorrar al mismo tiempo, excepto, por supuesto, cuando compramos para satisfacer una necesidad real y la compra se hace a un precio más barato que el regular. Es por eso que me gustaría hacer un paréntesis para clarificar dos conceptos muy importantes: el concepto de la necesidad y el del deseo. Antes de clarificar estos dos conceptos quisiera recalcar que no está mal tener deseos y satisfacerlos. No estamos promoviendo el masoquismo. Sin embargo para llegar a fin de mes es importantísimo tener en claro cuáles son nuestras necesidades y cuáles son nuestros deseos. Debemos satisfacer nuestras necesidades primeramente y, luego, satisfacer nuestros deseos solamente en el caso de que tengamos los recursos económicos disponibles para hacerlo. a. La necesidad Cuando tomé mis clases de psicología en la universidad, se estudió en alguna de ellas la famosa “Escala de Maslow». Esa escala dividía las necesidades del ser humano en cinco áreas generales que iban desde las más básicas (fisiológicas) hasta la necesidad de sentirse realizado (pasando por la necesidad de seguridad, pertenencia y estima propia).Sin embargo, para los propósitos de nuestro estudio voy a definir como «necesidad económica “todas aquellas cosas que realmente necesitamos para sobrevivir: comida, vestimenta, un techo sobre nuestra cabeza, 27