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ANTECEDENTES AL CONSUMO RESPONSABLE EN LA ECONOMIA SOCIAL Y SOLIDARIA

Surge en el interés de utilizar el poder como consumidoras para intervenir en la comunidad estudiantil. Lo que comenzó como una inquietud, termina por compartir el conocimiento, y lo que ahora se pretende es darla a conocer y ponerla a disposición de todas aquellas personas que deseen utilizar el consumo como herramienta de nuestra responsabilidad en lo que compramos, y contribuimos a nuestro entorno, basada en la cooperación, entre consumidores y productores, con técnicas ecológicas que garantizan la seguridad en función de una responsabilidad colectiva en un nivel social y solidario.

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Es importante saber los antecedentes del consumo responsable y el impacto que ha causado la falta de este, con la finalidad, de poder aplicar cambios a nuestra vida cotidiana y generar un impacto en nosotros y la comunidad en donde residimos.

Introducción

¿Qué es el consumo responsable? Es necesario saber que los recursos naturales se están agotando, por lo cual, se deben de tomar medidas para frenar esta situación. Se ha mencionado diversas formas de disminuir el consumo como: la utilización de las tres R (Reducir, Reutilizar y Reciclar) o simplemente en buscar empresas que estén comprometidas en el medio ambiente siguiendo el lineamiento que así marca las normas ambientales de México.

En materia legal y de normativa, es importante mencionar que en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos (LGPGIR) y la Ley General de Cambio Climático (LGCC) marcan los lineamientos que en México se deben aplicar para el cuidado del medio ambiente (Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2019).

Es necesario el constante aprendizaje ya sea personal o colectivo para la participación de un consumo responsable de acuerdo con el entorno social donde se encuentre. Modificando los hábitos y conductas individuales, comunitarias, empresariales y políticas.

Anai Ortíz Velázquez, Marijose Sánchez Rojas

Hay muchas razones para promocionar el consumo esponsable: el primero es en proteger el medio ambiente, con la finalidad de que, las generaciones siguientes sigan disfrutando de un entorno saludable pensando en el impacto ambiental que provoca el consumo. Segundo en la solidaridad y respeto hacia todas las personas implicadas en los procesos de producción de los productos o la presentación de servicios que disfrutamos.

Desarrollo

Todas las personas somos consumidores; ya que es un modo de subsistir, necesitamos de los alimentos, ropa, calzado, transporte, servicios, etc. El marketing y la publicidad nos incitan a estar convencidos de que cada vez que obtenemos un bien material seremos más felices, pero lo que no percatamos son las repercusiones monetarias, sociales y ambientales que tiene la producción y elaboración de esos bienes y servicios. Por ello es importante estimar cuales son realmente necesarios, para realizar un consumo responsable (Del Val, 2005).

El patrón económico actual se basa en la obtención del máximo beneficio económico a corto plazo, explotando a los trabajadores y los recursos existentes a tal grado de llevarlos a la degradación. Además de que sean situaciones moralmente inaceptables, el modelo sencillamente no resulta sostenible (Del Val, 2005).

Aunque parece no tener solución dichos problemas, está en nuestras manos la manera de actuar ante este escenario. No debemos olvidar que la obtención de beneficios por parte de las empresas depende, en última instancia de estos entes. En connotación, si ejercemos con responsabilidad nuestro consumo contribuimos cada vez más el modelo económico para servicio de todos y por respeto a nuestro medio ambiente (Ballesteros, 2010).

Cuando nos aglutinamos en los productos que estamos por consumir estamos teniendo una práctica ética para la empresa y sus productos, pero cuando tomamos en cuenta la compañía que lo produce actuamos conforme a un comercio justo, ya que hay empresas que enajenan productos “ecológicos” para lavarse las manos, pero su modo de actuar y su modo global en que fabrican sus productos, está muy lejos del respeto al medio ambiente y a los derechos laborales. Por ello es necesario una actitud proactiva para un desarrollo sostenible y sustentable (Morato García, 2009).

La primacía es salvaguardar el acervo, conservando el valor del capital, inmolando rendimientos y evitando riesgos posibles. En esta disposición la búsqueda es que los recursos sean sociales, ambientales o capitales se incrementen, sin correr riesgo.

Sin duda que, si algo no anda bien, será preciso corregir, sin dejar a un lado el descubierto por lo que se hace bien.

El método RCM (Reconocimiento, Corrección y Motivación) es inmensamente admisible, ya que corrige la faena y se ennoblece a la persona.

Hay controles internos clave en nuestra economía social que aseguran que las cosas se cumplan, estos son (González, 2020):

1.Ingresos. Utiliza las entradas de dinero de manera efectiva, así evitarás consumir de manera impulsiva e innecesaria, y sin desvíos. 2.Gasto. Maneja tus gastos de tal forma que tengas un presupuesto y no excedas la salida de efectivo en tu ingreso. 3.Activos. Solo quédate con lo necesario, no abultes tu casa de trique, puede parecer una tarea difícil, pero implica esfuerzo y disciplina. 4.Pasivos. Considera tus deudas y lleva un control preciso de los endeudamientos e intereses que pagas, debes considerar que no pueden ser mayores a tus activos. 5.Capital. Tu patrimonio y los aportes que tezngas como sociedad hace parte a tus generaciones próximas, así que de ser necesario realiza un balance y dale un enfoque solidario y fortalece alternativas con un fuerte componente. 6.Seguros. Es forzoso para disminuir los riesgos y tenerlo como medio de garantizar o indemnizar todo patrimonio.

Si lo hacemos un estilo de vida a largo plazo se transformará en un hábito. Finalmente, actuar con congruencia. Por ejemplo, hace algún tiempo la basura que desechábamos iba directo a un mismo contenedor; hoy en día es cada vez más exigente separar desechos orgánicos e inorgánicos, por ello que el conocimiento comience a convertirse en un bien social y solidario (UNESCO, 2002).

Sin dejar a un lado la sensibilización con los agentes ambientales y, que hoy en día, son de gran eficiencia para las energías renovables, ya que en su gestión se enfocan en ahorrar un 50% de energía en los consumos de agua y energía.

Esto por medio de criterios de bioconstrucción y sostenibilidad en nuevos edicficios con la garantía en la comercialización de productos de calidad ambiental (Tecnología Energética Hostelera y Sistemas de Ahorro, S. L. 2002).

Los beneficios se ven reflejados no solo en el medio ambiente sino también en la economía de las personas y así en la medida de lo posible hacer uso de recursos de energía limpia, evitando lo convencional en pro de una Economía Social y Solidaria.

Conclusiones

En el pasado las personas consumían sin ninguna preocupación alguna, creyendo que los recursos eran infinitos. Pero ahora en la actualidad la situación es distinta, ya que, se cuenta con más información al respecto. Nuestro consumo se debe de tomar desde el punto de vista sostenible y sustentable, los problemas ambientales a los que nos enfrentamos no pueden considerarse lejanos de las cuestiones económicas y sociales. El concientizar y generar herramientas para favorecer un planteamiento y un cambio profundo de nuestros hábitos y formas de consumo en pro de nuestra solidaridad social.

Distinguir entre necesidad, gusto, deseo y capricho hace de lo pequeño lo esencial. Debemos satisfacer nuestras necesidades en primera persona siempre y cuando no nos convierta en víctimas, pretendiendo aminorar la estabilidad de nuestra sociedad como seres ambientales y socialmente solidarios. Si nos dejamos gobernar por impulsos a nuestras acciones, gastaremos más y perderemos nuestra estabilidad financiera, ambiental y social. Recuerda que las crisis son secuela de malas decisiones.

Ballesteros, C (2010). Ciudadanía del consumo: hacia un consumo más responsable. España: Caritas Española. González, F (2020). Los Secretos del Dinero. México: SER Editorial. Morato, Rosa M. (2009). Integración de las dimensiones medioambiental y de prevención de riesgos laborales, seguridad y medio ambiente, 114, 23. Rubio, J (2017). Consumo Responsable. Recuperado de https://www. economiasolidaria.org/politicas-publicas/# Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. (2019). Leyes y Normas del Sector Medio Ambiente. 2019, de Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales recuperado de https://www.gob.mx/ semarnat/acciones-y-programas/leyes-y-normas-del-sector-medioambiente UNESCO, (2002). META (Asociación de los Medios, Ecología y Tecnología): Jóvenes por el cambio. Manual de educación para un consumo sostenible.

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