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Por Pablo Torres / Página

DARWIN PASSAPONTI, EL PRIMER MÁRTIR PERONISTA

“Mi sueño voló cerquita, sólo un brote... un embrión. Mi niñez fue con Evita, de la mano con Perón”. (Darwin Passaponti)

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por Pablo Torres

Si tomamos el 17 de octubre de 1945 como la fecha fundacional del peronismo, entonces podemos decir que Darwin Passaponti, militante nacionalista santafecino, fue el primer mártir del movimiento peronista. Su muerte ocurrió durante un tiroteo que tuvo lugar a escasas cuadras de la Plaza de Mayo, una hora después de finalizada la histórica jornada del 17 de octubre en la que miles de obreros fueron a la plaza a pedir por la libertad de Juan Domingo Perón.

Darwin Passaponti nació el 1º de noviembre de 1927 en la localidad de Zenón Pereyra, en la provincia de Santa Fe. Hijo menor de tres hermanos (él y dos hermanas mayores), hijos de Cándida Quiroga, una entrerriana profundamente católica, y de Trento Passaponti, un farmacéutico, escritor (fue autor de la pieza teatral “La hora incierta”, de 1938, y de la novela “La Chacra del Mangrullo”, publicada durante la década siguiente, entre otras) y anarquista nacido en Santa Fe. Cándida y Trento se conocieron cuando cursaban en la universidad de Tucumán.

Cándida pudo bautizar a Darwin recién a los dos años, aprovechando que Trento se encontraba de viaje por esos días. La madre y la abuela lograron convencer al cura del pueblo, quien accedió a cambio de que le pusieran “Ángel” de segundo nombre, ya que “Darwin” no figuraba en el santoral. Pero, como suele ocurrir, quienes conocían al hijo de Cándida y Trento no le decían ni Darwin ni Ángel, sino “Tato”.

pensar un pais con justicia social

Cuando Darwin tenía 6 años, y debido a que la familia no pasaba por un buen momento económico, los Passaponti deciden mudarse a Buenos Aires, instalándose en el barrio de Caballito, donde ponen una farmacia. Darwin hizo la primaria en el barrio de Belgrano, y la secundaria en el colegio Mariano Acosta, del barrio Urquiza. Ya en su adolescencia, empieza a identificarse cada vez más con las corrientes ideológicas de raigambre nacionalista; es así que se decide a militar en la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios, agrupación de donde saldrían futuros miembros del Movimiento Nacionalista Tacuara, y en la Alianza Libertadora Nacionalista, organización que tenía, ideológicamente hablando, algunos puntos de conexión con un nacionalismo de corte más bien fascista1, pero que a la vez planteaba puntos tales como limitar la propiedad privada, nacionalizar el petróleo y los servicios públicos y poner a los grandes capitales bajo control estatal. Darwin, mientras, empieza a hacer planes para ingresar a la Marina. Con este fin, empezó a prepararse en la Academia Ferro, lugar donde conoce a Margarita Harcop, quien se termina convirtiendo en su novia.

Estela Passaponti, hermana de Darwin, describe a su hermano como “introspectivo, no era de muchas palabras”, aparte de inquieto y gran lector. El menor de los Passaponti, quien a los 16 años ya era delegado de la UNES, solía discutir seguido con don Trento, a quien le ocultaba sus actividades como militante. Paradójicamente, las ideas nacionalistas a las que Darwin era tan afecto habían sido inspiradas en gran parte por su padre. Prueba de esto son las siguientes palabras que éste escribió en “La Chacra Del Mangrullo”: “Está cubierto el suelo argentino, a lo largo de sus líneas férreas. Son los apellidos de accionistas ingleses a quienes les correspondió la regalía de una legua de campo a cada lado de los ferrocarriles. Nuestros gobiernos, con un sentido nacionalista muy personal, dejaron en las manos de esos pioneros la tierra pampa que aún no se recuadraba en chacras de agricultores gringos”, agregando más adelante: “No fue el gringo cocoliche y pizzero quien aventó al gaucho a la vera de los caminos. No fue la insensibilidad de nuestros gobiernos, frente a la inicua explotación que de ese sector nativo hizo nuestra oligarquía patricia. Los enormes feudos en manos de las llamadas 200 familias dedicadas a la explotación ganadera, tenían un puestero, cubriendo miles de hectáreas; su vivienda era un rancho miserable, su paga ni siquiera se expresaba en jornal”.

El 17 de octubre del ‘45 encuentra a Darwin en Plaza de Mayo, al frente de una columna de la ALN. Luego de finalizado el discurso de Perón, la multitud comienza a dispersarse. Tomás Carmelo Díaz, quien conocía a Darwin, recuerda este momento: “Cuando llego a Avenida de Mayo, tengo una discusión con Darwin Passaponti que era un joven fogoso porque él me dice: vos andá por esta Avenida, por la punta de Diagonal Norte, que nosotros vamos a tomar la punta de la Avenida de Mayo. Era un muchacho moreno, de gran carácter”. La columna de Passaponti se dirigió, ya pasada la medianoche, hacia el edificio del diario “Crítica” (fundado por el empresario periodístico Natalio Botana), en Avenida de Mayo 1333. Este diario había publicado, el día anterior, que Perón era un “mito fascista”; días atrás, el 13 de octubre, fecha en la que Perón fue detenido, este periódico tituló: “Perón ya no constituye un peligro para el país”; por último, la movilización del 17 de octubre fue descrita por un periodista de Crítica de la siguiente forma: “Grupos aislados que no representan al auténtico proletariado argentino tratan de intimidar a la población... En varias zonas de Buenos aires, los grupos peronianos cometieron sabotaje y desmanes”.

La columna, finalmente, arribó al edificio del diario Crítica. Los militantes, como muestra de oprobio hacia las mentiras y los agravios que este diario publicaba, empiezan a arrojar piedras hacia los vidrios del inmueble. Como respuesta a esto, algunos pistoleros empiezan a disparar hacia los militantes desde la terraza del edificio, dán-

Una carta del general

Mucho tiempo después, el 20 de diciembre de 1967 más precisamente, Juan Domingo Perón le escribe, desde Madrid, la siguiente misiva a Trento Passaponti:

“Querido compañero:

He recibido y le agradezco el envío de su libro La Chacra del Mangrullo, como las generosas palabras de su dedicatoria. No sabe usted el placer que he tenido al leerlo porque yo he nacido en la estancia de mi padre en Lobos y he crecido después en otra estancia en la Patagonia, de manera que todo cuanto usted menciona me es casi familiar. Muchas gracias por el buen rato que me ha proporcionado con tantos recuerdos. dose inicio a un tiroteo que duraría hasta las tres de la mañana. Mientras algunos militantes respondían los disparos parapetados detrás de algunos árboles y de las mesas de un bar, Darwin Passaponti caía herido de un balazo en la cabeza, falleciendo momentos después en el Hospital Durand, ante la imposibilidad de los médicos por salvarlo. Tenía 17 años.

El saldo del tiroteo fue de cincuenta heridos y dos muertos. Lo único que se sabe de la otra víctima es que se llamaba Francisco Ramos, tenía 21 años y también era militante de la ALN.

Como dijimos, Darwin Passaponti era poeta. He aquí otra de sus poesías:

“Quise cruzar la vida con la luz del rayo que el espacio alumbra, seguro de no vivir más que un instante, seguro de no morir debilitado. Así como el rayo, corto, breve y soberano.”

1 En la actualidad, cabe destacar, existe una agrupación política juvenil de ultraderecha autodenominada “La Passaponti” (o “Juventud Nacionalista Social Darwin Passaponti”, tal su nombre completo), columna juvenil del nefasto Partido Alternativa Social, del no menos nefasto dirigente neonazi y negacionista del holocausto Alejandro Carlos Biondini.

Su amabilidad me ha traído el recuerdo de su hijo Darwin Passaponti, nuestro primer peronista, muerto el 17 de octubre de 1945 frente a Crítica y desde aquí me uní al homenaje que el Peronismo en su tumba rindió con motivo del aniversario de su fallecimiento y que en esta ocasión rememoro con emoción. Le ruego acepte, con mi saludo más afectuoso, mi agradecimiento por todo. Un gran abrazo.

Juan Peron”

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