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Puertas al campo
Ilustra la portada del presente número ‘La Puerta’, del autor Antonio Atanasio. Se trata de una de las imágenes ganadoras en el Concurso de Fotografía Digital ‘Vinos de La Mancha’, dentro de los Premios ‘Vino & Cultura’, entregados por el Consejo Regulador esta temporada de otoño. Es una imagen metafórica, significativa y con una profunda carga simbólica de cómo se ha transformado la vendimia en La Mancha en los últimos años. En primer plano, una vieja casa de campo se abre al exterior. En efecto, una puerta cuya apertura nos renueva la mirada fresca al exterior. En lontananza, una máquina realiza labores de vendimia sobre un viñedo emparrado; una realidad que se impone en las últimas campañas por necesidad, remedio y premura. Por desgracia y para nuestra nostalgia, se diluyen aquellos recuerdos en nuestra retina, y cada vez son menos frecuentes las estampas de vendimia tradicional en cepa de vaso. Según anuncian los propios agricultores, ahora, al parecer, faltan voluntarios para completar aquellas vendimias de joviales cuadrillas que compartían largas jornadas de esfuerzo en la viña. Sudor y espuerta durante semanas para recoger la dedicación de todo un año. Recompensa y trabajo que se convertían en motivo de Fiesta (y satisfacción). La Fiesta de la Vendimia que este otoño se volverá a celebrar en las ondas de radio. Durante prácticamente quince días, los principales líderes de opinión de Onda Cero Radio situarán en el escaparate nacional a La Mancha, sus vinos y su viticultura, su cultura y sus tradiciones, su gastronomía y en definitiva, su propia idiosincrasia de centurias y generaciones. Un modelo y una forma de entender la vida (heredada, quizás de las propias raíces del Siglo de Oro, medievales y hasta incluso grecolatinas) que todavía sobrevive (en la Europa Mediterránea) y en los entornos rurales, pese a los retos de la despoblación; demostrándose como un motor de desarrollo económico, garante y eficaz si es capaz de encajar y conjugar en la ecuación de otros factores de impulso como el (eno) turismo de interior, la sostenibilidad y las inversiones de infraestructura por la vertebración de los territorios.
En alegoría a la imagen de nuestra portada, la apertura hacia el exterior que ha tenido La Mancha y sus vinos ha sido clave y definitiva en las últimas décadas para modernizar un sector vitivinícola que tiene cimientos y argumentos para competir con dignidad en los mercados internacionales. Tradición, historia y terruño junto al mejor de los embajadores como es el Quijote, describen a los vinos de La Mancha en sus cartas de presentación en los más de noventa países presentes.
Llegamos al tercio final del año con la impaciencia ávida del buen aficionado al vino, anhelantes de poder catar y conocer la nueva añada de vinos 2022. Una etapa que cierra el esfuerzo de todo un año, al que la vid llega extenuada y agotada, como una larga carrera de fondo, después de una primavera y una temporada estival, mínimas en lluvias y extremas en calor. Simples ciclos de sequía o realidad presente del cambio climático que viene para quedarse, lo cierto es que ahora aparecen nuevos escenarios y conceptos en la ecuación de la nueva viticultura del siglo XXI como la eficiencia energética, respeto ambiental y demanda emergente en el exterior de los llamados vinos orgánicos (ecológicos). Un enfoque para el cual, la propia Denominación de Origen La Mancha está por clima, territorio y tradición, “naturalmente” preparada.
Algunos echan la vista atrás y recuerdan aquel ciclo de los noventa, cuando la sequía también desveló misterios y pueblos sumergidos en pantanos y embalses en aquella España que por aquel entonces desafiaba los