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por Luis Rodeiro / Página

Tres variaciones

sobre la realidad y un epílogo militante

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por Luis Rodeiro

Variaciones sobre el diálogo

Es curiosa la invocación del diálogo en la política argentina. Su reclamo, por distintos actores, tiene mucho de mentira, de falsedad, de hipocresía. Tiene mucho de engaño, de irrealidad. De la Sota, que la ha convertido en una suerte de muletilla en sus mensajes, que acompañada de su sonrisa dudosa la convierte en un puñal, con la que pretende herir a quienes, precisamente, les reclama enfurecido y altanero, ese diálogo.

Por citar sólo los últimos ejemplos. En el caso de la ministra de Industria de la Nación, Debora Giorgi, De la Sota, aprovecha el escenario de una empresa que presenta un modelo de auto, para preparar cuidadosamente una suerte de emboscada. No es un hecho para nada espontáneo. Cuenta con la complicidad de su ministro de Producción y curiosamente Secretario de la CGT local, además de secretario general del SMATA y los cincuenta o sesenta incondicionales que cuenta todo gremio, perfectamente aleccionados y, entonces sí, jugando de local, saca su puñal verbal, para denostar al gobierno nacional, a la par que le exige, con la sonrisa dudosa incluida -perfeccionada por Sri Sri Ravi Shankar, en sus clases privadas de ejercicios respiratorios-, el famoso y mágico diálogo. La escena es patética, aunque haya colegas muy respetados que analizan la fantochada, desde su activo periodismo

pensar un pais con justicia social

militante, como una nueva “gesta popular” protagonizada por los nietos del “Cordobazo”. Un bravuconada de este especie de boxeador de barrio que quiere ganar por K.O., agrediendo mujeres, a las que cree débiles y que tanto Debora Giorgi, como Carolina Scotto, que supieron ponerlo en su lugar.

En la misma línea, insuflada de extrema ridiculez, el diario La Voz que es Clarín, en consonancia, el día 22 de noviembre editorializa tratando de demostrar cómo el diálogo es posible con el ejemplo que diversas instituciones pueden organizar en conjunto La Noche de los Museos, como antes la Feria del Libro. La intención es aviesa, porque viene a desconocer todas las zonas de diálogo abierto por este gobierno nacional y popular. Ese mismo y preciso día, la prensa da cuenta, por ejemplo, que en la tarde anterior, la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción al proyecto oficialista que modifica la regulación sobre el mercado de capitales, otorgando mayor papel al Estado, con una mayoría contundente de 184 votos sobre 24. Para ello, el oficialismo “autoritario” y “adialógico”, como en prácticamente todas las leyes trascendentes, negoció y acordó con sectores de la oposición la aprobación del proyecto, que vendrá a reemplazar el decreto dictador por la dictadura de Onganía, que acorde a los principios del Estado Liberal, planteaba la autorregulación de los mercados de capitales. Pero ese diálogo de la construcción, no es precisamente el que reclama con hipocresía militante, el candidato-gobernador.

El diálogo-puñal que reclama De la Sota es que el gobierno nacional, elegido por el pueblo, renuncie a la construcción de un proyecto alternativo al modelo neoliberal, que el sustenta. El diálogo que reclama es que el gobierno nacional reconozca que él –y lo que él representa- son los dueños de la verdad.

El diálogo que reclama De La Sota es que el gobierno nacional renuncie a la política que otorga un papel central al Estado, como garante de una redistribución más equitativa de los recursos, por una política reducida a la gestión acorde a las decisiones del Mercado; que nos apartemos del concepto general de “vivir con lo nuestro”, a cambio de un endeudamiento desenfrenado como el que practica su “cordobesismo” a la Mediterránea, que entre el 2009 y el 2010, la proporción de deuda en dólares pasó de 31,94 % de la deuda total al 52.02%; que nos apartemos de una política popular, para beneficio de los intereses concentrados de las patronales del campo y de la industria, que renunciemos a la política de memoria, verdad y justicia que implique el procesamiento y juicio a los militares y civiles que ejercieron terrorismo de Estado, diluyéndola en la teoría de los dos demonios, como parte de un diálogo hipócrita, que otorgue responsabilidades similares a verdugos y víctimas; que no hagamos centro en el peronismo rebelde contra los poderes económicos, por el peronismo traidor y rastrero, que negoció –una y otra vez- con esos intereses.

No hay diálogo posible entre proyectos antitéticos. No hay diálogo en los temas fundamentales que hacen al desarrollo de esos proyectos. Y basta mirar hacia atrás, para ver que ello es así, incluso con polémicas históricas como las que protagonizaron Sarmiento con Alberdi, Echeverría con De Angelis o Mitre con Vicente Fidel López, que Horacio González ha reunido en un libro que lo ha llamado la “Lengua del Ultraje”. Hay diálogos puntuales y generales, en un marco general de convivencia política. Hay diálogo cuando hay un objetivo común. En la democracia, que es precisamente una lucha entre mayorías y minorías, hay conflicto, generalmente hay una situación de conflicto, porque los proyectos responden a intereses, sociales, económicos, ideológicos. Se contraponen. Hay controversia, hay oposición, hay una tarea militante por parte de cada uno de los proyectos en pugna, una construcción de hegemonía -en el rico sentido gramsciano, no en el uso desvirtuado como sinónimo de autoritarismo-. Y esa controversia y esta lucha por la hegemonía, en la democracia, se resuelve en las elecciones, que termina dirimiendo cuál es el proyecto elegido por el pueblo.

Variaciones sobre la democracia

Muy vinculado con esta utilización hipócrita y oportunista de la palabra diálogo, se suma la concepción de democracia que tienen –De la Sota incluido- los ideólogos

y/o militantes de la corriente liberal, que denuncia al populismo como dictatorial.

En las postrimerías de noviembre, la Sra. Legrand –mujer de gran coherencia con su pensamiento de derecha- advertía sobre un nuevo triunfo electoral de Cristina, simplemente porque hay más pobres que ricos y los pobres la volverán a votar. Con igual coherencia, pero en presunto nivel más alto, en su carácter de director del diario La Nación, faro ideológico de esa misma derecha donde se nutre Mirta, Bartolomé Mitre, denunció “la dictadura de los votos”.

Sus palabras son contundentes porque marcan la idea de la democracia que tiene la derecha conservadora argentina: “Vivimos la dictadura de los votos, que es la peor de todas”. Sin ruborizarse. Argumenta: “Los pobres votan a Cristina porque están desinformados y porque el gobierno hace todo lo posible para mantenerlos en una condición cuasi-analfabeta. De acuerdo con Mitre, la Argentina ha dejado de ser un país culto. Hay una élite que utiliza su sapiencia, y una gran masa de ignorantes que votan a personajes como Néstor Kirchner y Cristina Fernández. De esta manera, se reproduce la tiranía de las mayorías”.

Es el retorno a la concepción de la derecha liberal, que “organizó” el país con una democracia sustentada en, precisamente, el voto calificado. Ni los negros, ni los rubios hijos de inmigrantes, tenían derecho a elegir gobierno. El voto era sólo para la clase propietaria. En la mentalidad de esta derecha conservadora, ésta era el sumun de la democracia. El voto universal fue una conquista popular, arrancada a la oligarquía por el radicalismo yrigoyenista, que incluyó levantamientos armados. Nunca aceptaron la democracia popular, plebeya, a la que calificaron por supuesto como populista. La resistencia oligárquica logró dejar afuera del universalismo a las mujeres. El golpe cívico- militar de 1930 fue contra esa democracia, que defendía la concepción igualitaria de un hombre-un voto. A partir de allí apelaron al fraude, al que definieron como patriótico, porque les permitía el triunfo sobre la “chusma ignorante”. Una década, la infame.

En 1945, primero en la calle, cuando los trabajadores rescataron a Perón de la cárcel aquél 17 de octubre y luego, en las urnas consagrando un gobierno popular que planteó la justicia social, la soberanía política y la independencia económico. Tampoco lo aceptaron. Apelaron al golpe, en 1955, implantando una proscripción de 18 sobre el movimiento mayoritario. Y ante el mínimo atisbo de recuperación popular, golpearon una y otra vez las puertas de los cuarteles, hasta instaurar la dictadura genocida.

Es indudable, pues, que la democracia, para estos sectores de la derecha conservadora que lideran la oposición en la Argentina, la mejor democracia es aquella en que no se vota. ganancias, que afecta a una “elite” obrera.

Los medios dominantes, en nombre de la Nación, defendieron a Repsol, en contra de YPF.

Los “patriotas” de los años noventa, obedeciendo a los grandes intereses globalizados que exigían dar seguridad jurídica a los “inversores”, firmaron convenios con 59 países, estableciendo tribunales extranjeros para dirimir cualquier tipo de conflicto.

Variaciones sobre las paradojas

Dice la Real Academia: especie extraña u opuesta a la opinión pública y al sentir de los hombres. También: figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Y cita un ejemplo: Mira al avaro, en sus riquezas, pobre.

El diario Clarín, en nombre de la libertad de prensa, denuncia a colegas por ejercer la libertad de expresión.

El diario La Nación, en nombre de los intereses argentinos, celebra el fallo del Juez Buitre, sobre los fondos buitres.

El secretario de la CGT camionera, Hugo Moyano, pide que se acabe la miseria y hace huelga por el impuesto a las

Un epílogo cortito

Concluyo. Vivimos una coyuntura especial. Escribo estas líneas, en los últimos días de noviembre. Ojalá estas preguntas que siguen hayan encontrado respuestas. Allí van: ¿El kirchnerismo no requeriría estar movilizado? ¿El kirchnerismo no debería renovar una mística militante? En referencia concreta a Córdoba ¿No debería despertar de su siesta provinciana? Digo. Y repito, por las dudas no se haya entendido. ¿El kirchnerismo no requeriría estar movilizado? El kirchnerismo no debería renovar una mística militante? Con referencia concreta a Córdoba ¿no debería despertar el kirchnerismo de su siesta provinciana?

pensar un pais con justicia social

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