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Página
editorial disputando el sentido
En Córdoba no todo es lo que parece, o lo que muestra el gobierno provincial y los medios de comunicación beneficiarios de suculentos recursos por pautas oficiales. El masivo acto del 17 de octubre, organizado por la Mesa “Unidos y Organizados”, sorprendió a no pocos y fracasaron los intentos por ignorar este hecho político.
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Abiertamente puestas a disputar el sentido del peronismo en esta provincia, las organizaciones que convocamos, aquellas que aportamos una compacta masa militante que hoy por hoy en Córdoba no es fácil superar, dimos un primer paso, por demás trascendente: mostramos de cara a la sociedad nuestra capacidad movilizadora que acalló las voces agoreras que habían subestimado el desafío.
El éxito de un Club Juniors rebosante de mística peronista obligó a De la Sota a convocar también, esta vez el 19, como para contrarrestar de alguna manera el impacto, de lo que a todas luces fue contundente: diez mil cordobeses movilizados bajo el lema “Lealtad al Peronismo Nacional y Popular”.
Merece destacarse el trabajo conjunto en los días previos a la movilización de las distintas organizaciones para sortear las dificultades; esto alienta a ir por más desde “Unidos y Organizados”, siguiendo el mandato de nuestra conductora estratégica, Cristina Fernández de Kirchner.
Con un competente equipo de comunicación, era de esperar que el gobierno provincial capitalizara de la mejor manera su propia movilización. Quizás algo falló esta vez, porque resultó complicado hacerse de fotografías, audios y videos del acto del 19 de octubre.
Aunque se conoció lo que sostuvo el principal orador, en un discurso repleto de lugares comunes y clichés, propio de quienes quedaron anclados en tiempos del apoliticismo o, quizás, y conforme a este nuevo clima de época, rehenes de los discursos surgidos no ya de debates políticos y reuniones con militantes en mesas de discusión partidarias, sino de usinas de contenidos de los medios hegemónicos de comunicación. Porque no puede ignorarse la repetición de consignas vacías, esas que les adjudicamos a los editores de los diarios y canales del Grupo Clarín.
De la Sota habló de “un peronismo que rechaza el maltrato, la soberbia y el aislamiento, como forma de gobernar” como así también de un peronismo “que rechaza el autoritarismo unitario, que discrimina y posterga a las provincias y que le dice ‘basta’ a la división entre los argentinos”. Y cuando sostenemos que estamos en una disputa del sentido del peronismo, lo decimos, sobre todo, porque el gobernador lo confirma: “esto que hoy pasa, no tiene nada que ver con lo que aprendimos de Perón”. Una forzada interpretación del fundador del movimiento que transformó para siempre las estructuras económicas y sociales del país, que ejerció con firmeza su liderazgo contagiando a las masas y que expresó con total claridad la idea vertical de un país integrado muy lejos de privilegiar autonomías regionales que aparecen reivindicadas a diario por quienes detentan el poder en la provincia (lo que llaman “cordobesismo”). Lo cierto es que, mal que le pese al gobernador, la movilización del 17 puso en cuestión la auténtica representación del peronismo cordobés; al menos aparece en disputa.
Mientras tanto, nos acercamos al 7 de diciembre, cuando otra vez se pondrá a prueba la fortaleza de esta democracia, de todos quienes desde un puesto militante trabajamos día a día por su profundización. El 7D la Ley 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual regirá por igual para todos. Todos adentro de la Ley es la consigna y será saludable que las fuerzas políticas que participamos en la gran movilización el Día de la Lealtad, esta vez actuemos también coordinadas para defender la democratización de la palabra, contra las corporaciones mediáticas y haciendo eje en la situación particular de Córdoba y la posición dominante del Grupo Clarín y Cadena 3 (Clarín es propietario de La Voz del Interior, Día a Día, Radio Mitre, Canal 12 y Cablevisión).
Por el otro lado, un cacerolazo convocado para el 8N debe considerarse en el marco de un claro segmento social de clases medias y altas reunido tras una exaltación al apoliticismo que a la postre les jugará en contra. Este sector social (“masa abstracta” como la definió un intelectual) es naturalmente refractario al kirchnerismo que gobierna desde 2003, en particular cuando avanza con medidas que remiten a la historia y tradiciones del peronismo, y lo saludable sería que encuentre tanto reclamo desordenado su cauce en una identificación política clara para disipar su carácter destituyente; que se transforme en una auténtica expresión democrática con propuestas concretas.
A diferencia de lo ocurrido en 2008 cuando el conflicto con las patronales agrarias, esta vez no fue posible ampliar la base social de sustento; el reclamo queda acotado a esa fracción históricamente hostil a los avances populares y las transformaciones que lleven a reducir la inequidad social.
Por lo demás, y a juzgar por algunas adhesiones que esta vez sí se hicieron visibles con el ánimo de capitalizar la movida, adhesiones que van de derecha a izquierda, solo podemos decir que estas importantes movilizaciones se inscriben en el cultural miedo de una porción de nuestra sociedad a perder sus privilegios, a descender a escalas anteriores, a interrumpir su ascenso social; se inscribe claramente en la disputa por la distribución de la riqueza de este país.
Como siempre decimos: desde 2003, con el entrañable compañero Néstor Kirchner, recuperamos la política. Y con política recuperaremos en Córdoba al peronismo domesticado por estrechos dirigentes que hoy aparecen con ambiciones presidenciales.
Por lo tanto, será justamente con política que afrontaremos los desafíos que se nos presentarán en este camino de profundización del Proyecto Nacional y Popular.
Como siempre, Unidos y Organizados.