8 minute read

Una cuestión de respeto

Next Article
Colonia Tarahumara

Colonia Tarahumara

Ignacio “Nasho” Díaz Hinojos, secretario ejecutivo del Consejo Municipal Para Prevenir la Discriminación (COMUPRED).

Escanee con su celular el QR, para ver en YouTube la entrevista completa

Advertisement

UNA CUESTIÓN

DE RESPETO

El respeto que Brenda ha experimentado en su comunidad es algo que no deja de sorprenderle a Ignacio “Nasho” Díaz Hinojos, secretario ejecutivo del Consejo Municipal Para Prevenir la Discriminación (COMUPRED).

“Se me hace tan hermoso que no discriminen, que se respeten como personas”.

Es precisamente lo que hace difícil censar a la población LGBTTTIQA+1 inmersa en los grupos étnicos, debido a que no suelen etiquetarse entre sí, atribuye.

Menciona que, a la fecha, de las personas raláumulis con alguna orientación sexual distinta a la heterosexual o una identidad de género opuesta a la cisgénero y que viven en esta frontera, sólo se tiene detectada a Brenda como una mujer transgénero, debido a que se le tuvo que “etiquetar” para ubicarla dentro de la población LGBTTTIQA+ y así poder ayudarla en trámites futuros.

Regresando al tema del respeto, el derechohumanista reprueba:

“Han sido los ‘chabochis’, así como nos hacen llamar a los mestizos, los que la han señalado (a Brenda), quienes la han criticado, rechazado y quienes tristemente le han negado algunos derechos”. ¿Por ejemplo? “Al querer trabajar en áreas más urbanas o empresas ajenas a su población”. ¿Qué diferencias percibes entre los “chabochis” e indígenas pertenecientes a la población LGBTTTIQA+? “Bueno, pues las diferencias son enooooormes”.

Empezando por la clasificación: LGBTTTIQA+, que se tuvo que generar para ubicar a la población no heterosexual.

“Así, los chabochis nos reunimos en grupos, de acuerdo con nuestra etiqueta, para entre nosotros detectar problemas y buscar soluciones. Tal vez de ahí surge el activismo”.

Mientras que los ralámulis “pueden comportarse y amar libremente”, ataja el funcionario público.

“Quizá se rigen por creencias o alguna filosofía de vida que les van sembrando desde que tienen uso de razón, como ese respeto a la naturaleza. No crecen con prejuicios para con su propia gente o con ambiciones o con algunas cositas que a nosotros -a quienes somos del mundo occidental o que estamos regidos por ideas religiosas-, se nos ha venido a etiquetar por las orientaciones sexuales o por las identidades de género”.

Estima que entre los indígenas, en general, podrían estarse manifestando otras variantes, como una bisexualidad o una pansexualidad2 .

1 LGBTTTIQ+ | Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Transexuales, Travestis, Intersexuales, Queer, Asexuales. Fuente: Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua. 2 PANSEXUALIDAD | Atracción por las personas, sin importar su género. Fuente: plannedparenthood.org

En cuanto a la mayoría de los mestizos, “los prejuicios están a flor de piel”, vuelve a la comparativa. Y remata: “Ven a un joven con comportamiento femenino y se le empieza a rechazar, criticar y, a estas alturas, hasta a tratar de componer”.

Dice que antes de conocer a Brenda de forma presencial, sus compañeros asumían que se trataba de un chico gay.

“Pero cuando la veo, me doy cuenta que no es un gay, sino una mujer transgénero3”.

Durante ese primer encuentro con Brenda, charlaron un rato y fue cuando reafirmó ese respeto que se ejerce entre los colonos de la Tarahumara y sus efectos positivos en la vida diaria.

Pero ese respeto hacia las orientaciones sexuales o identidades de género que practican los ralámulis no es privativo de este grupo étnico, ataja Faviola Vásquez Tobón.

“En las comunidades indígenas el respeto es uno de los valores fundamentales”, afirma.

“Para nosotros, el sexo de la persona es irrelevante. No importa si te identificas como hombre, mujer, gay, lesbiana, bisexual, etc., aquí realmente lo importante es que cumplas con las tradiciones, las costumbres y los demás aspectos que nos identifican”.

Y se remite a sus paisanos los muxes “el tercer género”, personas que no corresponden al género masculino o femenino, sino a uno que se niegan a definir y que son considerados una bendición en Juchitán, región zapoteca del Istmo de Oaxaca.

Entre los pueblos originarios, subraya, se les ha enseñado a no actuar en función a hechos que afecten al prójimo.

“Tienes que conducirte siempre con responsabilidad, pero si en tu ‘loquera’, digámosle así, te dan ganas de hacer algo que no está bien visto por la comunidad, pues sólo debes asegurarte de que esa acción no afecte a las demás personas, sino a ti y a tu cuerpo”.

Al respecto, Ignacio Díaz parafrasea al activista mexicano y candidato presidencial en el año 2000, Gilberto Rincón Gallardo (†):

Mientras no se lastime la dignidad de la persona, hay que respetar los usos y costumbres de las comunidades indígenas, porque son tan válidas como los acuerdos y reglamentos como la palabra que empeña el hombre y la mujer mestiza. Gilberto Rincón Gallardo (1939-2008)

Antes de abordar a Rosalinda Guadalajara sobre cómo se va inculcando el respeto entre los ralámulis, se le pregunta por el concepto “chabochi”. –¿Es cierto que “chabochi” significa “hombre con telarañas en el cerebro”, por considerársele codicioso y materialista?

Rosalinda se sorprende ante el cuestionamiento de este escribano y, entre risas, corrige:

“No es ninguna ofensa. Chabochi significa hombre con cara de telaraña (refiriéndose a los hombres con barba) y lo usamos (el término ) para diferenciar al tarahumara con el mestizo”. Y ahonda: “¿Has visto las arañas patonas, juntas?, pues así se ven los chabochis con barba, como un montón de arañas en la cara…, pues entre nosotros no hay hombres barbudos”.

Al respecto, el Dr. Fernando Sandoval Gutiérrez, catedrático de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, autor del libro “Rarámuri nivel inicial: cuaderno para el docente”, ahonda: “Chabochi surge de una teoría muy interesante. En la lengua tarahumara, telaraña se dice “chabó” y existe la idea de que chabochi proviene de los que tienen telarañas en el rostro por las barbas de los primeros colonizadores”.

Aclarado lo anterior, la exgobernadora de la Colonia Tarahumara comenta que el respeto es un valor que entre los ralámulis se va forjando a partir de la niñez, desde el núcleo familiar.

“Conforme vas creciendo, el respeto te lo enseñan en casa y así tú vas a aprender a ser una persona respetuosa con los demás porque, al final, así como te traten vas a tratar. A nosotros sí no han faltado mucho al respeto allá afuera, pero no nos ponemos al brinco porque nos discriminen o nos humillen”.

Sostiene que esa energía negativa, que podría llegar a la agresión física o verbal, los ralámulis la canalizan en darse a conocer y luchar por el respeto y la inclusión. ¿Cómo se promueve esa empatía por los demás, desde niños, cómo se educa para eso?, se le insiste.

“Es a través de contarles historias; hablar, convivir con ellos, enseñarles a ser serviciales, a cómo dirigirse a un adulto mayor”.

Mediante esas historias, cuentos o leyendas narradas por los abuelos, el infante empieza a descubrir la importancia de ayudarse los unos a los otros.

“Ahí, ellos empiezan a visualizar qué es lo que quieren hacer de grandes, cuál es su vocación, su función y por qué Dios nos dio la vida en esta tierra”.

Otra manera de promover el respeto y la inclusión entre ellos es fomentando la convivencia y el trabajo comunitario, con lo que terminan por conocerse y redescubrirse.

“Porque cuando conviven se conocen y se dan cuenta para qué son buenos. Desde ahí, se va notando su liderazgo”, tal fue su caso, que desde muy jovencita llegó a convertirse en autoridad tradicional.

3 MUJER TRANSGÉNERO | Personas, cuyo sexo asignado al nacer fue considerado social y biológicamente como hombre o masculino, mientras que su identidad de género es de mujer o femenino. Fuente: cndh.org.mx

Como una manera de demostrarle su inclusión y cariño, a Brenda en la Colonia Tarahumara los niños la conocen como la “Chata”.

“Aquí nunca nos dirigimos con groserías”, confirma Brenda.

Y aplaude que, a la fecha, pese a los cambios derivados de la tecnología y el surgimiento de las redes socio-digitales, en su comunidad aún se percibe a unos niños inocentes, amorosos.

“Cuando me ven me dicen ‘mira, ahí va la Chata’. ‘Hola Chata’, me gritan”.

De pronto, aunque esté ataviada con su vestido tradicional, se atreve a “echarse una cascarita” con ellos.

“Nunca me gritarían cosas como ‘mira, ahí va un joto’, eso jamás”.

Dentro de la comunidad, ¿cómo entienden la diversidad sexual?, se le aborda a Rosalinda.

“Aunque son pocas las personas que demuestran que tienen otras preferencias sexuales en mi comunidad, a las que hay no las miramos como extrañas o raras, así como muchas personas que, incluso, piensan que no deberían existir. En mi comunidad se aceptan tal y como son, al final es a la persona a la que le damos ese valor, sea como sea o cual sea su preferencia sexual”.

En la comunidad Ndé, de acuerdo con Juan Luis Longoria Granados, promotor y perteneciente a la Nación Ndé en Ciudad Juárez, hay personas de dos espíritus y se les denomina ‘Nai’gleh’.

Explica que estas personas de dos espíritus son un ser que puede estar en un cuerpo biológico masculino y comportarse como hombre o mujer o puede tener un cuerpo biológico femenino y comportarse como hombre o mujer, incluso manifestar ambos, “ya que son un amplio espectro las personas con dos espíritus”.

Y añade: “Esto, dentro de nuestra gente es muy valioso, porque tienen posibilidades de hacer más cosas espiritualmente y, por ello, los Nai’gleh han sido siempre muy respetados dentro de los Ndé, tanto en el pasado como en el presente”.

Juan Luis Longoria Granados,

promotor y perteneciente a la Nación Ndé.

En el clímax de la entrevista, ya entrada en confianza, Rosalinda nos comparte un poco de su cosmovisión, respecto a la diversidad sexual entre los ralámulis y, para ello, nos traslada a sus ancestros:

“La creencia del rarámuri es que no naces con esa preferencia sexual, sino que la vas adquiriendo. Nuestros antepasados nos contaban aquello que si tú te quedabas dormida o dormido a un lado del manantial, él podía cambiar tu sexualidad”, revela. Y agrega: “Nosotros consideramos que el manantial también es un ser vivo y si a ese ser vivo le gustó una persona para que lleve la sexualidad que quiere manifestar, entonces puede elegirla. Ante eso no hay curación o lucha, tienes que aceptar que fuiste elegida (o) para representar la sexualidad del manantial o del guardián del manantial. Todo esto tiene que ver con la cosmovisión y la creencia”.

This article is from: